Asistió al funeral de su familia enfundado en el chaleco antibalas con el rótulo de Prensa. Y volvió a ponerse ante las cámaras a última hora de este jueves, apenas 24 horas después de haber perdido a su esposa Amna y sus hijos Mahmud y Sham, de 16 y 7 años y su nieto Adam bajo los indiscriminados bombardeos israelíes. Wael Dahduh, el decano de los periodistas gazatíes que han cubierto las reiteradas ofensivas israelíes que han carcomido la Franja de Gaza desde hace años, es ahora el rostro de una de las tantas tragedias humanas que asuelan su patria tras dos semanas de plomo que se ha cobrado más de 7.000 vidas y devastado su callejero, con el 50 por ciento de los edificios destruidos o dañados.
La familia de Wael perdió la vida el miércoles tras haber abandonado su hogar y haber hallado refugio en el distrito de Nuseirat, en el centro de la Franja. Siguiendo las órdenes del ejército israelí, dejaron su barrio en Tal al Hawa, en el norte de Gaza. "Habían preparado la comida, pero Amna, la esposa de Wael, prefirió rezar antes de romper el ayuno. Entonces estalló la bomba y todo desapareció", relató Bisan, una de las hijas del periodista que ha sobrevivido. Wael es el jefe de la oficina de la televisión qatarí Al Yazira en Gaza y uno de los periodistas más reputados de la Franja, sometida a un bloqueo desde 2007.
La muerte no solo alcanzó a la familia más cercana de Wael. Otros ocho miembros de su círculo familiar, entre ellos la hija de un primo de Wael y sus cuatro hijos, también murieron en el ataque. “Estaban todos reunidos en casa, y ahora todos han desaparecido, mi hermana y todos sus hijos”, lamentó Samah, una de las primas del reportero que decidió regresar al norte ante los incesantes bombardeos. “Estuve a punto de perder la cabeza. No pude llegar al hospital de Gaza a Deir el Balah por la noche. Llegué esta mañana. No pude despedirme de ellos”, balbuceó la mujer en declaraciones recogidas por Al Yazira.
"Aquí todo el mundo es un objetivo"
Otros seres queridos de Wael tuvieron más suerte. Su suegra Hanan Dahduh, de 81 años, sufrió graves heridas en las manos y la cara. "Vivimos uno al lado del otro en Tal al Hawa, al suroeste de la ciudad de Gaza, y todos fuimos evacuados a Nurseirat tras las órdenes israelíes", reconoció Ali, uno de sus hijos. “Aquí todo el mundo es un objetivo. Ningún lugar es seguro”, recalcó. El propio Wael declaró desde el hospital, tras acudir en busca de noticias de los suyos: "Aún nos queda algo. Tenemos una patria".
En mitad de la énesima y sangrienta escalada, los periodistas han engrosado la lista de víctimas civiles. Según el Comité para la Protección de Periodistas, al menos 27 periodistas han perdido la vida desde el 7 de octubre. De ellos, 22 son palestinos; cuatro israelíes; y un libanés. Otros 8 reporteros han sido heridos y otros nueve se hallan desaparecidos y detenidos.
Es un hombre sensible que en alguna ocasión en 2014 he visto llorar, derrumbado ante la muerte de niños
El drama de Wael, tan solo una de las capas del dolor que provocan 21 días de ataques israelíes sobre Gaza, ha conmocionado a la profesión. “Abu Hamza [el apodo de Wael] siempre es de los primeros periodistas en aparecer para cubrir bien sea una incursión en la Línea Verde, bien sea una protesta o una noche de bombardeos”, explica a El Independiente Isabel Pérez, una periodista española que residió e informó desde Gaza.
“Es un hombre sensible que en alguna ocasión en 2014 he visto llorar, derrumbado ante la muerte de niños. Sintió mucho el asesinato de su compañera de Al Yazira en Cisjordania, Shirin Abu Akle. El asesinato de su familia, como el de otras familias de otros colegas periodistas o de ellos mismos es un crimen de lesa humanidad flagrante y ojalá un día se logre llevar a toda la cadena de mando del ejército israelí culpable ante la Corte Penal Internacional”, agrega la española.
Lágrimas en un directo desde Gaza
Pérez rememora un pasaje de 2014 por el que Wael acaparó atención internacional. En plena operación israelí sobre Gaza, que se prolongó durante seis semanas en el verano de 2014 y dejó 2.000 víctimas, la mayoría civiles, Wael rompió a llorar en pleno directo desde la asediada Gaza. Debía contar el centenar de vidas segadas en Shiyaiya, al este de la ciudad de Gaza. Pero el corazón le venció. Un nudo se instaló en el estómago. Un temblor se apoderó de la voz. Y las lágrimas brotaron hasta hacerle enmudecer. Cabeceó unos segundos como quien se disculpa por un desliz imperdonable. Trató de tomar aire y desatar el nudo. Tampoco lo logró. Todo fue en vano. Hundido por la tragedia de la que debía haber informado, dio unos pasos y se esfumó del plano dejando el horizonte de Gaza, con columnas de humo elevándose a lo lejos entre hileras de edificios.
Los periodistas palestinos trabajamos con recursos limitados, rodeados de obstáculos y siendo además blanco directo de los ataques
Wael, curtido en las trincheras de su Gaza natal, siempre recomienda a sus discípulos que eviten reducir a números a las víctimas y les anima a indagar más allá de las estadísticas, en busca de las historias destruidas. Una tarea arriesgada bajo el plomo. “Los periodistas palestinos trabajamos con recursos limitados, rodeados de obstáculos y siendo además blanco directo de los ataques”, ha lamentado en alguna ocasión este reportero. Su dolor -desnudado por la cámara y propagado por internet- dió la vuelta al mundo.
Su cobertura mereció en 2013 un galardón del International Media Festival de Londres. “Es un tributo a todos los periodistas palestinos, especialmente a los que continúan cumpliendo su labor en Gaza bajo los bombardeos y entre el fuego”, dijo en la ceremonia de entrega del premio. Un trabajo combativo que ha puesto al equipo que encabeza en el punto de mira del ejército israelí. Un avión de combate bombardeó en 2014 el inmueble en el que se encontraba hasta ahora la sede de Al Yazira. Y el entonces ministro de Asuntos Exteriores israelí Avigdor Lieberman reconoció poco después que su objetivo era prohibir las operaciones del canal en territorio hebreo, una misión que vuelve a estar de actualidad ahora. “Al Yazira es la piedra angular del aparato propagandístico de Hamás. Instiga contra Israel, lanza mentiras y alienta a los terroristas”, arguyó.
Los intentos de amordazar al mensajero se han sucedido desde que arrancara la ofensiva, ésta y la de 2014. Del rostro lacrimoso de Wael y de las palabras canceladas por el sollozo afloró entonces una rara humanidad en medio de la desolación y los eufemismos. Ahora su imagen asistiendo roto en mil pedazos al sepelio de su familia y regresando poco después a la pantalla reivindica la pasión y el deber de esta profesión tan maltratada por la manipulación y la propaganda. “Los periodistas deberían recordar sus valores compartidos al defender su profesión contra cualquier fuerza que pretenda socavar la libertad de prensa”, dijo una vez el reportero que perdió a su familia y regresó a cumplir su deber sin tiempo para elaborar el luto. Sin tregua bajo la tormenta de plomo que mutila Gaza.
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