A la luz del ataque de Hamás, Christopher P. Costa ha recordado en las últimas semanas sus más de tres décadas al servicio del ejército estadounidense, como oficial de contrainteligencia y miembro de las fuerzas de operaciones especiales en Panamá, Bosnia, la primera y segunda guerras de Irak y Afganistán. "Estos días he recordado a todos los compañeros con los que trabajé", admite.
"A principios de los 90 jamás hubiera imaginado que mi carrera militar me llevaría por todo Oriente Medio. Pero esas relaciones fueron cruciales después del 11-S y son cruciales hoy. Esas asociaciones y tragedias compartidas nos ayudarán en el futuro. Es siempre ensayo y error. Tenemos que mantener la cabeza fría", comenta el coronel retirado en una extensa entrevista con El Independiente. Costa, ex asesor antiterrorista de la Casa Blanca, divide hoy su tiempo como uno de los directores de The Soufan Center, un centro de análisis antiterrorista con sede en Nueva York, y el máximo responsable del Museo Internacional del Espía de Washington.
¿Qué va a suceder tras una incursión masiva israelí en Gaza en términos de gobernanza? ¿Quién de la comunidad internacional se va a hacer cargo de Gaza?
Christopher P. Costa
Entre 2017 y 2018 Costa fue Asistente Especial del Presidente y Director Principal para la Lucha Antiterrorista en la Casa Blanca. Su carrera de 35 años en el gobierno incluye 25 años en contrainteligencia y las fuerzas de operaciones especiales (SOF) del ejército de EEUU en América Central, Europa y en todo Oriente Medio. El coronel Costa obtuvo dos estrellas de bronce por su trabajo de inteligencia en Afganistán. Asignado al Grupo de Desarrollo de Guerra Naval Especial con los SEAL de la Armada, fue el primer subdirector civil de escuadrón. En 2013, Costa fue incluido en el Salón de Honor de los Comandos de Operaciones Especiales de los Estados Unidos por toda una vida de servicio a las Operaciones Especiales de EEUU.
Pregunta.- Con sus décadas de experiencia militar, ¿cómo observa la situación en Israel y Gaza?
Respuesta.- La situación es extremadamente preocupante en múltiples niveles. Desde un punto de vista israelí, hubo un horrible ataque terrorista. Ciertamente Madrid sufrió un horrible ataque terrorista en su sistema de metro en 2004. La nación está tratando de responder a dos situaciones: En primer lugar, están tratando de ejecutar operaciones de combate para destruir a los terroristas de Hamás; y, en segundo lugar y obviamente estrechamente relacionada, llevan a cabo una operación para identificar dónde se encuentran los israelíes y otros ciudadanos extranjeros que Hamás mantiene como rehenes, lo que constituye un crimen atroz. Son inocentes y, desde luego, no son combatientes, y fueron sacadas de sus casas, llevadas a túneles controlados por Hamás en Gaza. Se trata de una situación peligrosa, por no hablar de las posibles hostilidades. También hay fricciones en Cisjordania y en el norte, con la amenaza de Hizbulá y, en general, de Irán. Por tanto, se trata de una situación grave desde el punto de vista militar, político y humanitario. Va a haber inocentes sobre el terreno en Gaza que sufrirán como consecuencia de las malas y criminales decisiones de Hamás.
P.- Precisamente estamos asistiendo a unos bombardeos con un elevado balance de víctimas civiles. ¿Cuáles son las líneas rojas de una operación militar?
R.- Primero, hay que seguir buscando oportunidades para negociar, utilizar intermediarios de confianza como lo es Qatar. Tienes un canal de diplomacia abierto, por repugnante que pueda parecerle a algunos. Los diplomáticos occidentales han abierto obviamente algún tipo de canales con Hamás para explorar la posibilidad de liberar a las mujeres o a los niños y, francamente, a todos los rehenes. Pero al mismo tiempo, Israel tiene que perseguir a los terroristas, igual que hicieron Estados Unidos y nuestros socios extranjeros cuando dirigimos las operaciones contra Al Qaeda. Esas operaciones tienen que estar muy centradas, ser muy selectivas, basarse en la inteligencia y, en todos los casos, hay que mitigar la amenaza de víctimas civiles. Yo diría que una incursión a gran escala en Gaza podría no ser la estrategia adecuada, porque la siguiente pregunta es ¿qué va a suceder tras una incursión masiva israelí en Gaza en términos de gobernanza? ¿Quién de la comunidad internacional se va a hacer cargo? Porque esa es una responsabilidad de la comunidad internacional, y es una cuestión abierta. Así que me gustaría que Israel siguiera atacando a los dirigentes y a las bases de Hamás y, en la medida de sus posibilidades, hacerlo mitigando el desastre humanitario.
Reconozco que es realmente difícil de equilibrar para una nación. Pero creo que hasta ahora Israel ha actuado con cierta moderación. Sinceramente, su lenguaje ha sido muy agresivo y belicoso en algunos niveles. Estaba claramente justificado desde el punto de vista emocional por los atroces atentados terroristas que tuvieron lugar. Pero al mismo tiempo, creo que otros países han advertido a Israel, entre ellos Francia y Estados Unidos.
Soy partidario de una operación terrestre, pero creo que debería tener objetivos limitados y debe ejecutarse con cuidado
P.- No parece muy partidario de una operación terrestre…
R.- Soy partidario de una operación terrestre, pero creo que debería tener objetivos limitados y debe ejecutarse con cuidado. Va a ser dolorosa y difícil, porque será tanto vertical como subterránea. Hay que entrar en los túneles. Pero no tiene por qué ser una incursión masiva. Tiene que ser lo suficientemente grande como para proporcionar seguridad a las tropas israelíes y, desde luego, tiene que disuadir de los tipos de ataques que probablemente van a tener lugar. Debe tener un alcance limitado y los objetivos tienen que estar claramente establecidos. No es un problema fácil, ni mucho menos. Es el problema militar más difícil que he visto en mi vida desde una perspectiva exterior. Hemos visto Faluya [una ciudad iraquí en la que EEUU se enfrentó a una feroz resistencia en 2003], con una dinámica muy diferente. Hemos visto Raqqa [la urbe siria que fue capital del califato del autodenominado Estado Islámcio], donde, desde el punto de vista de Estados Unidos, los socios extranjeros llevaron a cabo la dura lucha con el apoyo de Estados Unidos hasta su toma final. Fue lento. La recuperación de Mosul fue también lenta. Así que tiene que ser cuidadosamente construido, pero tiene que ser limitado en su alcance.
P.- Joe Biden ha declarado que la ocupación de Gaza sería “un gran error”…
R.- Una ocupación a largo plazo por parte de Israel sería problemática. Creo que Israel lo ve de la misma manera a corto plazo para objetivos limitados y no sé cuál puede ser ese equilibrio. Creo que ése es el cálculo que están debatiendo los estrategas israelíes, tanto militares como políticos, porque hay que alinear tanto la política de la situación como las estrategias militares. Tiene que haber una alineación adecuada y siempre hay que tener en cuenta cuál es el estado final cuando se alinean las capacidades y los medios militares y se examina el panorama de inteligencia. Una ocupación a largo plazo provoca lo que Estados Unidos aprendió en Irak. Te vuelves extremadamente vulnerable a una insurgencia a largo plazo, lo que es contraproducente para lo que quieren los israelíes, que es proporcionar seguridad en una zona tampón para proteger a su propia población. Gaza es una parte del problema, pero diría que la otra parte del problema es proteger el norte. El statu quo no prevalecerá en el norte, es decir, el tira y afloja ocasional que se ha producido durante muchos años entre Hizbulá -un cohete aquí, otro allá- ya no es aceptable desde el punto de vista israelí. Israel reconoce que están en una situación muy difícil desde Cisjordania hacia el norte hasta la costa en Gaza. Los gazatíes están en una situación difícil. A qquellos inocentes que no participan en el terrorismo se les ha indicado que se desplacen hacia el sur. Es una pregunta abierta. ¿Qué les espera ahora? La comunidad internacional, las naciones árabes tienen que sentarse a la mesa. No se trata sólo de un problema israelí. Es un problema regional. En realidad es un problema mundial que hay que resolver, y no va a ocurrir de la noche a la mañana. Pero el objetivo a corto plazo es realmente liberar a los rehenes, llevarlos a casa con sus seres queridos y destruir a Hamás.
P.- ¿Es un objetivo viable “destruir a Hamás”? Mire la historia de EEUU en la región, lo que sucedió en Irak o en Afganistán…
R.- La mejor lección, con franqueza, es centrarse en cómo una coalición de más de 86 países logró debilitar y eliminar el califato físico. Fue una campaña realista. Utilizamos palabras como campaña para derrotar y destruir al ISIS y, francamente, cada una de esas palabras tiene un significado. Pero desde un punto de vista pragmático, Estados Unidos y la coalición tuvieron mucho éxito en derrotar al ISIS y su califato. Es decir, eliminando el califato físico, eliminando la capacidad de llevar a cabo operaciones activas de planificación y control en Europa, desde España hasta Alemania, pasando por Francia, el norte de África y Oriente Próximo en general, eliminando la capacidad del ISIS de buscar y planificar activamente operaciones. Dicho esto, en lo que respecta a su pregunta, se trata de un reto importante. El terrorismo es una enfermedad. Nunca se curará. Las operaciones de combate tienen que complementarse con una buena gobernanza, con el apoyo a la población para que el terrorismo no haga metástasis y siga creciendo. Hay que detenerlo. Pero, al fin y al cabo, no se va a resolver por completo.
Una ocupación a largo plazo provoca lo que Estados Unidos aprendió en Irak. Te vuelves extremadamente vulnerable a una insurgencia a largo plazo
Así que lo que Israel puede hacer, a todos los efectos, es perseguir a los dirigentes y combatientes de Hamás y perseguirlos sin descanso. Ya lo hicimos con Al Qaeda. Ha preguntado por Afganistán. Allí Al Qaeda ha sufrido un importante desgaste, y en estos momentos no parece tener capacidad para atentar en todo el mundo ni representar una amenaza dirigida contra Estados Unidos o las capitales europeas. Al mismo tiempo, están alineados con el gobierno talibán y el gobierno talibán y Al Qaeda están alineados para debilitar al ISIS. Así que es extremadamente complicado. Pero al mismo tiempo, Estados Unidos no se centra en el núcleo de Al Qaeda como una amenaza significativa. La marca, la ideología, esas redes viven en lugares como África y siguen creciendo, y los agravios locales, por ejemplo, se aferrarán a la marca del ISIS o de Al Qaeda. Así que es un problema que no desaparecerá con soluciones militares. Y para ser sinceros, no queremos militarizar en exceso estos problemas en todo el mundo. Hay que equilibrarlos con todo, desde la lucha contra la radicalización hasta, como he dicho, otras fuentes de financiación para proteger a las poblaciones.
El ataque de Hamás fue un fracaso no sólo de la inteligencia de Israel, sino un fracaso operativo a la hora de actuar en base a la información
Pero ahora mismo, esa no es la fase en la que se centra Israel. Quieren sacar a la población del norte de Gaza hacia el sur, claramente, y minimizar las víctimas civiles. Pero al mismo tiempo, han declarado la guerra a Hamás. Eso significa que van a continuar las operaciones de combate desde el aire utilizando artillería, morteros, aviones no tripulados y otras capacidades de ataque para incluir incursiones, para recopilar información, para sacar a la gente del campo de batalla, para llevar a cabo interrogatorios y entrevistas a presuntos dirigentes de Hamás, para conseguir que hablen y proporcionen información sobre la red de Hamás. Al igual que Estados Unidos y sus socios de la coalición hicieron con éxito en Irak cuando perseguimos a Al Qaeda en Irak, que con el tiempo se transformó en el ISIS. Así que se trata de un problema difícil, pero comprendo perfectamente la situación en la que se encuentra Israel, que se está recuperando de un atentado terrorista importante y terrible provocado por Hamás. Terroristas que socavan a su propia población, sin sensibilidad para proteger a la gente en Gaza. Ellos desencadenaron esta guerra.
P.- Pero en Afganistán, veinte años después, los talibanes han retornado al poder. Parece que la estrategia de EEUU ha fracasado…
R.- El gobierno talibán está alineado con Al Qaeda, pero la capacidad de Al Qaeda es pequeña. Y Estados Unidos ha indicado que, tras su retirada, la organización no tiene capacidades para suponer el tipo de amenaza, amenaza externa, que suponía en vísperas de 2001. Eso no quiere decir que más adelante no pueda desarrollar una capacidad que suponga una amenaza para Occidente. Pero ahora mismo, Al Qaeda tiene sus manos ocupadas con la crisis humanitaria que supone alimentar a su población y hacer frente a un terremoto. El mundo no está prestando mucha atención a lo que está sucediendo sobre el terreno en Afganistán. Claramente, los talibanes acogieron a Zawahiri y él pagó un precio, pero Al Qaeda no es la amenaza significativa en la que se ha centrado Estados Unidos. Está más preocupado por el ISIS en África.
P.- ¿Fue el ataque terrorista de Hamás un fracaso de la inteligencia israelí?
R.- Incluso los israelíes han reconocido que fue un fracaso. Podría ser también un fracaso no sólo de la inteligencia, sino un fracaso operativo a la hora de actuar en base a la información. Existe consenso en que se trata de un fallo importante. Y francamente, quiero señalar que Estados Unidos sufrió un fracaso estratégico tras Pearl Harbor y el 11-S. Y hemos tratado de aprender de eso. He hablado con algunos colegas israelíes antes del 7 de octubre sobre el fracaso estratégico en 1973 de la guerra del Yom Kippur. Ha habido un fracaso. Pero estoy de acuerdo con la idea de que ahora no es en absoluto el momento de recriminaciones israelíes y de señalar con el dedo. El objetivo es garantizar que esto no ocurra nunca a corto plazo y que Israel se centre en la lucha actual y lo haga de la forma más reflexiva y menos emocional que pueda, teniendo en cuenta su historia, su vulnerabilidad y el horror y la barbarie de lo que ocurrió. No podemos olvidarlo.
Cuando Irán hace sonar sus sables y la posibilidad de que movimientos milicianos amenacen los intereses de EEUU en Irak o Siria, resulta más probable un conflicto regional
P.- Lo ha comentado usted mismo, pero me gustaría incidir en ese aspecto. Estamos ante un conflicto político cuya resolución no se logrará con una solución militar…
R.- Está claro que hay que reservar tiempo para las soluciones políticas. Ninguna operación militar se lleva a cabo sin tener en cuenta las dimensiones políticas. Por eso en Estados Unidos, como ejemplo perfecto, tenemos un control civil del ejército. Pero lo que estoy diciendo es que ahora mismo la operación militar se está ejecutando para atacar y destruir a Hamás.
P.- ¿Cómo debe responder un país democrático a unos ataques terroristas?
R.- Tengo el conocimiento suficiente sobre derecho internacional como para entender que un país tiene el derecho inherente a la autodefensa. Y dado que Hamás ejecutó un ataque y mantiene rehenes significa que sigue siendo una amenaza inminente para Israel. Democracia o no, tiene derecho a defenderse, a ir tras la amenaza cercana, que ahora mismo sigue siendo un Hamás que tiene la capacidad de amenazar no sólo a israelíes, sino a individuos de otros países, individuos inocentes. Entonces, ¿cuál es la responsabilidad de una nación para hacerlo legalmente y aplicar proporcionalmente la fuerza? La responsabilidad de una nación es tratar de ser proporcional en su respuesta.
Cualquier operación sobre el terreno en Gaza supone un riesgo significativo para los soldados israelíes
P.- Miles de palestinos han muerto en Gaza desde el inicio de los bombardeos. ¿Es una respuesta proporcionada?
R.- No puedo juzgarlo. Se trata de un reto importante para Israel. Israel, en la primera fase de la operación de Hamás, es la víctima. Y algo de esa narrativa sigue cambiando. Y mirando objetivamente lo que ocurrió, Israel tiene derecho a defenderse y a llevar a cabo operaciones. Otros tendrán que juzgar si esas respuestas son proporcionales. Pero nadie vino a Estados Unidos tras el 11-S y dijo que no persiguiéramos a Al Qaeda en Afganistán. Por el contrario, se puso en marcha una coalición mundial, al igual que los 86 países para ir tras ISIS. Así que Israel tiene que equilibrar todas estas demandas contrapuestas, y están en una posición poco envidiable, pero se lo deben a su ciudadanía para proteger a los israelíes, no sólo en Israel, sino también a los que son vulnerables a nivel mundial a una reacción contra los ciudadanos israelíes y los judíos.
P.- Una de las batallas urbanas más complicadas es la que se libró en Mosul para liberarla del ISIS. ¿Cómo de compleja puede ser una operación en Gaza?
R.- Es todo un reto. Por eso Israel, sospecho, ha comunicado que quiere que los individuos se desplacen del norte al sur para alejarlos del esfuerzo principal en la medida de lo posible para minimizar las bajas civiles. Cualquier operación sobre el terreno en Gaza, incluso las incursiones con fuerzas de operaciones especiales, supone un riesgo significativo para los soldados israelíes: las operaciones militares en zona urbana, como he dicho antes, tanto en vertical como en un entorno de túneles subterráneos, es extremadamente difícil porque el adversario tiene la oportunidad de cablear los túneles con explosivos. Hemos leído historias así en la Segunda Guerra Mundial. Así que imagínense las capacidades que hay en 2023. Sabemos que cuando Estados Unidos persiguió a Abu Bakr al Bagdadi [el líder del ISIS], hubo explosiones suicidas. Y ciertamente Hamás en el pasado ha ejecutado operaciones de martirio. Así que eso supone riesgos para los israelíes. Al mismo tiempo, los civiles corren el riesgo de quedar atrapados en el fuego cruzado, y cualquier soldado no quiere que civiles inocentes queden atrapados en un fuego cruzado. Siempre quieres enfrentarte a tus enemigos de acuerdo con las reglas de enfrentamiento, que también están de acuerdo con el derecho internacional, las leyes de los conflictos armados.
El ISIS hará metástasis. Resurgirá de alguna manera o forma, pero nunca formará un califato físico del alcance de lo que vimos en Raqqa
P.- E implica llevar a cabo una operación terrestre mientras en ese territorio hay más de 200 rehenes…
R.- No hay nada más arriesgado que eso. Simplemente es extremadamente difícil, y creo que Israel ha reconocido lo difícil que es. Por eso sostengo que hay que seguir negociando para mantener abiertos los canales diplomáticos. Y afortunadamente, en mi humilde opinión, socios como los qataríes con Estados Unidos y otros estados occidentales y vecinos árabes tienen canales hacia Gaza.
P.- ¿Es quizás una de las razones de que la operación terrestre no se haya lanzado?
R.- Sospecho que parte de eso es una estrategia de retraso, porque la toma de rehenes tiene que ver con el apalancamiento, con conseguir algún tipo de ventaja, y esa ventaja podría ser ralentizar el ritmo operativo de las inminentes operaciones de combate israelíes en Gaza. La pregunta, sin embargo, es cuál será el alcance de esa operación. Los israelíes ya han dicho que será una guerra larga. Y lo que es una pregunta abierta en términos de duración es, ¿se va a involucrar Irán? ¿Se abrirá un frente en el norte? Todas estas son preguntas abiertas.
P.- ¿Es la confrontación regional un escenario probable?
R.- Cuando Irán hace sonar sus sables y utiliza un lenguaje belicoso y amenazador y la posibilidad de que movimientos milicianos amenacen los intereses de Estados Unidos y otros intereses extranjeros en la región, en Irak, o en Siria, resulta más probable un conflicto más amplio que se extienda no sólo desde Gaza, sino también sobre el terreno en Siria o en el Líbano. Porque hay ciudadanos estadounidenses y occidentales y civiles inocentes en toda la región, incluidas ONG que intentan ayudar a la gente sobre el terreno. Así que sólo depende de si los grupos proxy se activan para ejecutar ataques contra los intereses occidentales en la región. Ya hemos visto misiles que fueron disparados desde Yemen por los hutíes alineados con Irán. Es otro ejemplo de la posibilidad de que aumenten las tensiones en la región. Estos son todos los puntos de inflamación. Eso no quiere decir que esto podría ser más corto en duración. Depende en gran medida de las variables que ya he descrito, de lo que haga Irán, de lo que ocurra en el norte, de si se mantiene la seguridad en Cisjordania, de si la Autoridad Palestina es capaz de ejercer un mayor control sobre Cisjordania y tener una influencia positiva. Pero la otra cuestión es qué están haciendo los actores regionales, los socios árabes, desde Jordania a los Emiratos, pasando por Arabia Saudí y Egipto, ¿cómo van a formar parte de la solución? Tengo mucha fe en su capacidad si se comprometen a ayudar a los gazatíes, pero me gustaría ver cómo lo hacen sobre el terreno por el bien de los gazatíes inocentes y los no terroristas de Hamás.
P.- ¿Cómo puede esta escalada impactar en un incremento de la amenaza terrorista?
R.- Hemos publicado informes sobre el extremismo, desde la extrema derecha hasta los yihadistas, pasando por los que están animados por otros agravios. Sin duda, este conflicto en particular alimentará algunos agravios en todo el mundo. Por eso el director del FBI ha hablado de la posibilidad del terrorismo del lobo solitario, que yo definiría como terroristas de un solo actor. Alguien que actúa a partir de un agravio y lleva ese agravio a atacar un objetivo simbólico en algún lugar para jurar lealtad al ISIS o a Al Qaeda o una lealtad ideológica a Hamás y cometer un acto de terrorismo. Para ser claros, no se puede considerar que lo hicieran como resultado de la violencia israelí. Hay que tener en cuenta que se trata de violencia política dirigida contra no combatientes, civiles o incluso policías. No importa. Pero está animada por agravios, y creo que en todo el mundo. Las advertencias de viaje del Departamento de Estado de EEUU es elevada como resultado de la posibilidad de que los individuos actúen por diversos agravios. Pero quiero dejar claro que eso no tiene por qué estar vinculado a la ideología yihadista o a ideologías islamistas radicales. También puede tener motivaciones raciales o étnicas. Aquí en Estados Unidos, por ejemplo, el presidente Biden ha dicho recientemente que la mayor amenaza de terrorismo doméstico son los supremacistas blancos. Así que la amenaza es multidimensional, lo que lleva a los funcionarios de seguridad de todo el mundo a vigilar cualquier charla en Internet, cualquier información. Es el clásico si ves algo, di algo. Creo que hay una alerta mundial intensificada.
P.- Tras la derrota del califato en Siria e Irak, se consideró derrotado el yihadismo. ¿Esto puede concederle una segunda vida?
R.- Sí, hasta cierto punto. El ISIS no ha desaparecido; sigue creciendo en lugares como el continente africano. En lugares como el Congo, los agravios locales se aferran a la marca ISIS. Eso va a seguir sucediendo porque es una marca y trae consigo algo de financiación. El ISIS hará metástasis. Resurgirá de alguna manera o forma, pero nunca formará un califato físico del alcance de lo que vimos en Raqqa. Con el tiempo podría desarrollarse algo más, pero el ISIS no lo hará. Ciertamente, está tratando de conseguir un punto de apoyo en Afganistán.
P.- ¿Y podrá volver a tener capacidad para atentar en suelo europeo?
R.- No creo que sea la amenaza más significativa actualmente. Pero todo lo que se necesita es una pequeña célula de adherentes de ideas afines que se unen y comparten sus quejas y se radicalizan juntos y toman la decisión de jurar lealtad al ISIS sin control central. En otras palabras, actúan por inspiración.
P.- ¿Es la falta de solución política en Palestina lo que alimenta el radicalismo, el extremismo?
R.- Después de las operaciones de combate que ejecuta Israel, tiene que haber una solución política. Pero esa solución política incumbe a toda una serie de partes interesadas, obviamente, incluidos Israel y el pueblo palestino. Así que la política, la gobernanza y las consideraciones humanitarias deben seguir en combate. Sólo mantengo que ahora mismo, cuando Israel está en situación de ejercer sus prerrogativas como Estado nación, tiene un derecho inherente a la autodefensa. Pero, sí, tiene que haber una solución internacional al problema palestino. Esa es mi opinión personal, basada en mi condición de estudioso de Oriente Medio.
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