Este lunes Médicos Sin Fronteras (MSF) ha organizado un encuentro online con medios de comunicación para hablar sobre la situación de los 2,3 millones de palestinos que viven en la Franja de Gaza, así como de los trabajadores médicos que tratan de atender a la población en medio de la guerra. El encuentro virtual contó con la presencia de David Cantero, coordinador general en territorios ocupados israelíes de MSF en Jerusalén, y también del anestesista Raúl Incertis, que el pasado 1 de noviembre se convirtió en el primer español evacuado de Gaza.

"Llegué a Gaza el 1 de octubre para una misión relativamente sencilla. Recuerdo que el viernes 6 de octubre me di un paseo por la Franja, que es un lugar muy bello y tranquilo. Pero el sábado empezó todo. Y desde entonces hasta que pudimos salir fue un atropello constante", relata Incertis. "Los trabajadores sanitarios básicamente tuvieron que atender a sus familias. Pero muchos de ellos siguieron yendo a trabajar en condiciones durísimas por amor al arte", añade.

Los dos trabajadores de MSF pusieron ejemplos concretos. Por ejemplo, a algunos niños han tenido que realizarles amputaciones parciales sin anestesia, en el suelo y en presencia de sus familiares. A otros se les están desinfectando las heridas con vinagre. Y la falta de combustible y los cortes de electricidad están haciendo que los sanitarios tengan que empezar a elegir a qué pacientes desconectan de sus respiradores. Todo ello con un personal médico "insuficiente" y que está "agotado".

La falta de agua potable, la cantidad de basura que se amontona y la destrucción del sistema de aguas residuales -que ya de por sí era muy deficiente- ha convertido Gaza en un lugar idóneo para que las epidemias se extiendan. Cantero asegura que en los últimos días ya han recibido noticias de muchos casos de niños con diarrea, enfermedades respiratorias y varicela. Y teme que vaya a peor.

Pero las heridas más comunes entre la población palestina son las quemaduras de todo tipo. Y ahí el problema también es mayúsculo, porque faltan vendas y las existencias de los calmantes también se han agotado en muchos lugares de la Franja. Así que las curas que se están haciendo son muy "deficientes". Sobre todo a la hora de desbridar las heridas (es decir, eliminar el tejido muerto). Un proceso muy delicado, que debe realizarse de manera periódica y en condiciones muy concretas.

"Trabajar en la Franja de Gaza es extremadamente difícil. Nadie está seguro allí, ni siquiera dentro de los hospitales, porque hemos visto que algunos han sido atacados, igual que las ambulancias. Muchos médicos han tenido que elegir entre marcharse al sur buscando cierta protección o quedarse cuidando a sus pacientes. Y otros se han jugado la vida desplazándose por rutas que han sido bombardeadas para llevar material sanitario", resume Cantero.

"Temí por mi vida. Pero creo que la población que está fuera de los centros desmilitarizados donde yo vivía aún teme más por la suya", afirma Incertis, que a pesar de todo se muestra dispuesto a volver a Gaza: "Sin duda es lo que deseo, y espero poder hacerlo. Pero necesito descansar. Y yo no soy especialista en trabajar en situaciones de emergencia. Así que lo que hay que hacer es dejar que los equipos que sí son especialistas en estas situaciones entren en la Franja. Y ya cuando la situación esté más tranquila me gustaría volver, porque no pude realizar mi trabajo".

El "terror psicológico" que ha impuesto Israel

El anestesista español quiso poner el foco en el impacto del conflicto en los niños gazatíes, que explica que son los que más le preocupan: "La situación no está haciendo otra cosa más que empeorar. Esto ya es el evento más importante de la historia palestina desde el Nakba de 1948, e incluso puede superarlo. En Gaza ya había muchos niños traumatizados psicológicamente. Y no es una manera de hablar, me refiero a diagnosticados. Así que me preocupa su salud inmediata, pero también su salud mental a largo plazo".

Pero según explica, toda la población palestina está sufriendo el "terror psicológico" de Israel. "Cuando van a bombardear un lugar avisan a la población civil por mensajes de texto, en ocasiones cinco minutos antes. Pero algunos no tienen móviles. Y luego tienen que recogerlo todo y bajar a la calle con sus familias, que en Gaza suelen ser numerosas. Hay veces que al final no se produce el bombardeo. Y hace poco vimos como mucha gente recibió el aviso, se refugiaron en un edificio continuo y bombardearon ese en lugar del que habían abandonado".

Un conflicto "sin precedentes"

Desde que trabaja en MSF, Cantero asegura que no ha vivido en primera persona un conflicto como el de Gaza: Lo califica como un momento "tristemente histórico", y se muestra convencido de que es una catástrofe humanitaria sin precedentes en la región, lo que hace que no exista ningún sistema médico capaz de aguantarlo. Y recalca que es necesario que entre agua, comida y medicamentos en la Franja. Y combustible, que desde el 7 de octubre no ha llegado y es clave para que funcionen las plantas desalinizadoras y los hospitales, y para que se puedan repartir los víveres que entran.

"Nunca había visto un bloqueo de ayuda humanitaria así que durara tanto tiempo. Ni tampoco que la población civil no tuviera ninguna vía de escape. Nadie puede huir de Gaza, es una jaula humana. Y hasta ahora en los conflictos siempre ha habido vías para que el personal internacional fuera evacuado y reemplazado por otro. En esta ocasión nos ha costado 23 días conseguirlo. Es un castigo colectivo que podría ser un crimen de guerra", afirma Cantero.

Por eso, desde MSF piden que se respete tanto a la población civil como a las estructuras sanitarias y a las ambulancias, remitiéndose a los principios de proporcionalidad que establece el Derecho internacional humanitario, que "tristemente", aseguran, no están viendo que se estén cumpliendo. Según sus cuentas, más de 100 edificios médicos han sido atacados desde el pasado 7 de octubre.

"Que no sorprenda si algún trabajador de la ONU muere, porque los centros de Naciones Unidas ya no son seguros. Yo estuve en uno de ellos en el sur y es impresionante la frecuencia de bombardeos que había. En Gaza todo el mundo se pregunta para qué Israel obligó a la población palestina a trasladarse hacia el sur si iban a seguir bombardeando esa zona en términos tan atroces", explica Incertis. "¿Cómo se puede ser selectivo en una zona tan densamente poblada? Evidentemente es imposible", remata Cantero.