Ha pasado un año desde el último encuentro cara a cara entre los líderes de las dos superpotencias globales, China y Estados Unidos, pero parece una eternidad. En estos 12 meses la rivalidad ha ido in crescendo hasta cotas desconocidas en décadas. De hecho, se impuso un silencio que poco a poco se va rompiendo. En su primer viaje a EEUU desde 2017, el presidente chino, Xi Jinping, ha dicho ante Joe Biden, su anfitrión en Woodside, California: "La Tierra es lo suficientemente grande como para que nuestros dos países tengan éxito, de modo que el éxito de uno sea una oportunidad para el otro".

En la misma línea, Xi ha reconocido que dos superpotencias como China y EEUU "no pueden darse la espalda". Después de cuatro horas de reunión, Xi y Biden han acordado restablecer la comunicación entre ellos y entre las Fuerzas Armadas de los dos países, rotas desde agosto de 2022. Sin embargo, Biden ha dicho que sigue viendo a Xi como "un dictador".

"Hemos acordado que se mantendrán las líneas de comunicación abiertas, incluyendo entre el presidente Xi y yo. Cada uno podrá llamar directamente al otro y se le escuchará de forma inmediata", ha dicho Biden después del encuentro.

También se han restablecido las comunicaciones entre las Fuerzas Armadas, interrumpidas desde la visita de Nancy Pelosi, entonces presidenta de la Cámara de Representantes a Taiwán, en agosto de 2022. Volverán a celebrarse reuniones entre sus ministros de Defensa, así como intercambios entre los militares de alto rango, según han confirmado en sendos comunicados.

Joe Biden, que cumple 81 años el próximo lunes, ha recibido cálidamente a Xi Jinping en la propiedad Filoli, una finca cerca de San Francisco donde se rodaron algunos episodios de la serie televisiva Dinastía. "Hemos pasado muchas horas juntos en los últimos 10 o 12 años y ser su anfitrión en Estados Unidos es un gran honor y un gran placer", ha dicho Biden, quien lleva décadas en la Administración de EEUU, como senador y como vicepresidente en los ochos años de los dos mandatos de Obama. Biden y Xi asisten a la cumbre de la APEC (Asociación Económica de Países Asia-Pacífico).

El presidente de EEUU confía mucho en la sintonía entre los líderes para fortalecer las relaciones entre los países. "No hay nada que sustituya a las conversaciones cara a cara. Siempre he encontrado nuestras discusiones francas y directas, y siempre las he apreciado". Justo antes de empezar la cumbre, Biden ha reconocido que no siempre está de acuerdo con el presidente chino, pero "nuestras reuniones siempre han sido fructíferas".

Los retos globales a los que hacemos frente requieren nuestros esfuerzos conjuntos"

joe biden, presidente de EEUU

Según Biden, es fundamental que los dos líderes puedan asegurar que "la competición no deriva en conflicto y para ello hemos de manejar esa competición con responsabilidad". Es, a juicio del presidente de EEUU, lo que quiere su país, y lo que espera el mundo: un intercambio sincero de pareceres. "Los retos globales que hacemos frente, desde el cambio climático a la lucha contra el comercio de drogas o la inteligencia artificial, requieren nuestros esfuerzos conjuntos".

No es realista que uno de nuestros países quiera remodelar al otro, y el conflicto y la confrontación siempre tendrá nefastas consecuencias para las dos partes"

Xi jinping, presidente de china

Un abismo sobre Taiwán

En su primera intervención ante Biden, Xi Jinping se ha referido a cómo desde que se vieron en Bali en noviembre de 2022, donde hablaron más de tres horas, han sucedido numerosos acontecimientos. Y las relaciones entre EEUU y China se han resentido, de ahí la expectación que despierta este encuentro aunque no se espera ningún acuerdo concreto. Pero el mero hecho de que tenga lugar este cara a cara ya es una noticia alentadora. En Bali, hace un año, Xi y Biden empezaron la distensión, pero a principios de 2023 el incidente del globo espía volvió a distanciar a las dos superpotencias.

"No es realista que uno de nuestros países quiera remodelar al otro, y el conflicto y la confrontación siempre tendrá nefastas consecuencias para las dos partes", ha remarcado Xi Jinping.

"Es un hecho objetivo que China y Estados Unidos son diferentes en historia, cultura, sistema social y trayectoria de desarrollo. Sin embargo, mientras se respeten mutuamente, coexistan en paz y persigan una cooperación beneficiosa para ambas partes, serán plenamente capaces de superar las diferencias y encontrar el camino adecuado para que los dos grandes países se lleven bien", ha añadido en el saludo inicial.

China considera una amenaza directa la política de EEUU sobre Taiwán, donde precisamente se celebran elecciones en enero. Parte como favorito el vicepresidente William Lai, del Partido Progresista Democrático Progresista, como la actual presidenta. Pekín apoya al candidato del Kuomintang, Hou Yu-ih. EEUU defiende el derecho de Taiwán a ser una democracia independiente de China.

Xi ha demandado a Biden que EEUU deje de enviar armas a Taiwán. "China logrará la reunificación y esto es inevitable", ha dejado claro Xi, y así consta en el comunicado. Biden ha dicho que China ha de mantenerse al margen en las elecciones presidenciales de Taiwán.

Pero en estos momentos, con la guerra de Rusia contra Ucrania ya superando los 600 días, y la guerra de Israel contra Hamás, en la recta final de su primer mandato, a Biden realmente no le interesa abrir más frentes, sino buscar aliados para contener a Irán, por ejemplo, y China es clave como gran consumidora del petróleo iraní. A su vez Pekín necesita facilidades para que su economía remonte y garantías de que EEUU no dará alas a Taiwán.

Como señal alentadora, EEUU y China, dos de los mayores contaminantes del planeta, acordaron triplicar su capacidad en energías renovables de ahora a 2030. Y hay voluntad de avanzar en el tráfico de fentanilo, un narcótico letal que se está llevando la vida de decenas de miles de personas en EEUU.

Biden, sobre todo, busca vías de comunicación y acercamientos en áreas con intereses comunes, como la IA, el tráfico de fentanilo o el cambio climático, para que sus diferencias no desemboquen en conflicto. Habrá que ir paso a paso. Sin embargo, no ayuda que Biden insista en describir a Xi como un dictador. En China ese tipo de reacciones, una vez concluido el encuentro y ante los medios de comunicación, se interpretan como una puñalada por la espalda.