Heredó de su padre y abuelo el oficio de pescador en Kayar, una ciudad costera de Senegal. La sobreexplotación de los caladeros por los buques europeos y asiáticos le empujó a emigrar. Llegó a Tenerife a bordo de un cayuco en 2006. Y en 2021, tras años siendo portavoz del Sindicato de Manteros y líder de la lucha antirracista, irrumpió como diputado en la Asamblea de Madrid. Una biografía de destierro y superación que Serigne Mbayé ha llevado hasta la Unión Europea para reivindicar unos acuerdos pesqueros que no ignoren a sus principales damnificados.

“Europa ve las causas de la inmigración como algo ajeno, que ocurre en África y es culpa de los gobiernos africano corruptos, pero jamás se plantea su responsabilidad. Gran parte de la culpa de esta migración la tiene la propia Europa y unos acuerdos de pesca que se firman con estos países. Europa se escuda detrás de la compensación económica que concede, pero es una cifra ridícula y sabe perfectamente que ese dinero no se destina al desarrollo pesquero”, explica Mbayé en conversación con El Independiente. El ex diputado de Podemos es el protagonista de Serigne, un documental nominado en los International Emmy Awards, los Oscar de la industria televisiva, cuya ceremonia se celebra este lunes en Nueva York.

Unos acuerdos de pesca que alimentan la migración

“Que el documental acabe en los Emmy era algo inimaginable. Son cosas que ocurren en la vida y yo me alegro un montón”, reconoce Mbayé, que tras dos años como parlamentario ha regresado a su vida previa. El documental, producido por la productora española Zungu y la televisión qatarí Al Yazira, sigue los pasos del hispano-senegalés desde su ciudad natal hasta el Parlamento Europeo, donde denuncia los acuerdos de pesca de Europa con varios países africanos, una de las razones del agotamiento en los caladeros, la inseguridad alimentaria en la región y la migración de miles de africanos privados de cualquier modo de ganarse la vida.

No se han producido grandes cambios, pero las consecuencias las seguimos viendo

“Uno de los objetivos del documental era concienciar sobre cómo la Unión Europea es una de las principales responsables de la migración forzada de miles de africanos que vienen a Europa buscando el derecho a una vida digna. Y cómo a pesar de ser una de las causas de la migración, Europa les cierra las puertas y les criminaliza”, señala Edu Marín, uno de los directores de la producción junto a Rodrigo Hernández y Adriana Cardoso. “Ha tenido más recorrido fuera de España. Hemos conseguido al menos sensibilizar sobre un problema del que se sabe muy poco”.

“Aunque me escuchen hoy en calidad de diputado, también van a escuchar al migrante y al pescador. El incremento de la pesca industrial impacta directamente en el empleo y la seguridad alimentaria de miles de personas que dependen del mar”, desliza Mbayé ante los europarlamentarios en la penúltima estación de un viaje aún inconcluso. “No se han producido grandes cambios, pero las consecuencias las seguimos viendo. Las propuestas han estallado en los pueblos pesqueros de Senegal y el resultado es la llegada masiva a las costas de Canarias. La mayoría de los que llegan son pescadores. El problema sigue y empeora”, advierte el activista.

La semana pasada la agencia europea de fronteras y costas Frontex reconoció que la ruta de África Occidental, la conocida como Ruta Canaria, ha registrado el mayor incremento en el número de llegadas irregulares desde que el organismo comenzó a recopilar datos en 2009. El número de llegadas contabilizadas en octubre, hasta 13.000 personas, fue también el total mensual más alto registrado en cerca de 15 años. Senegal, Marruecos y Guinea son los principales países de origen de quienes se arriesgan en una odisea que tan solo en el primer trimestre de este años se cobró un millar de vidas.

El acuerdo pesquero de la UE con Senegal se renueva el próximo año y Mbayé no pierde la esperanza. “Es que se debe cambiar. No se pueden firmar acuerdos con gente que no tiene idea de la pesca sin consultar con pescadores y armadores”, reclama quien evita darse por derrotado a pesar de que el drama migratorio sigue sumando cadáveres. “Los que llegamos en 2006 denunciamos la situación y sus causas. Estamos en 2023 y que llegue tanta gente demuestra que todas las medidas que está adoptando Frontex y su política de cerrar las fronteras no sirven. Los acuerdos de cooperación no sirven”, denuncia.

Asignaturas pendientes del Gobierno

Y como muestra de la desolación y la falta de porvenir, subraya Mbayé, “algunos de los senegaleses que aparecen en el documental están ya aquí, han hecho el viaje”. “Lo decían claramente: si los acuerdos no se modifican y la falta de recursos continúa, no tendremos otra opción que ir a Europa”, arguye. “Algunos me llaman cuando llegan a España. Todavía no he ido a visitar uno de los centros en los que están en Madrid. Hay un montón de chicos de mi pueblo”.

Una tragedia sin fin que explica, en parte, alguna de las decepciones que Mbayé ha acumulado en su etapa política. “El gobierno no quiere que esas llegadas ocupen titulares en la prensa. Lo están haciendo de la manera más discreta posible, pero ha llegado un montón de gente y no se abordan las causas. Ellos intentan siempre poner parches y cada año va a llegar más gente”, avisa. “Hay cosas  cosas buenas que hemos podido conseguir. Hay cosas que no hemos podido llegar por tiempo y por lo difícil que ha sido la situación. Hacía falta visibilizar determinados problemas que se enfrenta la gente migrante, la gente racializada. Y eso ha sido algo muy positivo, que alguien racializado llegue a estas instituciones”.

El gobierno no quiere que esas llegadas ocupen titulares en la prensa. Lo están haciendo de la manera más discreta posible, pero ha llegado un montón de gente y no se abordan las causas

“Ha habido momentos de agotamiento mental y físico, pero está la labor de luchar por los derechos humanos e intentar que no haya injusticias”, agrega. Entre las asignaturas pendientes, Mbayé cita haber cambiado las “leyes de inmigración porque son injustas y condenan a las personas migrantes”: “No poder llegar aquí de manera legal, sobre todo la parte africana, que somos los que venimos en patera, los que saltamos la valla. Debería existir la posibilidad de venir aquí de manera legal y que no haya gente que se quede en el mar. Y habría que cambiar la ley de extranjería, que condena también a las personas migrantes a una vida centrada en el tema de papeles y las trabas”.

“Es una pena que sea la izquierda, la misma que tiene el discurso de antirracismo y de migración, la que lo está haciendo mal para las personas migrantes”, lamenta con cierta amargura tras su experiencia política. “El Gobierno español de izquierdas no está siendo valiente y, a diferencia de Italia o Portugal, se resiste a llevar a cabo una regularización”, opina Mbayé. “Estoy muy decepcionado con la izquierda. Estando yo en una institución pasó lo de Melilla. Fue una decepción tremenda de todos los partidos de la izquierda, incluso el mío”.

En junio de 2022 el salto a la valla de Melilla y la represión de las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas dejó al menos 37 muertos y 80 desaparecidos, en su mayoría sudaneses. 470 personas  fueron devueltas por la policía española “de forma sumaria y sin garantías” a Marruecos, sin identificar los perfiles vulnerables o brindarles acceso a recursos judiciales tal y como exige la ley, denunciaron entonces las organizaciones de derechos humanos. El presidente del Gobierno Pedro Sánchez declaró inicialmente que el salto había sido “bien resuelto” pero, cuando emergieron las imágenes de decenas de cadáveres apilados tras recibir palos y gases lacrimógenos hasta la asfixia, rectificó. Sus ministros del Interior y Asuntos Exteriores, Fernando Grande-Marlaska y José Manuel Albares, defendieron, no obstante, la actuación de las fuerzas de seguridad españolas y marroquíes.

"Podíamos haber roto el Gobierno"

“Lo viví con mucha rabia. Estuve a punto de dejar mi cargo porque no podía consentir que mataran a gente porque sabía por lo que estaban pasando para saltar la valla. Fue una decepción muy grande”, rememora Mbayé. “Podíamos haber roto el Gobierno y haber dado la cara, pero no se hizo. Yo lo dije en el partido. Se necesitaba más valentía”, comenta quien -alejado ya de la primera línea- asegura mantener buena relación con los últimos supervivientes de Podemos, reducido a un grupúsculo rebelde en Sumar, la coalición que lidera Yolanda Díaz.

Los culpables de que estos discursos racistas vayan al alza son los políticos

“Hay que hacer una reflexión y ver qué ha pasado porque, antes de echar la culpa a alguien, hay que mirar qué se ha hecho bien y que mal”, argumenta. “Aunque tampoco hay que olvidar como se ha demonizado a los dirigentes de Podemos y el odio hacia ese partido”.

Curtido en las lides políticas, también en sus decepciones, Mbayé no pierde la esperanza. “No se puede perder nunca”, dice. “El racismo ha aumentado en España y hay que reconocerlo para poder erradicarlo. Y los culpables de que estos discursos vayan al alza son los políticos. No quiero mencionar ningún partido, pero vemos claramente cómo algunos están utilizando este tema para lograr votos. Son los culpables”, sostiene. Al nuevo Gobierno le exige la valentía que faltó en la anterior legislatura.

“Le pido que lleve a cabo la regularización de alrededor de 500.000 personas y apruebe una ley antirracista que castigue a quienes tengan comportamientos racistas”, enumera. ¿Volverá Mbayé a la política? “Si sé que puedo cambiar algo, sí, pero para simplemente la foto, no”.