Veto estadounidense, abstención británica y el voto favorable del resto de los 13 países miembro. La administración Biden ha tumbado a última hora de este viernes en el Consejo de Seguridad de la ONU el borrador de resolución que exigía un alto el fuego inmediato en la Franja de Gaza.

"Una vez más este Consejo ha fracasado", ha lamentado lacónicamente el embajador francés en la ONU, Nicolas de Riviere, quien ha insistido en que no observa "ninguna contradicción entre la lucha contra el terrorismo y la protección de los civiles en el estricto respeto del derecho internacional humanitario". "En lugar de permitir que este Consejo cumpla su mandato haciendo por fin un claro llamamiento, tras dos meses de masacres, para que se ponga fin a las atrocidades, se da más tiempo a los criminales de guerra para que las perpetúen", ha clamado el embajador palestino en la ONU, Riyad Mansour.

Poco antes de la votación, Estados Unidos había anunciado que no apoyaría el llamamiento a un alto el fuego inmediato en Gaza que el secretario general de la ONU, António Guterres, hizo este viernes de manera dramática al Consejo de Seguridad, avanzó el representante estadounidense ante Naciones Unidas, Robert Wood. A juicio del diplomático estadounidense, el proceso de redacción de la resolución y votación fue “apresurado” y “careció de consultas adecuadas”. "Desafortunadamente, casi todas nuestras recomendaciones fueron ignoradas", ha manifestado después de vetar el proyecto de resolución.

“El resultado de este proceso apresurado fue una resolución desequilibrada que estaba divorciada de la realidad, que no haría avanzar la aguja sobre el terreno de ninguna manera concreta”. Washington ha alegado que los precursores de la resolución, Emiratos Árabes Unidos, "se negaron a incluir texto que condenara el horrible ataque terrorista de Hamás contra Israel el 7 de octubre". EEUU se ha desmarcado así de un texto que contaba con el respaldo de los países árabes e islámicos además de Rusia, China y Francia.

Horas antes, Guterres había denunciado la situación límite que vive la Franja de Gaza y sus 2,2 millones de habitantes tras dos meses de bombardeos indiscriminados israelíes que han dejado más de 17.000 muertos, entre ellos 7.000 niños, y ha destruido o dañado más del 60% de los edificios de la Franja. El secretario general de la ONU había convocado la reunión de urgencia invocando de forma extraordinaria el artículo 99 de la carta de la ONU, que permite al secretario general dirigirse al Consejo en caso de amenaza grave para la seguridad. Las "violaciones a la ley de la guerra" que cometió Hamás "no exoneran a Israel de sus propias violaciones", ha advertido sin lograr finalmente un consenso para reclamar un cese de las hostilidades inmediato y sin condiciones.

Tras la fallida resolución, Guterres ha iniciado viaje hacia Doha donde participará este domingo en la inauguración del Doha Forum, un foro de geoestrategia marcada en esta edición por la enésima escalada entre palestinos e israelíes. Tras su intervención, se trasladará a Emiratos Árabes Unidos, donde se celebra hasta este martes la Cumbre del Clima COP28 en la que se intenta avanzar hacia el fin del uso de los combustibles fósiles, los principales causantes del calentamiento global.

EEUU, alineamiento total con Israel

"No apoyamos el llamamiento a un alto el fuego inmediato. Solo sembraría las semillas de una próxima guerra, porque Hamás no quiere ni una paz duradera ni la solución de los dos Estados", había señalado previamente Wood en el Consejo. Wood había insistido, repitiendo las tesis israelíes, que "si Israel dejara las armas hoy, como algunos Estados miembros piden, Hamás seguiría reteniendo a sus rehenes, mujeres y niños, viejos y jóvenes, muchos de ellos sujetos a trato inhumano y cruel".

Poco antes de que Wood hablara, ya el embajador israelí, Gilad Erdan, se opuso radicalmente a una tregua y dijo que "el verdadero camino a la paz es apoyar la misión de Israel y no llamar en absoluto al alto el fuego".

El embajador, que se ha distinguido en las últimas semanas por sus agresivos discursos contra distintas instancias de la ONU, afirmó que "un alto el fuego significa cimentar el control que Hamás tiene en Gaza; más aún, llamar al alto el fuego manda un mensaje claro de que se perdonan sus atrocidades deliberadas y que la opresión de los gazatíes por Hamás tiene luz verde de la comunidad internacional".

El discurso de Erdan onsistió en culpar a Hamás de todo lo que sucede en Gaza y hoy aseguró que sus militantes han acaparado la escasa ayuda humanitaria que entra en la Franja y que han llegado a disparar contra los civiles gazatíes que tratan de acceder a esa ayuda.

Llegó a asegurar, contra lo que afirman todas las agencias humanitarias, que "de hecho, Israel acepta toda ayuda humanitaria a Gaza, de cualquier país que desee prestarla", pero que esa asistencia no llega a sus verdaderos destinatarios.

Estados Unidos se ha mostrado crítico con su aliado Israel por el hecho de que los ataques en Gaza no toman en cuenta la protección de los civiles, sin por ello pedir el alto el fuego.

Reino Unido: "El alto el fuego ignora los actos de Hamás"

Por su parte, Reino Unido ha justificado su abstención en el hecho de que, a su juicio, "pedir un alto el fuego ignora el hecho de que Hamás ha cometido actos de terror y sigue manteniendo a civiles como rehenes", dijo Woodward. "Israel tiene que ser capaz de hacer frente a la amenaza que supone Hamás y tiene que hacerlo de una manera que respete el derecho internacional humanitario para que un ataque de este tipo no pueda volver a producirse", ha explicado la representante británica Barbara Woodward.

En los dos meses de guerra, el Consejo de Seguridad ha votado en varias ocasiones otras resoluciones para pedir el fin de la guerra, con vetos cruzados de Estados Unidos y de Rusia, y solo el pasado 15 de noviembre logró consensuar un llamamiento a "pausas humanitarias" para entregar ayuda a la población civil de Gaza.

Sin embargo, la única tregua declarada en estos dos meses (de siete días) no fue fruto de esa resolución, sino de negociaciones indirectas entre Israel y Hamás -con mediación de Catar y EE.UU.- para intercambiar rehenes en manos del grupo islamista por presos palestinos en cárceles israelíes.