Por sus confines, hoy carcomidos por los bombardeos israelíes, caminaron María y José en su huida a Egipto. La tradición cristiana sostiene que la pareja, acompañada de Jesús y de una sirvienta, abandonó Belén y llegó a la tierra de los faraones a través de la actual franja de Gaza. La exigua comitiva cruzó el norte del Sinaí, del fronterizo Rafah hasta la actual ciudad de El Arish y de allí hasta el pueblo de El Farama. Un itinerario que ni siquiera hoy pueden protagonizar sus descendientes, los últimos y maltratados cristianos de Gaza.
Cuando el 7 de octubre Israel comenzó sus ataques aéreos sobre la franja, en represalia por el atentado de Hamás, los cristianos buscaron refugio en sus iglesias. La de la Sagrada Familia, la única de rito católico en Gaza, se convirtió en un improvisado albergue. Las mantas poblaron entonces las bancadas que acogían hasta entonces a los feligreses durante las liturgias. Los miembros de una comunidad cada vez más exigua pensaron en que era un lugar seguro, a salvo de los horrores de la guerra.
Oleada de ataques israelíes contra templos
Hace una semana un francotirador israelí irrumpió en el interior del templo y asesinó a Nahida y su hija Samar. Horas antes, un cohete disparado desde un tanque israelí impactó en el cercano convento de las Hermanas de la Madre Teresa. “El primero fue por la mañana y alcanzó directamente al generador eléctrico y el tanque de combustible, en las inmediaciones de un hogar de niños discapacitados operado por las hermanas de la Caridad. El ataque causó un enorme incendio y un explosión que derrumbó la fachada del edificio. Los menores tuvieron que ser reubicados”, cuenta a El Independiente Sami el Yusef, uno de los responsables del Patriarcado Latino de Jerusalén que administra la iglesia y el complejo adyacente.
El ataque no debería haber sucedido porque era dentro del recinto de la iglesia
“A primera hora de la tarde, madre e hija fueron asesinadas en el ataque de un francotirador en la parroquia. Otras siete personas resultaron heridas cuando intentaron rescatarlas”, agrega el religioso. El ejército israelí asegura estar investigando la arremetida pero el arzobispado se ha mostrado muy crítico con la ofensiva militar. “Sinceramente no sabemos muy bien por qué ocurrió, pero no debería haber sucedido dado que fue en el recinto de la iglesia, dentro del complejo eclesiástico”, apostilla El Yusef.
En 79 jornadas de operación israelí no ha sido el único ataque contra lugares de cultos o dependencias cristianas. El 19 de octubre Israel bombardeó la iglesia de San Porfirio, la más antigua de Gaza y convertida también en refugio, segando la vida de 18 personas. Los supervivientes aseguran que el misil cayó directamente sobre la iglesia. Dos días antes, una explosión en el hospital árabe Al Ahli -una institución anglicana situada cerca- causó centenares de muertos y heridos, según las autoridades sanitarias palestinas. Hamás atribuyó la explosión a un ataque aéreo israelí, mientras que Tel Aviv sostuvo que fue causada por un cohete defectuoso disparado por la Yihad Islámica, grupo armado con base en Gaza.
Apenas quedan ya 900 cristianos
Los bombardeos sin precedentes que durante cerca de tres meses han golpeado sin descanso el callejero de Gaza -reduciendo a escombros más de la mitad de los edificios y asesinando a más de 20.000 personas- amenazan con precipitar el fin de la presencia cristiana en Gaza, una de las tierras de origen de los seguidores de Jesucristo. “Los cristianos de Gaza llevamos aquí desde hace 2.000 años. La mayoría de los que viven actualmente en Gaza son originalmente descendientes de refugiados que llegaron a Gaza en 1948 [el gran éxodo que provocó la creación del Estado de Israel, con más de 700.000 palestinos]”, cuenta a este diario Khalil Sayegh, un cristiano gazatí que elabora el duelo tras perder esta semana a su padre en mitad del colapso médico en la Franja.
Las estadísticas exhiben con crudeza un veloz deterioro: si en la década de 1990 los cristianos superaban las 5.000 personas en el censo, hoy apenas llegan a los 900. “En 2014 había uso 1.340 cristianos en Gaza. El descenso se debe a factores económicos y políticos, principalmente el bloqueo de la Franja. Es una realidad sombría”, confirma El Yusef. “Mucha gente decidió marcharse por el bloqueo, también por el régimen autoritario de Hamás. Desde el comienzo de esta guerra los bombardeos israelíes se han cebado con el oeste de la ciudad de Gaza, donde se concentraba cierta clase media y donde la mayoría de los cristianos palestinos solían vivir”, explica Sayegh. “En los bombardeos que han arrasado barrios enteros muchos cristianos ha perdido sus casas y han hallado refugio en dos templos, la Iglesia Católica de la Sagrada Familia y la Iglesia Ortodoxa de San Porfirio”, agrega. Desde el patriarcado latino insisten en que la relación con Hamás era buena. “Ha sido aceptable, sin problemas graves que reseñar”, apuntan.
Una agonía acelerada por la guerra
Los últimos acontecimientos han marcado el camino hacia la navidad. Como ha sucedido en Cisjordania, donde aún resisten unos 47.000 cristianos, las autoridades religiosas han cancelado cualquier celebración. “La parte festiva de las celebraciones, como el encendido del árbol, los coros en la calle o las reuniones de los scouts, ha sido suspendida. Quedarán limitadas a las celebraciones religiosas de los días 24 y 25 de diciembre dentro de las iglesias, como marca la costumbre”, detalla El Yusef. “No hay nada que celebrar. Es una Navidad triste”
Mi padre murió en la iglesia por la falta de medicinas. Ni siquiera pudieron llevarlo al hospital
Una Misa del Gallo íntima para conmemorar el nacimiento de Jesús de Nazaret en uno de los páramos donde nació el cristianismo, escenario de muchos de los acontecimientos que narran el Antiguo y Nuevo Testamento. Los asistentes la celebrarán en unas condiciones agónicas, sin apenas comunicación con el exterior; con los alimentos y las medicinas escaseando; y con el ruido incesante de una campaña de bombardeos que, lejos de extinguirse, se ha recrudecido en las últimas jornadas. Las fotografías que han sorteado el apagón de las comunicaciones muestran a varias decenas de feligreses sentados en el interior de la iglesia de la Sagrada Familia mientras los sacerdotes y monaguillos tratan de mantener los oficios, como si el mundo más de allá de las maltrechas vidrieras no hubiese cambiado dramáticamente.
Un futuro incierto
Durante los últimos meses ha sido su casa. “Los cristianos se trasladaron a la iglesia pensando que sería su refugio seguro, que estarían más protegidos allí, que los israelíes no atacarían las iglesias, que estarían más o menos a salvo”, narra Sayegh. “Sin embargo, en octubre fuimos testigos de un ataque aéreo contra la iglesia de San Porfirio que mató a 18 personas. Hace unos días fue el ataque de los francotiradores en la iglesia católica”. Su padre, fallecido esta semana, fue uno de los parroquianos que se cobijó en el templo. “En los últimos días su salud empeoró y ni siquiera pudieron trasladarlo al hospital para administrarle algún medicamento. Fue lo que le provocó la muerte. Murió en la iglesia”, desliza.
Según los cálculos de la iglesias gazatíes, al menos 25 cristianos han muerto desde octubre sepultados por los bombardeos o por la falta de asistencia sanitaria. Un balance inconcluso que proyecta un futuro negro sobre una de las comunidades cristianas más longevas del mundo. “La iglesias más antiguas de Gaza data del siglo VI. En 1948 uno de los campamentos de refugiados se conocía popularmente como el campo cristiano por el gran número de fieles que alberga. Nuestra presencia hunde sus raíces en la historia. Los católicos administramos tres colegios y un centro médico. Queremos seguir estando aquí”, defiende El Yusef.
Una determinación que se enfrenta estos días a la incertidumbre de la Gaza que sobrevivirá a las embestidas israelíes. “Esperamos que la comunidad cristiana de Gaza sobreviva. Todo depende, por supuesto, de cómo acabe esta guerra porque la destrucción ha sido dramática y el sufrimiento de toda la población inmenso. Pero seguiremos estando al lado de nuestros creyentes para apoyarles cuando las hostilidades cesen y garantizar que los cristianos permanezcan en Gaza”, concluye el párroco.
Sin celebraciones de Nochebuena en Belén
El vacío marca este año la Nochebuena en la ciudad de Belén, en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania. Los dirigentes eclesiásticos de Belén, venerada como el lugar de nacimiento de Jesús, han anunciado la cancelación de las celebraciones públicas de Navidad de este año en solidaridad con el pueblo de Gaza. Las actividades navideñas se limitarán al culto y la oración, sin las habituales luces y el árbol de Navidad. La Iglesia de la Natividad es una de las iglesias más antiguas del mundo y uno de los lugares más sagrados del cristianismo. Sus alrededores están estos días vacíos de turistas, con muchas tiendas de recuerdos cerradas, lejos de las estampas de otras temporadas altas.
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