Pasará a la Historia como Dr. Schwarze Null (el doctor del cero) en alusión a su batalla contra el endeudamiento. Wolfgang Schäuble, uno de los más destacados dirigentes de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), había cumplido 81 años en septiembre. Murió el martes en su residencia familiar mientras dormía, rodeado de su familia.
Lo fue todo en la República Federal de Alemania (ministro del Interior, de Finanzas, de Justicia, jefe de la Cancillería) salvo canciller, aunque había sido delfín de Helmut Kohl. Su último servicio público lo desempeñó como presidente del Bundestag. Se retiró en octubre de 2023, tras ocupar su escaño durante 51 años.
En su despedida al frente de Finanzas en 2017 los funcionarios hicieron un cero para redirle homenaje. Llevaba en el cargo desde 2009.
Su vida estuvo marcada por el atentado que sufrió el 12 de octubre de 1990. Cuando estaba en un mitin en Oppenau, una pequeña localidad de la Selva Negra, recibió tres disparos a medio metro de distancia. Un disparo le atravesó la mejilla, otro le quedó incrustado en la columna vertebral y un tercero hirió al guardaespaldas que se interpuso entre él y el agresor. El autor fue un enajenado, obsesionado con Schäuble, que desde entonces vivió postrado en una silla de ruedas. Eso no le impidió seguir en primera fila de la política alemana y europea, a pesar del padecimiento al que hacía frente a diario.
Cuando sufrió el atentado, tenía entonces 48 años y era ministro del Interior de Helmut Kohl, el canciller de la unificación. Schäuble estaba destinado a ser el heredero de Kohl. Apenas unos días antes se había firmado el Tratado de la Unidad, del que Schäuble fue artífice. Primero deseó haber muerto esa noche, pero su espíritu de lucha le llevó a sobrevivir y empezar de nuevo. Tras su convalecencia, volvió a primera fila, aclamado como un héroe.
Solía bromear con su condición física: "Si vas en silla de ruedas, como es mi caso, no te puedes mover libremente y eso me molesta. En el Eurogrupo, los colegas tienen que acercarse a hablar conmigo. Pero confío en que sepan que no tiene nada que ver con la arrogancia".
Estaba llamado a suceder a Helmut Kohl, pero el canciller no dejó el cargo hasta 1998, tras la victoria del socialdemócrata Gerhard Schröder en las elecciones. Schäuble fue elegido presidente de la CDU pero el escándalo de financiación irregular del partido que hundió la reputación de Kohl también se llevó por delante su opción de concurrir a la cancillería. Fue Angela Merkel quien ocupó el puesto. La mayoría pensó que sería una solución temporal, pero Merkel acabó ganando a la coalición rojiverde en 2005 y fue canciller 16 años.
Merkel sabía del valor de Schäuble y contó con él como ministro de Finanzas en la difícil etapa de las consecuencias de la crisis financiera de 2008. Tuvo enfrentamientos con los ministros de Economía del sur de Europa, sobre todo de Grecia, por exigir que limitaran el endeudamiento. En esa época se hizo impopular en el sur de Europa pero lo cierto es que predicaba con el ejemplo. Y nunca dudó de que la integración europea era el camino para salir adelante. En 2o12 recibió el Premio Carlomagno por su contribución al fortalecimiento y la estabilización de la Unión Europea.
Nos deja un mensaje que podemos aplicar a estas vísperas de 2024: "Llevo suficiente tiempo en política como pasr saber que cada año nos va a enfrentar a una situación que uno nunca antes habría imaginado. A veces es mejor de lo que creíamos. Otras, peor".
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