En pleno año electoral, EEUU ha intensificado su presión sobre el gobierno de Benjamin Netanyahu, el más ultranacionalista de la historia de Israel, para que asuma que la Gaza posterior a la guerra actual ha de estar liderada por palestinos. A su vez, el liderazgo de Netanyahu cada vez es más frágil, con manifestaciones en las calles, en demanda de elecciones, y una creciente división en el gobierno.
En su cuarta gira por la región, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, ha recordado a Israel que es fundamental que los palestinos de la franja de Gaza "puedan regresar a sus hogares tan pronto como las condiciones lo permitan", al contrario de lo que apuntaron los dos ministros ultranacionalistas del gobierno de Benjamin Netanyahu, favorables a "reasentar" a los palestinos fuera del enclave. Washington empieza a hartarse de estos "incendiarios", como los ha calificado el secretario de Estado de EEUU.
Blinken comenzó su gira en Jordania y Qatar, país que ha desempeñado un papel clave en la liberación de más de un centenar de rehenes israelíes y de otras nacionalidades por el triple de presos palestinos. Aún quedan más de 100 cautivos en manos de Hamás. Y sus familias también presionan al gobierno para que se concentre en su liberación. El secretario de Estado después pasó por Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Y su siguiente etapa es Cisjordania e Israel.
Blinken ha revelado que hablará con las autoridades israelíes sobre "la dirección futura de la campaña militar en Gaza", así como de buscar la manera de "hacer más para proteger a los civiles". También la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, ha dicho que "el Ejército israelí ha de hacer más para proteger a los civiles en Gaza y encontrar vías para combatir a Hamás sin dañar a tantísimos palestinos". Es insostenible hasta para los aliados más fieles de Israel
El jefe de la diplomacia de EEUU ha asegurado que "el futuro de la región ha de ser de integración, no de división ni conflicto. Y para que eso suceda necesitamos el establecimiento de un Estado palestino independiente". Ha reconocido que no será fácil pero que es la única salida viable después de la guerra, y que comprenderá la Franja y Cisjordania.
Una nueva fase de la guerra
El objetivo de Blinken en esta gira es frenar una posible expansión de la guerra, contener la sangría que se vive en la Franja, donde ya han muerto en los bombardeos y ataques israelíes más de 23.000 palestinos, y tratar de que el gobierno de Netanyahu tenga presente qué pasará después de la guerra.
El portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, declaraba a The New York Times pocas horas antes de la llegada de Blinken a Israel que había comenzado una nueva fase de la guerra. Habrá menos tropas terrestres en la Franja y menos ataques aéreos. "La guerra cambió de escenario… Pero la transición se hará sin ceremonias. No se trata de anuncios dramáticos", ha dicho Hagari, dirigiéndose claramente a la Administración de Biden, que en privado estaría pidiendo que los ataques fueron quirúrgicos. El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, ha dicho a su vez que eso no significa que vayan a parar hasta que no eliminen al liderazgo de Hamás.
Entre los 23.000 palestinos muertos en estos tres meses, hay más de 10.000 niños. Y la situación de los que sobreviven es espeluznante. Lo que se está viviendo en Gaza es una catástrofe humana que está demostrando la incapacidad de organismos como la ONU, donde el sistema de veto ha quedado obsoleto.
Israel se va a concentrar ahora en los bastiones de Hamás en el sur y centro del país, sobre todo en Jan Younis y Deir al Balah, según Hagari, que ha dicho que se facilitará la llegada de más ayuda. En el norte el número de tropas es ahora la mitad de los 50.000 soldados que llegaron a estar desplegados en el norte el mes pasado.
Tres meses después del ataque terrorista del 7 de octubre, una clara mayoría de los israelíes, un 64%, cree que la gestión de la guerra de Netanyahu no ha sido buena. Aquella aciaga jornada de otoño unos 2.000 terroristas de Hamás invadieron la Franja y asesinaron a unos 1.200 israelíes, muchos de ellos residentes en los kibutz cercanos a Gaza. También secuestraron a otros 240 aproximadamente, algunos de ellos extranjeros.
Si se celebraran elecciones, como demandan muchos ciudadanos en las calles, sería el Partido de Unidad Nacional de Benny Gantz el más votado con 33 escaños, mientras que el Likud, de Netanyahu, solo conseguiría 20. Gantz y los dos ministros de su partido no participaron de nuevo este lunes en la reunión del gabinete.
El líder de la oposición Yair Lapid ha pedido a los tres, Gantz, Eizenkot y Saar, que dejen el gobierno. "El gobierno no es capaz de liderar el país y Netanyahu no está preparado para gobernar el país", ha dicho Lapid, que se ha declarado dispuesto a apoyar un nuevo gobierno o la convocatoria a las urnas. Difícilmente sobrevivirá Netanyahu tras la guerra en Gaza, aunque el primer ministro sigue aferrado al mando, cada vez más aislado dentro y fuera de Israel.
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