Una vez fue el oligarca más rico de Rusia. Mijaíl Jodorkovski vio desvanecerse su imperio, construido en torno a la petrolera Yukos, por desafiar a Vladimir Putin. Lo hizo en vivo, en una reunión televisada con el presidente ruso. Corría febrero de 2003 y Jodorkovski, quien barruntaba fusionar su compañía con la estadounidense Exxon Mobil, le afeó a Putin la corrupción de la petrolera estatal. Poco después, agentes enmascarados le detuvieron a punta de pistola en su jet privado. El régimen le acusó de fraude y evasión fiscal. Acabó en una cárcel de Siberia, donde penaría durante una década hasta el indulto presidencial.
“El régimen de Putin es autoritarismo con tendencia a la dictadura. Putin llegó al poder y construyó un sistema mafioso-corrupto”, denuncia Jodorkovski en una entrevista a El Independiente cuando se cumplen dos años de la invasión a gran escala de Ucrania por Rusia y a menos de un mes de las elecciones presidenciales con las que su viejo enemigo volverá a perpetuarse en el poder. Jodorkovski habla en mitad de la conmoción que ha provocado la muerte de Alexei Navalni, que permanecía recluido desde diciembre en un penal cerca del Ártico, en la prisión de Jarp, a 1.900 kilómetros de Moscú. Tras el óbito de Navalni, con quien compartía la necesidad de precipitar el fin de Putin y disentía acerca del futuro del país, Jodorkovski es uno de los principales candidatos para liderar a la castigada oposición rusa.
Exiliado en Londres y sabiéndose un superviviente, Jodorkovski -rostro de las privatizaciones que protagonizaron la Rusia de la década de 1990, en mitad del fin de la URSS- vuelve a disparar contra el Kremlin. “Putin ha asesinado a Alexei Navalni. Fue primero envenenado, y más tarde detenido y encerrado en prisión, donde estuvo recluido en condiciones de tortura”, desliza. “Putin acabó con él porque era un político carismático, valiente y fuerte y seguía siendo una amenaza muy seria para el poder autoritario incluso en condiciones de prisión”, agrega quien, en declaraciones a este diario, insta a la Unión Europea a no reconocer la victoria de Putin en las presidenciales del próximo mes.
Putin y su círculo cercano sigue situando en la diana a Jodorkovski, a quien el presidente indultó en vísperas de los Juegos Olímpicos de Sochi de 2014. En enero el ministerio ruso de Asuntos Internos le volvió a incluir en su listado de fugitivos, acusado de propagar información falsa sobre el ejército ruso. “En el fondo Putin sigue siendo lo que era: un agente del KGB y un gángster, que es lo mismo”, desliza su enemigo público número uno.
Pregunta.- Se cumplen dos años de la invasión de Ucrania por Rusia, ¿hacia dónde se dirige la guerra?
Respuesta.- El escenario más probable hacia el que nos dirigimos es al de una guerra de posiciones. Salvo que ocurra un acontecimiento imprevisto como la falta de soldados en un bando, errores garrafales de mando o escasez de munición, lo más probable es que ninguno de los dos bandos en liza pueda cambiar radicalmente la situación en el frente en un futuro próximo.
El escenario más probable para el futuro de la contienda es una guerra de posiciones
P.- A estas alturas, ¿es capaz Ucrania de derrotar a Rusia en el campo de batalla?
R.- ¿Qué significa ganar? ¿Recuperar los territorios arrebatados? Eso no es posible en el marco de esta campaña militar. ¿Detener el avance de las tropas de Vladímir Putin y forzar una verdadera negociación de alto el fuego? Esa sí es una posibilidad cierta. El problema al que se enfrenta Ucrania es el retraso crítico y la falta de suministros de armas y municiones. El heroísmo de los soldados en la guerra moderna no sustituye al armamento.
P.- Sin embargo, la mayoría de los frentes permanecen sin cambios desde hace meses. Hay una parálisis evidente. ¿En qué se basa la demostrada resistencia de Vladimir Putin y su ejército?
R.- La economía y la población de Rusia son varias veces mayores que las de Ucrania. Putin lleva mucho tiempo preparándose para la guerra y ha tenido bastante éxito en el cambio de la producción a una situación de guerra. En cambio, los aliados de Ucrania no estaban preparados para una confrontación prolongada, ni moralmente ni en términos de escala de producción. Yo diría que uno no debería sorprenderse de que Putin esté resistiendo sino de que Ucrania haya sido capaz de resistir.
Putin lleva mucho tiempo preparándose para la guerra
P.- Las elecciones presidenciales rusas se celebrarán del 15 al 17 de marzo. Putin será reelegido para otro mandato. ¿Existe hoy alguna esperanza más allá del mandato de Putin?
R.- Putin no es eterno, se irá tarde o temprano. Al menos por causas naturales, por la edad. Y, desde luego, tarde o temprano Rusia volverá a incorporarse al modo de desarrollo europeo, el normal para el país. La tarea de la oposición rusa es asegurarse de que esta transición se produzca inmediatamente después de la marcha de Putin y no al cabo de mucho tiempo.
P.- ¿Cómo describiría a Putin y su régimen?
R.- El régimen de Putin es autoritarismo con tendencia a la dictadura. Putin llegó al poder y construyó un sistema mafioso-corrupto. Dentro de este sistema, se enriqueció y permitió que su entorno se enriqueciera. Naturalmente, en algún momento, la pérdida del poder para él equivalió a la pérdida de su riqueza y la restitución de las libertades robadas. El poder se convirtió en la clave de la supervivencia de Putin y también de su entorno. Necesitaba popularidad para mantenerse en el poder mucho más allá de los plazos constitucionales aceptables.
La inamovilidad del poder y la monopolización de la economía en manos de sus acólitos frenaron el crecimiento, por lo que resultó imposible garantizarse la popularidad mediante el florecimiento de la economía. Ante esta constatación, Putin optó por la guerra para conservar sus índices de popularidad. Hoy estamos ante la cuarta vez que Putin recurre a una contienda bélica (Chechenia en 1999; Georgia en 2008; Crimea en 2014 y; en 2022 la invasión a gran escala de Ucrania). La guerra no es un accidente, es la forma que tiene Putin de mantener su poder.
P.- Abandonó Rusia en 2013. Una década después, ¿queda algún espacio para el cambio político y la reforma democrática en la Rusia de Putin?
R.- Mientras Putin siga en el poder, no habrá ningún cambio democrático en Rusia. El gobierno de Putin se parecerá cada vez más a una dictadura totalitaria.
La UE debe apoyar más a Ucrania; será menos costoso que asumir la próxima guerra
P.- ¿Cómo imagina el fin de la era Putin? ¿Cuáles son sus principales preocupaciones sobre la Rusia actual?
R.- No vislumbro aún un escenario en el que Putin permanezca en el poder. Es muy probable que el ocaso de la era Putin coincida con su marcha física. No importa que ese final esté basado en causas naturales o sea resultado de una conspiración o una revuelta. Lo principal es que, después de Putin, el país no vuelva a caer en la rutina autoritaria. Para ello, hay que abandonar la idea errónea de que es posible otro Gorbachov en una Rusia super centralizada. Una persona así simplemente perderá el poder. Resulta necesario cambiar el sistema hacia una federación real y el parlamentarismo.
P.- Tras 24 meses de guerra, la fatiga por el conflicto resulta evidente entre la élite política de la UE. ¿Deberían los líderes de la UE hacer más para ayudar a Ucrania?
R.- La UE puede hacer dos cosas: la primera es aumentar la presión política sobre Putin. Y es bastante fácil hacerlo. Basta con no reconocerle como presidente legítimo después del 17 de marzo. Existe una razón comprensible y legal para ello: en los territorios ocupados y anexionados también se celebran elecciones. Una persona que ha sido declarada en busca y captura por el Tribunal Penal Internacional va a convertirse en presidente. Todo esto proporciona motivos muy serios para no reconocer la legitimidad de Putin. Y esto ejercerá una presión muy seria sobre él a nivel interno. En segundo lugar, la UE podría aumentar su apoyo a Ucrania con la premisa de que, en cualquier caso, resultará más barato ese incremento del apoyo que incurrir en los costes de la próxima guerra si Ucrania pierde.
La UE no debe reconocer a Putin como presidente legítimo tras las elecciones de marzo
P.- ¿Cuál será el punto de inflexión en la guerra entre Ucrania y Rusia? ¿Cuánto puede prolongarse la contienda?
R.- Para que la guerra termine, Putin debe abandonar el poder. Si esto no ocurre, el enfrentamiento con breves descansos puede continuar durante bastante tiempo. Y mucho tiempo son años. Además, aunque alguien gane la guerra, no significará el fin de nada. Si Ucrania gana, Putin volverá para vengarse mientras acumula fuerzas. Si vence Putin, irá más lejos y no detendrá la guerra.
P.- En caso de cambios políticos en Rusia, ¿está dispuesto a implicarse en el futuro de su país y liderar incluso la oposición?
R.- No me cabe duda de que me voy a implicar en el futuro de mi país. Ya lo estoy haciendo. Pero mi participación en la vida política del país consiste en convencer a la parte activa y políticamente implicada de la sociedad rusa de la necesidad de unos cambios que garanticen que Rusia no vuelva al autoritarismo ni a la guerra. Me refiero, sobre todo, a convertir a Rusia en una república parlamentaria y profundamente federalizada.
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