A Vladimir Putin le gustaría que en Ucrania fueran como en Transnistria, la región prorrusa de Moldavia, también conocida como República Moldava de Priednestrovia. Sus diputados se han reunido este miércoles en Tiráspol para pedir "protección" a Moscú. Demandan ayuda económica y militar y recuerdan al Kremlin que allí viven 220.000 ciudadanos rusos a los que tienen que defender de la "presión" que sufren por parte del gobierno de Chisinau, proeuropeo. Transnistria sería una bomba de relojería en manos rusas. EEUU ha reconocido que observa de cerca esta evolución.
Esta demanda de ayuda a Rusia de los separatistas de Transnistria tiene lugar la víspera del discurso anual del líder ruso, Vladimir Putin, a los diputados, cuando apenas faltan 15 días para las presidenciales. Es posible que aluda en su alocución a este gesto de los independentistas de Tiráspol. Los más pesimistas recuerdan cómo en febrero de 2022 utilizó la demanda de protección de sus aliados prorrusos en el este de Ucrania para intervenir.
Transnistria proclamó su independencia en 1992, tras una breve guerra, pero carece de reconocimiento internacional. Ni siquiera el Kremlin ha dado este paso. Rusia cuenta con 1.500 efectivos desplegados en esta región separatista leal a Moscú. Estos soldados, que Rusia los llama fuerzas de paz, tienen bajo su custodia reservas de armas y municiones de la época soviética.
Desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, después de que ocho años antes se anexionara Crimea y apoyara a los prorrusos del Donbás, crece el temor a que el Kremlin envíe tropas a Transnistria para apoyar a los separatistas. Ahora ya no llama la atención por exotismo, sino por su lealtad a Moscú, cuando el resto de Moldavia es proeuropea. Desde diciembre de 2022 tiene estatus de país candidato, como Ucrania.
Este miércoles los diputados de Transnistria se han reunido en la capital, con el fin de reclamar a la Duma rusa y al Consejo de la Federación que apliquen "medidas para defender a Transnistria, donde viven 220.000 ciudadanos rusos, en medio de la creciente presión de Moldavia".
Sin embargo, no llegaron a pedir la anexión a la Federación Rusa, como había difundido Ghenadi Ciorba, legislador en la oposición en Transnistria. En el verano de 2020 fue arrestado por extremismo y condenado a tres años de prisión, según informa Radio Europa Libera Moldova.
Denuncian una "guerra económica"
En su llamamiento, los diputados separatistas apelan al secretario general de la ONU, al Parlamento Europeo, a la OSCE y otras instituciones a que pida a las autoridades de Moldavia que no sigan adelante con su "guerra económica" contra la región. Los secesionistas se refieren a los aranceles impuestos a Transniestria desde principios de año.
El presidente del Consejo Supremo de Transnistria, Alexander Korshunov, ha acusado a Moldavia de utilizar la economía como "arma de presión y chantaje". Korshunov mantiene que el objetivo es "destruir el potencial económico de la región separatista y crear condiciones de vida insoportables".
La República de Moldavia de Pridnestovia, que conocemos como Transnistria, cuenta con unos 470.000 habitantes. Tiene su propia moneda y su bandera. En un referéndum celebrado en 2006 más del 95% de los ciudadanos de esta región apoyaron su independencia, pero la decisión no fue reconocida internacionalmente. Desde 2006 no se celebraba un congreso como el que tuvo lugar este miércoles.
Moldavia lo considera propaganda
El viceprimer ministro moldavo para la Reintegración, Oleg Serebrian, ha rechazado las "declaraciones propagandísticas". Según ha difundido el canal de Telegran de Serebrian, "la orilla izquierda se beneficia de las políticas de paz, seguridad e integración económica con la Unión Europea, que son beneficiosas para todos los ciudadanos". Transnistria ocupa una delgada franja de territorio entre la orilla oriental del río Dniéster y la frontera de Moldavia con Ucrania.
En Tirana, la presidenta Maia Sandu se ha mostrado dispuesta a resolver pacíficamente el conflicto "congelado" de Transistria. Sandu participó en una reunión con líderes de los países de Balcanes Occidentales en la que también estuvo presente el ucraniano Volodimir Zelenski.
Desde Moscú, Interfax informó de que representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso dijeron en un comunicado divulgado por Interfax: "Proteger los intereses de los residentes de la región de Transnistria, nuestros compatriotas, es una de nuestras prioridades".
El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, dijo que "dado que Rusia actúa de forma cada vez más agresiva en Europa, observamos lo que pasa en Transnistria con gran atención". El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha declarado que estas tensiones en Transnistria son peligrosas, si bien no son nada nuevo. Según Tusk, "la amenaza de una intervención rusa, o al menos una provocación, es algo permanente".
Antiguo territorio soviético, forma parte de las naciones que Putin ya ha seducido. Bielorrusia está en la órbita del Kremlin. Con la guerra de Ucrania sin un final a la vista, y con un temor cada vez más fundamentado de que Rusia estaría dispuesta a atacar un país aliado, Transnistria supone una amenaza latente que inquieta a Kiev y a las capitales europeas.
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