2012 es el año en que todo cambió. En esas elecciones, Mitt Romney, el candidato republicano, obtuvo el 59% del voto de personas blancas, pero perdió. En toda la historia de EEUU nadie que hubiera conseguido el 59% de los votos de los blancos había sido derrotado. Fue el principio de un cambio que dura hasta la actualidad: los blancos ya no son los únicos que deciden el ganador o ganadora de una elección presidencial.
La razón tiene que ver con las matemáticas. Durante las últimas décadas, la parte hispana del electorado se ha quintuplicado. En ese 2012, los blancos seguían siendo mayoritarios (72% de los votos), pero el 13% de afroamericanos, el 10% de latinos y el 3% de asiáticos tenían una fuerza importante, más aún cuando la gran mayoría de estas minorías votaron demócrata, y aún más cuando lo hicieron en estados determinados, que son los que dieron la victoria a Barack Obama.
Han pasado 12 años. ¿Qué puede ocurrir en 2024 y qué impacto puede tener el voto latino en el voto? Aparte de otro hito histórico, que es que los votantes latinos superarán por primera vez a los votantes afroamericanos, hay algunos puntos que hemos de tener en cuenta, a partir de los datos disponibles:
1. La movilización. En 2024, el público latino que puede votar es, aproximadamente, de un 15% de la población estadounidense (36 millones de personas). Además, está aumentando su participación política. Por ejemplo, el 40% de los votantes hispanos votó en las midterms de 2018 (en comparación con el 27% en 2014), y el 54% lo hizo en las presidenciales de 2020 (por el 47% en 2016). De hecho, esa diferencia de participación en 2016, especialmente baja, es una de las diferentes razones por las que se produce la victoria de Donald Trump: las minorías no se movilizaron a favor de Hillary Clinton.
No ocurrió lo mismo en 2020, cuando los latinos sí salieron en masa a votar, especialmente demócrata (66%). La menor movilización siempre tiene que ver con la decepción con la política y los políticos, así como con la percepción de hacia dónde va el rumbo del país. Las encuestas, en este sentido, son negativas en este aspecto, lo que podría indicar que se reducirá el voto latino y, por ende, se sumará un problema enorme más (junto al de los jóvenes), para Joe Biden. Con un resultado ajustado, como se prevé, cada voto cuenta para los demócratas, y la menor movilización no es una buena noticia para ellos.
Un millón de hispanos nacidos en EEUU cumplirá la mayoría de edad cada año en las próximas dos décadas
2. La edad. En 2020 la edad promedio de un ciudadano hispano era de 30 años, en comparación con los 41 años de los estadounidenses no hispanos, según un análisis de los datos del censo. De hecho, se estima que los blancos no hispanos se convertirán en minoría después de 2045. Este gran aumento de los hispanos tiene que ver con la natalidad. El Pew Research Center estima que un millón de hispanos nacidos en Estados Unidos cumplirán la mayoría de edad cada año durante las próximas dos décadas. Los hispanos son cada vez más, y son cada vez más mayoría entre los jóvenes. Sin embargo, y pese a que ser joven, en la actualidad electoral estadounidense, implicaría votar más a los demócratas, no sucede lo mismo con los jóvenes hispanos. No se trata de que no sean más progresistas, sino de que votan menos que el resto de jóvenes. Eso hace que, pese a que el aumento de jóvenes latinos sea, a priori, una buena noticia para Biden, no lo es tanto si no se comprometen políticamente y si no van a votar. De nuevo, la movilización será clave.
Si hay un público joven al que Biden podría buscar es a las jóvenes latinas feministas
3. El género. Como en todo el mundo, en el último lustro se está observando un cambio sustancial en la elección de voto entre hombres y mujeres. Según datos recopilados por Gallup, las mujeres jóvenes, en el rango de edad de 18 a 30 años, muestran una inclinación hacia planteamientos progresistas con una diferencia de 30 puntos porcentuales en comparación a sus contrapartes masculinas. También ocurre entre las y los jóvenes hispanos. Según los datos disponibles, hay un tema que los diferencia especialmente: el aborto. La lucha feminista ha movilizado a muchas mujeres latinas, mucho más que a los hombres. También, desde 1984, votan más mujeres que hombres en las elecciones presidenciale. De este modo, si hay un público joven al que Biden podría ir a buscar es a las jóvenes latinas feministas.
4. Los temas. La diversidad en términos de edad, ubicación geográfica y condición socioeconómica hace que las comunidades hispanas tengan intereses variados. Sin embargo, las últimas encuestas indican que sus preocupaciones generales se alinean totalmente con el resto de la población estadounidense: la violencia, la inflación y el cambio climático. Es decir, no se diferencian en nada. Jason Riley, en el The Wall Street Journal, citaba que algunos demócratas siguen viendo a los latinos como "gente oprimida que sufre discriminación sin parar", pero que, sin embargo, son gente normal que quiere ganarse la vida, con calles seguras y oportunidades, y que se sienten estadounidenses. En este sentido, siguiendo con Riley, la percepción de que Biden es blando sobre la lucha contra la inmigración ilegal, o la guerra cultural (agenda LGBTI, feminismo…), puede hacer volver más conservadores, ahora o en el futuro, a miembros de esta comunidad, y el Partido Demócrata debería pensar más en ofrecer soluciones para el metro cuadrado de la gente, si quiere movilizarla para votar o, al menos, para que no lo hagan por los republicanos.
5. Los estados. He aquí el quid de la cuestión. Porque no importa el aumento de latinos si lo hacen en estados donde ya ganan sobradamente los demócratas. Por ejemplo, California es el hogar de un 25% de todos los votantes hispanos (8,5 millones). Pero allí ya se da por descontada la victoria demócrata, tal como ocurre en Nueva York (2,2 millones). Lo interesante estará en Texas (6,5 millones), Florida (3,5 millones) y, sobre todo, en Arizona (1,3 millones), donde ha hecho campaña esta semana el presidente Joe Biden. De lo que ocurra en ellos, convertidos en swing states en los últimos años precisamente por el aumento de presencia hispana, dependerá mucho el resultado de las elecciones. Según una encuesta reciente de Emerson College, Donald Trump aventaja al presidente Biden en Arizona en tres puntos (46% a 43%) en una dura lucha por los 11 votos electorales del estado. En 2020, Biden obtuvo una victoria sorpresa en Arizona, algo que no sucedía desde 1996. Solo superó a Trump por el 0,3% de poco más de 3,3 millones de votos. Si los latinos se movilizan, podría volver a suceder de nuevo.
6. El sempiterno bloque demócrata. Sí, como hemos visto, la gran mayoría de latinos vota demócrata en bloque. Lo ha hecho históricamente desde 2004 (ese año, votaron al republicano George W. Bush). El problema estriba en que muchos demócratas piensan que será así para siempre, cuando no es cierto. Cambió en 2004 y puede volver a cambiar. De hecho, los votos latinos a republicanos no dejan de crecer, en parte porque los temas de interés cambian: a medida que las familias latinas prosperan o, sencillamente, se sienten más estadounidenses per se y menos "latinos", sus intereses y preocupaciones varían. Los demócratas ganaron el voto hispano por 38 puntos en 2016. Para 2020, ese margen se había reducido a 21 puntos, y entre los hombres hispanos se redujo a 17 puntos.
Si los demócratas no movilizan a su público potencial, la pérdida de votos latinos puede ser importante y puede costarles las elecciones
Si los demócratas no están atentos y no movilizan a su público potencial, la pérdida de votos latinos puede ser importante y, de hecho, puede costarles las elecciones. Porque no es necesario que una mayoría de latinos voten al Partido Republicano, cosa que difícilmente ocurrirá este 2024. Tan solo hace falta que una pequeña parte de esta comunidad, en estados decisivos, lo haga o que, sencillamente, se quede en su casa. Por ejemplo, la diferencia en voto latino fue en 2020 de solo 18 puntos en Wisconsin, 14 en Pensilvania y 12 en Arizona, tres estados clave en la elección del próximo noviembre. Un pequeño cambio en esos estados podría bastar para la victoria de Donald Trump. Una verdadera pesadilla para los demócratas.
Xavier Peytibi es consultor político en Ideograma, politólogo y autor de Las campañas conectadas: Comunicación política en campaña electoral y coautor de Cómo comunica la alt right: de la rana Pepe al virus chino.
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No son «latinos», son hispanos