Estilo anglo-normando por fuera; marroquí por dentro. El que fuera castillo de Hasán II y más tarde de su hijo Mohamed VI, ubicado en los alrededores de París, está a la venta y su precio, 425 millones de euros, lo convierte en el castillo más caro de Francia y probablemente del mundo. Por el inmueble pujan ya varias fortunas asiáticas.

El Independiente ha obtenido imágenes en exclusiva de su interior que fue totalmente reformado en la década de 1990 por Hasán II para adaptarlo a su estilo, a imagen de los palacetes de Fez o Marrakech. El monarca, que falleció en 1999, adquirió en 1984 el Chateau d’Armainvilliers, hasta entonces propiedad de la acaudalada familia Rothschild, establecida en la llanura de Brie. Sus antepasados lo habían construido un siglo antes en el emplazamiento que ocupaba un antiguo edificio del siglo XVII.

Uno de los salones

La propiedad cuenta con tres plantas con tres ascensores, cinco salones y 17 suites temáticas dentro del castillo.

Dormitorios temáticos

Cada habitación tiene su propia temática y decoración asociada

Fachada de estilo anglo-normando

Opulencia

Con 2.500 metros cuadrados de superficie habitable, el castillo cuenta con un centenar de habitaciones además de un hamman (baño árabe), cinco salones, tres ascensores o una peluquería. Se halla ubicada en localidad de Gretz-Armainvilliers, en Seine-et-Marne, en las afueras de la capital gala. El inmueble al borde de un largo artificial está rodeado por una finca de 1.000 hectáreas que se extiende por otros dos pueblos, Tournan-en-Brie y Favières.

Ignace Meuwissen, un agente inmobiliario dedicado a las propiedades más exclusivas, es el encargado de buscarle un nuevo dueño. Tras el óbito de Hasán II, el actual rey de Marruecos Mohamed VI mantuvo la propiedad durante una década. En 2008 la vendió por 200 millones de euros a un discreto comprador procedente de Oriente Próximo que ha mantenido intacto el estilo.

La integración de los estilos de azulejos de Fez y Marrakech en el marco arquitectónico anglo-normando añadió un encanto cautivador

Bajo un caparazón sobrio y agreste que parece fundirse con el bosque cercano se esconde una sucesión de estancias de inspiración oriental, con grandes lámparas, artesonados de madera que reproducen dibujos geométricos y azulejos de Fez. Cada habitación tiene una decoración propia. "En la década de 1990, bajo la meticulosa dirección del arquitecto real Michel Pinseau y la propiedad del rey Hasán II, la finca experimentó una notable transformación, alcanzando nuevas cotas de esplendor y opulencia", presume el agente inmobiliario. "La integración de los estilos de azulejos de Fez y Marrakech en el marco arquitectónico anglo-normando añadió un encanto cautivador y distintivo a la propiedad", agrega.

“Recientemente dimos la bienvenida a la propiedad a nuestros primeros potenciales compradores asiáticos”, explican a este diario desde la agencia inmobiliaria. En la planta baja se encuentran los comedores y los salones de recepción así como un complejo médico con una clínica dental, una farmacia, un laboratorio de análisis y una sala de exploración. Por orden del fallecido monarca alauí, en el sótano -al que se se accede a través de un túnel apodado “el metro”- se instalaron las cocinas -diferenciadas entre la marroquí, la francesa, la dedicada a la bollería o el helado- así como las cámaras frigoríficas y los almacenes. La idea era que el servicio no se cruzara bajo ninguna circunstancia con residentes e invitados. En las plantas superiores se encuentran 17 dormitorios y jardines de invierno.

Ignace Meuwissen

Dormitorio de Hasán II

Oficina de Hasán II

Inspiración árabe

El castillo cuenta con servicios como salón de peluquería, hammam, aparcamiento privado, cocina de última generación totalmente equipada, bodega, lavandería central, sala eléctrica, depuradora de agua, caballerizas para 50 caballos, alojamiento para el personal y 36 edificios en el parque.

Exilio dorado

En el exterior están ubicados los establos con capacidad para medio centenar de caballos. "Las comodidades y características del castillo y sus extensos terrenos son realmente excepcionales, y combinan a la perfección el lujo con la funcionalidad", apunta Meuwissen. Desde los lujosos salones y las suites intrincadamente decoradas hasta los amplios establos, los alojamientos para el personal y las cocinas de última generación, cada detalle está meticulosamente diseñado para garantizar el máximo confort y comodidad a sus residentes", añade.

Cuando Hasán II la compró, la transacción no pasó desapercibida para los periodistas de la época. Muchos se preguntaron la razón que había llevado al monarca a fijarse en esa propiedad que reformó y amplió para su séquito. “Encariñarse con el patrimonio de Armainvilliers puede parecer trivial, pero el futuro es a veces incierto para los dictadores y los monarcas”, escribieron algunos periódicos. Hasán II había sufrido varios golpes de Estado y algunos vieron en el desembolso un posible plan B, una apuesta segura para un exilio dorado.