Es una de las nuevas voces del Congreso de los Diputados. A punto de cumplir los 30 años, Tesh Sidi libra desde que tomara el acta en agosto una batalla singular: curtida como activista de origen saharaui, defiende el derecho de su pueblo a la autodeterminación y denuncia la ocupación de Marruecos que el PSOE, el socio de coalición de Sumar, acepta y defiende desde el giro copernicano en el litigio del Sáhara, expresado en una carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI hace ya dos años.
"La cuestión saharaui siempre va a ser la piedra en el zapato del Estado español", desliza en una conversación con El Independiente en la que acusa al PSOE de oportunismo al tratar ahora de abanderar la causa palestina, en el enésimo estertor de un conflicto que suma más de 76 años. Un posicionamiento socialista que, a su juicio, desnuda las contradicciones de una política exterior dirigida por el socialista José Manuel Albares y contra la que Sumar se subleva en declaraciones públicas de sus dirigentes y las respuestas al otro ala del Ejecutivo.
Pregunta.- El ministerio de Exteriores en una respuesta escrita a Sumar se opone a reformar la normativa de nacionalidad para extender la ciudadanía española a los saharauis, alegando que el conflicto de la ex colonia española sigue sin resolverse en la ONU…
Respuesta.- Es la excusa que pone el PSOE, que estamos en el proceso de las negociaciones de las Naciones Unidas. Lo hemos planteado como una ley de memoria restaurativa, porque al final esas personas eran nacionales españoles y se les quitó la ciudadanía. A mi juicio no interfiere en el proceso ni la negociación de las Naciones Unidas ni tiene nada que ver. La proposición no de ley que hemos presentado [que insta al Congreso a que se otorgue la nacionalidad española a aquellos saharauis nacidos bajo la administración española del territorio antes del 26 de febrero de 1976] es una medida de memoria restaurativa. Que esa persona recupere su ciudadanía y sus hijos tengan los mismos derechos que tiene cualquier español, sea del país que sea, nacido donde haya nacido. Pero lo más importante de la ley de nacionalidad es la modificación de un artículo del Código Civil. De esta manera equipara que los nacionales de origen saharaui puedan obtenerla a los dos años, igual que todas las colonias que ha tenido España, a todos los de habla hispana y sefardíes. No tiene ningún sentido apelar a mezclar el conflicto político con algo que son los derechos civiles de cualquier migrante en España.
No tiene ningún sentido apelar a mezclar el conflicto político con algo que son los derechos civiles de cualquier migrante en España
P.- A partir de esa respuesta es previsible que cuando llegue a votar la proposición, el PSOE la rechace…
R.- Podría ser, pero hay que esperar a las negociaciones, donde todo es posible, incluida la abstención. De momento contamos con las mayorías anteriores, es decir, porque la ley se ha presentado tal cual se presentó la legislatura pasada. Entonces, con las mayorías que ya se registraron la otra vez, tenemos garantizado que entra a trámite y que pasa a la Comisión de Justicia.
La presencia en sí misma es ya una gran victoria
P.- ¿Cómo lleva la visibilidad pública y estar en el radar marroquí?
R.- En la prensa marroquí se destaca que no estoy en la dirección del movimiento Sumar cuando, en realidad, soy de Más Madrid. Son alegrías falsificadas y hay mucha desinformación. Sí noto cierta rabia cuando se trata de mi presencia en Más Madrid. Yo creo que la presencia en sí misma ya es una gran victoria, aunque sea una legislatura muy compleja. A nivel de posicionamientos comunicativos y demás, nadie me ha cortado las alas ni me ha dicho nada; yo sigo haciendo lo mismo.
P.- En política exterior da la sensación de ser dos Gobiernos. Sumar usa las preguntas por escrito para preguntar al otro ala del Gobierno posiciones en Marruecos que no comparte…
R.- La relación a nivel interno con el PSOE es buena pero yo no tengo directamente trato con el presidente ni Albares. En política exterior obviamente soy muy cañera con ellos. Es lo que hay y tiene que ser así. El PSOE se ha movido hacia posiciones muy extrañas, incluso para los propios votantes del PSOE e incluso para los propios diputados. Se nota incluso que la cuestión palestina les pone en una incongruencia moral, porque cada vez que defienden lo que defienden en Palestina, si uno usa los mismos términos y las mismas palabras y les pregunta: ¿Por qué no para el Sáhara? Para bien o para mal, el conflicto palestino les genera esa incongruencia.
P.- En precampaña me decía que no entendía la posición del PSOE respecto a Marruecos y el Sáhara. ¿La comprende ahora?
R.- Nada. Nadie lo comprende. Al final, dicen que es una cuestión de política migratoria. A mí no me parece suficiente. Estamos viendo cómo la UE busca socios preferentes como Mauritania. La migración no va a parar, no va a cesar. Pero hay una Europa en su conjunto asustada por la crisis migratoria que puede venir. Se oyen tambores de guerra; hay ese miedo de ir vallando África de alguna manera y haciendo de todos los países con costa socios preferentes, pero no es una política a largo plazo porque se está dando dinero a gobiernos que vulneran los derechos humanos. No es la estrategia: la migración no se frena así y todo el mundo lo pone como gran excusa. Personalmente, sigo sin saber por qué ni a cambio de qué el PSOE tiene esta posición.
Personalmente sigo sin saber por qué ni a cambio de qué el PSOE tiene esta posición sobre Marruecos
P.- El presidente ha prometido reconocer rápidamente Palestina. ¿No le resulta chocante que él mismo tenga la posición que tiene con Marruecos? No sé si alguien le ha reconocido en privado esa incoherencia…
R.- En privado lo reconoce mucha gente. En público ya cuesta más, pero en privado lo reconoce absolutamente casi todo el mundo. Hablando ya como defensora de los derechos humanos, creo que hay una esloganización, un componente partidista de las luchas tanto anticoloniales como migratorias, y que nosotros tenemos que ser muy inteligentes para saber cuándo es el momento político. El PSOE ya prometió desde hace cinco legislaturas que iba a reconocer el Estado palestino. ¿Han tenido que morir 33.000 personas para que lo hagan? Ahí lo dejo.
P.- ¿Hay algo de oportunismo?
R.- Sí, básicamente. Se han dado estas circunstancias y vamos con ellas, pero de alguna manera, la cuestión saharaui siempre va a ser la piedra en el zapato del Estado español. Siempre lo va a ser.
P.- ¿El saharaui y el palestino son conflictos similares? Hay quien insiste desde el Gobierno en que no…
R.- Son dos conflictos coloniales con los mismos estándares, con las mismas prácticas. De hecho, decir lo contrario es valorar que la vida de uno vale más que la de otros. Ya lo hemos visto con los siete cooperantes que acaban de morir en Palestina. No hay conflicto mejor ni peor, son todos peores o todos malos. Cuando se comparan los conflictos para decir que no son los mismos, es porque uno ha puesto sobre la mesa más muertos que los otros. Se basan en que la gravedad del asunto es que unos han muerto 33 000 y los otros no han muerto tantos. Pero las prácticas coloniales, las prácticas de ocupación, el sionismo y la monarquía alauí aplican las mismas prácticas y son socios preferentes entre sí. Aquí no hay mejor ni peor conflicto. Son todos malos, todos coloniales.
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