La rivalidad que protagonizan en el campo político o militar también se extiende al sector energético. Marruecos y Argelia se han enfrascado en la enésima disputa, esta vez, a cuenta de sendos proyectos de gasoductos que tienen como destino España y objetivo transportar el gas africano hasta una Europa que lleva dos años diversificando sus fuentes en busca de alternativas a Rusia. En la carrera, que tiene a Nigeria como cotizado suministrador, Argelia dice jugar con ventaja.
“Es que nuestras infraestructuras están listas y se trata de completar la de los dos países vecinos. Una vez realizadas, llevar el gas hasta el cliente final en Madrid sería cuestión de horas. Tan fácil como abrir el grifo”, señala en conversación con El Independiente un ministro argelino. El proyecto de gasoducto Nigeria-Argelia se lanzó oficialmente en julio de 2022 cuando la firma de un memorando de entendimiento entre Argelia, Níger y Nigeria. El apodado gasoducto Transahariano tendría una longitud de 4.000 kilómetros y su construcción costaría unos 12.750 millones de euros.
Llevar el gas hasta el cliente final en Madrid sería cuestión de horas. Tan fácil como abrir el grifo
La infraestructura, que atravesaría el desierto del Sáhara, partiría de Nigeria hacia el norte, a través de Níger, hasta Argelia. Transportaría 30.000 millones de metros cúbicos de gas al año. El proyecto compite con el que Marruecos lleva años publicitando. Presentado oficialmente en 2016, bordearía 7.000 kilómetros de costa atlántica y tendría un coste de construcción que supera los 25.000 millones de dólares. Su objetivo sería transportar el gas natural de Nigeria -con la novena reserva de gas del mundo- a Marruecos, 13 países de África occidental y Europa.
Una inversión millonaria que se enfrenta a desafíos como la propia financiación -dependiente de unos organismos internacionales cada vez más reacios a sufragar proyectos alternativos a las energías renovables- y la inestabilidad política de algunos de los países por los que transitaría. “Argelia es un país gasístico, a diferencia de nuestro vecino. Y tenemos los recursos para financiar el proyecto. ¿Qué sentido tiene hacer otras infraestructuras? No resulta realista”, comentan fuentes gubernamentales argelinas, que hablan abiertamente de "utopía" marroquí.
Inversiones y relaciones históricas en África
A favor de Argel también se halla la circunstancia de que el país goza de relaciones históricas con algunos de los países implicados. Argelia apoyó los movimientos de independencia en todo el continente y contribuyó al desarrollo del sector energético de los estados africanos asumiendo la formación en territorio argelino de los primeros ingenieros o participando con capital en la constitución de sus empresas gasísticas estatales. De hecho, la petrolera estatal argelina Sonatrach anunció a principios de este año su intención de reanudar sus actividades de exploración en Níger y cuenta con yacimientos en Libia, Nigeria, Túnez y Mauritania.
“Hay poco que comparar entre ambos países. La longitud que queda por construir en el caso de Nigeria-Argelia es relativamente pequeña en comparación con la de Marruecos y la inversión total de la argelina es la mitad de la marroquí”, señala a este diario el analista en energía argelino Choeib Boutamine. “El proyecto argelino es más competitivo y también más realista. En el caso del gasoducto argelino, solo Níger nos separa de Nigeria. El que iría hacia Marruecos tiene que pasar por 13 países costeros africanos”, agrega. Tendría que atravesar, además, la costa del Sáhara Occidental, un territorio ocupado desde 1975 por Marruecos y pendiente de descolonización ante la ONU.
Fuentes estatales argelinas insisten, además, en que han cumplido su parte. El gasoducto que debería conectar con la frontera de Níger está preparado. El proyecto, sin embargo, no es nuevo. Su esbozo se planteó hace cuatro décadas pero las derivadas políticas impidieron su desarrollo. La turbulenta situación en el Sahel y las tensiones entre Argelia y Níger lastraron su construcción. En 2021 ambos países reabrieron su frontera y las conversaciones se reanudaron. El nuevo escenario europeo, con los Veintisiete decididos a buscar alternativas al gas ruso para que Putin “no lo use como arma de guerra”, impulsa la resurrección de la idea.
Amplia red de gasoductos
Argelia conectaría el suministro nigeriano con su actual red de gasoductos. Desde el país, uno de los principales productores de petróleo y gas natural de África con unas reservas probadas de gas natural estimadas en 159 billones de pies cúbicos, parten gasoductos hacia Marruecos, Libia, Túnez, España e Italia.
Desde la década de 1970, en los últimos años de la dictadura de Francisco Franco, Argelia estableció una relación gasística preferente con España. “Un grupo de empresarios y políticos muy listos, con una visión de futuro muy interesante, forjaron esa conexión entre Argelia y España, que convirtió al segundo en la puerta de entrada de la distribución del gas en Europa, un papel que ha cumplido hasta hoy”, apunta en declaraciones a este diario Abdelaziz Rehabi, ex embajador argelino en España y uno de los conocedores de esa vinculación histórica.
Los gasoductos debían crear intereses mixtos suficientes para asentar unas fronteras cuestionadas por ambos países vecinos
El resultado de esa apuesta es el conocido como gasoducto Magreb-Europa, que desde 1996 une el yacimiento de Hassi R'Mel con España, atravesando Marruecos y el estrecho de Gibraltar. “Argelia tuvo que nacionalizar los hidrocarburos en 1971, para poner fin a su explotación en paridad con Francia desde 1962, sistema de explotación que había demostrado ya en la práctica que el sector se encontraba literalmente aislado, cortado del desarrollo general de la economía nacional”, recuerda el diplomático argelino Mohamed Khaled Khelladi, que fue embajador en Madrid en la década de 1970. “La realización de los proyectos argelinos del gasoducto Pedro Durán Farell, que cruza Marruecos y va hasta España, y el gasoducto Enrico Mattei, que pasa por Túnez hacia Italia, habría de crear intereses mixtos suficientes para asentar unas fronteras cuestionadas por ambos países vecinos. Fronteras, no obstante, heredadas de la colonización y regadas con la sangre de los argelinos”, agrega.
Aquel primer gasoducto, de 1620 kilómetros de longitud, fue bautizado con el nombre de Pedro Durán Farell, un empresario ceatalán que pasó a la historia como el introductor del gas natural en España. Desde 2021 permanece en el limbo. Tras la ruptura de relaciones diplomáticas entre Argelia y Marruecos en agosto de aquel año, Argel optó por no renovar el contrato de explotación de 25 años que expiró en octubre. Desde entonces abastece a España mediante otro de sus gasoductos, el Medgaz.
En 2011, tras una década de estudios y construcción, entró en funcionamiento Medgaz, un gasoducto submarino de gas natural entre Argelia y España. Parte del campo de Hassi R'mel en Argelia en dirección hacia el puerto de Beni Saf, donde comienza el tramo submarino hasta la playa del Perdigal en la costa almeriense. Desde allí enlaza con gasoducto ya existente hacia Albacete. La longitud total supera los 700 kilómetros y su presupuesto rondó los 900 millones de euros. El gasoducto está gestionado por Sonatrach al 51%. El restante 49% se halla en manos de la española Naturgy.
Argel cuenta, además, con el Transmediterráneo, un gasoducto -también denominado Enrico Mattei en homenaje al fundador de la energética italiana Eni y a su vinculación con Argelia- que parte de Argelia hacia Sicilia y la Italia continental, pasando por Túnez. Una prolongación del gasoducto lleva gas argelino hasta la vecina Eslovenia. La infraestructura, de 2.475 kilómetros de longitud, fue construida en varias fases entre 1978 y 1994. Está operada por Sonatrach y Eni y es una de las bazas que Roma ha jugado para, en mitad de la crisis diplomática entre Argelia y España que desató el histórico cambio de posición en el conflicto del Sáhara Occidental, impulsar el papel de Italia como nudo energético de Europa.
Como extensión de esta red se proyectó Galsi, un gasoducto que debía unir Argelia con la isla de Cerdeña y el norte de Italia pero que nunca llegó a ejecutarse. Italia tiene, a su vez, un gasoducto, el Greenstream, que conecta con Libia. Fue inaugurado en 2004 por Silvio Berlusconi y Muammar Gadafi. No obstante, la mayoría del gas libio operado por Eni -hasta un 80%- está destinado al consumo en el mercado libio.
Un esquema de conexiones que Argelia hace valer frente a Marruecos, con el que litiga históricamente por la hegemonía del Magreb. En el caso marroquí, el proyecto cuenta ya con un tramo en funcionamiento, el que parte de Lagos (Nigeria) y enlaza con Cotonú (Benín), Lomé (Togo) y Tema y Takoradi (Ghana). A ese tramo ya en funcionamiento se unirían Abiyán (Costa de Marfil), Monrovia (Liberia), Freetown (Sierra Leona), Conakry (Guinea), Bissau (Guinea-Bissau), Banjul (Gambia), Dakar (Senegal), Nuakchot (Mauritania) y Tánger (Marruecos), con una posible prolongación hasta Europa a través de una terminal en Cádiz. Tras la visita de Pedro Sánchez a Rabat el pasado febrero, la Casa Real alauí aseguró que España está interesada en el proyecto. Fuentes cercanas a Rabat consultadas por este diario alegan que Madrid podría reducir así su dependencia de “los generales argelinos” y de un posible corte del suministro en represalia por el apoyo español al plan de autonomía del Sáhara.
Argelia despidió 2023 como principal suministrador de gas natural a España
Un escenario, el de la interrupción del gas, que no se ha producido desde marzo de 2022 y que Argel descarta. “Hemos cumplido nuestros compromisos y lo vamos a seguir haciendo”, deslizan desde un régimen que es plenamente consciente de que el gas natural es un mercado de proximidad y que deben aprovechar la red de gasoductos existente. Argelia despidió 2023 como principal suministrador de gas natural a España gracias a sus 116.282 GWh, el 29,2% del total recibido y también de Italia, donde surte el 40% del consumo.
En el mercado español, el argelino se impone al gas procedente de Estados Unidos y Rusia, que sigue teniendo un porcentaje significativo (18,3%) a pesar de las reiteradas declaraciones de Moncloa. Sonatrach firmó recientemente un acuerdo para vender gas natural a la alemana VNG y trata de impulsar el gasoducto con Italia, en mitad de la crisis política con España. Precisamente los germanos recibirán el gas a través de Transmed consolidando la posición de Italia como centro energético de distribución en el mercado europeo.
Las cifras parecen sonreírle. Argelia se ha convertido en el segundo proveedor de gas por gasoducto del continente europeo, por detrás de Noruega. En Argel saben que en un futuro próximo la demanda de gas natural seguirá al alza. Y está decidida a recoger los frutos de una estrategia de larga data. En 2023 fue el primer proveedor de gas natural licuado (GNL) en África por delante de Nigeria. “Aspiramos a ser un puente entre África y Europa en el suministro de energía”, concluye el ministro.
Sin novedades para los empresarios españoles afectados por el cierre
Camino de los dos años del cerrojazo, la situación de los empresarios españoles en Argelia apenas ha variado. En junio de 2022 la patronal bancaria argelina decidió suspender las transferencias desde y hacia España con el trasfondo de la crisis diplomática que desencadenó el apoyo de Pedro Sánchez al plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental, la ex colonia española ocupada por Marruecos. "En Argelia el hermetismo es total", admite en conversación con El Independiente un empresario español con una reseñable inversión en territorio argelino. Algunas empresas siguen sufriendo los impagos derivados del cierre y otras, para sortear el veto, han optado por hacer pasar sus mercancías por países vecinos como Portugal o Italia.
En enero Argelia levantó parcialmente el bloqueo impuesto a las exportaciones españolas, concretamente en lo referido a transacciones comerciales de productos avícolas españoles. Pero el sector no espera nuevas aperturas. "Las excepciones iran llegando conforme a los intereses de Argelia y tomarán forma si los intereses de las empresas españolas están por la labor", desvela este hombre de negocios. Tampoco ayuda que lo que en diciembre parecía el deshielo de las relaciones diplomáticas, con la llegada a Madrid de un nuevo embajador argelino, ha derivado en un nuevo bloqueo.
En febrero la visita programada de Albares a Argel fue cancelada en el último minuto por las imposiciones que exigía el titular de Exteriores español. Ante tal panorama y la apuesta del Gobierno por incrementar las inversiones en Marruecos, algunas empresas españolas han comenzado a retirarse de un mercado que una vez concitó enorme interés. "Dada la incertidumbre del mercado para las empresas españolas, alguna de ellas han empezado a recular", esboza este empresario.
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hace 8 meses
Marruecos lleva desde 2016 sacándole jugo a su utópico proyecto de gaseoducto. Cada vez que presenta en cualquier foro internacional o en los medios de comunicación el itinerario de la infraestructura «ilustrado» con un mapa en el que el Sáhara Occidental aparece como territorio marroquí porque su frontera norte ha sido borrada, está sacándole rendimiento. Obviar que el antiguo Sáhara español y sus aguas son una zona en conflicto y que se trata de un Territorio No Autónomo, pendiente por tanto de descolonización, y cuyo dueño no es Marruecos, transmite al observador que desconoce la Historia una información y una imagen falseadas.
Si encima Mohamed VI afirma que el Gobierno español apoya su proyecto, y Pedro Sánchez no se atreve a desmentirlo, el «beneficio» para el sátrapa expansionista es aún mayor.
Y no digamos ya lo que supone para el gran amigo marroquí comprobar que España se sigue alejando de Argelia como cliente preferente que fue en el comercio del gas, y que empresarios españoles que tenían en el país argelino un gran cliente empiezan a abandonar ante la zancadilla injustificable que les ha puesto su propio presidente de Gobierno al enemistar a las autoridades argelinas con su injustificado e injustificable apoyo a un Sáhara marroquí y su bajada de pantalones antes las exigencias del comendador de los creyentes marroquíes.
Algún día alguien cuantificará las pérdidas que ha supuesto para España el cambio de posición del resistente sobre el Sáhara.