Fue estrecho colaborador de Shimon Peres y una figura central en los procesos de paz entre israelíes y palestinos en la década de 1990. A punto de cumplir los 76 años, Yossi Beilin sigue siendo un observador privilegiado de su país, Israel, y también de una deriva que atribuye sin medias tintas a un “halcón egoísta y algunos lunáticos” en alusión a Benjamin Netanyahu y los ministros del ala más derechista. “Si Israel sigue en sus manos, el futuro será muy sombrío”, pronostica cuando el país, en plena ofensiva sobre la Franja de Gaza, cumple 76 años de historia sin motivos que celebrar.
“Es, sin duda, uno de los peores momentos de la historia de Israel aunque necesitamos algo más de tiempo para tener la respuesta correcta”, reconoce Beilin en una entrevista a El Independiente. Beilin ha ejercido como ministro de Economía, Justicia y Asuntos Religiosos así como viceministro de Exteriores. Vinculado durante décadas al Partido Laborista, fue presidente de Meretz-Yachad, un partido socialdemócrata partidario de la solución de los dos Estados, hoy enterrada en una arena política cada vez más virada hacia la derecha. “Si hay otro gobierno de centroizquierda, creo que podremos devolver a Israel al lugar que le corresponde y desarrollarlo”, desliza Beilin.
Pregunta.- ¿Cómo ve la situación sobre el terreno?
Respuesta.- Resulta muy borrosa, debo admitirlo. Es una situación en la que la guerra se prolonga demasiado. No creo que nadie lo hubiera imaginado así. Es una guerra entre un Estado y un ejército muy fuerte y una organización terrorista que es capaz y demostró su loca creatividad el 7 de octubre del año pasado, y que lucha en su propio terreno, conociéndolo todo allí. Las Fuerzas de Defensa de Israel son grandes y modernas y tienen recursos, pero no es una guerra sencilla. La idea de Netanyahu de una victoria total me parece infantil. La victoria que quiere no va a suceder. Normalmente este tipo de guerras no son de suma cero, y estamos acabando con el poder de Hamás, pero no estamos erradicando a Hamás. No erradicaremos a Hamás, incluida la cuestión de Rafah. Para Netanyahu, Rafah es el diamante de la corona. No estoy seguro de que lo sea. La guerra en Rafah puede durar meses con el riesgo de emboscadas a nuestros propios soldados. No va a ser una victoria gloriosa y no va a cambiar mucho. Mi opinión fue desde el principio que debíamos exigir dos cosas: Una es la liberación de los rehenes a cambio de los presos palestinos en un número que tendremos que acordar. Y la segunda es que Hamás no gobierne más la Franja de Gaza. No podemos permitir que continúe gobernando Gaza. Significa que el escalón más alto de Hamás, unas docenas de personas, tendrán que marcharse y buscarse otro lugar para los próximos años. Esto ocurrió con Arafat, que estaba en el Líbano y se trasladó a Túnez. Más tarde comenzamos nuestras negociaciones, y el resto es historia. Ahora habría que hacer más o menos lo mismo.
Para Netanyahu, Rafah es el diamante de la corona. No estoy seguro de que lo sea
Sinwar no es Arafat. Arafat era más pragmático y más laico. En 1988 fue capaz de cambiar realmente su política y reconocer a Israel. Con un grupo muy religioso y fanático como Hamás, es un caso diferente, especialmente cuando ya tenemos un socio palestino, la OLP. Firmamos con la OLP todos los acuerdos y seguiremos hablando con ellos. Pero de algún modo se asemeja a la situación con Arafat en el 82. Y si los dirigentes de Hamás abandonan Gaza, ése sería el momento en el que deberíamos poner fin a la guerra. El objetivo de la guerra no es matar a algunos soldados de Hamás. El caso es liberar a los rehenes. Y si Hamás es sustituido por una fuerza árabe como una coalición de Arabia Saudí, Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y la propia Autoridad Palestina.
P.- ¿Está haciendo Netanyahu lo suficiente para liberar a los rehenes?
R.- No creo que quiera tener rehenes, pero mi pregunta es: ¿qué es lo que realmente quiere? ¿Tiene algún plan para el día siguiente? no estoy seguro de que esté haciendo lo suficiente para su regreso. Y a veces se comporta como si estuviera mucho menos preocupado por los rehenes que por otras cosas. Pero la cuestión principal es que incluso si estamos conquistando una zona y la abandonamos, entonces Hamás vuelve. Así que si no está dispuesto a entregar la Franja de Gaza a la AP, ¿qué quiere? ¿Una guerra continua para huir de su juicio? Me resulta difícil entenderlo.
Netanyahu prefirió a Hamás sobre la Autoridad Palestina y, además de su mayor error, es un crimen imperdonable
P.- La semana pasada cierta prensa israelí apuntó a que el alto el fuego estaba cerca, pero que Netanyahu presionó para poner en marcha el ataque a Rafah…
R.- No creo que el plan sugerido por Hamás y el plan sugerido por El Cairo y Doha fueran muy parecidos. El problema es que Hamás asegura con su plan que el día después continuarán y gobernarán Gaza. No se trata de una cuestión menor. Si no podemos encontrar una solución para eso, no podemos estar de acuerdo con ellos. Estaré en contra de acordar una tregua para que Hamás siga gobernando Gaza.
Entonces, ¿qué hemos hecho? Creo que el mayor error de Netanyahu no es una cuestión táctica. Si había información sobre la posibilidad de que Hamás atacara el sur de Israel y él la ignoró o no. El mayor problema es que está en contra de la partición de la tierra entre Israel y Palestina. A pesar de que en el pasado apoyó una solución de dos Estados, renegó más tarde. Como resultado, decidió trabajar con Hamás indirectamente, por supuesto, contra la Autoridad Palestina. Y esto es imperdonable porque Netanyahu es un tipo listo. Sabe exactamente lo que significa Hamás. Es, mutatis mutandis, el ISIS. Los que están al tanto entienden que hay diferencias, pero es un grupo de fanáticos dispuestos a sacrificar sus vidas. Realmente creen que hay otro mundo esperándoles y que serán compensados para evitar la existencia de un estado judío. Están en contra de la paz con Israel. Lo dicen abiertamente. Deberíamos escucharlos. Lo dicen en serio. Y es por eso que conocerlos y ayudarlos fue un crimen y no puede seguir como primer ministro israelí. Prefería ideológicamente tener un Hamas fuerte y una OLP débil. Él mismo lo dijo.
Netanyahu es quizá un rehén de sus ministros más extremistas pero fue él quien eligió a sus secuestradores
P.- ¿Netanyahu debería haberse ido?
R.- Hace tiempo que debería haberse marchado. Hace mucho tiempo. Ha causado tantos problemas. Después del 7 de octubre, la situación de Israel, su imagen en el mundo, la economía, las relaciones con Estados Unidos, la situación en el mundo judío se deterioró como resultado de sus decisiones equivocadas y principalmente de su negativa a ocuparse del día después en Gaza. Realmente no lo entiendo. Ni siquiera es capaz de decir que Israel gobernará la Franja de Gaza como ya hicimos en el pasado, una posibilidad a la que yo me opongo totalmente. Espero que al menos haya comprendido su error de haber preferido a Hamás.
P.- ¿Cuál es el plan para el día después de la guerra en Gaza?
R.- Es un oxímoron. No hay plan. ¿Están locos? ¿Qué están haciendo? Dicen que no quieren a Hamás ni a la OLP. ¿A quién quieres allí?
P.- ¿Cuál es la alternativa? ¿Cuál es la alternativa?
R.- La alternativa es asegurarnos que aceptamos el plan Biden . Significa que terminamos la guerra, Hamás devuelve a todos los rehenes a cambio del intercambio con los prisioneros palestinos. Luego, hay una coalición de países árabes que reconocieron Israel y Arabia Saudí. Mientras tanto, empezamos a hablar con la OLP sobre un acuerdo permanente basado en la solución de los dos Estados. La mayor parte del mundo la apoya. Es la solución más práctica y realista.
P.- Hablamos de plazos, ¿Es un plan que podría adoptarse en breve?
R.- El presidente Biden debería poner su plan en la agenda y no en los periódicos. Tal vez Netanyahu le diga que no, tal vez le diga que sí. No perdería nada si lo pone. Una cosa es segura: si lo pone, habrá un debate público en Israel que no existe hoy porque no hay ningún plan.
P.- ¿Le preocupa la decisión de Biden de congelar un paquete de ayuda militar?
R.- Es parte de la presión, pero no sé si funcionará.
La salida de Israel pasa por los estadounidenses y personalmente por el presidente Biden
P.- Estamos en la recta final hacia las presidenciales en Estados Unidos. ¿Puede tener efecto en su reelección?
R.- Es un tema muy difícil. Gran parte de la entrevista que concedió a la CNN fue sobre el conflicto en Gaza. Es algo que no se esperaba ni estaba previsto. Pero es el líder del mundo libre y no tiene muchas opciones.
P.- Se ha dicho que Biden y Netanyahu son amigos, pero no parece que el israelí esté escuchando al presidente estadounidense…
R.- Nunca fueron amigos. Yo mismo conozco a Biden desde hace casi 40 años. Solíamos reunirnos cada vez que iba a Washington en los noventa. Me reuní con él durante horas. Decir algo como que éramos amigos es un poco exagerado. Sé que las relaciones con Bibi nunca fueron cálidas. Por eso la relación personal no tendrá ningún impacto aquí.
P.- Netanyahu no escucha a nadie en la escena internacional…
R.- Es que es Netanyahu. [La sensación es que intenta sobrevivir políticamente] No hay duda de ello.
P.- ¿Qué vaticina para los próximos años?
R.- Con el actual gobierno israelí no soy demasiado optimista. Por un lado, Israel sigue llorando a los soldados caídos y a los ciudadanos muertos, esperando realmente a los rehenes, comprendiendo que están muriendo todos los días. Solo Dios sabe cuál es entonces el número real de los que siguen vivos. Y Hamas también está diciendo algo increíble: el número de personas que serán enviadas a Israel incluye muertos y vivos. Simplemente lo escuchas y te estremeces. Pero no te dicen de antemano cuántos de cada categoría. La situación es muy sombría en Israel hoy. Y si a eso le sumas un gobierno que no cuenta con el apoyo y la confianza del pueblo, sino de una minoría. Israel sigue siendo una democracia. Se salvó de ser mucho menos democracia con esta revolución de Bibi y sus amigos.
Si me preguntas si hay una salida, mi respuesta es positiva. Y esta salida pasa por los estadounidenses y personalmente por el presidente Biden. Dios no lo quiera, pero con Trump será otro mundo, también para nosotros. Es alguien inestable que no vale para ser líder de ningún país. Ya lo fue y vimos su comportamiento, sus políticas, y gracias al cielo el mundo sigue en pie después de su mandato de cuatro años. Es realmente increíble que tal país pueda siquiera pensar seriamente en llevarlo de nuevo al poder.
P.- Hay una cuestión de tiempo…
R.- Así es. No tenemos demasiado tiempo.
El mero hecho de que Hamás siga luchando después de siete meses de guerra es una especie de victoria para ellos
P.- Después de siete meses de guerra, ¿quién está ganando la guerra?
R.- En cierto modo, Hamás ganó la guerra el 7 de octubre. Y no creo que aquí estemos hablando de victorias. Hemos vivido algunas guerras en las que la victoria no fue muy clara. En la guerra del 67, sabíamos que habíamos ganado. Los árabes perdieron. Ellos lo sabían. Nosotros lo sabíamos. Desde entonces, no ha habido ninguna guerra, incluida la del Yom Kippur del 73, en la que la victoria estuviera muy clara. Claro que ganamos, pero el precio y la sorpresa fueron terribles. Por eso no creo que al final nadie vaya a ganar esta guerra. Pero no hay duda de que el 7 de octubre, la sorpresa y el precio fueron increíbles. Consiguieron sorprendernos. Es una especie de victoria para ellos. Y, ya sabes, en una guerra de este tipo entre una organización terrorista y un Estado tan avanzado y fuerte como Israel, el mero hecho de que sigan luchando después de siete meses de guerra es una especie de victoria para ellos. Israel necesita mucho más para tener una victoria sobre ellos.
P.- ¿Es Netanyahu rehén del ala más ultraderechista de su Gobierno?
R.- Tal vez. Pero si es un rehén, fue él quien eligió a sus secuestradores, así que es un poco difícil llamarle rehén. No es un tipo inocente que fue secuestrado por gente mala. Es él quien los llevó a la Knesset [Parlamento israelí] y al gabinete en contra de todas sus promesas del pasado. Netanyahu no es uno de ellos. Es de derechas pero ha estado en otros lugares apoyando, por ejemplo, la solución de dos estados. Es muy pragmático. Más egoísta que ideológico. En su gabinete hay gente que es lunática. Él está lejos de ser un lunático. Es una persona inteligente. Es muy culto. Se puede hablar con él. Este no es el caso de Ben-Gvir y Smotrich. Hablas de gente que sueña con construir un templo para sacrificios. No son parte del núcleo duro de la sociedad israelí. Están en los márgenes de los márgenes. Y no puedes compararlos con Netanyahu.
P.- Ha participado en varios procesos de paz, incluidos los acuerdos de Oslo. ¿Existe ahora margen para el proceso político, y la diplomacia?
R.- Sin duda, por pura necesidad. Israel no puede permitirse convertirse en una minoría de judíos dominando a una mayoría de árabes. Necesita tener una frontera. De lo contrario, ni será judío ni será una democracia. Para los palestinos, la cuestión de la autodeterminación es muy importante. Y si la realidad de un Estado, no tienen autodeterminación en absoluto.
P.- ¿Es la de los dos Estados una solución factible?
R.- En estos momentos no hay otra solución que la de los dos Estados. En el momento en que los jordanos renunciaron a Cisjordania, la única solución pasó a ser la de los dos Estados entre Israel y la OLP. La idea de una confederación facilita la solución de los dos Estados en una situación en la que hay tantos colonos y asentamientos en Cisjordania. Esta es principalmente la razón por la que palestinos e israelíes decidimos proponer una confederación.
Porque en esa confederación, la sugerencia es que a todos los colonos que se encuentren en la zona del nuevo Estado palestino se les permita vivir allí como ciudadanos israelíes y residentes permanentes palestinos. Y al mismo número de ciudadanos palestinos se les permitirá vivir en Israel como residentes permanentes. Si eso sucede, entonces eliminaremos la mayoría de las dificultades relacionadas con la evacuación de los colonos de los asentamientos. No hay ningún primer ministro en Israel que vaya a evacuar a cientos de miles de colonos de Cisjordania.
P. ¿Es posible un proceso de paz con el actual liderazgo en Israel?
R.- No excluiría ni al liderazgo actual del lado palestino, que es viejo y débil, ni al israelí, porque son las personas con las que hay que trabajar. No sugeriría a nadie que esperara a que sus sucesores estuvieran en el poder. Hay que tratar con los dirigentes actuales. Debemos hacer todo lo posible para sustituir democráticamente a Netanyahu. En cuanto a los palestinos, es asunto suyo, pero mientras estén aquí, hay que tratar con ellos. Esta sería mi sugerencia al presidente estadounidense.
Lo más fácil que el mundo puede hacer por los palestinos es reconocerles como Estado y que se vayan a casa. Necesitan mucho más que eso.
P.- ¿Cómo será el final de Netanyahu en el poder?
R.- Las próximas elecciones en Israel, si se agota la legislatura, serán a finales del 2026. Espero que deje el cargo mucho antes. Por la gente de su propio partido que le diga “basta ya”: “Eres tan impopular, nos estás arrastrando al final del Likud sólo porque quieres estar en el poder”. Es una opción que no voy a excluir. Por ahora no ha sucedido, pero puede suceder. Otra opción es que la calle lo exija como se lo exigió a Golda Meir en 1973.
P.- En Europa, España e Irlanda se han comprometido a reconocer el estado de Palestina, como ya han hecho 143 países de todo el mundo…
R.- Yo no les voy a pedir que no lo hagan. Pero les diré algo. Recuerdo que teníamos que llegar al acuerdo permanente en mayo de 1999. Hubo una reunión en Berlín en febrero de auqel en la que se sugirió que Europa reconocería el estado palestino. Y yo me impliqué mucho en aplazarlo. Tuve muchas conversaciones con Arafat y en una de ellas me dijo: “No creas que estoy esperando el momento de declarar unilateralmente un Estado palestino. Deseo fervientemente que forme parte de nuestro acuerdo y no de mi propia decisión”. Y le pregunté por qué, y me dijo: “Te diré por qué. No estoy seguro de que el mundo esté enamorado de los palestinos. 123 países ya reconocen el estado palestino, la mayoría de ellos del tercer mundo. Una vez que haya un reconocimiento oficial del mundo de un estado palestino, creerán que hicieron todo lo posible para ayudarnos, pero no van a hacer nada porque creerán que lo que hicieron fue suficiente. No quiero conformarme con una decisión hueca como esa. Y por eso no les insto a que reconozcan un Estado palestino que no existirá si no me reconocen”. Arafat no era un santo y cometió muchos errores. Pero creo que lo que me dijo no fue una estupidez. Lo más fácil que el mundo puede hacer por los palestinos es reconocerles como Estado y que se vayan a casa. Necesitan mucho más que eso.
P.- ¿Hacia dónde va el país?
R.- Depende de sus dirigentes. Si es el mismo liderazgo de ahora, con un halcón egoísta y algunos lunáticos, el futuro puede ser muy sombrío. Si, por el contrario, hay otro gobierno de centroizquierda, creo que podremos devolver a Israel al lugar que le corresponde y desarrollarlo.
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