Reconocer un país que la realidad sobre el terreno niega y contra cuyo mapa y sus fronteras lleva décadas complotando Israel a golpe de asentamientos ilegales. Los palestinos celebran el paso que este miércoles han escenificado España, Irlanda y Noruega pero lo hacen con el escepticismo de quien espera poco o nada de la comunidad internacional. Antes del compromiso del terceto en cuestión, que reconocerán solemnemente a Palestina el próximo 28 de mayo, 143 estados de todo el mundo ya lo habían firmado. Y la realidad no ha cambiado, ni en Cisjordania ni en la Franja de Gaza.
"La mayoría de los países del mundo ya reconocen a Palestina como Estado", señala a El Independiente Zaid Amali,director de incidencia internacional de la ONG palestina Miftah. "Aunque llega con mucho retraso y debería haberse dado hace décadas, sigue siendo un paso positivo que preserva los derechos del pueblo palestino, a saber, el derecho a la autodeterminación y al retorno. Los europeos siempre han hablado de una solución de dos Estados y sólo han reconocido a uno de ellos", desliza.
Los últimos 50 países en reconocer Palestina
En realidad, España, Irlanda y Noruega inauguran el bloque de los últimos 50 países del mundo que reconocen a Palestina. Una posición que no es especialmente digna de ser celebrada, pero que podría tener la capacidad de movilizar a aquellos estados -ubicados mayoritariamente en Europa y Norteamérica- que aún no lo han hecho, en un momento especialmente sensible.
Los derechos palestinos han sido rehenes de los deseos y agendas israelíes durante décadas
"El reconocimiento es extremadamente significativo porque llega en un momento en el que el pueblo palestino está siendo, a todos los efectos, sometido a una guerra genocida que pretende borrarlo política, física y culturalmente. Se trata, por tanto, de una confrontación con esa agenda de genocidio y borrado de la que Israel ha podido salirse con la suya durante tanto tiempo", arguye en conversación con este diario Nour Odeh, ex portavoz de la Autoridad Palestina y consultora de diplomacia pública.
Se trata, alegan los palestinos, de crear "un momento positivo" que pueda animar a otros y elevar la presión sobre Tel Aviv. "Es una forma de que estos Estados se alineen con el sentimiento público de sus propios países y estén más en sintonía con su proclamada política exterior y su compromiso con el derecho internacional. Porque en última instancia a lo que esto se reduce, o lo que esto debería recordarnos, es que los derechos palestinos han sido rehenes de los deseos y agendas israelíes durante décadas. Y durante demasiado tiempo, los países occidentales les han seguido el juego", denuncia Odeh.
En mitad de una operación militar israelí que ha dejado ya más de 35.000 muertos palestinos y destruido la Franja de Gaza, la adhesión de los tres países europeos -en contra de la opinión de Francia, que no considera la coyuntura propicia para el reconocimiento- lanza, a juicio de Odeh, un mensaje: "Están diciendo que esa no es una fórmula viable y que no pueden seguir permitiendo que Israel tenga poder de veto sobre derechos fundamentales que están reconocidos en el derecho internacional".
Por su parte, la Red de Organizaciones No Gubernamentales Palestinas, una coalición de 132 ONG palestinas, ha celebrado el paso de España, Irlanda y Noruega, pero hace “un llamamiento a la comunidad internacional para que imponga sanciones a la ocupación israelí con el fin de detener el genocidio en la Franja de Gaza,” y “ponga fin al régimen de apartheid adoptado por la ocupación israelí, que se manifiesta en la fragmentación de las tierras palestinas, mediante la construcción de asentamientos en expansión, la confiscación de las tierras y propiedades de los ciudadanos y la demolición de sus hogares en Cisjordania, además de las matanzas y los ataques diarios contra todos los aspectos de la vida”.
"No puede ser un gesto simbólico"
Pero -más allá del acto del próximo martes, con su aprobación en el Consejo de Ministros-, existe la certeza de que un reconocimiento aislado no servirá de nada. "El reconocimiento por sí solo no basta. No puede ser un gesto simbólico, los Estados europeos deben basarse en él para asegurarse de que el Estado es independiente y soberano, y esto significa poner fin a la ocupación y la colonización israelíes mediante medidas concretas de responsabilidad internacional", recalca Amali.
Y en ese listado de medidas que podrían tomarse y que España ha esquivado hasta ahora están la siguientes: imponer un embargo de armas a Israel aunque no las proporcione directamente; imponer sanciones selectivas a funcionarios israelíes y presionar a Israel para que cumpla la orden vinculante de la Corte Internacional de Justicia de garantizar la entrada de ayuda y la prestación de servicios básicos en Gaza; reconsiderar todas las relaciones bilaterales con las autoridades israelíes, incluidos los acuerdos comerciales.
Los Estados europeos deben basarse en él para asegurarse de que el Estado es independiente y soberano
El Comité de Solidaridad con la Causa Árabe enumeró este miércoles algunos de las decisiones que podrían adoptarse para "fortalece institucional y económicamente al Estado palestino". "Entre ellos, si se reconocen las fronteras anteriores a 1967, suspender el comercio con los asentamientos ilegales israelíes, sancionar a las empresas que se lucran con la ocupación y colonización, como CAF, COMSA, Edreams, GMV, OSSA o TYPSA; sancionar a los colonos que están vulnerando la IV Convención de Ginebra.... Todo ello, sin perjuicio de otras medidas que se puedan tomar en el ámbito europeo o en otros organismos internacionales", deslizan desde la asociación.
"España y los demás pueden hacer mucho más. Pueden pensar y tomar medidas con respecto a un embargo de armas, a la prohibición de los productos de los asentamientos, que son productos de tierras robadas y recursos robados", opina Odeh. "Hay muchas medidas prácticas que surgirían de forma natural y que se derivarían de ese reconocimiento por el que creo que los palestinos presionarán y comprenderán que no hay un golpe de gracia en esta marcha por la libertad de los palestinos", admite.
Traducirlo en políticas
Víctimas de un conflicto que hunde sus raíces hace un siglo, la experta palestina comparte con otros observadores de la causa la idea fundada de que "el reconocimiento en sí no detendrá la guerra de forma natural, pero creo que no podemos subestimar su importancia política y jurídica".
"No se trata sólo de un acto simbólico. Es un compromiso jurídico y político con el Estado palestino, con los derechos palestinos dentro de ese Estado. Es un rechazo a la ocupación, a la colonización, al saqueo de los recursos naturales y a muchos otros aspectos", considera Odeh. "Hay muchas dimensiones que se traducen en políticas y normativas. Y crea un cambio en el impulso internacional o en la atmósfera internacional respecto a cómo poner fin a la guerra, porque no se trata sólo de poner fin al genocidio en Gaza; se trata de asegurarse de que nunca vuelva a ocurrir", agrega.
En los países occidentales cada vez se entiende mejor que Israel está deshaciendo el sistema internacional si se le sigue permitiendo hacer
La apuesta por la creación de Palestina y la controvertida solución de los dos Estados muestra, en opinión de Odeh, que "la sabiduría política convencional en Europa que decía que había que trabajar con Israel para que no enfadaran o alienaran ha fracasado estrepitosamente y ha tenido un precio muy alto para los palestinos en términos de apropiación de tierras, en términos de vidas y de esperanza perdida".
"Este es un cambio de enfoque: ni se aplaca ni se apacigua a un matón; hay que enfrentarlo. Y ahora mismo esto es lo que necesita la región, el mundo. De lo contrario, creo que en los países occidentales cada vez se entiende mejor que Israel está deshaciendo el sistema internacional si se le sigue permitiendo hacer lo que quiere con los palestinos sin consecuencias. No se puede mantener un sistema internacional de leyes y valores si siempre hay una excepción israelí a ellos. Y creo que eso estaba en la mente de muchos de los políticos implicados en el reconocimiento".
Un fin de la excepcionalidad, desliza Odeh. "Hay que defender todo el orden internacional porque la alternativa es el caos absoluto y ahí es donde Israel está arrastrando a todo el mundo si los países no le hacen frente", sostiene. "Esto es aleccionador y frustrante al mismo tiempo, pero los palestinos entienden que ningún acto por sí solo pondrá fin a la guerra y a la ocupación. Pero éste es un salto que, sin duda, acerca a los palestinos", concluye.
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