Un año antes de que se celebraran las pasadas elecciones europeas, los jóvenes marcaron, por fin, la agenda de los gobiernos y dijeron que estos debían hacer más por cuidar el planeta. Los Fridays for Future, liderados por una jovencísima Greta Thunberg, pusieron en el centro del debate las cuestiones medioambientales y esto se reflejó en las urnas europeas: los Verdes consiguieron los mejores resultados de su historia. Pero cinco años después, tras una pandemia y varias crisis geopolíticas, los temas que preocupan en Europa son otros y las encuestas dejan en mejor posición a los partidos de la ultraderecha que a los ecologistas.
Teresa Ribera, actual vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, es la apuesta de Pedro Sánchez para encabezar la lista del PSOE y para convertirse en comisaria en la próxima Comisión Europea. Su perfil y su experiencia la posicionan como favorita para una cartera vinculada al clima y a la energía, pero si estas materias tienen un peso inferior en la próxima legislatura, y además, gana fuerza la ultraderecha, Ribera podría acceder a un puesto con poca relevancia.
Ribera tiene un reto y es mantener la agenda verde pese a que los grupos políticos que más se han manifestado en contra de los objetivos climáticos tengan más presencia en la Unión Europea a partir de julio. Para la ministra, la política medioambiental tiene que ser transversal y debería estar presente en el resto de carteras que se repartan en el colegio de comisarios.
"Sería un enorme error pensar que se puede construir seguridad, paz, relaciones de vecindad e industria en Europa sin una agenda verde potente", justificó hace unos días la todavía ministra del Gobierno de España.
La configuración del colegio de Comisarios no llegará hasta después de las elecciones, que se celebran entre el 6 y el 9 de junio. Entonces, comenzará la negociación en la que Sánchez podría aprovechar que representa al Gobierno socialista más fuerte de la Unión Europea para demandar una posición de relevancia para Teresa Ribera, que no solo esté vinculada al clima, sino que incluya también competencias en otras materias.
Sánchez aprovechó su reunión con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, esta semana para recordarle “la importancia de una agenda ambiciosa” que incluya “los objetivos medioambientales de Europa”. El presidente del Ejecutivo hizo hincapié en la “transición verde” y en el papel que tiene que jugar en la agenda estratégica, según trasladan desde Moncloa.
El reparto de las carteras tendrá que jugar con los equilibrios políticos y geográficos de los partidos y los países que conformen el nuevo Parlamento Europeo. Por ello, es difícil conocer de antemano el poder de negociación que podría tener España para conseguir que Ribera pueda impulsar las inversiones que requiere el Green Deal desde su nuevo puesto como Comisaria.
En manos de Von der Leyen
Aunque su acercamiento a la derecha y su mano tendida a Giorgia Meloni puede complicar la reelección a Úrsula Von der Leyen como presidenta de la Comisión, lo cierto es que el partido de los populares europeos es el favorito para ganar las próximas elecciones. Precisamente a Von der Leyen sus socios le critican, no solo los guiños a la ultraderecha, sino también más inversiones verdes, no solo en industria, sino también en infraestructuras. Si repite, y su mandato es continuista, la alemana tendrá un papel clave en cómo se configura la próxima comisión y en qué carteras se cuela la agenda verde que quiere defender Teresa Ribera.
“Se necesita consolidar ese proceso de cambio y, por tanto, se necesita capacidad de generar consensos y de construir oportunidades en torno a eso, y me parece que, afortunadamente, hay mucha gente muy solvente en condiciones de esto”, expresó Ribera en un acto en Bruselas el mes pasado.
Pero este proceso de cambio ha provocado las críticas de sectores empresariales que tienen que hacer inversiones para lograr una transición ecológica, de los agricultores y también de grupos políticos de extrema derecha que niegan la crisis climática y que han ganado fuerza en varios parlamentos de los estados miembros. Las encuestas les dan también buenos resultados en los comicios europeos.
Si los pronósticos se cumplen, mantener los principios del Pacto Verde y extenderlos a toda la política de la Unión Europea será una tarea más difícil para Ribera. Pero hay un aspecto que puede beneficiarla y es una de las palabras más repetidas en los debates económicos de la UE. Se trata de la competitividad, en lograr que las empresas del viejo continente puedan actuar de forma conjunta para competir con las estadounidenses y las chinas. Y hacerlo, además, colaborando con el sector privado y pensando en los ciudadanos para lograr una transición justa.
A su llegada a la reunión con los ministros de Energía de la UE esta semana, Ribera hizo un llamamiento a aprovechar “cuanto antes” para atraer inversión que permita financiar el Pacto Verde para evitar que estos recursos se vayan a Estados Unidos o China.
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