La imagen de los principales líderes del último Consejo Europeo era elocuente. Seis hombres, representantes de Alemania, Francia, Polonia, Países Bajos, España y Grecia, conversan distendidamente sobre el reparto de cargos en la UE después de las elecciones al Parlamento Europeo. De ellos, solo el primer ministro griego, Kyriákos Mitsotákis (28,3%, siete eurodiputados), y el polaco, Donald Tusk (37,06%, 23 escaños), los de partidos pertenecientes al Partido Popular Europeo, disfrutaron de la victoria en la jornada del 9 de junio. En la escena falta la italiana Giorgia Meloni, la única que se presentó directamente en las europeas y ganó claramente con el 28,7% y 24 eurodiputados. Los votantes dieron una patada en las urnas, pero los líderes europeos ni se inmutaron.
Meloni ya merecía un puesto entre los grandes en la UE, dado que Italia es miembro del G7, y como tal la primera ministra italiana ha sido anfitriona de la última cumbre en Apulia. Además, encabeza Fratelli d'Italia, el mayor partido, del Grupo de Conservadores y Reformistas (ECR).
Conservadores y Reformistas, en el tercer puesto
A ello se suma que el ECR es con 83 eurodiputados, del total de 720, el tercero en el nuevo Parlamento Europeo, si no hay sorpresas antes del 4 de julio. Ha desplazado a los liberales de Renew, que suman solo 80, tras las cuantiosas pérdidas registradas por Renaissance, el partido de Emmanuel Macron, en Francia, especialmente.
El presidente de Francia sufrió tal golpe el domingo en las urnas que decidió convocar elecciones legislativas anticipadas que se celebrarán el 30 de junio y el 7 de julio. La coalición liberal apenas llegó al 14,6%, lo que se traduce en 13 eurodiputados de Renew. Tampoco le fue mejor al canciller federal alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz. El SPD se hundió por detrás de la derecha radical, Alternativa para Alemania (AfD).
El holandés Rutte, de salida y ya secretario general de la OTAN in pectore, tampoco puede presumir de éxito pues ganó en su país la alianza de socialdemócratas y verdes, seguida por la derecha radical de Wilders, y el PSOE de Pedro Sánchez salvó el expediente al quedarse solo a dos eurodiputados del PP.
Es un hito que los Conservadores y Reformistas ocupen el tercer puesto, aunque también fueron terceros en 2014 tras las elecciones en las que los tories británicos irrumpieron en el Grupo. Su marcha dejó al Grupo diezmado. "Ahora el centro de gravedad se ha ido a la derecha", ha dicho Meloni el miércoles. "Creo que en el Parlamento actual veremos ese cambio en la forma de enfocar ciertas políticas".
No al primer ministro húngaro
Meloni dijo que está "trabajando para organizar un frente alternativo a la izquierda" y negociando con múltiples facciones del Parlamento Europeo para llegar a un consenso sobre diversas cuestiones.
"Me parece surrealista que algunos propusieran nombres para altos cargos sin reflexionar antes sobre cuáles eran las señales que llegaban de los ciudadanos y cuál debía ser el cambio de ritmo en las prioridades", señaló Meloni.
También dijo que reclamaría "un papel del más alto grado" para Italia en las instituciones de la UE. "Todo el mundo sabe hoy cuál es el papel de Italia . . que hoy tiene el gobierno más sólido de todos", añadió.
Todo el mundo sabe hoy cuál es el papel de Italia... que hoy tiene el gobierno más sólido de todos"
GIORGIA MELONI, PRIMERA MINISTRA DE ITALIA
A pesar de la presión para ganar peso político, Meloni ha dado portazo a los diez eurodiputados del Fidesz, el partido del primer ministro húngaro, Viktor Orban, por sus posiciones filorrusas. Los húngaros formarán parte de los No Inscritos. Junto a Fratelli d'Italia, los españoles de Vox forman parte del ECR, como los checos del Partido Cívico Democrático del primer ministro Petr Fiala.
Acaban de incorporarse cinco eurodiputados del partido rumano AUR y los Demócratas Daneses, y los de Reconquista. Como cabeza de lista del partido fundado por Éric Zemmour, figuraba Marion Maréchal, la sobrina de Marine Le Pen. La sobrinísima ha roto con Zemmour para apoyar a Agrupación Nacional en las legislativas.
Tradicionalmente les correspondería designar al Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad, es decir, al sucesor del español Josep Borrell. Es el cargo para el que es favorita la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, de los liberales.
Kallas asegura que Meloni le ha confesado que no va a reclamar el puesto. De hecho, Meloni, claramente atlantista, ve con buenos ojos que una dirigente de los Países Bálticos sea Alta Representante. En el fondo, como la UE no tiene política exterior común, es un cargo sin poder real. La primera ministra italiana puede guardarse esa baza para presionar en el reparto de los comisarios.
Los miembros del Consejo Europeo parecen estar de acuerdo en renovar a la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula Von der Leyen, del PPE. A Meloni no le va mal esta opción, ya que tiene buena sintonía con Von der Leyen.
Además, populares, socialistas y liberales suman más de 400 eurodiputados, es decir, por encima de la mayoría de 361, lo que en teoría garantizaría que sus candidaturas pactadas salieran adelante.
Europeísta y atlantista pragmática
Los populares europeos reclaman también que el mandato del presidente del Consejo Europeo se divida y que uno de los suyos suceda a António Costa, el ex primer ministro socialista portugués, favorito para el puesto. Roberta Metsola, también del PPE, seguiría como presidenta del Parlamento Europeo. Pocos cambios después de unas elecciones en las que se confirmó el avance de la derecha radical, sobre todo en Francia y Alemania, y el retroceso de liberales y Verdes.
Meloni, que cuando estaba en la oposición llamaba a la UE como una "unión de usureros" y llamaba a su destrucción, se ha convertido en una europeísta conversa. Quiere cambiar la UE desde dentro y para ello necesita que Italia cuente. Para Italia, con una deuda del 140% del PIB, los 220.000 millones de euros del Fondo de Reconstrucción son fundamentales, una razón de peso para mirar a la UE sin deseos destructivos.
Su compromiso con Ucrania, a pesar de que en tiempos veía a Putin como un defensor de los valores tradicionales, ha sido clave para ganarse el favor del presidente estadounidense, Joe Biden, o la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula Von der Leyen. Marine Le Pen, que aspira al Elíseo, ha tomado nota del cuál es el camino que hay que seguir.
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