"Delincuente condenado", "dictador" y "perdedor", del demócrata al republicano. "Viejo y senil", "incompetente" y, sorprendentemente, "destructor de la democracia", en sentido contrario. Son algunos de los insultos que previsiblemente Donald Trump y Joe Biden se dedicarán este jueves en el tercer cara a cara de la historia entre ambos, el primero previo a las elecciones estadounidenses de noviembre. En esta ocasión lo harán con las sillas cambiadas: la última vez que se vieron en un debate el magnate era el presidente del país y quien debía presumir de su mandato, ahora es Biden quien debe defender su papel durante los últimos cuatro años.
El encuentro televisado entre ambos candidatos está considerado como el más trascendental en décadas y reúne varias particularidades. La primera, que tendrá lugar mucho antes de lo que suele ser habitual. Normalmente los debates se celebran después de las convenciones de ambos partidos, cuando las formaciones deciden oficialmente quién es su candidato a los comicios. Pero en esta ocasión Biden y Trump se enfrentarán este jueves en los estudio de CNN de Atlanta (Georgia), y no será hasta finales de julio cuando los republicanos celebren su convención en Milwaukee (Wisconsin), donde Trump aceptará formalmente la nominación del partido, y hasta finales de agosto cuando los demócratas harán lo mismo en Chicago (Illinois).
Más adelante, el 10 de septiembre y ya en unas fechas mucho más habituales, se producirá un segundo encuentro en el plató de ABC News.
Es el equipo de Biden quien cree que empezar pronto a celebrar debates le puede dar la oportunidad de adelantarse a las encuestas más cercanas al día de la votación, y Trump ha aceptado la propuesta. En los medios estadounidenses se da por sentado que las normas del debate favorecerán a Joe Biden. No solo porque interrumpir va a ser más difícil, ya que los micros de quien no tenga el turno de palabra estarán apagados, como ha pedido el equipo del presidente, también porque no habrá público, lo que evitará los aplausos, abucheos, o distracciones de terceros. Biden estará en el lado derecho y Trump será quien cerrará el encuentro, así lo ha determinado una moneda lanzada al aire.
Otra particularidad del encuentro es que nunca un debate había enfrentado a dos personas de edades tan avanzadas. Biden tiene 81 años y Trump 77, y aunque la diferencia no es demasiada, esta será una de las principales armas arrojadizas que el expresidente usará contra su adversario. El equipo de Biden se ha esforzado en comunicar que los vídeos que circulan por internet mostrando a su candidato como un anciano desorientado son editados y buscan esparcir desinformación, pero aun así será uno de los flancos por el que Trump más le atacará.
En el mismo sentido estará muy presente la cuestión migratoria. Las encuestas están dejando claro que los votantes ven la situación de la frontera sur como un problema que esperan que Trump pueda arreglar, y eso ha llevado al actual presidente a anunciar dos medidas importantes para extender las protecciones legales a las parejas indocumentadas de estadounidenses como para cerrar la frontera a personas que buscan asilo en EEUU. Trump también atacará utilizando el caso de Hunter Biden, el hijo de Joe Biden que acaba de ser declarado culpable de tres delitos por comprar y poseer un arma pese a ser adicto a las drogas.
Biden pintará a su adversario como un extremista desquiciado con ansias dictatoriales que no supo aceptar que perdió las elecciones de 2020, motivo por el que ahora se le juzga. Pero más allá de todo eso, el problema estará en cómo convencer a todos esos votantes que rechazan a cualquiera de los dos candidatos y que decidirán el resultado de los comicios.
El empate técnico
Ambos llegan al gran día con un empate casi técnico en las encuestas y eso podría hacer variar sus estrategias. Quizá a Trump no le interese seguir encarnando al candidato faltón, populista, que ataca al adversario en lo personal -no solo tras el empate de las encuestas, especialmente tras haber sido condenado por 34 delitos federales en el caso Stormy Daniels-, quizá Biden decida hacer algún anuncio que distraiga la atención de los últimos vídeos que le han mostrado despistado. Por ejemplo, en cuanto al aborto, un tema candente y de plena actualidad esta semana, cuando se ha cumplido el segundo aniversario de que el Supremo norteamericano derogase un derecho vigente en el país desde 1973.
Según las encuestas, a 134 días de las elecciones generales Trump solo tendría una ventaja de un punto sobre el actual presidente. El promedio de sondeos de RealClearPolitics así lo recogía este lunes, evidenciando cómo la diferencia entre ambos candidatos ha disminuido a lo largo de los meses -en enero llegó a ser de 4,3 puntos-, especialmente después de que Trump haya sido declarado culpable por el caso Stormy Daniels, por el que aún está pendiente de condena.
Robert F. Kennedy, fuera del debate
Debatirán solo ellos dos puesto que Robert F. Kennedy Jr, el sobrino del expresidente John F. Kennedy que ha despertado un gran interés entre los jóvenes, no ha conseguido clasificarse para el debate. El candidato independiente ha considerado su exclusión "antidemocrática, antiamericana y cobarde", pero CNN asegura que la normas son la normas. Para participar, necesitaba al menos un 15% de apoyo en cuatro encuestas nacionales entre las consideradas válidas, y cuando se cerró el proceso solo lo tenía en tres. También era imprescindible que se presentase en suficientes estados, pero solo consiguió cumplir los requisitos para hacerlo en un tercio del número requerido.
Pero quedar fuera de un debate que en 2020 vieron 73 millones de personas no es moco de pavo y para el candidato habría sido una muy buena oportunidad para darse a conocer. Desde 1992 ningún candidato de un tercer partido, ningún independiente, ha participado en un debate nacional, y así seguirá siendo al menos esta semana. Este primer cara a cara empezará este jueves a las 9:00 de la noche, hora de la costa este norteamericana y 3:00 de la madrugada del viernes en España. Además, el mismo día podría conocerse el fallo del Supremo sobre si Trump goza o no de inmunidad presidencial en el caso del asalto al Capitolio. La actividad en Estados Unidos este año está garantizada.
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