Una sensación de vértigo recorre parte de la Francia convocada a votar de forma prematura este domingo. Son los que quieren evitar que la derecha radical llegue a Matignon. Pero quienes desean el giro de 180 grados, todo a la derecha, también tienen la impresión de que esta ocasión es única. Es como "un golpe de estado psíquico", en palabras del politólogo Raphaël Llorca, lo que han experimentado estas tres semanas, desde que el presidente Emmanuel Macron disolviera la Asamblea Nacional tras los excelentes resultados cosechados por la derecha radical, liderada por Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) en las elecciones europeas.

Por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial la derecha radical, heredera de quienes respaldaron al régimen filonazi de Vichy, puede contar con un primer ministro en Francia, uno de los países fundadores de al Unión Europea. Agrupación Nacional, liderada por Marine Le Pen, que ha dejado a su escudero Jordan Bardella el protagonismo momentáneo, es la clara favorita en los sondeos.

Por primera vez no hay una solución buena para el día después: o hay una cohabitación imposible o un bloqueo"

ABEL MESTRE, REDACTOR EN 'LE MONDE'

En el último sondeo publicado el viernes por Les Échos, Agrupación Nacional llega al 37%, más de cinco puntos por encima de lo logrado el 9 de junio. Tendría que traducirse este porcentaje en más de 289 escaños para que gobernaran. En principio, Bardella ha dicho que sin mayoría absoluta no aceptará ser jefe del gobierno. No quiere ser una marioneta en manos del presidente.

El Nuevo Frente Popular llegaría al 28% y la mayoría presidencial se estanca en el 20%. Parece que a los votantes les importa poco que el programa de la derecha radical sea fluctuante o que Jordan Bardella, a sus 28 años, ni tiene experiencia de gobierno, ni formación. Su gran aval son sus 1,7 millones de seguidores en TikTok.

La proyección en escaños es compleja, debido a que se libran en realidad 577 batallas electorales, tantas como circunscripciones. Los 577 diputados de la Asamblea se eligen por sufragio universal mediante un sistema de mayoría simple a dos vueltas. La primera tiene lugar este domingo y la segunda el 7 de julio, antes de los Juegos Olímpicos, que se celebran en París, entre el 26 de julio y el 11 de agosto.

Para ganar en la primera vuelta, hay que obtener más del 50% de los votos emitidos y el apoyo de al menos el 25% de los votantes inscritos. Si ningún candidato lo consigue, los dos más votados, más cualquier otro candidato que haya reunido al menos el 12,5% del total de votantes inscritos, pasan a una segunda ronda de votación siete días después. En esa ronda, resulta elegido el candidato que obtiene más votos.

"Por primera vez no hay una solución buena para el día después. O hay una cohabitación con un gobierno de extrema derecha y un presidente centrista más aislado que nunca, o un bloqueo. En el primer caso habría mucha tensión entre el gobierno y el presidente. Bardella y Macron son prácticamente antagónicos. Y la segunda solución es un bloqueo de las instituciones, en el caso de que la derecha radical gane pero sin alcanzar la mayoría. Un primer ministro de esa mayoría caería rápidamente porque la izquierda y los macronistas lo tumbarían en una moción de censura", explica Abel Mestre, redactor de política en Le Monde.

Ni tradición de consenso ni gobiernos técnicos

"Nunca hemos conocido algo así en Francia. No tenemos tradición de coaliciones, como en Alemania, ni de gobiernos técnicos como en Italia. En el caso de que la solución fuera un gobierno técnico, ¿quién sería el primer ministro? El clivaje ahora es tan fuerte que no hay ninguna personalidad con fuerza política y moral que no esté adscrito en alguno de los bloques", añade Mestre.

Este proceso electoral comienza viciado desde el principio. Macron, a quien le gusta presentarse como el "señor del tiempo", decidió, para sorpresa incluso de su gobierno, adelantar las elecciones, en lugar de esperar a que en otoño hubiera una moción de censura. Como apuntaba Arancha González Laya, decana de la Escuela de Estudios Internacionales de París, en una entrevista con El Independiente, después de la victoria rotunda de Agrupación Nacional el 9J había que hacer algo, pero queda la duda de si la solución era llamar a las urnas en menos de un mes.

Nadie sabe lo que va a pasar. Reina la incertidumbre y el caos. Nunca hubo un escenario tan complejo"

ALEJO SHAPIRE, AUTOR DE 'LA TRAICIÓN PROGRESISTA'

A Macron le falló un cálculo relevante. El presidente creía que podría formar un frente republicano con figuras del socialismo moderado como Raphaël Glucskmann, eurodiputado que hizo una excelente campaña en las europeas. Pero Glucksmann, a pesar de sus diferencias con los melenchonistas, ha suscrito la creación del Nuevo Frente Popular, donde se concentran desde comunistas, verdes, insumisos y socialistas como él. Hasta el ex presidente François Hollande, uno de los padrinos políticos de Macron, ha bajado a la arena y compite por Corrèze. Ese frente republicano que pretendía crear Macron es muy frágil.

En realidad, nadie ha entendido esta decisión de Macron, y solo algunos, como el politólogo Dominique Reynie, sostienen que el presidente pretende que Francia se vacune contra el nacioalpopulismo de una forma muy arriesgada: si los franceses votan ahora por una mayoría de la derecha radical, tendrán que gobernar y será evidente su inconsistencia. Sin embargo, la tesis del politólogo Camille Grand, ex jefe adjunto de la OTAN, es que habrá una primera etapa en la que Agrupación Nacional querrá apaciguar al electorado más moderado, sobre todo en lo que concierne a la relación con Rusia.

"Cuenta con el ejemplo de Giorgia Meloni, que, gracias al apoyo al menos retórico a Ucrania, tiene la tranquilidad de Bruselas y Washington en lo que se refiere a sus acciones dentro del país. Sin embargo, si Le Pen lograra su objetivo más importante y ganara el Elíseo en 2027, probablemente daría la vuelta por completo al interruptor de la política exterior en una dirección favorable a Putin. Porque estamos hablando de una agrupación que es prorrusa en su esencia", explicaba Granda, en el diario polaco Rzeczespospolita. Es la línea que seguiría también con Bruselas.

Un cóctel molotov a punto de explotar

De momento, Agrupación Nacional es una incógnita, como lo es Marine Le Pen, y sobre todo Jordan Bardella. Pero los franceses están hartos de lo conocido, entiéndase Macron, que ha concentrado en sí mismo todas y cada una de las decisiones de sus dos mandatos, y muy polarizados entre los que les parece surrealista que la derecha radical pueda llegar a Matignon y los que ven necesario que lo haga.

"La economía no va mal, pero hay un sentimiento de abandono, de haber sido olvidados y eso da gasolina al voto a la extrema derecha. Hay un fuerte voto de adhesión: la gente quiere que el programa de Agrupación Nacional se aplique, aunque una de las razones de voto es el resentimiento, la angustia, y esa mezcla es un coctel molotov a  punto de explotar", señala Abel Mestre.

Según Mestre, son varias las razones que explican lo que está pasando en Francia. "Asistimos a la banalización de Agrupación Nacional, y la alineación de la derecha tradicional con la extrema derecha en la migración. Esto ha dado un suplemento de poder a Marine Le Pen y Bardella. A ellos se suman las promesas no cumplidas del gobierno actual. Macron ha sido elegido dos veces para frenar a la extrema derecha y va a acabar dando el poder posiblemente a  la extrema derecha", afirma Mestre.

Es la tragedia de Macron, que fue elegido porque ofrecía aprovechar lo bueno de la derecha y la izquierda, y su mandato deriva en el fortalecimiento de los extremos, hasta el punto de que el centro acaba evaporándose, como refleja la última portada de The Economist.

"Nadie sabe lo que va a pasar. Reina la incertidumbre y el caos. Nunca hubo un escenario tan complejo", apunta Alejo Shapire, periodista argentino afincado en París, autor de La traición progresista.

El destino de Macron también es incierto. En caso de bloqueo, una salida sería su renuncia, si bien él ha negado que vaya a tomar ese camino. Como Napoleón llegó al poder rápido y muy joven, no había cumplido 40 años. Y su carrera ha sido una sucesión de apuestas arriesgadas y hasta ahora ha superado los obstáculos. Sin embargo, hasta Napoleón tuvo su final y se gestó en la guerra en España. El órdago tras las europeas puede ser el principio del fin del actual emperador.