“¡Prueba, prueba!”, alerta la megafonía. A las advertencias sonoras les sucede el estruendo de una explosión. El cuartel general de Rafael, la empresa armamentística fundada tras la creación de Israel en 1948 y propiedad de las Fuerzas de Defensa del país, se halla ubicada en una zona industrial de la ciudad costera de Haifa. Encajada entre los bosques cercanos, es el discreto laboratorio donde las fuerzas armadas israelíes prueban sus nuevas armas, en mitad de una guerra en la Franja de Gaza que enfila el camino hacia su décimo mes.

“Algunos de los sistemas que hoy tenemos en el mercado son fruto de dos décadas de pruebas, pero lo que termina decidiendo si resulta válido o no es la acción real en el campo de batalla”, reconoce uno de los altos cargos de la compañía, establecida inicialmente en 1948 bajo el nombre de Emet y rebautizada seis años después como Rafael, del hebreo “Autoridad de Desarrollo de Armamento”.

Ritmo vertiginoso

Desde entonces opera como una compañía del Ministerio de Defensa israelí. La seguridad es una suerte de santo y seña de Israel, parte de su ADN, pero en Rafael es uno de esos lugares donde resultan más perceptibles los tiempos bélicos. Como en el resto del norte de Israel, la señal de GPS ha sido alterada para dificultar el movimiento de los drones y misiles lanzados desde el Líbano, al otro lado de la frontera. Al complejo se accede sin teléfonos. Intramuros, el ritmo resulta vertiginoso. “Desde octubre trabajamos en tres turnos diarios siete días a la semana para proporcionar todos los productos que se necesitan”, desliza uno de los encargados de la compañía, con tres décadas de servicio.

Desde octubre trabajamos en tres turnos diarios siete días a la semana para proporcionar todos los productos que se necesitan

Rafael, que comenzó la producción de submarinos y fuerza aérea en 1968, es uno de los pilares sobre los que se asienta la estrategia militar israelí y su superioridad militar. “No dimos cuenta de que no podíamos depender del exterior. Que teníamos que apostar por el diseño y la producción interna. Es una empresa 100% del gobierno israelí y en estas décadas ha ganado más premios de defensa nacional que toda la competencia junta”, presume el funcionario. En una época marcada por la irrupción de los drones kamikazes, en el cuartel de Rafael se ensaya ahora un arma que persigue neutralizar la nueva amenaza. “Creemos en una defensa multicapa, con diferentes sistemas que se complementan”, desliza uno de los responsables.

Armas láser

El último en llegar y el que se somete ahora a las pruebas de los técnicos de Rafael es el Iron Beam (Rayo de hierro), un sistema de armas láser de alta energía que se jacta de ser “el primer sistema láser de su clase capaz de interceptar una serie de amenazas aéreas”. Cuando entre en funcionamiento, su tecnología láser podrá derribar drones, morteros o enjambres de pequeños drones “con una precisión milimétrica desde un alcance de unos cientos de metros hasta varios kilómetros”, señalan fuentes de la compañía. “Es un gran avance tecnológico, con su eficacia demostrada contra algunas de las amenazas más sofisticadas, como cohetes, morteros, drones y vehículos aéreos no tripulados, incluso en enjambres. El sistema está diseñado para proporcionar defensa contra las amenazas emergentes en el complejo campo de batalla actual, reforzando la fuerza del frente interno israelí”, agregan.

“El Iron Beam va a complementar el sistema de Cúpula de Hierro centrado en la defensa contra drones y proyectiles de corto alcance. Si bien ofrece una solución barata y abundante contra esas amenazas, sigue siendo vulnerable a los misiles de precisión de bajo alcance del enemigo y a los drones que escapan a la detección”, indica a este diario Farzin Nadimi, experto en defensa del The Washington Institute. En mitad de la operación militar israelí en Gaza y con la perspectiva de una guerra abierta con Hizbulá en el Líbano y el poderío que Irán ha construido en torno a sus misiles, Rafael trabaja a contrarreloj para limar el Iron Beam. “En estos momentos todo el mundo está tratando de acelerar la producción. Nuestra idea es tenerlo listo para el año próximo”, apunta.

De la factoría de Rafael han salido en los últimos años algunos de los artilugios que, antes de los ataques de Hamás del 7 de octubre, cimentaron la percepción de haber forjado un país invencible. Aquella jornada, la más sangrienta en la historia del país, la seguridad encadenó errores que el Gobierno ha prometido colocar bajo escrutinio en una investigación que aún debe echar a andar. A primera hora de aquel día cientos de militantes del brazo armado de Hamás, con unas capacidades militares más modestas, lograron neutralizar las torres de vigilancia y abrirse paso por el territorio israelí, en ataques coordinados contra kibutz y pueblos del sur de Israel. Durante horas la presencia del ejército se diluyó como un azucarillo.

Cúpula de Hierro, la hermana mayor

La joya de la corona de la seguridad israelí, la Cúpula de Hierro, lleva también la firma de Rafael. Uno de los sistemas antimisiles más sofisticados del mundo que se ha convertido en el centinela del cielo israelí frente a los misiles de Hamás en el sur y Hizbulá en el norte. “Desde el éxito de su primera operación de interceptación en abril de 2011, es el único sistema multimisión del mundo probado en combate para derrotar amenazas de muy corto alcance, cohetes, artillería y morteros, municiones guiadas de precisión, misiles de crucero, aeronaves y vehículos aéreos no tripulados, para defensa aérea terrestre y naval, operando sin pausa y en todas las condiciones meteorológicas”, apuntan desde la empresa, que también ha manufacturado Trophy Active Protection System (APS), un sistema que detecta y elimina las amenazas dirigidas contra un tanque.

De su laboratorio ha salido, además, el David's Sling, otro sistema que intercepta misiles de medio y largo alcance desarrollado en colaboración con la empresa estadounidense Raytheon. El arma es capaz de derribar misiles balísticos tácticos y cohetes de gran calibre. “Y lo hace a un precio más barato que un Patriot [un sistema móvil de defensa aérea que utiliza misiles tierra-aire guiados]”, comenta uno de los comerciales de la compañía.

“Rafael es un contratista clave de la defensa israelí que desarrolla y fabrica una amplia gama de sensores y sistemas de misiles, que facilitan enormemente la labor de integración de todos ellos, incluidos la Cúpula de Hierro y el Rayo de Hierro. Cuando los dos se integren en un único sistema de control de tiro, éste decidirá si utilizar el láser o un misil Tamir para derribar la amenaza”, explica  Nadimi. Uno de los propósitos es reducir el coste de las intercepciones empleando herramientas alternativas a la Cúpula de Hierro.

Cúpula de dron | RAFAEL

Otro de los miembros de la familia, ya operativo, es la Cúpula de Dron. “La tecnología de inteligencia artificial del sistema actúa detectando, identificando y neutralizando. Una vez que  identifica un dron, el sistema lo localiza, lo rastrea y lleva a cabo un ataque suave o contundente mediante su tecnología láser integrada. Esta innovadora solución integral funciona de forma fiable en cualquier condición meteorológica, proporcionando una defensa rápida de 360 grados contra drones hostiles con un daño medioambiental mínimo”, detallan desde la empresa. El arma, de estructura modular, está formada por inhibidores electrónicos y sensores con algoritmos exclusivos de inteligencia artificial para proteger eficazmente el espacio aéreo bajo amenaza. “La combinación de estas tecnologías detecta e identifica con mayor precisión los elementos de amenaza entrantes para atacar y neutralizar los objetivos pertinentes de la forma más eficaz y eficiente”, agregan.

Desde octubre hemos hecho todo lo posible para que nuestro ejército estuviera abastecido

En los pasillos de la empresa israelí aseguran que el contacto con el ejército es diario y estrecho. “Muchos de nosotros fuimos soldados y miembros de las fuerzas armadas en diferentes rangos. Por eso el contacto es inmediato. Sabemos cuáles son las necesidades y las trasladamos a la industria”, comenta uno ex oficial reclutado por la empresa. “Desde octubre hemos hecho todo lo posible para que nuestro ejército estuviera abastecido. La reacción a la demanda ha sido inmediata”, subraya.

En Rafael, en una coyuntura marcada por la guerra, se exhibe como un logro propio la respuesta al ataque de cientos de drones y misiles de Irán. “El sistema mostró su eficiencia”, esboza uno de los altos cargos de la compañía. “La tecnología no es el problema. Ben Gurion [fundador de Israel y su primer ministro] preguntó en cierta ocasión a un ingeniero de la empresa que cuánto tiempo le llevaría a Israel construir un misil. '23 años', le respondió el ingeniero. Y agregó: 'Serán necesarios 20 años para que ustedes tomen la decisión y a nosotros nos llevará 3 años construirlo'”.