El Hôtel de Matignon es la residencia del primer ministro de la República Francesa. Gabriel Attal, lleva apenas desde enero en el palacio que se ubica en la rue de Varennes, en el VII Distrito. Cumplió los 35 años en el cargo. Attal encabeza las huestes de la mayoría presidencial, diezmadas tras la primera vuelta de las elecciones legislativas, celebrada este domingo.

Aspira a sucederle Jordan Bardella, presidente de Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), y aún más joven: cumple 29 en septiembre. La derecha radical de RN ha ganado por primera vez las legislativas en Francia y aspira a lograr la mayoría absoluta el próximo 7 de julio. La batalla por Matignon nunca había sido tan extraordinaria.

Gabriel Attal, por delegación del presidente Emmanuel Macron, que con un 27% de aprobación prefiere mantenerse entre bambalinas, y Jordan Bardella, que actúa de escudero de Marine Le Pen, que se reserva para la batalla por El Elíseo, son dos de los protagonistas de la contienda electoral en Francia.

A ellos se une Jean-Luc Mélenchon, líder de la Francia Insumisa, cuya presencia en el Nuevo Frente Popular incomoda a quienes desde el centro macronista buscan crear un frente "republicano y democrático". Bardella quiere identificar al Nuevo Frente Popular con Mélenchon, cuando también están socialistas, ecologistas y comunistas en esta agrupación de conveniencia, y por ello ha propuesto participar en un debate con el líder insumiso.

Bardella sabe que Mélechon es el talón de Aquiles del llamado frente republicano y por ello ha dicho a los franceses que la izquierda radical es el auténtico peligro para Francia. El Nuevo Frente Popular quedó en segundo lugar, con casi un 28% de los votos, entre 125 y 145 escaños, después de Agrupación Nacional, que llegó al 33%, entre 260 y 295 diputados. La mayoría se logra al superar los 289.

Frente republicano sin insumisos

Los ciudadanos del Hexágono ya han elegido el pasado domingo a 76 diputados de las 577 circunscripciones en juego. Marine Le Pen lo ha logrado en Pais-de-Calais, mientras que el ex presidente socialista François Hollande ha de ir a segunda vuelta en Corrèze. En más de 300 se libran contiendas triangulares, es decir, han quedado tres candidatos para disputar la segunda vuelta. Según la ley, si nadie obtiene más de la mitad de los votos en la primera vuelta, pasan a la siguiente los que obtienen el apoyo de más del 12,5% de los votantes con derecho a voto. 

El Nuevo Frente Popular recomienda a sus aspirantes peor situados en las triangulares que se retiren para favorecer a los candidatos alternativos a los de Agrupación Nacional. En 178 así ha sido. Sin embargo, muchos macronistas no están dispuestos a votar por un candidato de la Francia Insumisa.

"Cambiaríamos un peligro por otro", ha dicho Bruno Le Maire, ministro de Economía. Los Republicanos, que finalmente podrían ser entre 30 y 50 en la Asamblea Nacional, han dado libertad de voto. Una parte, los leales a Éric Ciotti, se han ido con Agrupación Nacional, como la sobrina de Marine Le Pen, Marion Maréchal, antes adscrita a Reconquista, de Éric Zemmour.

De este modo, el frente republicano no tiene nada que ver con el forjado en torno a Jacques Chirac en 2002 cuando disputó la Presidencia al padre de Marine Le Pen, Jean Marie Le Pen. Entonces, el 25,5 millones de franceses respaldaron a Chirac frente a 5,5 millones que votaron por Jean Marie Le Pen. El Frente Nacional no había emprendido aún el camino de la desdiabolización o normalización y funcionaba el cordón sanitario.

Agrupación Nacional, desdiabolizada

El domingo 30 de junio uno de cada tres franceses que han acudido a las urnas ha votado por un candidato de la derecha radical. Y la participación fue histórica: la mayor en 45 años con un 67%. Unos diez millones de franceses han perdido el miedo a que la extrema derecha llegue a Matignon por ser mayoría en la Asamblea Nacional. En la legislatura que ha concluido ahora de forma precipitada había 89 diputados de Agrupación Nacional. Fue un gran salto desde los ocho que tenía en 2017 y los dos de 2012.

Hasta 2017, sus votantes se concentraban esencialmente en tres regiones del país: Nord-Pas-De-Calais, en la frontera belga, Alsacia y Provenza/Costa Azul. Ahora, sin embargo, el apoyo al partido de Marine Le Pen se ha extendido por todo el país, salvo excepciones como París.

Tampoco se definen los votantes de la derecha radical por su nivel de renta. El 57% de los trabajadores se inclinaron por este partido, 12 puntos porcentuales más que hace dos años, más que por la izquierda. El 32% de los que ganan más de 3.000 euros al mes votó por la formación de Le Pen y Bardella, mientras que solo el 23% se inclinó por los liberales de Macron.

El éxito de la ola parda tampoco se ve limitado por la edad de los votantes. El 33% de los jóvenes entre 18 y 24 años ha apoyado a Agrupación Nacional, y un 35% de los que están cerca de culminar su vida laboral o son ya pensionistas (entre 60 y 69 años).

Como sostiene Abel Mestre, periodista de Le Monde, este voto no se explica solo por el enfado de los franceses con los políticos tradicionales. Hay cada vez más voto de adhesión. Muchos votantes de la derecha radical están de acuerdo en que se necesita ley y orden, una restauración de la autoridad, y ven con inquietud la creciente fuerza de la inmigración de origen musulmán. Reivindican el lema de Francia, primero y por ello quieren cambiar la Unión Europea desde dentro, para transformarla en una Europa de los pueblos, pueblos soberanos.

Cohabitación, bloqueo o gobierno técnico

Con estos mimbres, la Agrupación Nacional ha demostrado que no solo cuenta con el partido con más eurodiputados, 30, en el nuevo Parlamento Europeo. Su éxito es lo que llevó a Macron a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones en menos de un mes, una decisión que nadie comprende en Francia, ni fuera de Francia. También RN está más cerca que nunca de contar la mayoría absoluta. En ese caso, el primer ministro sería Jordan Bardella, mientras seguiría en El Elíseo el liberal Emmanuel Macron. Las próximas presidenciales serán en 2027 y Macro ya no puede disputar un tercer mandato.

"Bardella y Macron son casi antagónicos. De darse, habría mucha tensión entre el gobierno y el presidente. Esto ya lo vimos en las tres cohabitaciones anteriores, pero eran partidos y políticos republicanos. Ahora no tendría nada que ver", apunta Abel Mestre, de Le Monde.

El presidente es quien decide sobre política exterior y defensa, pero sería necesario que buscaran un denominador común. Es probable que si la derecha radical llega a Matignon se lo tomen como una primera etapa y por eso serían moderados con el objetivo de que Marine Le Pen pudiera ganara las presidenciales dentro de dos años. Pero, como explicaba Arancha González Laya, decana de la Escuela de Estudios Internacionales de Sciences Po, "Marine Le Pen es una incógnita, pues no se sabe si será como Meloni o como Orban".

Bardella ha reiterado que para ser primer ministro su partido, Agrupación Nacional, tendría que lograr la mayoría absoluta. De no ser así, habría un bloqueo pues ningún grupo político contaría con fuerza suficiente para gobernar, y eso sucede en un país no acostumbrado a los consensos, al contrario que Alemania.

También se especula con la formación de un gobierno técnico, al estilo de Italia. El último lo encabezó Mario Draghi. Pero en Francia, nadie ve en el horizonte a ningún Draghi, una figura por encima de estos bloques antagónicos. La cuestión es que no podrían celebrarse elecciones hasta pasados 12 meses. La dimisión de Macron actuaría como revulsivo, pero sería poner la alfombra roja a Le Pen a la entrada del Elíseo.