Hace 85 años Alemania invadía Polonia. El daño fue inconmensurable. Este 1 de agosto se conmemora el 80 aniversario del levantamiento de Varsovia, la mayor sublevación civil contra la Alemania nazi. Durante los años del nacionalpopulismo en Polonia, se alimentó la germanofobia. La llegada del liberal Donald Tusk al poder ha permitido abrir una nueva etapa, como han confirmado en Varsovia el primer ministro polaco y el canciller alemán, Olaf Scholz, tras las primeras consultaciones intergubernamentales en ocho años.

La crisis política en Francia, donde la derecha radical puede conseguir la mayoría absoluta en las elecciones legislativas del próximo domingo, y la vecindad del agresor ruso refuerzan esta alianza. Alemania y Polonia conforman una entente de la razón frente a los oportunistas y los belicosos, según ha venido a decir el primer ministro polaco, a quien le sienta bien el papel de anfitrión.

En las consultaciones germano-polacas, han participado una decena de miembros del gobierno de coalición alemán, formado por socialdemócratas, liberales y verdes. El Partido Ley y Justicia, que en el Parlamento Europeo se integra en el mismo grupo que Vox, solía acusar a Tusk de ser un agente alemán para descalificarle. Atizar el odio contra Berlín era un recurso fácil de esta fuerza nacionalpopulista. En Berlín respiraron con alivio cuando finalmente un liberal europeísta como Tusk encabezó el gobierno polaco a finales del año pasado.

En un momento en que el motor franco-alemán está gripado, la mirada a Polonia tiene especial sentido. Para Berlín, ver en Varsovia al liberal Tusk es motivo de alivio, aunque el primer ministro, que gobierna con la Izquierda y Tercera Vía (cristiano-demócratas), es un socio exigente que mira de tú a tú las que fueran potencias europeas. Tusk, que ha sido presidente del Consejo Europeo, tiene una voz potente en la Europa que emerge después de la invasión rusa de Ucrania. Putin nunca engañó a los polacos, mientras que los alemanes se dejaron engañar por conveniencia comercial.

Tanto Scholz como Tusk han resaltado, que sea cual sea el resultado de las legislativas en Francia, "la Unió Europea actúa como un factor protector". Y l canciller alemán se ha mostrado convencido de que el Triángulo de Weimar, que los dos países forman con Francia, seguiría siendo un foro que aporte estabilidad a Europa.

La frontera oriental, prioridad para Polonia

Donald Tusk ha dejado muy claro cuál es su mayor preocupación y su mayor interés en la relación con Alemania: la frontera oriental ha de protegerse de forma conjunta. El canciller ha asegurado que "Alemania está preparada para asumir la responsabilidad de garantizar las fronteras exteriores de la Unión Europea".

Polonia comparte frontera con Bielorrusia, país vasallo de la Rusia de Putin. Donald Tusk anunció en mayo el proyecto Escudo Oriental, financiado con 2.400 millones de euros, destinado a reforzar la frontera con el fin de impedir que el régimen de Lukashenko recurra a la guerra híbrida, facilitando el paso de migrantes como ya hizo hace tres años.

Ahora el gobierno alemán quiere implicarse en la financiación de la construcción del Escudo Este. En la cumbre de la Unión Europea, los alemanes y los franceses parecían bloquear dicha financiación a nivel de la UE, pero según Donald Tusk, el canciller es favorable.

Polonia también se ha unido al sistema de defensa aérea Sky Shield, coordinado por Alemania. Se está estudiando la participación de Berlín en el refuerzo de las defensas en el Báltico, así como la inversión en la producción de armamento en Polonia por parte de la empresa Rheinmetall. 

Polonia y Alemania, claves para Ucrania

En un momento en que cada vez parece más cerca la posibilidad de que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca, sobre todo después de que quedaran evidencia las debilidades de Joe Biden en el primer debate entre los dos, es crucial para el futuro de los ucranianos, y de los europeos, que se consolide la alianza entre Alemania y Polonia. Son los dos países de la UE que más firmemente apoyan al gobierno de Kiev.

En Polonia el presupuesto de defensa ronda el 4% del PIB, mientras que España, en la cola, apenas llegará al 1,3% en 2024. Alemania cumplirá con el mínimo del 2% del PIB que exigue la OTAN este año. El canciller Scholz ha promovido un Zeitenwende, un cambio de era en el país que había mermado su presupuesto en defensa y su ejército.

En el plan de acción adoptado durante las consultas, los dos países se mostraron comprometidos con la respuesta a la agresión rusa, dado que si Moscú logra su propósito, "irá más allá de Ucrania". Coinciden en que "Rusia representa la amenaza más inmediata para la seguridad euroatlántica", según reza el documento. Así se refleja el cambio de paradigma en Berlín, que apostó durante años por el Wandel durch Handeln (acercamiento a través del comercio con el Kremlin. El tiempo dio la razón a Polonia y los Bálticos que nunca se fiaron de Putin.

Para consolidar esta relación Alemania debería concretar las ayudas sociales que ha anunciado que dará a las 40.000 víctimas de la ocupación que aún viven. Es un gesto demandado desde Varsovia desde hace años, que se esperaba que se concretara en este encuentro entre Scholz y Tusk.

"Buscaremos soluciones que satisfagan a Polonia, pero no con un espíritu de confrontación política, sino de entendimiento mutuo", ha dicho Donald Tusk sobre la cuestión de las reparaciones, que confía que pueda resolverse en meses antes que en años. Sería lamentable que murieran muchos de los que tanto sufrieron bajo el yugo alemán sin ver un mínimo gesto de la República Federal.