Ha sido una noche de agonía para los conservadores. Hacia las cinco de la mañana, seis en España, el primer ministro británico, Rishi Sunak, ha reconocido la derrota. En ese momento sobrepasaban los laboristas los 326 escaños, la mayoría absoluta. "El cambio empieza ahora", ha dicho un pletórico Sir Kir Starmer, que este viernes será el nuevo inquilino del 10 de Downing Street. "Lo hemos hecho". Y, sonriente como nunca habíamos visto, ha añadido: "Habéis votado. Ahora nos toca cumplir".

Los laboristas, que acometen el reto de mejorar la economía de un país empobrecido, no ganaban unas elecciones generales desde hace 19 años y en 2019 fueron humillados en las urnas. Ante numerosos seguidores en Tate Modern, Starmer ha dicho: "Hablaré por vosotros, os cubriré las espaldas y lucharé por vosotros todos los días. La gente de aquí y de todo el país ha hablado y está preparada para el cambio, para acabar con la política del rendimiento y volver a la política como servicio público".

Rishi Sunak acababa de telefonear a Keir Starmer. Ha dicho: "Los laboristas han vencido estas elecciones. Hay mucho que aprender y mucho que reflexionar". Ya se preveía que el partido de centro izquierda iba a arrasar porque así lo preveían los primeros sondeos a pie de urna y las encuestas en la campaña.

La mayoría laborista llegará a los 412 diputados, la segunda más grande después de la lograda por Tony Blair en 1997. Entonces obtuvieron 418 representantes en la Cámara de los Comunes. Es "un rayo de esperanza", en palabras de Starmer. La sombra es la participación, un 60%, la peor en décadas.

En apenas unas horas, Sunak va a presentar su renuncia al rey Carlos III. A continuación asumirá Starmer, que ya por la tarde entrará en el 10 de Downing Street. El nuevo gobierno se anunciará también en breve. Por primera vez una mujer será ministra de Economía, Rachel Reeves.

Ministros 'tories' a casa

Después de más de 14 años en el gobierno, los conservadores, encabezados por el primer ministro Rishi Sunak, han sufrido una dolorosa derrota, la peor que se recuerda, ya que se quedan en 121 escaños, es decir, perderían 252 puestos en Westminster. Un buen número de ministros, entre ellos el titular de Defensa, Grant Shapps, han perdido su escaño. Shapps ha dicho que más que una victoria laborista lo que ha sucedido es que los conservadores han perdido. Y cómo han perdido.

No le falta razón al ministro de Defensa saliente. Los laboristas han conseguido el 33,8% del voto. Los conservadores tienen un 23,7%, el partido de Farage un 14,3%, más que los liberaldemócratas, el 12,2%. El sistema electoral británico hace que el reparto de escaños no refleje tal cual los porcentajes. Son 650 distritos electorales y el ganador se lo lleva todo (first-past-the-post-voting).

Tampoco seguirán en Westminster Gillian Keegan, ministra de Educación, y la líder en los Comunes, Penny Mordaunt. Otros derrotados son Alex Chalk, titular de Justicia, Lucy Frazer, de Cultura, y Michelle Donelan, de Ciencia. Hasta ocho ministros de Sunak han recibido la tarjeta roja. En 1997 fueron siete. Y la ex primera ministra Liz Truss también ha sido derrotada. Dejará de ser diputado Jacob Rees-Mogg, uno de los más ultras de Westminster.

Los tories se quedarían en 119, seguidos de los liberaldemócratas con 71, de modo que ganarían 63. Ed Davey, el líder más atrevido en la campaña electoral, asegura que es su mejor resultado en una generación.

Nigel Farage, claro ganador

El Partido Reform UK, liderado por el artífice del Brexit, Nigel Farage, irrumpe en Westminster con cinco diputados. Y Farage logra su sueño de sentarse en los Comunes por Clacton en su octavo intento. Nunca hasta ahora había logrado un solo escaño. "Mi plan es construir un gran movimiento nacional con vistas a 2029", ha dicho Farage.

Será la peor pesadilla de los laboristas en la Cámara de los Comunes, como lo ha sido para los conservadores, ya que la derrota tory se explica por el empuje de Farage. El nacionalpopulismo sigue fuerte en el Reino Unido.

El Partido Nacional Escocés es el otro gran perdedor de la jornada, porque queda reducido a nueve escaños. Tenían 48. John Sweeney, primer ministro escocés, que apenas lleva dos meses en el cargo, comparecía apesadumbrado. Los nacionalistas galeses de Plaid Cymru tendrían cuatro y los Verdes dos.

Lord Peter Mandelson, pieza clave en el laborismo en la época de Blair, ha dicho en la BBC: "Un meteorito electoral se ha estrellado contra el planeta Tierra". Según Mandelson, el resultado "no es tan sorprendente teniendo en cuenta todo lo que ha vivido el país en los últimos 10 años". Ha reconocido el mérito de Starmer y de su equipo. "Nadie habría imaginado que esto ocurriría cuando el partido perdió en 2019".

El protagonista de esa derrota, el predecesor de Starmer, el izquierdista Jeremy Corbyn, se presentaba como independiente y ha conservado su escaño, tras cuatro décadas en Westminster.

Un voto cada vez más volátil

Chris Mason, analista político en la BBC, ha destacado la volatilidad del voto. Hace cinco años los laboristas quedaron hundidos y ahora son los conservadores. "Hay que recordar, no obstante, que un nuevo gobierno se enfrentará a todos los viejos problemas que causaron tantos problemas a su predecesor: el coste de la vida, las finanzas del gobierno, la presión fiscal, un mundo peligroso… ninguna mayoría, por grande que sea, puede borrar esos retos colosales", afirma Mason.

En cinco años, Sir Keir Starmer ha logrado conducir al Partido Laborista al 10 de Downing Street. "Ha cambiado el partido. Es hora de cambiar el país", ha dicho David Lammy, quien asumirá la cartera de Exteriores en el gobierno de Keir Starmer.

Este viernes Sir Keir Starmer, que lleva en Westminster desde 2015, asumirá como primer ministro. El actual jefe de gobierno y líder tory, Rishi Sunak, el quinto en los 14 años de dominio conservador, está en la cuerda floja, tras una derrota sin parangón. Es previsible que presente su dimisión.

Desde que el 22 de mayo Sunak anunció que se celebrarían elecciones anticipadas el 4 de julio, bajo una copiosa lluvia, todo indicaba que los conservadores estaban en tiempo de descuento. No es Sunak, que lleva menos de dos años en el cargo, el responsable de esta debacle.

Sus predecesores, especialmente el irresponsable Boris Johnson y la inexperta Liz Truss, han decepcionado profundamente a los electores. Sir Keir Starmer, templado y sin estridencias, tiene ante sí una tarea titánica. Restaurar la confianza del pueblo británico.