La cumbre del 75 aniversario de la OTAN ha reunido en Washington, en el mismo lugar donde la organización se fundó, a los 32 jefes de Estado de los países que la conforman y a muchos otros invitados. Aunque el objetivo era consolidar sus tres cuartos de siglo, reafirmar el valor de la unión y apreciar los logros alcanzados, es inevitable mirar al futuro de la alianza transatlántica. Pensar hasta dónde llegará este club de países que se creó -cuando el actual presidente estadounidense, Joe Biden, tenía seis años- para hacer frente a la Unión Soviética, y que hoy podría resquebrajarse ante las no pocas complicaciones que tiene por delante.
Durante estos días de encuentros, Washington ha presenciado cómo la Alianza ha reforzado su apoyo a Ucrania. El país no es miembro de la unión, pero los integrantes consideran vital ayudarlo a defenderse por una cuestión geográfica y de enemigo común. También han identificado a China como una amenaza, sin usar esa palabra, por estar facilitándole a Vladimir Putin componentes para fabricar armas, y le han advertido de que ese posicionamiento no podrá continuar sin consecuencias. Por último, los miembros han reforzado sus alianzas con la zona Asia-Pacífico -Nueva Zelanda, Australia, Corea del Sur y Japón- y se han emplazado a reforzar sus estrategias para protegerse de los países del sur, por ser fuente de amenazas, sobre todo a nivel de terrorismo e inmigración irregular.
El principal reto: Trump
Pero fuera de los interminables pasillos del centro de convenciones de la capital estadounidense, el debate era si la OTAN sobrevivirá. Y en concreto, la mayoría de los expertos se preguntaban si sobrevivirá a un segundo mandato de Donald Trump, que este noviembre podría volver a la Casa Blanca. A día de hoy la media de encuestas sitúa a Joe Biden tres puntos por delante, pero Trump lleva liderándolas meses, y los continuos despistes del actual presidente hacen que miembros del Partido Demócrata y sus votantes se teman lo peor. Y eso podría llevarse por delante a la Alianza Atlántica, muy dependiente de las aportaciones económicas de Estados Unidos, puesto que Trump ha amenazado con sacar a su país de la OTAN.
"Algo que se llame a sí mismo OTAN casi seguro existirá al final de un segundo mandato de Trump. Pero la OTAN tal y como la conocemos, como una alianza liderada por EEUU y que busca en parte mantener a EEUU como el poder dominante, puede ser otra historia. Trump bien podría retirar muchas de las tropas estadounidenses y de los activos militares de Europa o reinterpretar el artículo 5 para que quede vacío, ambiguo o condicional (es bastante improbable que salga del todo de la OTAN)", explica Stephen Wertheim, experto en asuntos gubernamentales estadounidenses en la organización Carnegie Endowment for International Peace.
Los expertos coinciden en vaticinar que Trump, de llegar al poder, pedirá a los estados que inviertan más en Defensa, en cuyo caso EEUU probablemente seguirá protegiéndolos. La revista Foreign Affairs, especializada en relaciones internacionales, considera tan crítico un posible segundo mandato de Trump para el futuro de la OTAN que ha consultado a 44 expertos sobre si creen que la organización sobreviviría a un escenario así. Doce de ellos creen decididamente que Alianza sobrevivirá a esa segunda legislatura, y solo uno en cree con firmeza que no. En el medio se encuentran los siguientes dos expertos.
"La OTAN sobrevivirá, pero el papel de EEUU caerá más rápidamente bajo el poder de Trump que si Biden u otro demócrata gana en noviembre. Los países europeos ya reconocen que la atención de EEUU continuará virando hacia Asia independientemente de quién sea el presidente y que Washington no será siempre el principal garante de la seguridad europea. Harán más, y EEUU hará menos, pero la institución sin duda se mantendrá intacta. ¿Estoy seguro? Pues claro que no", dice Steplen Walt, profesor de Asuntos Internacionales en la Universidad de Harvard.
Coincide con él Liana Fix, especializada en asuntos europeos en el centro de estudios Council on Foreign Relations: "La OTAN no se desmantelará formalmente si Trump vuelve a la Casa Blanca, pero será una alianza diferente, no basada en sus valores y solidaridad sino en los pagos. Trump no estará satisfecho con un 2%, pedirá más, como ya ha hecho en el pasado. El nuevo carácter de una OTAN de "pagos por servicios" desvirtuará la capacidad de disuasión de la alianza".
Apostar por un reparto de las cargas
Trump ha insistido en la necesidad de que los aliados europeos tomen las riendas de su propia seguridad, y en el pasado se ha mostrado molesto con que muchos de sus miembros no aportasen el 2% de su PIB como en 2014 se comprometieron a hacer -España está en el 1,28%, y descarta llegar al mínimo pactado antes de 2029-. Es por eso que Félix Arteaga y Luis Simón, ambos investigadores del Real Instituto Elcano, ven vital la necesidad de acordar un reparto de la carga más equitativo entre los aliados transatlánticos, tanto en relación con la ayuda a Ucrania, como en lo que respecta a la disuasión y la defensa del territorio aliado.
"Al priorizar esto, e insistir en la necesidad de visualizar un mayor esfuerzo europeo tanto a nivel de gasto en defensa como de apoyo a Ucrania, la Administración Biden espera no sólo avanzar hacia un equilibrio más adecuado de las contribuciones sino, también, neutralizar una de las principales críticas de Trump", han escrito. Por tanto, entienden que el principal reto del nuevo secretario general -Mark Rutte, el ex primer ministro de Países Bajos que tomará el relevo al saliente Jens Stoltenberg- será mantener la cohesión transatlántica en torno a Ucrania, y actuar como puente entre Europa y EEUU, algo que se complicará si gana el republicano.
Ucrania, de telón de fondo
Otro foco de tensión en los próximos años será Ucrania. Los aliados han acordado esta semana su adhesión irreversible cuando todos "estén de acuerdo y se cumplan las condiciones", pero algunos desearían ir más allá de ese límite, y otros prefieren evitar todo lo que pueda interpretarse como una confrontación directa con Rusia. Ahora mismo Kiev es el primer destinatario de ayuda estadounidense, que según Elcano ha sido de más de 175.000 millones de dólares desde que empezó contienda, entre ayuda directa e indirecta. Esta semana, en la cumbre, los aliados han pactado un compromiso anual de 40.000 millones dólares.
Sin duda la guerra continuará exigiendo un mayor esfuerzo presupuestario a los aliados, y también de otro tipo. Necesita poder producir más equipamiento militar para Ucrania y para reponer lo que le ha cedido, y solo si lo consigue podrá reducir su dependencia de Estados Unidos. "Si no lo hacen, la sostenibilidad de la ayuda, especialmente la militar, seguiría dependiendo de aquel país", recalcan los expertos de Elcano. Pero transformar la industria de defensa europea no es fácil, no es sencillo, no se consigue en dos días. En cualquier caso todo apunta a que sí, la OTAN sobrevivirá, pero que siga siendo la misma o no está mucho más en el aire.
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