Ambiente de primer día de colegio y, a la vez, de jornada de puertas abiertas. Este martes ha empezado la décima legislatura del Parlamento Europeo y lo ha hecho en su sede de Estrasburgo. Mesas para recoger documentación, abrazos, reencuentros y maletas de quienes llegan directos desde la estación de tren al parlamento recorren los laberínticos pasillos de la institución.
Suena el himno de la alegría, interpretado por cuatro músicos en el centro del hemiciclo. Y como si fuera un partido de la Eurocopa que acaba de ganar España, tras la música y los saludos, comienza el partido, con una alineación decidida por los ciudadanos de la Unión Europea.
Los 720 eurodiputados y sus equipos han llegado al edificio a primera hora de la mañana y coinciden con los periodistas, pero también con los visitantes. La Eurocámara está abierta a las visitas de aquellos interesados en conocer la sede de la política europea, y esto no cambia aunque hoy sea una jornada de trabajo y de estreno. Mientras se desarrolla el pleno, van entrando y saliendo grupos de ciudadanos con una pegatina que les delata como visitantes.
Pero los turistas no son los únicos sentados en la tribuna de invitados. También está en los últimos asientos del hemiciclo el eurodiputado Toni Comín. El candidato de Junts está a la espera de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) obligue al Parlamento Europeo a darle su acreditación para poder ocupar su escaño, que de momento está vacío porque no acudió a Madrid a acatar la Constitución y la Junta Electoral Central (JEC) considera este trámite como indispensable.
A las puertas del hemiciclo, viejos conocidos y nuevos por conocer. Expectativa ante la llegada de Alvise, que tras lograr 800.000 votos, ya ha dicho ante los periodistas que dejará su escaño en cuanto se convoquen elecciones generales en España. Su objetivo es La Moncloa, o influir en ella, y no la política europea, por mucho que de esta sede salgan normas que luego se aplican también en nuestro país.
La comunicación política hace años que pasa también por la ropa. Lo sabe bien la eurodiputada del Bloque Nacionalista Galego (BNG) que ha llegado a la Eurocámara con los colores de su bandera y con una pandereta, como homenaje a las pandereteiras, ha explicado. Si uno mira hacia el hemiciclo desde la parte de arriba del mismo es fácil adivinar dónde están las eurodiputadas. Ellas ponen las notas de color a este espacio gris, azul y negro. La originalidad no es cosa de géneros, Reinier van Lanschot, eurodiputado de Volt, ha elegido un conjunto blanco con dibujos azules que permite distinguirle desde la distancia.
Irene Montero eligió el blanco para pronunciar su discurso como candidata a presidir la Cámara. Otras lo hicieron antes: Yolanda Díaz, Alexandria Ocasio-Cortez, Hillary Clinton o Ursula Von der Leyen se han decantado por el color de las sufragistas para momentos importantes en sus carreras políticas.
Hoy es la primera jornada de trabajo pero también es de puertas abiertas porque los más experimentados cuentan que no es habitual que haya estas colas en todas partes, ni que los pasillos estén tan abarrotados. Tampoco es lo normal que una niña se suba a la tribuna desde la que unos minutos después, la ya presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, se dirigirá a los eurodiputados.
Hay espacios reservados para los eurodiputados en este edificio gigante, entre ellos, el restaurante. Sin embargo, algunos eurodiputados comen entre los mortales en la cantina. Una de ellas es Isa Serra, la número dos de Podemos en el Parlamento Europeo. Hay opciones para todos los gustos, como en las listas del 9 de junio. Lo mismo pasa con el transporte. Los eurodiputados pueden elegir cómo llegar al Parlamento Europeo: en coche privado, en taxi, en tranvía, en autobús o incluso en barco.
Como en el primer día de curso, es difícil adivinar cómo se desarrollará esta legislatura entre Estrasburgo y Bruselas. También aquí hay quien apura los últimos días para terminar los deberes. Von der Leyen tendrá que esperar al jueves para conocer si la Eurocámara le da su apoyo y si las reuniones de los últimos días le garantizan los 361 votos necesarios.
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