La Corte Internacional de Justicia ha dictaminado este viernes que las políticas de asentamientos y la explotación de los recursos naturales en los territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este por parte de Israel vulneran el derecho internacional y tienen "un carácter continuo". Una declaración inédita que, aunque no vinculante, eleva la presión internacional sobre el Estado judío.

La opinión consultiva no vinculante del tribunal de la ONU se produce en plena operación militar en la Franja de Gaza, que a punto de cumplir diez meses se ha cobrado cerca de 39.000 vidas, y expansión de los asentamientos ilegales israelíes en Cisjordania ocupada. La corte ha emitido este viernes su opinión consultiva en relación con "las consecuencias jurídicas derivadas de las políticas y prácticas de Israel en el Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén Este". El procedimiento se inició a partir de una petición contenida en una resolución de la Asamblea General de la ONU el 30 de diciembre de 2022. Se trata de un caso paralelo al planteado en la misma corte por Sudáfrica y que trata de dirimir si Israel está llevando a cabo un genocidio en Gaza.

A pesar del intento de varios países aliados de Israel de evitarlo, el máximo tribunal de Naciones Unidas se ha declarado competente para emitir una opinión jurídica no vinculante. Durante la lectura de la resolución, a cargo del presidente de la corte Nawaf Salam, el tribunal indicó que las políticas y prácticas de Israel “inducen a la salida de la población palestina de partes del territorio palestino ocupado, en particular de Jerusalén oriental y el área C de Cisjordania”. Una estrategia que “permite una mayor expansión de la política de asentamientos de Israel y de la integración del territorio palestino en Israel”.

La expansión sin fin de los asentamientos

"Los asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este y el régimen asociado a ellos se han establecido y se mantienen violando el derecho internacional", ha señalado Salam. En 2022 la Asamblea General de la ONU instó a la corte a manifestarse sobre "la prolongada ocupación, colonización y anexión" por parte de Israel de los territorios capturados en la guerra de 1967, incluidos Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este.

Los asentamientos israelíes en Cisjordania son hoy una de las trabas que diluyen cualquier solución de partición del territorio que la diplomacia occidental ha tratado de revivir desde octubre. “Los asentamientos han aumentado en Cisjordania y Jerusalén Este para socavar la posibilidad de un Estado palestino. Durante los 30 años de Oslo, que prometió a los palestinos un Estado para 1999, la anexión de tierras, los asentamientos y los colonos se han multiplicado al menos por cinco, de unos 100.000 colonos a más de medio millón en Cisjordania”, reconoce a este diario Khaled Hroub, investigador del Centro de Estudios Islámicos y coordinador de Cambridge Arab Media Project de la Universidad de Cambridge.

Los asentamientos no han parado de crecer, con nuevas autorizaciones en la última semana. Israel ha construido más de 100 asentamientos, según el grupo de seguimiento antiasentamientos Peace Now. La población de colonos de Cisjordania ha crecido más de un 15% en el último lustro, hasta superar los 500.000 israelíes, según un grupo pro-colonos. A principios de julio El gobierno israelí aprobó 5.295 nuevas viviendas en un gran número de asentamientos ilegales en Cisjordania ocupada, además de reconocer tres nuevos puestos avanzados de asentamiento en territorio palestino, según un grupo de vigilancia.

Además de Cisjordania, los colonos también se han incrementado en Jerusalén Este, la que debería ser la capital del Estado palestino. Unos 200.000 israelíes viven en asentamientos construidos en Jerusalén Este. Los residentes palestinos de la ciudad denuncian una discriminación sistemática que les dificulta la construcción de nuevas viviendas o la ampliación de las existentes.