Este viernes se inauguran oficialmente los Juegos Olímpicos de París. Lo hacen con todos los ojos puestos en el terreno deportivo, pero con la sombra de la incertidumbre política. Tras las elecciones legislativas que dieron la victoria a la coalición del Nuevo Frente Popular y que lograron arrinconar a la ultraderecha de Agrupamiento Nacional (RN, por sus siglas en francés) el gobierno está en funciones y el presidente de la República, Emmanuelle Macron, le ha pedido al actual primer ministro, Gabriel Attal, que se mantenga en su puesto hasta que encuentre a un sustituto.
El acontecimiento deportivo más esperado del verano, con el permiso de la Eurocopa, ha supuesto un balón de oxígeno para Macron, que ha ganado tiempo para encontrar a un nuevo líder para el Ejecutivo francés. Pero a la vez, suponen una paralísis política para un país con reformas pendientes, con una deuda elevada y con una sociedad polarizada que acudió a las urnas como no había hecho desde hacía décadas. Macron calificó de “tregua” la competición deportiva que estará “en el centro de la vida del país”. “Y el mundo estará en Francia gracias a ellos”, añadió.
Si en la primera vuelta de las elecciones el vencedor fue Jordan Bardella, el candidato de RN, el partido de Marine Le Pen; en la segunda vuelta, la victoria fue para los de Jean Luc Mélenchon. Pero el Nuevo Frente Popular agrupa a varias fuerzas de izquierdas que no logran ponerse de acuerdo para proponer a un candidato a primer ministro. Esta situación ha desembocado en un callejón sin salida, al menos, por el momento.
“Esto puede durar dos o tres meses. Al final es un juego nuevo, porque la Asamblea Nacional, el Parlamento, ha cobrado un papel que no ha tenido desde el inicio de la V República en 1958. El poder está en el Elíseo pero mucho menos que antes, y mucho más en la Asamblea Nacional”, explica Francis Ghilès, investigador del Centro para Asuntos Internacionales de Barcelona (CIDOB).
Ghilès cree que el actual es el momento de mayor incertidumbre desde 1958. “No sabemos lo que va a ocurrir”, explica. “La izquierda, probablemente no va a poder imponer su primer ministro porque las divisiones, los insultos dentro de la izquierda han sido muy grandes desde la la elección”, justifica. “También está el partido del presidente, del Centro, que tiene influencia… pero lo más interesante es que la derecha clásica, el centro y la izquierda han bloqueado todas las combinaciones de la derecha dura”, resume.
“La izquierda, probablemente no va a poder imponer su primer ministro"
Francis Ghilès, investigador del CIDOB
La izquierda reclamó desde la noche electoral que el primer ministro elegido por Macron saliera de entre sus filas, pero las divisiones internas han hecho imposible encontrar un candidato en las semanas posteriores a los comicios, hasta esta semana. Lucie Castets es el nombre que han puesto encima de la mesa. La economista y alta funcionaria del Ayuntamiento de París ha reclamado a Macron que “asuma sus responsabilidades” y no dilate el proceso.
Que el nombre de Castets no haya salido inmediatamente después de las elecciones ha servido a Macron para “recuperar” poder. Así lo considera Raquel García, investigadora de Unión Europea en el Real Instituto Elcano. “Macron puede utilizar esta tregua de los Juegos Olímpicos en beneficio propio, no tomando una decisión inmediata”, justifica. De hecho, mientras el Frente Popular continuaba entre divisiones internas, a la vez, y con menor éxito en las urnas, los de Macron han conseguido que la presidenta de la Asamblea sea Yaël Braun-Pivet, del mismo partido que el presidente de la República.
“Retrasar la decisión de nombrar a un primer ministro le está sirviendo (a Macron) para desgastar al Nuevo Frente Popular”, subraya García. “Creo que es falta de interés de verdad, el hecho de poner un nombre cuanto antes y no mantener esta situación de impasse político y de interinidad política”, añade.
Retos para Francia
Más allá de los Juegos, tanto Ghilès como García coinciden en que esta situación no hace más que retrasar los retos que tiene por delante la política francesa. Ghilès apunta que las inversiones que se han realizado para la competición deportiva van a “beneficiar” a la larga a París, porque se han hecho en barrios desfavorecidos. García también cree que las Olimpiadas pueden ser un “atractivo económico” para el país.
Sin embargo, plantea otras cuestiones que tendrá que resolver Francia a nivel europeo, como el nombramiento de los comisarios que formarán parte del ejecutivo comunitario con Ursula Von der Leyen al frente de la Comisión Europea. “En la práctica es el Presidente el que va a proponer al comisario, pero si tienes un primer ministro en la oposición pueden también oponerse a ese nombramiento. Ya lo dijo Bardella, cuando parecía que RN iba a ganar, querían proponer al comisario”, plantea.
Macron tendrá que hacer frente a estas cuestiones junto a un primer ministro que lo más probable es que no milite en sus filas ni coincida con sus propuestas. Pero esto no llegará hasta mediados de agosto. De momento, el deporte será el protagonista en la actualidad francesa.
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