Reside buena parte del año en su palacete en el corazón de París pero el viernes fue el primer ministro marroquí, Aziz Akhannouch, quien acudió a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos “en representación de su majestad”, como precisó la dócil prensa del régimen alauí. Mohamed VI es un monarca ausente que ha optado por delegar sus responsabilidades, también en la semana en la que se cumplen 25 años del fallecimiento de su padre Hasán II y su ascenso al trono.

Un recorrido, el de su reinado, que conoce bien Hicham Mansouri, un periodista de investigación marroquí que padeció meses de cárcel por su labor y hoy reside en el exilio. Su biografía -hecha de persecución gubernamental y resistencia- levanta acta de la falta de libertades públicas que ahogan hoy el país vecino. “Un cuarto de siglo es un periodo suficiente para juzgar y evaluar la trayectoria del rey Mohamed VI”, admite Mansouri en conversación con El Independiente. “En mi opinión, el titular de su reinado sería 'La era de las oportunidades perdidas'”, desliza el reportero.

Desligarse del legado de Hasán II

“En primer lugar, Mohamed VI heredó de su padre Hasán II un pasado pesado: los años de plomo, el asesinato de Mehdi Ben Barka [un líder socialista secuestrado y asesinado en París en 1965 en una operación en la que estuvieron involucrados los servicios de inteligencia francés, israelí y marroquí] o la crisis económica”, comenta Mansouri. “Muy rápidamente, Mohamed VI supo transformar esta herencia en una palanca al menos en el plano de la comunicación, lo que no es poco: fue el nacimiento del incansable 'rey de los pobres' que recorre el país con una puesta en escena bien elaborada y  una rara proximidad que rompe con la imagen de Hasán II. Pasamos del 'padre de los marroquíes' con Hasán II, un título asumido, al 'hermano de los marroquíes' con Mohamed VI”.

Pasamos del 'padre de los marroquíes' con Hasán II, un título asumido, al 'hermano de los marroquíes' con Mohamed VI

A esa proximidad a una sociedad golpeada por la pobreza y los abismos sociales también contribuyó su matrimonio con Lalla Salma. “Constituye una ruptura con el reinado de Hasán II: el rey compartió su alegría con los marroquíes; el matrimonio fue retransmitido por televisión y la ceremonia fue una verdadera fiesta marroquí en la que participaron varios grupos musicales que tradujeron la riqueza y diversidad de la cultura y las identidades marroquíes. La esposa del rey ya no es una mujer anónima del harén, sino una mujer pública que lleva el título de princesa y viste de forma 'moderna'. La narración de sus orígenes modestos y de su carrera de ingeniera es un plus, por lo que los hijos del rey serán hijos del pueblo. Es una historia de cuento de hadas”, rememora Mansouri, miembro del consejo de redacción de Orient XXI y colaborador de L'Œil de l'exilé.

Imagen de archivo de una celebración familiar de Mohamed VI y la princesa Salma.

La princesa se convierte en un rostro de la modernización que promete Mohamed VI. Son tiempos de esperanza de cambio. “La princesa se embarca en batallas como la lucha contra el cáncer. Se convierte en una figura pública y no sólo en la esposa del rey. A su vez, el rey rompe con la imagen ostentosa y férrea de su padre: es deportista (el Jet Ski, que le valió el apodo de Su Majteski que le dio el humorista Bziz), viaja por Marruecos durante sus vacaciones, conduciendo sus propios coches, y se detiene a saludar a la gente y hacerse selfies”.

La esposa del rey ya no es una mujer anónima del harén, sino una mujer pública que lleva el título de princesa y viste de forma 'moderna'

En sus periplos por Europa, el monarca alauí ofrece un estilo aún más relajado. “El protocolo se aligeró pero sin alteraciones: el besamanos no es sistemático pero no ha desaparecido. Si el rey se deshizo de Driss Bassri, el hombre fuerte de Hasán II, y se abrió a reparar los años de plomo con la Iniciativa Equidad y Reconciliación pero sin llegar al fondo de las cosas: ningún verdugo fue juzgado, algunos incluso permanecieron cerca de las autoridades (Benslimane) y las víctimas -en particular las de Tazmamart- no fueron indemnizadas adecuadamente. Muchos murieron en la pobreza y la indiferencia, los vivos siguen sufriendo. La Moudawana (el código de reforma de la mujer y la familia) fue otra palanca que impulsó el reinado de Mohamed VI. Al mismo tiempo, la libertad de prensa está en su apogeo…”, detalla el periodista.

El fin del "cuento de hadas"

Son los primeros años de su reinado. Un idilio que empieza a torcerse avanzada la década de 2000. “Marruecos se ve rápidamente superado por sus demonios: en primer lugar, los atentados que arrastran al país a la lucha internacional contra el terrorismo. Es el nacimiento del centro de tortura de Temara, el equivalente de la cárcel de Tazamamart de Hasán II. Se suceden las tensiones con los vecinos: España, Francia o Argelia. El despegue prometido se hace esperar y los indicadores económicos se resisten a mejorar y la duda se infiltra poco a poco en la paciencia y la esperanza de los marroquíes”.

El majzén que dominó la escena durante el reinado de Hasán II es jubilado. Otros rostros les reemplazan. “Empiezan a aparecer caras que ganan poder mientras el rey continúa con sus actividades de ocio: El Himma, Hammouchi, Yassine El Omari… El Rey está ausente: las estancias en el extranjero son tan largas -a veces más que su estancia en Marruecos- que los marroquíes bromean cuando vuelve a Marruecos: ¡Mohamed VI está de visita oficial en Marruecos!”. A finales de la década de 2000 se producen movimientos en el nuevo establishment que mueve los hilos en Marruecos. “Entre 2008 y 2009 El Himma lanzó su grupo que se convirtió en partido político (PAM). Si la primavera democrática atenuó o abortó su sueño de controlar y cerrar completamente el paisaje político, no abandonó su protagonismo, que se mantuvo en la sombra. Después de haber sido ministro del Interior se convirtió en consejero del rey pero maneja en la sombra los hilos del ministerio e incluso de la Dirección General de Vigilancia Territorial.

Los marroquíes bromean cuando vuelve a Marruecos: ¡Mohamed VI está de visita oficial en Marruecos!

2014-2024: la década ominosa de Marruecos

A juicio de Mansouri, fue la última década la que frustró por completo cualquier promesa de regeneración al otro lado del Estrecho. “El período 2014-2024 acabó con toda esperanza: encarcelamiento de periodistas, activistas y todas las voces de la disidencia en virtud de cargos inventados (sexo, blanqueo de dinero, violación o trata de seres humanos…), medios de comunicación desprestigiados, la dudosa amistad entre el rey y unos boxeadores con pasado criminal en Alemania (los rumores de su homosexualidad en una sociedad y un Estado que penalizan las relaciones homosexuales e incluso las relaciones heterosexuales fuera del matrimonio) o la normalización de las relaciones con Israel”.

Mohamed VI con Abu Bakr Azaitar. | @abuazaitar

“El nombre del Rey y sus allegados aparecen en casi todos los escándalos y filtraciones. La frase que él mismo pronunció en un famoso discurso, ¿dónde está la fortuna?, sólo ha tenido el efecto contrario”, denuncia el periodista, que se cuenta entre las decenas de víctimas marroquíes del espionaje de Pegasus, un software de fabricación israelí logrado con la mediación emiratí que Rabat ha usado con denuedo para perseguir y chantajear a la disidencia y vigilar a mandatarios extranjeros. “Del rey de los pobres, los marroquíes han asistido impotentes al surgimiento del rey rico y del rey de los ricos; del rey cercano al rey ausente y así sucesivamente. Los grandes proyectos inaugurados por el Rey han beneficiado a los más ricos (el Tren de Alta velocidad, el Plan Azur y sus expropiaciones para segundas residencias y chalets, el plan verde ha acabado con los pequeños agricultores…)”, enumera Mansouri.

El nombre del Rey y sus allegados aparecen en casi todos los escándalos y filtraciones

La princesa Salma, una vez cortejada por los medios como imagen de esa monarquía moderna que dejaba atrás su naturaleza medieval, sufrió una radical “damnatio memoriae”. Se desvaneció entre las alargadas sombras de palacio. “La princesa, adorada y venerada por el pueblo y los medios de comunicación, de repente es difamada sin explicación. Desapareció e incluso circularon rumores de que había sido asesinada. El palacio anunció la separación a través de un medio de comunicación extranjero, abonando el terreno a la decepción y la amplificación de los rumores…”, opina el reportero.

“En una sociedad que sigue siendo religiosa y tradicional, la situación es más espiritual que socioeconómica”, esboza Mansouri. Algunos han recurrido a los magos y su pensamiento más irracional para hallar alguna explicación a la oscuridad que se cierne sobre el reino, al regreso de los fantasmas. “Estamos lejos de Dios (la fortuna del Rey, la normalización con Israel, las relaciones con los boxeadores, un vídeo del rey en el que se le ve 'borracho' pero que no se ha verificado, el encarcelamiento de inocentes como Naser Zefzafi [el líder del movimiento rifeño detenido en mayo de 2017 y condenado a 20 años entre rejas] o los militantes de la causa palestina…) y esa es la razón por la que no llueve, dicen algunos”.

“Dios nos castiga. Los hechos y los rumores no desmentidos tienen el efecto del ácido sobre la roca. Cada día se erosiona uno de los pilares más importantes de la monarquía. El miedo explica el silencio, pero el fuego arde desde hace muchos años”, avisa Mansouri. El reinado de Mohamed VI es una historia con el final pendiente de ser escrito.