El periodista español Pablo González, bajo el nombre ruso Pavel Rubtsov, aparece en la lista de liberados este jueves en un intercambio de prisioneros acusados de espionaje por Occidente o por Rusia, según adelantó The Insider y ha confirmado a El Independiente su abogado Gonzalo Boyé. Pablo González era sospechoso de ser agente del GRU ruso y fue detenido en Polonia el 27 de febrero de 2022. Es el mayor intercambio entre Rusia y Occidente desde el final de la Guerra Fría, en el que Turquía habría actuado como facilitador del canje.

Pablo González, que no llegó a comparecer ante los tribunales tras dos años y cinco meses en prisión, ha sido trasladado a su país de nacimiento, Rusia, según un comunicado de su letrado. Cuando fue arrestado, realizaba una cobertura de la guerra de Ucrania, que acababa de empezar.

Polonia le acusaba de espionaje, según el apartado 1 del artículo 130 del Código Penal polaco. Como la ley polaca no fija un periodo máximo de prisión preventiva, seguía pendiente de juicio, cuando se han cumplido dos años y cinco meses de su arresto. González estaba en la cárcel de Radom, a unos 70 kilómetros de Varsovia, donde recibió en tres ocasiones la visita de la madre de sus hijos, Oihana Goiriena.

"Esta liberación se ha producido en el marco de un intercambio entre Rusia y Polonia de periodistas presos en ambos países", dice el comunicado. "Las razones humanitarias han sido primordiales en esta decisión", añade el texto.

Con domicilio en Gernika, González Yagüe fue detenido en la ciudad polaca de Przemysl, a pocos kilómetros de la frontera con Ucrania. Era colaborador freelance de La Sexta y de Público, pero previamente trabajó en Gara.

El equipo legal de Pablo González señala que "las autoridades rusas han demostrado un interés real en buscar una solución a esta situación, mientras que otros se han centrado principalmente en criminalizar a Pablo González en lugar de defenderle y proteger sus derechos como periodista".

La alusión es clara y se dirige al gobierno español. En una comparecencia al cumplirse los dos años de su encarcelamiento, el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, dijo, a demanda de Bildu, que siempre que se veía con el jefe de la diplomacia polaca le planteaba el caso y le pedía que se llevara a cabo el juicio.

El Ministerio polaco de Exteriores había señalado previamente, a través de un portavoz, que no podía dar información sobre el caso de Pablo González, ya que su condición se rige por la cláusula del secreto de Estado.

El intercambio de presos ha sido entre Rusia, EEUU y otros cuatro países entre ellos Alemania y Polonia. Los presos liberados son: Evan Gershkovich, reportero de The Wall Street Journal recientemente condenado a 16 años de cárcel, el ruso británico Vladimir Kara-Murza, el estadounidense Paul Whelan, y también Ilya Yashin, Alsu Kurmasheva, Andrei Pivovarov, Oleg Orlov, Alexandra Skochilenko, Lilia Chanysheva, Ksenia Fadeeva, Rico Krieger, Kevin Lik, Demuri Voronin, Vadim Ostanin, Patrick Schobel, y Herman Moyzhes.A cambio Rusia ha logrado el retorno del miembro del FSB Vadim Krasikov, su pieza más preciada. También Moscú pidió que se excarcelara a Pablo González o Pavel Rubtsov, según su documentación rusa.

De Pablo González las autoridades polacas dijeron que había recabado información en Ucrania para facilitársela a los servicios de inteligencia rusos y que se había intentado ganar la confianza de activistas de la oposición rusa. En su móvil se encontraron contactos de la Fundación Nemtsov. González habría establecido una estrecha relación con Zanna Nemtsova, hija del disidente ruso Boris Nemtsov, asesinado en 2015. e intentó ganarse la confianza de activistas de la oposición rusa. En sus archivos había informes detallados sobre ella y su círculo de confianza. Sin embargo, Pablo González siempre ha clamado su inocencia y ha asegurado que todos esos contactos se relacionaban con su condición de periodista.

Aleksey Rubtsov o Pavel Rubtsov, son los nombres de nacimiento de Pablo González, nieto de un niño de la guerra. Tiene doble nacionalidad y dos pasaportes.

Años de conversaciones

Las negociaciones sobre el intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente han estado en curso durante varios años, a través de diferentes canales y en una variedad de formatos. A principios de 2022, Christo Grozev de The Insider (entonces investigador de Bellingcat), propuso un intercambio conjunto de prisioneros con Estados Unidos y Alemania.

La figura clave de Occidente era Vadim Krasikov, condenado a cadena perpetua por el asesinato de un checheno en Alemania y que las autoridades germanas creen que pertenecía al FSB y que cumplía órdenes de Moscú. Krasikov está en la lista, a pesar de que el Ministerio alemán de Exteriores era muy reticente, dado que Krasivov es un asesino convicto. Por el lado ruso se esperaba la excarcelación de Alexei Navalni, pero el disidente murió en una lejana cárcel de Siberia en febrero pasado.

Según Grozev, "el asesinato de Navalni en prisión planteó otro dilema moral: recompensar a Putin con la entrega del asesino a pesar de la muerte de Navalni, o dar prioridad a la libertad de decenas de personas rusas y estadounidenses encarceladas inocentemente, entre ellas nuestros compañeros Evan y Alsu". Finalmente se ha optado por dar prioridad a que los inocentes encarcelados indiscriminadamente por Putin reciben el "perdón presidencial" y vuelvan a sus hogares, aunque para ello haya que dejar que personajes como Krasikov queden impunes. Es la Realpolitik lo que se ha impuesto.

En primavera de 2024 los alemanes empezaron a admitir la posibilidad de incluir a Krasikov, pero poco después cayó en desgracia Sergei Beseda, encargado de la negociación por la parte rusa. Cuando le reemplazó Alexei Komkov, en junio, hubo un nuevo impulso que ha terminado con esta intercambio de presos tan excepcional.

El presidente de EEUU, Joe Biden, se ha dirigido a la nación el jueves tras anunciarse la libración d los tres estadounidenses que estaban en prisiones rusas: Evan Gershkovich, el veterano de la Marina Paul Whelan y la periodista radiofónica ruso-estadounidense Alsu Kurmasheva. "Su brutal calvario ha terminado", ha dicho Biden. Los tres están camino de EEUU. El presidente compareció junto a los familiares de los cuatro en la Casa Blanca.

Tatiana Stanovaya, fundadora de R. Politik, señala en su cuenta de X que "el actual intercambio de prisioneros parece marcar el final, más que el principio, de una fase particular en la que, a pesar del agudo conflicto geopolítico, Rusia, por un lado, y Estados Unidos y Alemania, por otro, llegaron a un acuerdo, anticipándose al empeoramiento de las condiciones".

A juicio de Stanovaya, "mientras que las autoridades rusas pueden considerar cautelosamente el intercambio como una señal de la voluntad de Occidente de llegar a acuerdos pragmáticos, Occidente lo ve como la confirmación del peligro que representa una Rusia que toma rehenes, encarcela a disidentes y comete asesinatos en las cárceles. No hay indicios de que el actual intercambio vaya a facilitar las conversaciones de paz sobre Ucrania. Por el contrario, refleja la situación actual, en la que cada parte aprende a vivir con la intransigencia mutua".