Sin reconocer abiertamente su autoría, los ministros israelíes se apresuraron el miércoles a festejar el final de Ismail Haniyeh, el máximo líder político de Hamás. Su asesinato, resultado de una bomba activada remotamente y colocada semanas antes en el alojamiento de la Guardia Revolucionaria en Teherán en el que descansaba tras acudir a la toma de posesión del nuevo presidente iraní, conmocionó a la cúpula de Hamás. La muerte instantánea del hombre que hora antes se había fotografiado sonriente con la plana mayor del régimen iraní es la mayor victoria de la estrategia que Benjamin Netanyahu anunció en pleno shock del 7 de octubre. La erradicación de su jefe político suscita ahora interrogantes sobre el futuro del movimiento islamista palestino.

El análisis preliminar sobre el impacto de la salida de escena de Haniyeh en el organigrama de la organización, incluso el que realizan desde Tel Aviv, resulta menos alegre para los cálculos israelíes. “Aunque la muerte de Haniyeh podría infligir un importante revés moral a Hamás, figuras clave como Yehia Sinwar y otros dirigentes siguen al mando en la Franja de Gaza. Por tanto, no preveo un colapso total de la organización”, admite a El Independiente Joe Truzman, investigador del think tank estadounidense Foundation for Defense of Democracies.

Jaled Meshaal, el candidato interino

Una conclusión que también comparte el periodista Azzam Tamimi, presidente y redactor jefe del canal de televisión Ahiwar y autor de Hamás: los capítulos no escritos, una referencia para quienes desean conocer los entresijos del movimiento que nació en la Franja de Gaza a finales de la década de 1980 inspirado en la ideología de los Hermanos Musulmanes del vecino Egipto. “Hamás está bien organizada, por lo que la eliminación de un líder, aunque sea el máximo dirigente, no perturbará mucho. Hamás ya ha pasado por esta experiencia muchas veces y las ha superado porque tiene estructuras institucionales”, desliza en conversación con este diario.

El organigrama de Hamás como institución política está formado por tres ramas: la de Franja de Gaza, en manos de Yehia Sinwar; la de Cisjordania, liderada por Saleh al Arouri, asesinado por un dron israelí en Beirut el pasado enero; y la diáspora, hasta ahora encabeza por Haniyeh. “Cuando uno de ellos es por cualquier motivo destituido o eliminado, le sustituye el resto. Ahora sólo queda uno, que es Jaled Meshaal, al frente de la diáspora”, recalca Tamimi. Afincado en Doha, la capital de Qatar donde se halla la oficina política del movimiento, Meshaal es una figura de peso que ha sido hasta el “número dos” de Haniyeh. Ya dirigió el movimiento entre 1996 y 2017.

Jaled Meshaal en una conferencia en Teherán.

“Con probabilidad Meshaal será el líder al menos interino de Hamás. Sinwar, el jefe de la organización en Gaza, no reúne los requisitos para ser el máximo responsable del grupo. hay que estar fuera de Palestina”, arguye el periodista. Nacido en Cisjordania en 1956, fue el líder de la sucursal de Hamás en Kuwait, donde vivió entre 1967 y 1990. Con el inicio de la Guerra del Golfo en 1990, se mudó a Jordania, donde sobrevivió en 1997 a un intento de asesinato por parte de Israel que originó una crisis diplomática entre ambos países. Fue expulsado de Jordania en 1999 y buscó refugio en Qatar. Meshaal ascendió en el movimiento tras el asesinato de Ahmed Yassin, el fundador del movimiento, y su sucesor Abdelaziz al Rantisi en 2004. Durante su mandato el grupo venció en los comicios de 2006. Entre 2000 y 2012 residió en Damasco. Tras el estallido de la guerra civil siria, retornó a Doha.

Hamás ya ha pasado por esta experiencia muchas veces y las ha superado porque tiene estructuras institucionales

Meshaal está llamado a capear el temporal interno que han provocado diez meses de operación militar israelí en Gaza y, en una etapa de transición, a preservar el esqueleto de una organización diezmada por la pérdida de decenas de dirigentes y cuadros medios. Con mejores relaciones personales con Turquía que con Irán -el “negociado” de Haniyeh-, Tamimi no pronostica grandes cambios. “Meshaal fue el líder hasta 2017, cuando se celebraron las elecciones y Haniyeh asumió el poder. Lo único realmente tangible que ha ocurrido desde entonces es la mejora de las relaciones con Teherán. Pero eso no se debe a Haniyeh, personalmente, sino a las circunstancias de la región en su conjunto. La Primavera Árabe había sido abortada y un número cada vez mayor de regímenes árabes, se estaban volviendo contra Hamás. A Hamás no le quedó más remedio que recurrir a Irán. Meshaal tiene una larga experiencia al frente del movimiento. A los iraníes no les gusta mucho, es cierto, pero tratan con una organización, no con un individuo”, replica el experto.

Sin cambios ideológicos

Tampoco detecta diferencias ideológicas reseñables entre Haniyeh, retratado como un líder pragmático y moderado, y Meshaal. Ni siquiera en su aproximación al conflicto palestino-israelí, el reconocimiento de Israel, la reconciliación con Fatah o la propia lógica de la guerra que se libra en Gaza desde octubre. Por encima de ambos y de todo, subraya, subyace una organización “que ha probado su resiliencia en el pasado”. Para Yusuf Can, coordinador del programa de Oriente Medio del think tank Wilson Center, la ecuación resulta sencilla: “Si Hamás pudo sustituir a Yassin y Mashal, también podría sustituir a Haniyeh, Deif y Sinwar”.

“Sin embargo, si Israel finalmente captura o mata también a Sinwar, sería difícil incluso para el más feroz de los oponentes israelíes de Netanyahu negar que Israel ha logrado una especie de victoria estratégica. No está claro quién será el próximo intermediario y si el asesinato de Haniyeh reforzará el control de la línea dura sobre la toma de decisiones de Hamás en las conversaciones de alto el fuego, la reconciliación interpalestina y los planes para la Gaza de la posguerra. Ismael Haniyeh era considerado pragmático en Hamás, gozaba de la confianza de otras facciones y era capaz de trabajar con ellas. Altos cargos de Al Fatah mantenían una buena relación con Haniyeh, que fue clave en los esfuerzos de reconciliación, incluido el reciente pacto de Pekín”, apunta Can.

El efecto más inmediato es el curso de las negociaciones para la liberación de los rehenes y un alto el fuego en Gaza que llevan meses liderando Qatar y Egipto, con el obstáculo de un conflicto que se ha cobrado la vida de más de 39.000 palestinos y reducido a escombros la sitiada Gaza. “El asesinato de  Haniyeh es claramente un golpe directo a las negociaciones sobre el intercambio de prisioneros y el alto el fuego. No se mata al principal negociador de una parte y se espera que las cosas sigan como siempre. Según informes recientes, Netanyahu estaba frustrando a sus altos cargos militares, de seguridad y de inteligencia al poner trabas a cualquier avance en las negociaciones, y un ataque como éste garantiza que estaremos hablando de una escalada de las hostilidades, en lugar de un alto el fuego”, arguye en declaraciones a este diario Wadie Said, profesor de la Universidad de Colorado.

El asesinato de  Haniyeh es claramente un golpe directo a las negociaciones sobre el intercambio de prisioneros y el alto el fuego

No obstante, la incógnita del relevo a Haniyeh podría resolverse por otros derroteros. “El Consejo de la Shura de Hamás cuenta con una variada gama de líderes que puede elegir, entre los que se incluyen figuras de alto rango como Jalil al Hayya [que se hallaba en Teherán el miércoles y fue el primero en ver el cuerpo de Haniyeh], Mousa Abu Marzouk y Jaled Meshaal”, opina Truzman. “En el clima actual, Hamás necesita un líder capaz de mantener y cultivar eficazmente las relaciones con naciones y actores no estatales. La creación de estas alianzas es crucial para aumentar la legitimidad de Hamás y alcanzar un mayor nivel de reconocimiento internacional. Dada la precaria situación de la organización en Gaza, será esencial que Hamás elija a un líder que posea estas habilidades vitales. Hamás cuenta con una serie de candidatos a tener en cuenta procedentes de sus diversas ramas operativas en Gaza, Turquía, Qatar y Cisjordania”, agrega.

El heredero del ala militar

Al destino de su rama política debe unirse el de su brazo militar, las brigadas Al Qasam. El ejército israelí confirmó esta semana la muerte de Mohamed Deif, comandante y máximo líder de Al Qasam, en un ataque aéreo el pasado 13 de julio en Jan Yunis, la Franja de Gaza, que dejó al menos 90 muertos y suscitó la condena internacional. Su organización se resiste a dar por cierta su liquidación, pero -de ser cierta- obligará a abrir el debate sucesorio a la par de el ala política. “La rama militar en Gaza está bien organizada. Estoy seguro de que si el máximo dirigente desaparece, alguien ocupará inmediatamente su lugar. No es un espectáculo de un solo hombre”, responde Tamimi.  Entre los posibles herederos, figuran el hermano de Yehia Sinwar, Mohamed Sinwar, o el comandante de la Brigada de Gaza, Izz al-Din al Hadad.

“Hamás ha capeado la pérdida de líderes por acciones israelíes en el pasado, pero éste es un contexto sin precedentes, ya que el grupo se enfrenta a una operación israelí de supervivencia que dura ya diez meses. Si Yehia Sinwar se inclina por negociar un alto el fuego, creo que es probable que el grupo continúe con las negociaciones sobre los rehenes. Sin embargo, es posible que interrumpan temporalmente estas conversaciones a la luz del asesinato de Haniyeh”, barrunta Truzman.

Cualesquiera que sea el escenario, los expertos coinciden en un extremo: “la victoria total” que Netanyahu promulga sobre Hamás, certificando su caída y muerte, resulta una completa utopía. No solo una ilusión sino también un acicate para el conflicto y la radicalización. “Las autoridades israelíes tienen un largo historial de asesinatos de dirigentes palestinos de todas las facciones y partidos políticos. Quienquiera que sustituya a Haniyeh procederá del ala política del movimiento, ya que se trata de una contingencia que el grupo sin duda tenía prevista. La política israelí de asesinatos aún no ha logrado detener la resistencia palestina a la ocupación, e incluso un asesinato de alto nivel como éste no hace más que garantizar más enfrentamientos”,  concluye Said.