El caso del ciudadano hispano-ruso Pablo González, o Pavel Rubtsov, nacido en Moscú en 1982, está lejos de haberse cerrado en Polonia. La Fiscalía polaca mantiene abierta la acusación de espionaje para el GRU (Inteligencia militar de la Federación Rusa) basada en el material proporcionado por la Inteligencia ucraniana. En caso de que se abra la instrucción, a España tendría difícil volver porque se arriesgaría a ser extraditado a Polonia y allí ser condenado a penas que llegan a la cadena perpetua si se demostrara que era un oficial del GRU.

Pavel Rubtsov, como aparecía en la lista de liberados gracias a que el Kremlin le incluyó en su canje con diversos países occidentales, fue arrestado entre el 27 y el 28 de febrero en Przemysl, cerca de la frontera ucraniana, pocos días después de haber sido expulsado de Ucrania por sospechas de espiar para el Kremlin. Llevaba desde entonces arrestado en Polonia. En los últimos meses estaba en la cárcel de Radom, a 70 kilómetros de Varsovia.

En Polonia puede prolongarse indefinidamente, con prórrogas sucesivas, la prisión preventiva. Por esa razón González-Rubtsov ha podido estar dos años y cinco meses en la cárcel sin juicio. En España el máximo son dos años. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha llamado la atención a Polonia por lo que considera "un problema estructural". Hay un ciudadano que lleva ocho años en prisión provisional. Polonia asegura que tiene pruebas de que Pablo González es un agente que vendía información que ponía en peligro la vida de opositores a Putin o de gente que lucha por la libertad en Ucrania.

Ahora se ha conocido que el juicio se habría demorado porque a los pocos meses de su encarcelamiento comenzaron negociaciones para intercambiarlo por Andrezj Poczobut, condenado a ocho años de prisión, y al ruso W, en un gulag por colaborar con los servicios secretos polacos, según ha escrito en X Mariusz Kaminski, coordinador de los servicios secretos con el gobierno de Ley y Justicia (PiS), que perdió el poder tras las elecciones legislativas de octubre de 2023. Kaminski se refiere a González como "el agente más valioso" en manos de Polonia. Para Kaminski el gobierno de Donald Tusk lo ha entregado a cambio de nada.

Donald Tusk difundió en X el primer día de agosto este mensaje: "Acaba de finalizar la operación de intercambio de prisioneros, gracias a la caul los héroes de la oposición rusa y los ciudadanos de países de la OTAN detenidos en Rusia abandonarán Rusia. La acción fue posible gracias a la participación de nuestro Estado. Me gustaría agradecer al presidente y a los servicios su cooperación ejemplar". Tras las especulaciones por esa alusión al presidente, con el que la relación dista de ser fluida, Andrzej Duda ha aclarado que la liberación es fruto de un canje y no de un indulto.

Si hubiese sido condenado por espionaje en Polonia, su canje habría sido más complejo. La ministra alemana de Exteriores, Annalena Bäerbock, rechazó durante meses que el ruso Vadim Krasikov, condenado por asesinar a Zelimkhan Khangoshvili, refugiado checheno acogido en Berlín, fuera incluido en la lista. Para el Kremlin era una pieza clave.

Mano dura con el espionaje

Jacek Dobrzynski, portavoz del ministro coordinador de los servicios especiales Tomasz Siemoniak, ha señalado en un comunicado que González/Rubtsov, al que considera como "oficial del GRU", estaba "a la espera de un juicio penal", según informa Izabela Kacprzak en el diario Rzeczpospolita.

Si el caso de Rubtsov se completara, tendría que ir al Tribunal de Distrito de Lublin. "Por el momento, no hay ningún caso registrado", señalaron a RZ dede la Corte de Lublin. La Fiscalía, pese a su silencio, "está en la fase de la elaboración de la acusación contra Rubtsov. Y aún tiene intención de completarla y enviarla al tribunal", según la periodista Izabela Kacprzak.

En octubre pasado entraron en vigor disposiciones más estrictas sobre el espionaje, que puede calificarse como crimen (artículo 130, punto 2), lo que afectaría al caso de González/Rubtsov. De este modo, se enfrentaría a cadena perpetua si fuera condenado como pena máxima y ocho años como mínima. El acusado debería comparecer al menos en la fase inicial para dar explicaciones. Si González sigue en Moscú, se libraría de esta condena.

"Quien, participando en las actividades de un servicio de inteligencia extranjero o actuando en su nombre, facilite a dicho servicio de inteligencia información cuya transmisión pueda causar daños a la República de Polonia, será castigado con pena de privación de libertad no inferior a ocho años o cadena perpetua", señala el artículo 130, punto 2.

Pero sí que se puede cambiar la calificación del acto para que se atenga al artículo 130, punto 1 del Código Penal, con penas de más de cinco años. "Quien participe en las actividades de un servicio de inteligencia extranjero o actúe en su nombre, contra la República de Polonia, será castigado con la pena de privación de libertad por un período no inferior a cinco años".

"Un agente valioso" para Polonia

El diputado Marek Biernacki, miembro de la Comisión de Servicios Especiales del Sejm, de Tercera Vía, la Fiscalía y los servicios polacos deben explicar a la opinión pública cuál es el siguiente paso en la causa penal de Rubtsov en Polonia. "Tenemos derecho a saber cuál es el destino de esta investigación, qué acordamos, cuáles fueron las condiciones del intercambio de Rubtsov". Y añadía: "El hecho de que Rubtsov fuera incluido en el grupo de intercambio de prisioneros es una prueba de que era un agente, y muy valioso, del GRU".

El hecho de que Rubtsov fuera incluido en el grupo de intercambio de prisioneros prueba que era un agente, y muy valioso, del GRU"

MAREK BIERNACKI, MIEMBRO DE LA COMISIÓN DE SERVICIOS ESPECIALES DEL SEJM

En Polonia, desde el PiS se queja de que no se haya conseguido a cambio de González-Rubtsov a Marian Radzajewski, empresario de Podlasie, condenado a 14 años en un gulag de alta seguridad por "intentar adquirir elementos del sistema de defensa antiaérea S-300", o a Tomasz Biaroz, también condenado a 14 años de cárcel, acusado de espionaje en Bielorrusia.

El periodista español, contratado por el servicio de inteligencia militar ruso GRU, estaba supuestamente, entre otras cosas, investigando los antecedentes de Zhanna Nemtsova, hija de Boris Nemtsov, opositor asesinado y crítico con Vladimir Putin. La Agencia de Seguridad Interior (ABW) también le acusó de difundir desinformación y recopilar datos sobre infraestructuras críticas. Poco antes de su detención (y pocos días antes de la agresión de Rusia contra Ucrania), los servicios de inteligencia ucranianos le expulsaron del país, y le permitieron viajar a Polonia, donde había creado vínculos afectivos.

Durante su detención, la ABW encontró en su habitación tarjetas bancarias rusas y dos pasaportes españoles con la misma fecha de nacimiento pero distinto nombre. Pablo González, nacido en Moscú en 1982 de padre ruso y madre española, adquirió la nacionalidad española en 1991, cuando sus padres se divorciaron. Es entonces cuando su madre se traslada con sus hijos al País Vasco.

La madre le cambia el nombre por su versión española (Pavel por Pablo) y los apellidos por los de su abuelo, niño de la guerra: González Yagüe. Rubtsov es el apellido de su padre, que vive en Moscú y que le transfería 350 euros cada mes para ayudarle en la crianza de sus hijos. El dinero provendría de unos alquileres de propiedades familiares.

El portal independiente Agientstvo reveló hace unos meses que Rubtsov había viajado en el mismo avión que el agente del GRU Sergei Turbin. Agientstvo también publicó su relación con la Fundación Nemtsov sobre la que habría investigado

Dada su nacionalidad española, González podría moverse por el espacio Schengen a menos a que un juez polaco empiece la instrucción del caso a instancias de la Fiscalía, lo que no se descarta. Es posible que González/Rubtsov tenga que quedarse en Moscú hasta confirmar si la Fiscalía finalmente actúa contra él. Su familia en España confía en que vuelva pronto y no se plantea trasladarse al país que ha mediado por su excarcelación.