El PSOE se jacta de que las relaciones con Marruecos atraviesan un idilio desconocido en décadas. Desde el cambio de posición en el litigio del Sáhara Occidental, en marzo de 2022, Ferraz ha cumplido obediente el compromiso de no hacer absolutamente ninguna declaración que hiriera abruptamente esa luna de miel. Como ya es tradicional, varios ministros socialistas asistieron la semana pasada a la cena que ofreció la embajada marroquí en Madrid con motivo del cuarto de siglo de reinado de Mohamed VI. Todos fueron palabras amables y cariñosas con el monarca alauí y la salud de los lazos bilaterales.
Pero, a pesar de ese cuidado esmero de los socialistas españoles, ni el establishment ni la prensa dirigida por los aparatos de seguridad marroquíes dispensan trato recíproco. Especialmente al ala del Ejecutivo de coalición que representa Sumar. La última víctima de los dardos al otro lado del Estrecho es la ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego, la cuota de Izquierda Unida en el Gabinete de Pedro Sánchez. “La ministra comunista”, como la ha apodado la prensa al otro lado del Estrecho.
"Ha cometido un acto insólito y sin precedentes"
"Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez considera que la propuesta de autonomía marroquí es la vía más seria, realista y creíble para resolver el conflicto del Sáhara, la ministra Sira Abed Rego no ha tenido ningún problema en cometer este acto insólito y sin precedentes", despotricaba hace unos días Mohamed Benabdelkader, ex ministro de Justicia marroquí y dirigente de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), la formación que forma parte junto al PSOE de la Internacional Socialista.
Sus declaraciones han sido secundadas y amplificadas por medios de comunicación progubernamental abriendo fuego contra Rego, de padre palestino.
El motivo que ha desatado la ira contra la ministra radica en una reunión reciente que mantuvo en la sede del ministerio con el representante del Frente Polisario en España, Abdulah Arabi, y de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS) con el trasfondo del veterano “Vacaciones en paz”, el programa de acogida de menores de los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia) por familias españolas. También la intervención pública de Rego para evitar la deportación a Marruecos de un joven saharaui al que España había denegado el asilo. La ministra envió una carta a su colega de Gabinete Fernando Grande-Marlaska exigiendo la autorización de entrada en territorio nacional por razones humanitarias.
Para los rotativos progubernamentales marroquíes, el encuentro es toda una afrenta al cambio de posición en el conflicto expresado por Sánchez en una carta dirigida a Mohamed VI y filtrada por la Casa Real marroquí. A su juicio, la reunión de Rego y miembros de su gabinete con la delegación saharaui contradice la postura oficial del Gobierno español. “Al recibir a entidades pro separatistas, está enviando un mensaje ambiguo, creando disonancias en el seno del ejecutivo. Esto podría exacerbar las tensiones y complicar los esfuerzos de paz”, escriben en uno de los periódicos.
Este acto irresponsable bien podría asestar un golpe a las relaciones diplomáticas y económicas entre nuestros dos países
“La actuación de la ministra podría tener repercusiones en la percepción internacional del conflicto. Al apoyar abiertamente al Polisario, se arriesga a desestabilizar los esfuerzos de paz y a poner en tela de juicio la soberanía marroquí sobre el Sáhara”, aduce. "¿Cómo podemos afirmar que apoyamos una solución creíble mientras damos una plataforma a quienes se oponen frontalmente a ella?”, arguye Benabdelkader, miembro de una formación que respalda el establishment marroquí y la falta de libertades públicas y pluralismo político en el país vecino.
Dardos contra el programa "Vacaciones en paz"
En la reunión que ha levantado ampollas en Rabat se exhibió una bandera de la República Árabe Saharaui Democrática, un Estado no reconocido por España, junto a las enseñas de España y la Unión Europea. Según sus participantes, la recepción sirvió para “dar la bienvenida a los pequeños embajadores saharaui de Vacaciones en Paz”, un programa que ha servido desde hace décadas para sensibilizar a la población española sobre un territorio que fue provincia española hasta 1976 y del que España sigue siendo potencia administradora al no haberse completado el proceso de descolonización, el último de África, bajo auspicios de la ONU.
Desde hace años -consciente del poder movilizador del programa de acogida, que cada año es aprobado por el Consejo de Ministro del Gobierno español- las autoridades marroquíes y sus sucursales mediáticas tratan de demonizar la iniciativa solidaria, articulada a través de la red de asociaciones de amistad con el pueblo saharaui a lo largo y ancho del país. Para Rabat, es “una politización de los menores”. “La presencia de menores en la reunión plantea cuestiones éticas sobre la utilización de niños con fines políticos”, deslizan.
Se da la circunstancia de que días antes una representación de los menores había sido recibida por la vicepresidente segunda del Gobierno Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados. Era la primera vez que sucedía en la larga historia del programa, un hecho que ha escocido al otro lado del Estrecho. "Este programa es el mejor embajador del pueblo saharaui. Hoy merece merece más visibilidad que nunca. Ha sido un acierto traerlos aquí al Congreso para que toda España pueda ver lo que pasa con el Sáhara y comprometerse son su causa", declaró Díaz. "Desde Sumar exigimos el respeto a la legalidad internacional y los derechos humanos. Tenemos un debe con el pueblo saharaui y nuestro compromiso con el cumplimiento con las resoluciones de la ONU es absoluto", alegó. "El corazón y la razón están del lado del pueblo saharaui", subrayó antes de cerrar el acto con un "Sáhara libre".
Amenazas a su impacto en las relaciones diplomáticas
Una sucesión de hechos y guiños al pueblo saharaui con los que Sumar trata de marcar distancia pública con su socio, un PSOE percibido como plenamente alineado con la dictadura marroquí tras enterrar el compromiso histórico con el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui de sus últimos programas electorales. Y que preocupan en Rabat. “Este acto irresponsable bien podría asestar un golpe a las relaciones diplomáticas y económicas entre nuestros dos países”, amenaza el socialista marroquí. "La soberanía de Marruecos sobre el Sáhara no es negociable. Cualquier intento de socavar esta integridad debe ser rechazado con firmeza", advierte.
“El episodio revela una división en el seno del gobierno español, entre una visión pragmática y diplomática liderada por Sánchez y una visión ideológica encarnada por Rego. Esta dualidad podría debilitar la posición de España en la escena internacional y minar su credibilidad en las negociaciones de paz”, sostiene uno de los periódicos marroquíes que abordan el asunto. Rabat, consciente de que la actual posición español en el conflicto del Sáhara no concita el apoyo del Congreso de los Diputados, exige por boca del ex ministro un mensaje de Madrid: “Es imperativo que España clarifique su posición y actúe de forma coherente para promover una resolución pacífica y duradera del conflicto del Sáhara”.
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