"El mundo entero está mirando". Lo dijo Dan Rather en el telediario de la CBS en 1968 cuando tuvo lugar la Convención Demócrata más tumultuosa de la historia. Con Vietnam como telón de fondo, las calles ardieron. Entonces el nominado fue Hubert Humphrey. En 1996 Bill Clinton fue designado para la reelección en Chicago. Este lunes, con cierto temor a que la guerra en Gaza altere una escenificación cuidada, ha arrancado la Convención Demócrata en esta ciudad de Illinois y como telonero-en-jefe ha tomado la palabra el mejor Joe Biden, cercano, emotivo y generoso.
Con lágrimas en los ojos ha aparecido en el escenario del United Center, tras una introducción de hija Ashley, y de su esposa, Jill Biden. "Te amamos, Joe", han gritado los asistentes. Y Joe ha procedido a pasar el testigo a Kamala Harris, quien había hecho previamente una incursión sorpresa para elogiar al actual presidente. "Cuando luchamos, ganamos", ha remarcado la actual vicepresidenta. "Fue mi mejor elección", ha dicho de ella Biden, y con sentido del humor ha añadido: "Como muchos de nuestros mejores presidentes, ella ha sido antes vicepresidenta". Joe Biden fue vicepresidente en los dos mandatos de Barack Obama (2008-2016).
"Amo mi trabajo pero amo más a mi país", ha dicho Joe Biden. "He dado lo mejor en mis más de 50 años de servicio público". Al rememorar estos años ha señalado: "Fui senador demasiado joven, ya que no había cumplido los 30, y he sido demasiado viejo presidente. Espero que sepan lo agradecido que estoy. Puedo deciros desde el fondo de mi corazón que soy más optimista sobre el futuro ahora que cuando fue elegido senador con 29 años".
Enérgico y determinado, Joe Biden, no ha evitado mencionar a Donald Trump, el competidor de Kamala Harris el próximo 5 de noviembre. "No puedes amar a tu país solo cuando ganas", ha remarcado Biden, quien ha llamado a Trump "perdedor". "Donald Trump dice que América es un Estado fallido. Cuando lo dice, somos perdedores, pero es él el perdedor. Está equivocado".
Ha aludido a cómo el país ha pasado momentos difíciles, pero ha dejado claro que finalmente "la democracia prevalecerá". Biden se ha dirigido a la audiencia, entusiasmada con un Joe Biden renacido. "Déjenme preguntarles: ¿están listos para votar por la libertad? ¿Están listos para votar por la democracia en EEUU? ¿Están listos para votar por Harris y Tim Walz?".
Y votar a Harris y Walz significa preservar la democracia y el legado de Joe Biden. "Kamala y Tim van a proteger la Seguridad Social, l Medicare. Trump quiere acabar con esto. Kamala y Tim van a proteger vuestra libertad... vuestro derecho a votar, vuestros derechos civiles. Y sabéis que Trump hará todo lo posible por prohibir el aborto en toda la nación. Claro que lo hará. Y Kamala y Tim harán lo contrario. Por eso tenéis que elegir un Senado y una Cámara de Representantes que vuelva a restablecer Roe versus Wade".
Largo camino hacia la renuncia
El presidente, que anunció que no iba a optar a la reelección hace algo menos de un mes, no quiere quitar protagonismo a su vicepresidenta, Kamala Harris, que aceptará la nominación oficialmente esta semana. Por eso va a tomarse un descanso los próximos cuatro días. Al final del discurso del presidente, Kamala Harris ha subido al escenario del United Center a abrazar a Joe Biden.
El actual presidente se vio forzado a renunciar a la reelección como consecuencia de su pésima actuación en el primer debate con Donald Trump, quien después sobrevivió a un intento de atentado. Trump acaparó la atención y de Biden solo se hablaba para destacar sus meteduras de pata. El alto mando demócrata, encabezado por la todopoderosa Nancy Pelosi, hizo que Biden aceptara dar un paso atrás.
Kamala Harris tomará la palabra el jueves en su discurso de aceptación ante unos 5.000 delegados y un público que puede llegar a los 50.000 seguidores demócratas, después de que estos días lo hayan hecho este lunes Hillary Clinton, Barack Obama este martes y Bill Clinton, arropando al candidato a vicepresidente, Tim Walz, el miércoles.
Protestas pro palestinas
El mayor riesgo de la Convención, como ocurrió hace 56 años con motivo de las protestas por la guerra de Vietnam, es que quienes critican la política de la Administración Biden sobre Israel acaparen protagonismo. Es un riesgo considerable porque en Chicago vive una de las mayores comunidades palestina de EEUU. Bridgeview es conocida como la Pequeña Palestina. Desde este lunes hay marchas anunciadas. Por eso, Biden ha dicho en su intervención: "No les falta algo de razón. Están muriendo muchos civiles. Han muerto muchos por las dos partes".
Habrá concentraciones en las inmediaciones de la Convención y algunos delegados demandarán un giro en la política sobre Israel, debido a que la guerra que libra contra Hamás está ocasionando miles de muertes de inocentes.
Mientras arranca la Convención Demócrata, el secretario de Estado, Antony Blinken, ha convencido al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de que acepte un alto el fuego. Sería una gran baza para Harris y Walz, si finalmente todas las partes dan su luz verde, después del canje de periodistas y opositores por agentes del GRU realizado el 1 de agosto.
Con ese gesto, el líder ruso, Vladimir Putin, muestra que no está claro que apueste por Trump, debido a su imprevisibilidad. La élite demócrata puede sentirse tentada por una negociación con el Kremlin, tras este canje. Sin embargo, Netanyahu parece que no lo pondrá fácil. El primer ministro israelí simpatiza más con Trump.
Ligera ventaja en las encuestas
Harris ha logrado recuperar el terreno perdido por los demócratas en estas cuatro semanas y ahora aventaja ligeramente en las encuestas a Trump a nivel nacional: son 2,7 puntos según la media de encuestas de FiveThirtyEight. Este dato en realidad es meramente indicativo porque las elecciones presidenciales en Estados Unidos son en realidad 50 elecciones simultáneas y la victoria depende de los resultados en una media docena de estados, los llamados swing states que unas veces se decantan hacia los republicanos y otras hacia los demócratas.
Son los siete estados en los que Harris y Walz concentran su campaña de anuncios: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
Ha sido bien recibida la elección de Tim Walz, gobernador de Minnesota, como aspirante a la Vicepresidencia. Bonachón y divertido, Tim Walz conecta a los demócratas con ese elector estadounidense de clase media tan distante de las élites como de las estridencias del tándem que forman Trump y Vance. Los demócratas han recuperado el entusiasmo: una encuesta de la Universidad de Monmouth señala que el 85% de ellos están ahora contentos con la pareja aspirante, comparados con el 46% de junio.
En contraste la designación del senador de Ohio le ha hecho perder tracción a Trump. Walz acertó al designar como weird (raritos) a los contrincantes. Ya no es que sean populistas o ultraderechistas, es que son estrafalarios. Coach Walz (en alusión a su pasado como entrenador) ha sabido cautivar a los demócratas con una forma de hacer campaña que reivindica la alegría (joy) frente al catastrofismo de los trumpistas.
Harris ha celebrado grandes y bulliciosos mítines en ciudades que van desde Detroit a Filadelfia y Las Vegas, que han evocado la primera campaña presidencial de Barack Obama en 2008, y ha recaudado más de 350 millones de dólares. Kamala Harris, hija de una científica india y un profesor de economía jamaicano, trata de recuperar ese entusiasmo que generó el primer Obama. No es baladí que el cartel de su campaña con el lema Forward (adelante) sea obra del mismo artista, Shepard Fairey, que ideó la famosa imagen de Obama con la palabra Hope (esperanza).
Más iniciativa
Kamala Harris se enfrentará a Donald Trump en un debate en Filadelfia organizado por la cadena de televisión ABC el próximo 10 de septiembre. En este primer mes desde que Biden anunció que no optaría a la reelección Harris ha eludido a la prensa y no ha dado entrevistas. Hay temor a cometer errores ahora que el viento sopla a favor. Pero no podrá mantener este silencio mucho tiempo.
Al cambiar al candidato, los demócratas han logrado descolocar a Trump. Su relato estaba centrado en atacar a Joe Biden y retratarlo como un octogenario frágil y desnortado. El giro de guion es drástico al presentar a Kamala Harris, mujer y casi 20 años más joven que Trump. Ahora es Trump quien parece demasiado viejo para el cargo.
Kamala Harris, que cumple 60 años apenas 15 días antes del 5-N, sería la primera mujer presidenta de EEUU, algo que intentó en 2016 Hillary Clinton frente a Donald Trump. Harris tendría que aprender de los errores cometidos por la ex secretaria de Estado. No puede infravalorar a Trump ni despreciar a sus votantes, sino conquistar sus corazones, algo que Tim Walz parece haber entendido bien.
Mientras tanto, Donald Trump no va a quedarse quieto. Estos días tiene previsto hacer campaña en Pensilvania, Michigan, Carolina del Norte y Arizona. El jueves, justo el día en que Kamala Harris acepta la nominación, va a visitar la presencia en la frontera con México, en el Paso de Montezuma.
Con la palabra "adelante", se define bien el espíritu de la campaña de Kamala Harris, que quiere hablar de futuro frente a esa mirada a un pasado glorioso de los trumpistas. Es el Make America Joyful Again.
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