Este jueves Rusia celebró el día de su bandera. En las principales ciudades rusas desplegaron gigantescos estandartes, pero en la región de Kursk no pudieron hacerlo. Desde el 6 de agosto Ucrania avanza en este territorio ruso. Este sábado será Ucrania la que rinda homenaje a los colores azul y amarillo de su estandarte, justo cuando se cumplen dos años y medio de la invasión ordenada por el líder ruso, Vladimir Putin, bajo el nombre de "operación militar especial". Hay temor a que Rusia aproveche la fecha para lanzar algún ataque aéreo masivo sobre Ucrania.
La operación que libra Ucrania en Kursk también es especial, tanto que ha desconcertado al Kremlin. "Era inimaginable para Moscú. Nunca había visto a los rusos tan preocupados desde la rebelión de Prigozhin. Es una operación que puede tener grandes implicaciones porque incrementa los costes y es una prueba para el sistema", comentaba a El Independiente Witold Rodkiewicz, especialista en política exterior de la Federación rusa en el Center for Eastern Studies (OSW, por sus siglas en polaco) de Varsovia.
Una de las razones por las que la ofensiva ucraniana en la región rusa de Kursk se mantuvo en secreto fue evitar la retórica de EEUU y los aliados europeos. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, confesó que trató de evitar que le dieran lecciones sobre los riesgos de sobrepasar "la más roja de todas las líneas rojas". Pero Ucrania no sabe de líneas rojas cuando se trata de defender su soberanía, así que ha atacado Rusia. Es la primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial que Rusia ha de defender su propio territorio.
Según Zelenski, el ataque ucraniano en Kursk ha marcado un punto de inflexión. "Estamos asistiendo a un cambio ideológico significativo: el concepto ingenuo e ilusorio de las denominadas líneas rojas con respecto a Rusia, que dominó la evaluación de la guerra por parte de algunos socios, se ha desmoronado estos días". Y añadió: "El mundo ve que todo en esta guerra depende del coraje: de nuestro coraje y del coraje de nuestros socios".
Al avanzar en Kursk, en una operación en la que estarían movilizados unos 10.000 efectivos ucranianos, han demostrado un gran dominio de la guerra de maniobra. Es llamativo que Rusia no detectara este movimiento: diversas filtraciones indican que hay falta de coordinación en el Ejército ruso, que sí está logrando éxitos significativos en el Donbás. Precisamente hay expertos que apuntan que un objetivo de Ucrania es que Rusia desvíe fuerzas desde el este de Ucrania a Kursk.
Unos 20.000 rusos se han visto forzados a dejar sus hogares. Está viendo que el Kremlin no puede garantizar su seguridad, y ese principio es la base del sistema que mantiene en pie a la élite rusa formada por los acólitos del KGB de Putin.
En estos días, para reforzar el impacto psicológico de sus operaciones en Kursk Ucrania ha intensificado sus incursiones con drones sobre diversas ciudades rusas: el miércoles lanzó el mayor desde el inicio de la guerra y durante varias horas los aeropuertos de Moscú estuvieron cerrados.
"Como las cosas van bien, no hay criticas de Occidente, pero veremos si hay fallos. Quizá las capitales occidentales están presionando a Moscú a negociar entre bambalinas", señala Bartosz Cichocki, ex embajador polaco en Kiev. Apunta, sin embargo, que hay que seguir pendientes de la evolución de la campaña en el Donbás, muy desfavorable a Ucrania.
Giro de 180 grados en EEUU
Para hacernos a la idea del giro de 180 grados en la percepción de EEUU de esta guerra recordemos cómo cuando los tanques rusos se acercaban a Kiev el 24 de febrero de 2022 Washington ofreció a Zelenski una salida segura de la capital ucraniana. Es cuando el presidente ucraniano respondió aquello de "no quiero que me saquéis de aquí, quiero municiones". El Pentágono sabía que los ucranianos estaban mejor preparados que en 2014, cuando Rusia comenzó sus operaciones encubiertas en el Donbás y se anexionó Crimea, pero no tanto como para plantar cara al Ejército de la segunda potencia global.
Desde entonces, los ucranianos han reclamado armamento cada vez más moderno y eficaz, demandaron los Leopard, los Abrams, los F-16, mientras el presidente Joe Biden dudaba si aquello no conduciría a una escalada. El invasor es una potencia nuclear y Putin se guardaba la carta del uso de las armas nucleares tácticas.
EEUU y sus aliados han tardado en darse cuenta de que la reacción de Putin no dependerá de su contención, sino más de su falta de determinación. El líder ruso lleva mostrando al mundo sus intenciones desde 2007, cuando expuso en la conferencia de Múnich que había que rechazaba el diseño de la arquitectura de seguridad en Europa.
Poco a poco EEUU y muchos aliados han proporcionado material cada vez más sofisticado a Ucrania, aunque ha llegado a cuentagotas. Gracias a los sistemas de defensa antiaérea se pudo aminorar el impacto de los bombardeos, aunque Rusia sigue castigando a la población civil siempre que puede. Otro hito ha sido la llegada de los primeros F-16 este verano.
El 31 de mayo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, suavizó la prohibición de que Ucrania utilizara armas estadounidenses en territorio ruso, según informó el secretario de Estado, Antony Blinken, en Praga. En abril, Biden logró finalmente la luz verde del Congreso para proporcionar una ayuda de casi 61.000 millones de dólares a Ucrania.
Himars y Challenger 2 en Kursk
De este modo, apenas ha sorprendido que Ucrania esté utilizando armas suministradas por EEUU para atacar los puentes rusos sobre el río Seym en Kursk. "Por primera vez, la región de Kursk fue alcanzada por lanzacohetes de fabricación occidental, probablemente Himars [Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad] estadounidenses», dijo María Zajarova, la portavoz del Ministerio de Exteriores en Telegram el pasado 16 de agosto. Washington guardó silencio.
Ucrania habría utilizado tanques británicos Challenger 2 en territorio ruso, según Sky News y BBC. El Ministerio de Defensa de Londres se negó a comentar qué armas concretas está utilizando Ucrania, pero el secretario de Defensa, John Healey, ha dejado claro que Londres no pone restricciones al uso por parte de los ucranianos de las armas donadas por Gran Bretaña.
También se cree que en la incursión de Kursk se han utilizado armas suministradas por Alemania, que es uno de los mayores proveedores de armas a Ucrania, sólo superado por Estados Unidos. De Alemania Kiev ha recibido vehículos de combate de infantería Marder, carros de combate Leopard, sistemas de defensa antiaérea, drones y sistemas de lanzamiento de cohetes.
A pesar del auge de las fuerzas pro Kremlin en Alemania, desde Alternativa para Alemania a la izquierdista Sahra Wagenknecht, desde el Ministerio de Defensa se subraya que Berlín no ha impuesto restricciones al uso de su material.
Según Alex Gatopoulos, redactor de defensa de Al Jazeera, al menos 13 países de la OTAN han dado permiso a Ucrania para utilizar armas occidentales como tanques, sistemas de artillería y vehículos de combate de infantería dentro de Rusia. Entre estos países se encuentran: Francia, Reino Unido, Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Países Bajos, Suecia, República Checa, Finlandia, Dinamarca, Noruega y Canadá.
España, sin embargo, ha proporcionado a Ucrania "material defensivo", según fuentes del Ministerio de Defensa, con lo que descartan de forma implícita que se estén empleando en territorio ruso.
Pero los países que no han impuesto restricciones, siguiendo un planteamiento que comparten en la oficina del Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, Ucrania tiene derecho a defenderse. Y es lo que hace en Kursk. Quien lo expresa de forma más categórica es el primer ministro polaco, Donald Tusk: "Lo que están haciendo las tropas rusas y la aviación rusa en territorio ucraniano tiene visos de genocidio, de crímenes inhumanos. Ucrania tiene todo el derecho a hacer la guerra de manera que paralice a Rusia en sus acciones agresivas con la mayor eficacia posible. Los ucranianos saben bien qué armas de entre las recibidas de Occidente utilizar en una operación determinada".
El único país que ha puesto pegas de forma explícita ha sido Italia: el ministro italiano de Exteriores, Antonio Tajani, de Fuerza Italia, dijo que las armas entregadas por Roma "no pueden utilizarse para atacar a Rusia en su territorio". Hasta ahora, la primer ministra italiana, Giorgia Meloni, había sido de palabra, más que por ayudas materiales concretas, una firme defensora de Ucrania.
Un paso más
Kiev y Washington mantienen conversaciones sobre el uso de los misiles ATACMs, de alcance medio, en la operación en Kursk. El Pentágono parece tentado de dar su luz verde al envío de misiles JASSM, con alcance similar, para equipar a los F-16 recién llegados desde Países Bajos a Ucrania, según Politico.
Para Petro Burkovsky, director de la Fundación Democratic Initiatives, eso es lo que marcaría un cambio realmente radical. "Si se levanta la prohibición sobre las armas de largo alcance como los Storm Shadow o los Taurus, entonces sí que podríamos hablar de un giro. Finalmente, necesitaríamos los Tomahawk para impedir que Rusia proceda a una escalada o use armas nucleares tácticas".
Joe Biden quiere dar el resto con Ucrania antes de dejar la Presidencia. La candidata demócrata, Kamala Harris, ha dicho en su discurso de aceptación que si ella es la presidenta, EEUU seguirá apoyando firmemente a Ucrania y a la OTAN. Pero si es Trump el nuevo presidente, sería mejor que Kiev cuente con las máximas garantías y el material más avanzado.
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