Treinta años después del cierre de fronteras terrestres entre Argelia y Marruecos, el conflicto político ha saltado a una batalla cultural y hasta deportiva que está distanciando a dos pueblos considerados hermanos.

La crisis diplomática de 2021 añadió más distancia con el cierre del espacio aéreo y las iniciativas sociales que en algún momento sonaron para reabrir las fronteras quedaron sustituidas en los últimos años por guerras mediáticas y una creciente lucha sobre la maternidad de elementos culturales como el caftán (túnica) o los azulejos, señala una información de Efe firmada por Laura F. Palomo y Fatima Zohra Bouaziz.

La tensión política contagió incluso al fútbol, como se manifestó el pasado mes de abril con la cancelación del partido entre el club RS Berkane y USM Alger después de las protestas argelinas porque la camiseta del equipo marroquí tenía una estampa de un mapa de Marruecos que incluía el Sáhara Occidental.

Relaciones tóxicas, con el Sáhara como trasfondo

Con el trasfondo del conflicto de la excolonia española hoy ocupada en su mayor parte por Marruecos, los dos países vecinos arrastran una tensa relación histórica que se agravó cuando Argelia decidió cerrar la frontera terrestre en 1994.

La drástica medida seguía a la imposición de visados a los argelinos por parte de Rabat después de acusar veladamente a los servicios secretos argelinos de estar detrás del atentado contra el hotel 'Altas Asni' de Marrakech (sur), en el que dos turistas españoles fueron asesinados. Con el tiempo los visados se retiraron pero la crisis se recrudeció en 2021 cuando rompieron relaciones diplomáticas, suspendidas hasta hoy.

La rivalidad política ha ganado terreno en el día a día de los dos pueblos que comparten muchas similitudes culturales, religiosas, relaciones de consanguinidad y familias mixtas, especialmente en las zonas fronterizas, y un dialecto cercano en comparación con otros países del mundo árabe.
Lo nuevo de este viejo asunto es "la movilización de una parte y otra de los dos países con una opinión hostil e incluso belicosa", considera el periodista argelino y especialista del Maghreb, Salim Benour, en declaraciones a Efe.
Mustafa Mublit, experto marroquí en migración, insiste en que "los medios de comunicación negativos y las redes sociales son culpables de atizar una división de la que no son culpables los pueblos".

El experto marroquí, que vive actualmente en Ámsterdam y es padre de dos hijas de madre argelina, asegura que los marroquíes y argelinos de la diáspora en Europa son más cercanos y que entre ellos registran muchos matrimonios mixtos.

Del fútbol a la cultura, el contagio de la riña

Por su parte, el profesor de relaciones internacionales en la universidad marroquí de Fez, Said Saddiki, recuerda que en los primeros años la relación entre los dos pueblos era incuestionable y la rivalidad se circunscribía a lo político.

Estos últimos años, el conflicto entre Argelia y Marruecos es cada vez más audible, principalmente en redes sociales que son, según el sociólogo argelino Nacer Djabi, una herramienta que está causando heridas e incitando a una "guerra digital" entre hermanos.

El conflicto salió de su contexto político para convertirse en una batalla cultural, deportiva y hasta histórica

"El conflicto salió de su contexto político para convertirse en una batalla cultural, deportiva y hasta histórica. Hemos llegado hasta dudar de la historia de los pueblos, y convertimos los encuentros deportivos en ocasiones para revivir el conflicto", lamenta.

El reciente restablecimiento de relaciones entre Marruecos e Israel ha profundizado la brecha con Argelia, valora Benour, hasta el punto de hablar de una "guerra fría" que amenaza con degenerar si no existiera la influencia de actores geopolíticos potentes como Estados Unidos y Europa.
Estos dos bloques previenen, ya no tienen interés en calentar una rivalidad en el Mediterráneo y en el norte del Sahel, ya preso de graves crisis políticas y de seguridad.

Hassan Ammari, presidente de la Asociación Marroquí de Ayuda a Migrantes en Situaciones Vulnerables que tiene sede en la localidad de Uchda fronteriza con Argelia, se muestra optimista y no cree que la guerra mediática refleje la realidad, ya que los vínculos entre las dos poblaciones "no son temporales", sino arraigados en la historia que les lleva a compartir "los mismos problemas".

"Cuando uno asiste a una boda en (la ciudad argelina) de Tremecén es como si fuera en Fez (Marruecos), y las fiestas en Orán (Argelia) se parecen a las de Uchda", considera Ammari que recuerda que las familias mixtas han sido las víctimas principales de este distancia que ahora afecta al resto de la población.