“Estamos en una espiral descendente y seguimos recibiendo bolsas de cadáveres”, lamentó a última hora del domingo Arnon Bar-David, presidente de Histadrut, el principal sindicato del país. Lo dijo desde la tribuna en las multitudinarias protestas que tomaron las calles en Tel Aviv, horas antes de una huelga general que acabó abruptamente a mediodía del lunes por decisión judicial al considerarla “política” y no motivada por "conflicto laboral colectivo". El fiasco del parón concede cierto respiro a Benjamin Netanyahu pero su numantina resistencia, casi inmolación, vaticina un panorama sombrío para una fracturada sociedad israelí y las expectativas de las familias de los rehenes de lograr el regreso con vida de algunos de los 101 que aún permanecen en la Franja de Gaza.

Así lo considera en conversación con El Independiente Ehud Yaari, un reputado analista israelí bien conectado con el poder político y militar. “El mayor cambio que puede detectarse es el aumento de la ira y la tensión, pero no llega al punto en el que se vea un cambio de rumbo o de Gobierno”, desliza Yaari. No considera, no obstante, que sea “un punto de inflexión” que permita allanar el camino hacia un acuerdo para la liberación de los rehenes y un alto el fuego, al menos temporal, en una Franja de Gaza desfigurada tras cerca de once meses de contienda militar israelí y con la cifra de muertos acercándose a los 41.000.

Manifestación de las familias de los rehenes en Tel Aviv. | EP

Netanyahu se atrinchera

“Netanyahu jamás dimitirá”, responder sin dudarlo Yaari. El hombre que ha monopolizado la vida política israelí durante tres lustros es un resistente nato. Su biografía es su mayor Manual de Resistencia. Ni siquiera el ataque del 7 de octubre, la jornada más sangrienta de la historia de Israel, ha podido apartarle del poder. Desde aquel día trata de restituir su crédito en mitad de una polarización política que ya existía previamente pero que ha ido in crescendo. Por primera vez en meses las encuestas le colocan liderando, por encima de cualquier otro rival. La enésima resurección mientras siguen pendientes sus deudas con la justicia. Sobre el pesan tres graves cargos de corrupción.

Se necesitarían cuatro desertores en su coalición de 64 diputados

“Los que estaban en contra de Bibi, que son la mayoría, están aún más en contra después de que Hamás ejecutara a los seis rehenes. Lo que llamamos la base, los partidarios acérrimos de Bibi, que son minoría, se están poniendo muy a la defensiva”, apunta Yaari. Su ocaso podría venir determinado por la pérdida de confianza de su coalición, la más extremista de la historia del país, y la convocatoria de elecciones anticipadas. Pero incluso ese escenario es poco probable. “Se necesitarían cuatro desertores en su coalición de 64 diputados”, agrega. A última hora de este lunes, Netanyahu ha vuelto a insistir en su plan. "En la guerra contra el eje del mal, en esta guerra específica contra Hamás y también en el norte, nos hemos fijado cuatro objetivos: derrotar a Hamás, devolver a nuestros rehenes, garantizar que Gaza no suponga una amenaza y devolver a los residentes al sur. Tres de estos objetivos pasan por la ruta de Filadelfia, la tubería de oxígeno de Hamás", ha manifestado Netanyahu.

Manifestante prende fuego en Tel Aviv. | EP

Sentimiento de urgencia

El hallazgo de los cadáveres de seis rehenes el pasado fin de semana ha acrecentado “un sentimiento de urgencia” que ya existía entre la opinión pública israelí. Las familias de los rehenes llevan tiempo advirtiéndolo: el tiempo se agota y el mecanismo para que regresen es un acuerdo con Hamás y mediación de Qatar y Egipto que lleva meses fraguándose y cuya demora atribuyen a Netanyahu, que en las últimas semanas ha agregado nuevas condiciones como la permanencia de las tropas israelíes en el Corredor de Filadelfia. La versión oficial es que de los 101 rehenes aún en Gaza al menos 35 han perdido la vida, pero extraoficialmente el cálculo es otro: resulta difícil que haya más de una treintena vivos.

Me sorprendería que fueran 32 o 33. Ojalá pero no soy muy optimista

“Me sorprendería que fueran 32 o 33. Ojalá pero no soy muy optimista. Por eso hay esta sensación de urgencia de que hay que sacarlos ya porque cada semana estamos perdiendo vidas. Aquí hay una cuestión militar: los rehenes suelen estar en las profundidades de los túneles, a veces a 50 metros bajo tierra. Y cuando el ejército entra en los túneles, lo que hacen los miembros de Hamás es huir. Pero, como ocurrió la semana pasada, asesinaron a los rehenes antes de huir. Y harán lo mismo. Así que el ejército está interrumpiendo estas operaciones dentro del sistema de túneles”, señala Yaari.

Este lunes el portavoz del brazo armado de Hamás, Abu Obeida, aseguró que el enrocamiento del primer ministro hará que el resto de rehenes terminen muertos. "La insistencia de Netanyahu en liberar a los prisioneros bajo presión militar, en lugar de cerrar un acuerdo, hará que regresen con sus familias en ataúdes", declaró Obeida en su canal de Telegram. Hamás reconoció que los milicianos habían recibido nuevas instrucciones sobre cómo tratar a los cautivos en caso de que se aproximen las tropas.

Funeral del rehén Hersh Goldberg-Polin en Jerusalén. | EFE

El escenario de un Netanyahu atrincherado llevará a un incremento de las manifestaciones públicas de rabia, como las que se han sucedido desde el domingo en Israel, con enfrentamientos con los agentes y cortes de carreteras. Las protestas han llegado hasta la residencia del premier, en Caesarea. “La cuestión es que la gente está furiosa. El domingo por la noche hubo manifestaciones de hasta 700.000 personas. Es muy grande para un país pequeño como Israel. La presión sobre Bibi está creciendo, aunque él se mantiene firme”, desliza el analista. “Hay una ira creciente que se expresa en mayores manifestaciones, mayores protestas. El discurso público se está volviendo más tenso y a veces verbalmente violento. Pero las cifras no cambian. La política de Bibi en este momento no está cambiando”, añade.

El discurso público se está volviendo más tenso y a veces verbalmente violento

El precio que Netanyahu está decidido a pagar es una mayor fractura social en una sociedad traumatizada y desnortada por el sorpresivo ataque de Hamás, con la amenaza de una panorama aún más oscuro en mitad del conflicto en su frontera norte con la milicia chií libanesa Hizbulá; los ataques en el Mar Rojo de los hutíes de Yemen; la represalia todavía pendiente de Irán por el asesinato del líder político de Hamás en Teherán; o la campaña de redadas en Cisjordania ocupada.

Oposición débil

La supervivencia de Netanyahu está garantizada no solo por su demostrada capacidad para resistir sino también por la falta de alternativa política. “La protesta popular sigue desvinculada de la oposición política en el Parlamento, que se está mostrando muy débil. Ninguno de los líderes de la oposición está adquiriendo realmente popularidad ni es percibido por el público en general como un serio aspirante al cargo de primer ministro”, apunta Yaari. Una flaqueza que explica la incapacidad para pescar en río revuelto y reclutar a esos cuatro desertores que necesitarían para tumbar el actual Gabinete de Netanyahu.

El pasado junio el entonces ministro del Gabinete de Guerra, Benny Gantz, anunció su dimisión un día después de la operación militar que rescató a cuatro rehenes con vida y se cobró varios centenares de vidas palestinas. "Netanyahu nos está impidiendo avanzar hacia una verdadera victoria", ha asegurado. "Por esta razón abandonamos hoy el gobierno de emergencia, con el corazón encogido, pero de todo corazón", anunció. Un gesto que no le ha recompensado en forma de respaldo popular. Está empatado con Netanyahu en mitad de la subida del ex primer ministro Naftali Bennett.

Enfrentamiento con el ejército y su ministro de Defensa

Las fisuras entre Netanyahu y el ministerio de Defensa a cargo de Yoav Gallant son públicas. También con el estamento militar. La esposa de Netanyahu ha acusado a los militares de tratar de derrocar a su marido y, más recientemente, ha intentado atribuirles los errores que llevaron al 7 de octubre. “Por desgracia, vamos a ver más de lo mismo. Bibi insistiendo en su política, arrastrando los pies y retrasando el alto el fuego en Gaza aunque el ejército y el ministro de Defensa digan que ya es hora”, comenta Yaari.

Bibi insistiendo en su política, arrastrando los pies y retrasando el alto el fuego en Gaza aunque el ejército y el ministro de Defensa digan que ya es hora

Una insistencia que profundizará la grieta entre el primer ministro y el establishment castrense. “Es demasiado tarde para los secuestrados que fueron asesinados a sangre fría. Los rehenes que permanecen en cautiverio de Hamás deben ser devueltos a casa”, manifestó el domingo Gallant en X. “El gabinete político y de seguridad debe reunirse inmediatamente y revocar la decisión tomada el jueves», agregó en referencia a la decisión del gabinete de insistir en mantener tropas en el llamado corredor de Filadelfia, uno de los principales obstáculos para el acuerdo.

Fotografía tomada de la cuenta en X del presidente de los Estados Unidos Joe Biden (@potus) de Biden (c) y la vicepresidenta Kamala Harris (c-i) reunidos con el equipo negociador del acuerdo de rehenes de Estados Unidos este lunes, en la Casa Blanca en Washington (EE.UU.). | EFE

Disputa con Biden

A la crisis interna hay que añadir la disputa con Estados Unidos, el socio clave de Israel. Joe Biden reconoció el lunes que Netanyahu no está haciendo lo suficiente para asegurar la liberación de los rehenes y aseguró que estaba “cerca" de presentar un acuerdo final a los negociadores. La Casa Blanca ya no oculta la enorme frustración que genera la forma en la que el premier ha manejado el conflicto y las conversaciones sobre los rehenes.

“Existe esta abierta desavenencia entre él y Biden, pero sospecho que Bibi desde hace tiempo está apostando por Donald Trump”, comenta Yaari, durante años en contacto semanal con Netanyahu.  “Realmente Netanyahu está en apuros porque ataca al presidente estadounidense, que le ha sido tan útil durante la guerra”.