Se sabe una excepción. Lleva militando en la minoría desde hace décadas. Adam Keller es el rostro de “Gush Shalom” (El bloque de la paz, en hebreo), un grupo israelí fundado hace más de 30 años que denuncia la represión israelí contra los palestinos, desde la ocupación de Cisjordania hasta el bloqueo y ahora la guerra en la Franja de Gaza. Desde el 7 de octubre, cada sábado es uno de los que toman las calles de su natal Tel Aviv para gritar un “No a la Guerra”, impopular entre sus vecinos incluso ahora que las protestas se han vuelto mayoritarias reclamando un acuerdo con Hamás que ponga fin al calvario de los rehenes.
Keller (Tel Aviv, 1955) es un histórico de la resistencia. Pasó por la cárcel por negarse a cumplir el servicio militar obligatorio en los territorios palestinos ocupados. En 1988 firmó una de sus mayores acciones: escribió sobre 117 tanques una llamada a la desobediencia: “Soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel, rechazad ser ocupantes y opresores; rechazad servir en los territorios ocupados”. Acompañó las pintadas con la distribución de pegatinas con un lema tan simple como demoledor: “Abajo la ocupación”. Impermeable al desaliento, este hijo de madre polaca y padre alemán mantiene cierta esperanza, también ahora que israelíes y palestinos parecen sostener posturas irreconciliables. “Aún no soy pesimista”, dice en una entrevista con El Independiente.
P.- ¿Quién es el responsable de lo que está ocurriendo?
R.- Buena pregunta. Hubo un ataque de Hamás el 7 de octubre, en el que hicieron cosas terribles y crímenes de guerra como violar a mujeres. También hubo gente que añadió algunas cosas que no hicieron, como, por ejemplo, decapitar a bebés. Eso no ocurrió. Pero lo que sí hicieron lo grabaron ellos mismos con sus propias cámaras y lo colgaron internet, que es una de las cosas más estúpidas que nadie ha hecho nunca para hacer propaganda contra sí mismos. Pero el 7 de octubre no fue el comienzo. Es la continuación de un conflicto muy largo que ha estado sucediendo durante más de 100 años. ¿Hasta cuándo retrocedes en la historia? ¿Hay que remontarse a 1948, cuando se creó Israel? Los palestinos dicen que sí, que el conflicto empezó porque Israel expulsó a cientos de miles de palestinos. Los israelíes dirían que el conflicto empezó porque creamos un Estado y entonces los árabes nos atacaron. Pero, de hecho, el 48 tampoco fue el principio. El comienzo fue a finales del siglo XIX, con el movimiento sionista, que decidió que como esta tierra había sido judía hace 2000 años, teníamos el derecho de convertirla en tierra judía de nuevo sin pedir la opinión de la gente árabe que vivía en este país, y ciertamente sin pedir su consentimiento. Y al principio los primeros sionistas tenían la ilusión de que los árabes aceptarían pacíficamente el movimiento sionista.
P.- Tras el 7 de octubre, ¿Qué parte de responsabilidad es de Hamás?
R.- Hamás ciertamente realizó un acto muy agresivo contra Israel. Y razonablemente no se podía esperar que Israel no hiciera nada y no tomara represalias. Hamás mató a 1.400 israelíes en un día, que es lo más grande y terrible que le ha ocurrido a Israel en toda su historia. Ahora bien, si Israel hubiera bombardeado Gaza durante dos o tres semanas y hubiera matado a 5.000 palestinos en represalia por los 1.400 israelíes asesinados, creo que el mundo lo habría aceptado. Habría dicho: “Tenéis derecho a tomar represalias”. Pero cuando Israel sigue y sigue y destruye totalmente toda la ciudad de Gaza y expulsa a cientos de miles de palestinos y les obliga a vivir en tiendas de campaña y luego bombardea también las tiendas y luego va a este lugar y a aquel lugar... Hay, además, bastantes políticos israelíes que hablan el lenguaje del genocidio. Dos meses después del comienzo de la guerra, de repente alguien empapeló todo Tel Aviv con pegatinas que decían “Exterminar Gaza”. No dijeron destruir Gaza. Dijeron exterminar Gaza. Y exterminar, ya sabe, es una palabra muy clara, sin ambigüedades. Especialmente los israelíes con el recuerdo del exterminio nazi, saben exactamente lo que significa la palabra exterminar. Conservo varias de estas pegatinas en mi casa. Durante horas las fui quitando en Tel Aviv. Pedí ayuda de otros activistas.
P.- ¿Se puede parar todo esto?
R.- Espero que sí. La justicia internacional, hasta cierto punto, lo ha detenido. En Gaza siguen ocurriendo cosas terribles todos los días. Hay asesinatos de civiles. Hay un trato muy desagradable a los gazatíes que fueron llevados a Israel y que están detenidos en el campo de Sde Teiman, que esperemos que se cierre. Espero de verdad que la presión internacional sobre Israel, el hecho de que se presione todo el tiempo a Israel para que permita la entrada de ayuda humanitaria en Gaza, que Estados Unidos al menos detenga el envío de las bombas pesadas.
Paz es una palabra contaminada. Desde la segunda intifada y el fracaso de Camp David, se ha desacreditado
P.- ¿Quién es Netanyahu?
R.- Netanyahu es un político muy desagradable y muy inteligente. Por desgracia, si no hubiera sido un político inteligente y muy competente, ya no sería primer ministro de Israel. Es un hombre corrupto. Lleva ya cuatro años siendo juzgado por corrupción. Y es odiado por gran parte de la población de Israel, pero también tiene partidarios que están dispuestos a seguirle ciegamente haga lo que haga. Hay mucha similitud entre él y Trump, en realidad.
Por desgracia si Netanyahu no fuera un político inteligente y muy competente, ya no sería primer ministro
La sociedad israelí está muy dividida también étnicamente. La mayor división es entre judíos y árabes. Pero entre los judíos, hay una gran división entre los judíos ashkenazi y los mizrahi. Los primeros son originarios de Europa y los segundos del mundo musulmán. Los mizrahi se sienten históricamente discriminados en Israel, se sienten ciudadanos de segunda clase por razones muy reales. Porque se podría decir que el movimiento sionista fue creado por judíos europeos de acuerdo a modelos europeos de democracia y socialismo. Esencialmente querían crear una especie de Estado europeo en Oriente Medio que sería para los judíos. Los judíos de los países árabes y musulmanes, como Irán, llegaron a Israel después de 1948 porque la creación de Israel y el hecho de que se creara en conflicto con los árabes y expulsando a cientos de miles de árabes hizo imposible que los judíos siguieran viviendo en países árabes como Irak, Siria o Egipto... Y entonces estas personas se vieron obligadas a dejar de vivir donde lo habían hecho durante siglos. Sentían que los judíos europeos son los jefes. Son tradicionalmente de derechas y sienten que el apoyo a Netanyahu, también ashkenazi, es parte de su identidad.
P.- Lo que parece evidente es que la sociedad israelí está radicalizando sus posiciones hacia Palestina...
R.- Ha habido un desarrollo de la opinión pública israelí en los últimos meses. Después del 7 de octubre, había una unanimidad realmente total. Y yo estaba en el 1% que disentía. La gente decía: lo que ha hecho Hamás es terrible e inaceptable; tenemos que entrar en la Franja de Gaza, destruir a Hamás y ya está. Y esa es una guerra muy justificada. En todas partes se decía “Victoria” o “Juntos ganaremos”. La situación ha ido cambiando. Al principio estábamos muy aislados cuando decíamos que estábamos contra la guerra pero ahora ha empezado a unirse gente. En los primeros meses ni siquiera la policía nos permitía protestar pidiendo el fin de la guerra. Era muy violenta, dispersando esas manifestaciones. Y algunas personas fueron arrestadas y siguen en prisión.
El Tribunal Supremo tardó un mes en señalar que no se podía prohibir a la gente manifestarse. La opinión pública ha cambiado. La gente ya no apoya unánimemente la guerra. En primer lugar, está la importantísima cuestión de los rehenes en Gaza. Sus familias tienen un poder moral muy fuerte en la sociedad israelí. La gente les escucha. Y se da la circunstancia de que las comunidades atacadas por Hamás eran algunas de las más izquierdistas de Israel y algunas personas que son activistas bien conocidos fueron asesinados o secuestrados.
La gente en Israel no habla tanto de hacer la paz como de llegar a un acuerdo con ellos para traer de vuelta a los rehenes de Gaza. Y si el precio que tenemos que pagar es parar la guerra, entonces paremos la guerra
P.- La policía está dirigida por el ministro de Seguridad Nacional, el colono Itamar Ben Gvir...
R.- Un tipo muy extremista. Yo lo conocí hace muchos años. Hubo una manifestación de extrema derecha y una contramanifestación de la izquierda. Y entonces la policía nos detuvo a todos, a los dos bandos, y nos metieron a todos en una gran celda. Ben Gvir estaba allí. Tenía 15 años. Le recuerdo hablando con la gente mayor de su bando y preguntando entre sollozos: “¿Voy a tener antecedentes penales?". Es muy gracioso porque tiene antecedentes penales pero está a cargo de la policía. A todas luces asombroso.
P.- Dice que la opinión pública está cambiando. ¿Hay ahora apoyo para la paz?
R.- Esa es una palabra contaminada. Desde la segunda intifada y el fracaso de Camp David, la palabra paz se ha desacreditado. Mucha gente dice que la paz no es posible. Mi compañera también cree eso: “¿Qué podemos hacer? Ellos no quieren la paz”, dice. No estamos totalmente en la misma posición.
P.- ¿Y usted qué cree?
R.- Creo que aún es posible. Es muy difícil. Le pongo un ejemplo. Israel tiene hoy una excelente relación con Alemania. Compramos productos alemanes y hay anuncios en la radio en los que se dice: “compre el frigorífico alemán”. Eso no habría sido posible hace 50 años, cuando había gente que decía que Alemania estaría vetada para siempre. Alemania asesinó a 6 millones de judíos y tenían la intención de asesinar. Si después de lo que los alemanes hicieron al pueblo judío, puede haber buenas relaciones entre Israel y Alemania, entonces también hay esperanza de paz entre nosotros y los palestinos. Ahora la gente en Israel no habla tanto de hacer la paz sino de llegar a un acuerdo con ellos para traer de vuelta a los rehenes de Gaza. Y si el precio que tenemos que pagar es parar la guerra, entonces paremos la guerra. También está el hecho de que cada vez hay más soldados muertos en Gaza, y que es una guerra de guerrillas, en la que tienes que conquistar el mismo lugar una y otra vez. En una guerra de guerrillas, entras en un territorio, lo conquistas, crees que lo has conquistado. Luego, dos meses después, hay una actividad real muy fuerte en esta zona y tienes que conquistarla de nuevo y así sucesivamente.
A la mayoría de los israelíes, por desgracia, no les importa la vida de los palestinos. Sólo a la gente de izquierda radical le importan los palestinos muertos. Pero a los israelíes les importa mucho la vida de los soldados israelíes. Si no hubiera habido muchos soldados estadounidenses muertos en Vietnam, los estadounidenses no habrían detenido la contienda. Es natural que la gente se preocupe más por sus propios hijos que están sirviendo que por los muertos del enemigo.
Está el hecho de que cada vez hay más soldados muertos en Gaza, y que es una guerra de guerrillas, en la que tienes que conquistar el mismo lugar una y otra vez
P.- ¿Cómo ve el futuro?
R.- Resulta muy peligroso hacer predicciones, especialmente en Oriente Próximo. Veo una posibilidad real de que haya un acuerdo entre Israel y Hamás, que incluya la liberación de los rehenes y de palestinos que están en las cárceles israelíes; y la salida del ejército israelí de Gaza. Eso implicaría que la guerra en la frontera libanesa se detuviera.
P.- ¿Y la solución definitiva?
R.- Se habla de la posibilidad de que haya un acuerdo que incluya la normalización entre Israel y Arabia Saudí, y que esta normalización incluya un avance hacia la retirada israelí de los territorios ocupados y la creación de un Estado palestino. No es ni mucho menos seguro que esto vaya a ocurrir realmente. Lo de España junto a Irlanda y Noruega es un buen paso hacia esto, pero desde luego no resulta definitivo. Si Trump realmente gana las elecciones, empeorará las cosas en Oriente Próximo.
P.- Los políticos israelíes dicen que no hay ninguna posibilidad de un Estado palestino...
R.- Eso es lo que quieren. Hay políticos israelíes que quieren impedir el Estado palestino y que hacen todo lo que pueden para impedirlo. Lo más eficaz que hacen contra el Estado palestino es construir más y más asentamientos israelíes en los territorios ocupados. Dicen que es irreversible pero hay un precedente histórico en Argelia. Había casi 2 millones de colonos franceses. Durante varias generaciones los franceses crecieron con la creencia absoluta de que Argelia formaba parte de Francia. Y necesitaron una guerra terrible para tomar la decisión de retirarse de Argelia. Por muy terribles que hayan sido las cosas aquí entre nosotros y los palestinos, todavía no es tan terrible como lo que hicieron los franceses y los argelinos. El 99% de los franceses en Argelia optaron por irse. Aquí si hay una solución se necesitará una presión internacional muy fuerte. Sin presión internacional, Israel no hará nada. Mientras Estados Unidos no presione a Israel, no va a suceder nada. En segundo lugar, se necesita a Europa. Es muy importante que Europa presione a Israel y que estén de acuerdo Francia y Alemania.
P.- Hay quien dice que el Gobierno israelí estuvo alimentando a Hamás durante décadas para socavar la Autoridad Palestina...
R.- Esa fue la política oficial de Netanyahu. Era su interés que los palestinos se dividieran, que hubiera la Autoridad Palestina en Cisjordania y Hamás en la Franja de Gaza. Y decir que no existe un liderazgo que represente a todos los palestinos y no hay interlocutor. Y por lo tanto, no necesitamos hacer nada con los palestinos. Y es un hecho que Qatar enviaba cada mes un hombre con una maleta llena de millones de dólares en efectivo a Hamás en Gaza.
La razón por la que se creó Israel en este rincón de Oriente Próximo fue la de un Estado en el que los judíos fueran mayoría
P.- ¿Es la de los dos estados la solución?
R.- No me importa la solución de un Estado democrático del río hasta el mar, siempre que sea una democracia y todo el mundo tenga los mismos derechos. Pero, en mi opinión, no hay ninguna posibilidad de que eso ocurra. Digamos que la razón por la que se creó Israel, la razón por la que millones de judíos de todo el mundo vinieron a este rincón de Oriente Próximo, fue con un único propósito: crear un Estado en el que los judíos fueran mayoría. Se podría decir que hay dos clases de judíos: a los que no les importa vivir como minoría en un país donde la mayoría no son judíos, siempre que, por supuesto, se respeten sus derechos. Están los judíos que sienten que eso no es suficiente. Quieren vivir en un país donde todos o casi todos sean judíos, y donde el gobierno sea judío, y donde el ejército esté formado por judíos. Esa es la mayoría. Por definición, los judíos que se sienten cómodos viviendo donde son minoría no vienen a Israel.
P.- Así que la alternativa son los dos estados...
R.- No veo ninguna situación, ni siquiera con una presión internacional muy fuerte, en la que Israel acepte dejar de ser un Estado judío. Si ahora tienes un estado democrático desde el río hasta el mar, entonces ya tienes el mismo número de judíos y árabes, quizás incluso un poco más de árabes. Si además dejas volver a los refugiados palestinos de 1948, entonces tendrás una gran mayoría árabe. Los judíos en Israel no lo aceptarán.
P.- En el panorama político israelí, hay quien dice que ya no queda izquierda...
R.-. Es un tanto exagerado. Es cierto que la izquierda ha experimentado una enorme decadencia desde el fracaso de Camp David en 2000. Ehud Barak culpó a los palestinos del fracaso y dijo que se demostraba que no había interlocutor. Y poco después comenzó la segunda Intifada. Se perdió la esperanza de la paz y se personificó en los laboristas. Eso es como si el Papa diera una conferencia de prensa y dijera: "He descubierto que no hay Dios y que Jesucristo es un charlatán". Es lo que pasó en Israel con la izquierda, que colapsó.
P.- ¿Es el 7 de octubre un punto de inflexión?
R.- Si es un punto de inflexión para bien o para mal, aún no lo sabemos. Hamás ha cometido crímenes brutales, pero han demostrado que no se puede ignorar a los palestinos. Hasta el 7 de octubre existía la actitud de que en la cuestión palestina no se podía hacer nada. También en Europa donde se hablaba de la solución de los dos estados pero como algo nada concreto, aplazado a un futuro lejano.
Hamás ha cometido crímenes brutales, pero ha demostrado que no se puede ignorar a los palestinos
P.- Pero la sensación en Israel es que se sigue fiando todo a la inversión en seguridad y defensa...
R.- Está el dicho de que “Quién solo sabe usar un martillo ve todo clavos”. La gente tiende a pensar que todo es un problema de seguridad. Y por supuesto que lo es, en parte. Israel existe porque tiene un ejército fuerte. Fue creado en Oriente Próximo contra la voluntad de sus pueblos. Estaba muy claro que los árabes no aceptarían el sionismo de buen grado; que si el sionismo quería crear un estado judío, tendría que hacerlo por la fuerza. Ningún pueblo está dispuesto a dar su tierra gratis. Los indios no estaban dispuestos a dar su América a los colonizadores europeos. Los colonizadores europeos tuvieron que conquistarla por la fuerza. Jesús era un judío que ni siquiera entendía que estaba creando una nueva religión. Dijo: “el que vive por la espada morirá por la espada”. Si Israel continúa viviendo por la espada, entonces tarde o temprano llegará el momento en que la espada fallará. Y por lo tanto, si queremos un futuro a largo plazo para Israel, debemos tener paz. Eso es lo que intento decir cuando hablo con la gente corriente de Israel.
Entonces no basta con decirle a la gente que no es moral ocupar y oprimir a los palestinos. El argumento moral siempre llegará sólo a la minoría de la gente. La mayoría dirá que es moral o que no lo es, pero funciona. El argumento más convincente es que no se puede depender para siempre de la superioridad militar. No pueden confiar para siempre en el apoyo de los Estados Unidos. La historia ha demostrado que ninguna superioridad militar durará para siempre y que ninguna gran potencia dura para siempre. Es una cuestión de nuestra supervivencia a largo plazo. Nuestra garantía de supervivencia es que tenemos que ser aceptados como una parte legítima de Oriente Próximo. Y los únicos que pueden darnos esta aprobación son los palestinos. Sin los palestinos, nunca se puede llegar a ser una parte legítima de Oriente Próximo. Por lo tanto, nuestro egoísta interés a largo plazo como israelíes es si queremos vivir en este país y tener paz con los palestinos.
En el mejor de los casos, con el Estado palestino en paz con el de Israel, pasará mucho tiempo, al menos una generación, antes de que los israelíes empiecen a sentirse realmente seguros
P.- Pero hoy parece algo completamente remoto...
R.- Incluso en el mejor de los casos, con el Estado palestino en paz con el Estado de Israel, pasará mucho tiempo, al menos una generación, antes de que los israelíes empiecen a sentirse realmente seguros. Y, por supuesto, habrá gente de izquierdas y de derechas que se opondrán con todas sus fuerzas y amenazarán con la violencia. Pero si el gobierno lo somete a referéndum, creo que la mayoría de la población de Israel, entre el 60% y el 70%, votará a favor de un acuerdo con los palestinos.
P.- ¿Sigue siendo optimista?
R.- Solía ser más optimista pero todavía no soy totalmente pesimista. El escenario que digo no estoy seguro en absoluto de que vaya a suceder. Creo que ocurriría si se dieran las circunstancias adecuadas. Si hay un Estado palestino y se vende como la necesidad que es y pasan cinco o diez años sin que haya una manifestación real de hostilidad por parte palestina, entonces la gente en Israel dirá: "Escucha, después de todo, parece que esta paz está funcionando". Y entonces sí habrá una generación que crecerá sin haber experimentado la guerra ellos mismos. Nuestro espejo es lo que pasó entre Francia y Alemania. Fueron grandes enemigos y hoy son socios de la UE, con una frontera abierta.
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