El fentanilo comenzó a ser una preocupación para la Europol, la oficina europea de policía, en 2018. Y desde entonces, las advertencias han ido en aumento. “El fentanilo está en las calles de la Unión Europea”, denunciaba esta semana Catherine De Bolle, directora ejecutiva de Europol, en una comisión del Parlamento Europeo. Para tratar de frenarlo, la policía europea colabora con terceros países pero hay uno que resiste: “La cooperación con China es muy limitada”.

De Bolle pidió ante los eurodiputados que aumente la colaboración con este país, porque “a través del correo postal están llegando precursores del fentanilo”. Los precursores químicos son sustancias que se utilizan en procesos químicos para la fabricación de otras, en este caso, para la elaboración de esta droga.

El fentanilo es un opiáceo que se utiliza para el alivio del dolor. Es 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más fuerte que la heroína como analgésico, esta potencia lo convierten en altamente adictivo. Así, aunque su uso puede ser recomendado clínicamente, la adicción a la sustancia está provocando una crisis de salud pública en Estados Unidos.

Según los datos publicados por la Agencia de la Unión Europea sobre Drogas (EUDA, por sus siglas en inglés), las incautaciones de nuevos opiáceos en la UE se duplicaron en 2022, hasta los 16,6 kilos. La mayoría de las alertas que llegan al Sistema de Alerta Temprana (SAT) de la UE corresponden a derivados del fentanilo.

No obstante, el mismo informe de la EUDA y Europol constata que ha habido un descenso en las incautaciones de fentanilo, ya que China ha impuesto restricciones a varios de los componentes necesarios para su elaboración. Pero esto no impide que la droga siga llegando a Europa, puesto que “los traficantes utilizan sustancias no catalogadas para eludir la prohibición de exportación de precursores del fentanilo”.

Además, algunos de los componentes que se utilizan están también presentes en medicamentos autorizados por la Agencia Europea del Medicamento, por lo que controlar el mercado ilícito de estas sustancias es otro de los retos para Europol y para los cuerpos de seguridad de los países de la UE.

Según la EUDA, desde 2001, el fentanilo ha sustituido a la heroína como el opiáceo más consumido en Estonia. En Letonia, Lituania y Suecia, también ha aumentado la disponibilidad de las sustancias que lo componen en la última década. Esta situación ha llevado a las administraciones de estos países a tomar medidas y a aumentar la vigilancia sobre el tráfico de drogas. Sin embargo, siguen produciéndose incautaciones de estas sustancias.

La Europol, en alerta

La situación en la UE no es comparable a la de Estados Unidos, así lo reconoció la directora ejecutiva de Europol, aunque subrayó que “hay que tener mucho cuidado” con esta sustancia que ha causado la muerte por sobredosis a más de 100.000 estadounidenses y que está detrás del 96% de los fallecimientos por esta causa.

Pero Europol no es la única autoridad que pone el foco sobre China en cuanto a la fabricación del fentanilo. Desde Estados Unidos también se ha acusado a Pekín de contribuir a la expansión de esta droga. Como publicó este periódico, en un informe de abril, la comisión sobre China de la Cámara de Representantes culpó a China de la epidemia de fentanilo y la acusó de crear programas para recompensar a las empresas por exportar fentanilo y otras drogas ilegales a Estados Unidos. El gobierno chino rechazó la acusación.

Además de cooperación, la agencia europea de policía reclamó a los eurodiputados que la doten de más recursos. La directora general de Europol dijo que necesita el año próximo más personal y 29,9 millones de euros (16,8 millones adicionales netos al margen del efecto de la inflación), con especial atención a la informática y el desarrollo de nuevas tecnologías.