Marruecos ha tratado de preservar sigilosamente sus lazos con Israel desde que el pasado octubre la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza alimentara la indignación popular en las calles del reino. Ahora las autoridades del país vecino han reanudado las actividades de la oficina de enlace de Israel en suelo marroquí a pesar de los desplantes públicos del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que hasta en dos ocasiones ha mostrado mapas en los que se negaba la soberanía marroquí sobre el Sáhara o se mencionaba la denominación de Sáhara Occidental que irrita en Rabat.
La apuesta por las controvertidas relaciones con el Estado judío, que rechazan amplias capas de la sociedad marroquí, se mantiene. En julio Tel Aviv nombró a Hassan Kaabia, portavoz adjunto del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel para los medios de comunicación árabes, como jefe adjunto de la oficina de enlace en Rabat. Y en las últimas semanas la delegación ha retomado su actividad tras meses de perfil bajo, marcado por la guerra en Gaza y las protestas callejeras en el reino que exigen la ruptura de relaciones con Israel.
La oficina israelí en Marruecos sigue dirigida por David Govrin, un funcionario que fue suspendido temporalmente en 2022 por acusaciones de conducta sexual inapropiada y corrupción. Tras el inicio de la guerra, los empleados de la delegación abandonaron el país por razones de seguridad. El cierre oficial de la oficina no se produjo hasta el pasado abril. En mitad de las muestras de rechazo popular, la delegación ha reanudado sus comunicaciones en las redes sociales con motivo de citas y acontecimientos del calendario local.
Acusaciones internas de participar "en el genocidio"
En junio la escala de un barco de guerra israelí en Tánger provocó las acusaciones internas contra el régimen alauí por “participar en el genocidio de Gaza”. La recuperación pública de lazos se produce incluso a pesar de las declaraciones recientes de Netanyahu, que hasta en dos ocasiones ha ocasionado malestar en los despachos marroquíes. En mayo apareció en una entrevista con una canal de televisión francés exhibiendo un mapa del norte de África y el mundo árabe en el que Marruecos aparecía sin incluirse en sus fronteras el Sáhara Occidental a pesar de que el Gobierno israelí reconoció el año pasado la marroquinidad de la ex colonia española en contrapartida por la normalización de lazos con Rabat.
Hace apenas una semana el premier israelí exhibió un mapa de Marruecos que incluía los territorios ocupados del Sáhara pero lo hizo manteniendo una denominación que indigna a las autoridades marroquíes: Sáhara Occidental. El régimen marroquí sólo se refiere al Sáhara Occidental como "Sáhara marroquí", "provincias saharauis" o "provincias del sur" y evita en todo momento la denominación del Sáhara Occidental empleada por la República Árabe Saharaui Democrática del Frente Polisario y los organismos internacionales como la ONU, que no reconocen la soberanía marroquí y lo consideran un territorio no autónomo, el último de África pendiente de descolonización.
En ambas ocasiones y ante el revuelo provocado en Marruecos la oficina del primer ministro tuvo que rectificar públicamente. El pasado miércoles la cuenta de Netanyahu en X volvió a disculparse: “En el mapa presentado durante la declaración del Primer Ministro hoy, el nombre 'Sáhara Occidental' figuraba por error en territorio de Marruecos. Es importante señalar que en el mapa de la oficina del Primer Ministro, sólo aparece el nombre de Marruecos en toda el área específica. Israel reafirma su reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental”, arguyó en un tuit que provocó decenas de respuestas airadas de internautas marroquíes.
Lazos históricos entre Rabat y Tel Aviv
En julio de 2023 la Casa Real alauí dijo haber recibido una carta de Netanyahu en el que reconocía la soberanía marroquí sobre el territorio en disputa del Sáhara Occidental, antigua colonia española y considerada por la ONU como "territorio no autónomo" pendiente de descolonización. Horas después, Tel Aviv confirmó el movimiento. Desde el inicio de la guerra en la Franja de Gaza el pasado octubre, el régimen marroquí se ha afanado en preservar los lazos con Israel a pesar de la contestación popular, que exige la ruptura de relaciones diplomáticas.
El reconocimiento israelí sobre la supuesta marroquinidad del Sáhara Occidental, el último territorio por descolonizar del continente africano, es un paso más en el proceso que se inició el 10 de diciembre de 2020 cuando el entonces presidente estadounidense Donald Trump reconoció vía tuit "la soberanía marroquí sobre la ex colonia española".
La posición oficial de Marruecos ha tratado de realiza un casi imposible ejercicio de contorsionismo: preservas lazos económicos y políticos con Israel, con algunas críticas por la campaña en Gaza, mientra reprime las manifestaciones populares en favor de la ruptura de lazos. Una postura cuya incomodidad y denucnia no ocultan fuentes palestinas. “Cuando me ha dicho lo de los hermanos árabes he pensado que son más hermanos los de Granada que los que usted considera. Mire la historia: Caín mató a Abel y eran hermanos. A lo largo de los siglos la hermandad excluye a los intereses de quienes gobiernan. Si hace una encuesta en Marruecos, por ejemplo, verá que el 95% está a favor del pueblo palestino, de su lucha y libertad. Pero los que gobiernan en estos países sabemos quiénes son y cómo llegaron al poder. En estos países están obligados a cumplir el mandato de Estados Unidos y Gran Bretaña. Si usted tiene guardianes, no permitirá que luchen entre sí”, manifestó hace semanas a El Independiente Fayez Saqqa, dirigente de Fatah y diputado del Consejo Nacional Palestino en Cisjordania. “Marruecos está reprimiendo las protestas por Palestina, pero no desde el 7 de octubre sino desde hace más tiempo. Quien debe decidir su política es el pueblo marroquí”, agregó.
La cooperación entre Marruecos e Israel no es nueva a pesar del reciente establecimiento de relaciones oficiales entre ambos países. Hasán II se sirvió de la experiencia israelí para la construcción del muro de 2.720 kilómetros que separa los territorios del Sáhara ocupados por Rabat y los liberados por el Frente Polisario. Y a cambio Rabat espió las reuniones de la Liga Árabe al servicio de Tel Aviv.
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