La escalada bélica entre Israel y Hizbulá sube de intensidad. Israel lanzó este viernes un ataque con drones sobre Beirut, poco después de que en el territorio de su archienemigo cayeran 140 cohetes. Al menos 31 personas han muerto en la capital libanesa y en los hospitales han registrado 68 heridos, ocho de ellos en condición crítica. Uno de ellos ha sido el jefe de Operaciones militares de Hizbulá, Ibrahim Aqil, que ha caído junto a otros miembros de las fuerzas de élite Radwan en un ataque selectivo contra un suburbio de Beirut.

Así lo ha confirmado el ejército israelí en un comunicado difundido la tarde de este viernes. "Bajo la precisa dirección de la División de Inteligencia, aviones de combate de la Fuerza Aérea atacaron el área de Beirut y mataron a Ibrahim Aqil, el jefe de Operaciones de la organización terrorista Hizbulá".

Según Israel, además de Aqil han sido asesinados varios altos cargos de la cadena de mando de la Fuerza Radwan. Todos ellos "estaban planeando el ataque la Conquista de Galilea, con el que Hizbolá pretendía infiltrarse en comunidades israelíes y asesinar a civiles inocentes", indica en el comunicado militar, que señala a Aqil como el cabecilla de este plan.

Aqil se unió a Hizbulá en los años 80 y ejercía como jefe de operaciones desde 2004. Estaba en busca y captura por Estados Unidos, que el año pasado ofreció una recompensa de siete millones de dólares a cambio de información sobre su paradero. Aqil estaba acusado de pertenecer a la célula terrorista que se atribuyó el atentado contra la delegación diplomática de EEUU en Beirut, donde 63 personas fallecieron en abril de 1983, y del ataque en octubre de ese mismo año contra el cuartel de los marines estadounidenses en el Líbano, donde fallecieron 241 uniformados. Washington también le acusaba de haber participado en la década de los 80 en secuestros de ciudadanos estadounidenses y alemanes en Líbano.

La guerra se desplaza al norte

El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, reconocía el miércoles por la noche que el centro de gravedad de la guerra emprendida por Israel en respuesta a los atentados del 7 de octubre se desplazaba al norte, es decir, a la frontera con el Líbano, bastión de Hizbulá, la milicia proiraní.

Israel asegura que el ataque sobre el barrio de Daniyeh, en el sur de Beirut, tiene un objetivo concreto de alto valor militar. Los informadores locales y las redes sociales hablan de una explosión masiva y de una gigantesca humareda. La agencia libanesa de noticias NNA asegura que hay cinco niños entre las víctimas, ya que el bombardeó con drones y un avión F35 ha derribado un edificio en la calle Jamous.

"Las IDF (Fuerzas de Defensa de Israel) llevaron a cabo un ataque selectivo en Beirut. En este momento, no hay cambios en las directrices defensivas del comando del frente interno", han hecho saber las IDF en un comunicado. Israel ha informado que no hay víctimas en los ataques con cohetes de Hizbulá.

No es la primera vez que Israel ataca la capital libanesa. Lo hizo en junio, cuando asestó un duro golpe a la milicia proiraní. Entonces acabó co la vida de su jefe militar, Fuad Shukr.

Semana negra para Hizbulá

Esta semana ha sido una de las más duras para Hizbulá, ya que ha sufrido dos oleadas de ataques el martes y el miércoles, que se han cobrado la vida de 37 personas. Hay más de 3.000 heridos. Primero fueron los buscas de milicianos y afines a Hizbulá los que estallaron el martes, lo que sembró el desconcierto y la desesperación. Apenas 24 horas más tarde explotaban los walkie talkies.

Este jueves, el líder de Hizbulá, Hasan Nasralá, se dirigía a sus seguidores. En su alocución, dijo que Israel había traspasado todas las líneas rojas y que había firmado una declaración de guerra contra el pueblo del Líbano. Acusó a Israel de violar la soberanía del país vecino, y aseguró que los milicianos de Hizbulá seguirían combatiendo mientras Israel continuara sus ataques sobre Gaza.

Israel presenta la operación en el Líbano como una necesidad para que los más de 60.000 desplazados por los ataques de Hizbulá puedan volver a sus hogares. No parece que vaya a poder ser pronto.