Israel ha sacudido el avispero de Oriente Próximo como no se recuerda en décadas. La muerte del líder de Hizbulá desde 1992, Hasan Nasralá, ha convulsionado la región. Las autoridades de Irán, principal patrocinadores del grupo chií afincado en el Líbano, han asegurado que su desaparición solo reforzará el "eje de la resistencia". El Líder Supremo iraní, Ali Jamenei, ha decretado cinco días de luto. Hizbulá, al confirmar la muerte de su líder, aseguraba: "Nos vengaremos".
Ali Jamenei ha instado también a los musulmanes a que se unieran a Hizbulá a vengar esta muerte. "Es obligatorio que todos los musulmanes apoyen con orgullo al pueblo del Líbano y a Hizbulá con sus recursos y lo ayuden a enfrentar al régimen usurpador, cruel y malvado", decía un comunicado en su página web. Tanto los hutíes del Yemen como Amal en el Líbano unieron sus condolencias a su promesa de venganza. Israel podría ser golpeada por los huties, que ayer lanzaron cohetes hacia Tel Aviv, el Líbano, Gaza, y lo más grave, desde Irán.
En esa telaraña de alianzas regionales el ministro de Exteriores, Masoud Peshezskian, también ha apuntado contra EEUU. "No olvidemos que el primer ministro israelí tomó la decisión en Nueva York", ha dicho. Así fue, según una imagen que difundió el Ejército israelí. Horas antes en un discurso ante la Asamblea General de la ONU, Netanyahu amenazaba a Irán: "No hay lugar que el brazo de Israel no alcance".
El presidente de EEUU, Joe Biden, ha respaldado el golpe dado por Israel a Hizbulá. Biden ha indicado que se trata de "una medida de justicia para muchas de sus víctimas, incluidas miles de americanos, israelíes, y civiles libaneses". Washington ha ordenado la evacuación de la familia del personal diplomático en Beirut.
El portavoz del Pentágono Pat Ryder ha señalado que el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin ha expresado su total apoyo a Israel en su derecho a defenderse y ha dejado claro que "EEUU está dispuesto a proteger a las fuerzas de EEUU y las instalaciones en la región, y a comprometerse en la defensa de Israel".
Netanyahu: "El trabajo no está terminado"
En su primera declaración pública tras el asesinato de Nasralá, Netanyahu ha dicho este sábado: "El trabajo no está terminado". Ha añadido, en un mensaje difundido en video en sus redes sociales, según cita la agencia Efe: "En los próximos días afrontaremos desafíos importantes y los enfrentaremos juntos".
Ha explicado que Nasralá tenía que desaparecer, porque mientras viviera, "restauraría rápidamente las capacidades que le quitamos a Hizbulá. Por eso, di la orden". Ha pedido a los israelíes que se mantengan unidos.
El jefe del Ejército israelí, Herzi Halevi, había declarado poco antes: "Nos esperan días desafiantes". Ha añadido que que sus fuerzas están en "máxima disposición" ofensiva y defensiva en preparación para posibles represalias.
"Estamos decididos a seguir destruyendo la organización terrorista Hizbulá y a seguir luchando. Tenemos más misiones por delante en todos los frentes: destruir las organizaciones terroristas y sus capacidades, devolver a nuestros rehenes. La misión está constantemente ante nuestros ojos. Así como el regreso seguro de los residentes en el norte y el sur a sus hogares", ha declarado Halevi, quien ya dijo el jueves que los bombardeos son el preludio de una invasión.
Este sábado Israel ha vuelto a bombardear el barrio de Dahiyeh, en Beirut, donde viven unas 700.000 personas. Es el sexto día consecutivo de ataques aéreos. Han muerto al menos 11 personas y más de un centenar han resultado heridas. Desde el lunes han perdido la vida más de un millar de personas. El día más trágico fue el lunes, la jornada más sangrienta desde la guerra civil que sufrió el Líbano entre 1975 y 1990.
Nasralá, localizado desde hace meses
La muerte de Hasan Nasralá fue consecuencia del bombardeo del viernes. Desde u primer momento se difundió que el objetivo había sido el cuartel general del grupo chií en Beirut, donde estaría Nasralá, pero hasta el sábado las Fuerzas de Defensa de Israel no confirmaron su muerte. Horas más tarde Hizbulá confirmaba que efectivamente su secretario general había perdido la vida el viernes.
Según The New York Times, los dirigentes israelíes conocían el paradero de Hasan Nasralá desde hacía meses y decidieron atacar la semana pasada porque consideraron que tenían una oportunidad única antes de que el líder de Hizbulá se escondiera en otro lugar, de acuerdo con tres funcionarios israelíes.
Más de 80 bombas cayeron durante varios minutos para matarlo. A primera hora del sábado milicianos de Hizbulá encontraron e identificaron a Nasralá. También había sido eliminado Ali Karaki, un alto mando militar. En apenas poco más de una semana Israel ha descabezado a Hizbulá. Previamente, dejaba noqueado al grupo chií tras dos días con atentados explosivos de sus buscas y walkie talkies. Al menos 37 personas murieron en esos ataques y unos 3.000 resultaron heridos. Fue Nasralá quien desconfió de los móviles y promovió el uso de estos aparatos más rudimentarios.
En los últimos diez días han sido eliminados: el jefe de Operaciones, Ibrahim Aqil, que cayó junto con otros 15 miembros de la unidad Al Radwan; Al Karake, considerado número tres; y el responsable de misiles, Ibrahim Kobeisi, cayó el 24 de septiembre.
Hashem Safiedine, primo del Nasralá y pieza clave en la labor política y social del movimiento, era uno de los pocos altos dirigentes de Hizbulá que no se encontraban presentes en el lugar del ataque. Safieddine es quien figura como favorito para ser el nuevo secretario general de Hizbulá.
Hala Jaber, autora de Hezbolá: Born with a Vengeance, explicaba a Al Jazeera: "Va a haber dolor, va a haber tristeza, va a haber vacío porque este líder ha estado en este viaje con su pueblo durante 32 años. Hay una generación que creció con él… le escucharon, le apoyaron. Les dio esperanza, les dio voz, les dio fuerza, les dio la libertad de una ocupación".
Según esta ex corresponsal de The Sunday Times, el asesinato de Nasralá no termina con Hizbulá. "Israel cree que matando a Nasralá y a sus colegas y otros comandantes han acabado con esta organización. Pero la historia y los precedentes nos han demostrado que cuando un líder se va, otro toma el relevo". En este aspecto coincide con Kawa Hassan, investigador en Stimson. Y apunta que "el nuevo liderazgo suele ser más feroz y más decidido". Evoca lo que ocurrió cuando Nasralá tomó el rlevo de Abbas al Musawi, asesinado por Israel en 1992.
La pregunta que queda en el aire es si Hizbulá tiene capacidad de responder en la misma escala y si la guerra se va a extender, si Irán se vengará realmente y cómo lo hará. Todo indica que en el caso de que el régimen de los ayatolás actúe contra Israel, ahí estará Estados Unidos para apoyar a su aliado en la región.
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