Y España se abstuvo. En la votación de los estados miembros de la Unión Europea sobre los aranceles a los coches eléctricos chinos, y tras hacer un último intento para mantener las negociaciones, España fue uno de los 12 países que se abstuvieron. El Ejecutivo español apuesta por mantener el diálogo con China -algo a lo que no se ha negado la Comisión Europea- y a evitar una escalada de la guerra comercial entre la Unión Europea y China, de la que España saldría perjudicada.

Antes de la votación, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se dirigió al comisario de Comercio, Valdis Dombrovskis, mediante una carta en la que pedía agotar todas las opciones antes de imponer estos aranceles, que encarecen los vehículos eléctricos y entorpecen las relaciones comerciales con China.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se había pronunciado en los mismos términos durante su viaje al país asiático. Durante su visita al dirigente chino Xi Jinping, Sánchez dijo que la Unión Europea debería “reconsiderar” los aranceles y llamó a evitar “otra guerra”, haciendo referencia a la guerra comercial entre el Viejo Continente y Pekín.

Pero España no ha querido ir en contra de una política puesta en marcha por el ejecutivo de Ursula Von der Leyen y que sí ha rechazado Alemania, por ejemplo, otro país donde la industria automovilística ha señalado que los aranceles no son el camino si Europa quiere liderar la transición ecológica a través del coche eléctrico.

Si en materia energética España ha liderado las negociaciones a nivel europeo, en este caso, el ejecutivo de Sánchez se ha puesto de perfil. No ha votado en contra, pero tampoco a favor. Ha decidido mantener la puerta abierta a las inversiones chinas que llegan a España. Una de las más importantes la de la factoría de Chery y Ebro en la Zona Franca de Barcelona, en las antiguas instalaciones de Nissan, donde producirán 150.000 coches en 2029 y darán empleo a 1.250 personas.

Más allá del coche eléctrico

Pero no solo las inversiones de fabricantes chinos preocupan al Gobierno. También lo hacen las exportaciones españolas. China ha decidido contraatacar a la Unión Europea con varias investigaciones sobre productos comunitarios. Entre ellos, el cerdo, y España es el principal exportador para el gigante asiático.

La venta de cerdo es la mayor partida dentro de las exportaciones agroalimentarias españolas al país asiático y supone un 61% del total. En 2023, el país asiático importó 1.433 millones de euros procedentes de España en las categorías de carne de cerdo o casquería -tanto refrigeradas como congeladas-, grasa de ese animal y derivados de ella o de vísceras.

Hay otros productos amenazados, como los lácteos. En agosto, Pekín anunció la investigación para los productos lácteos, y aunque no mencionaba directamente a España, el sector ya teme consecuencias. En 2023, España facturó casi 91 millones de euros por la venta de lácteos al gigante asiático, lo que supone el 5% de las exportaciones de España al exterior, según datos de la Secretaría de Estado de Comercio.

Con tanto en juego, España opta por mantener el contacto con China y tratar de llegar a acuerdos que cumplan con la normativa internacional y con los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC), aunque eso suponga distanciarse de la postura que lidera la Comisión Europea.

Aranceles a los coches desde el 31 de octubre

Pese a la abstención española, la Comisión Europea recibió más votos favorables que negativos y pudo seguir adelante con los aranceles. Estas tasas entrarán en vigor a finales de este mes y estarán vigentes durante los próximos cinco años. No obstante, como han explicado desde el ejecutivo comunitario, Bruselas seguirá en contacto con Pekín y también con las empresas afectadas.

Si la Comisión llega a un acuerdo con alguna de las compañías, se podrían retirar los aranceles. De la misma forma, si Bruselas observa que se dejan de cumplir los compromisos alcanzados, se podrían volver a introducir medidas arancelarias.

Desde este verano ha habido algunos cambios mínimos en las cuantías. Para los coches del fabricante BYD, las tasas serán a partir del día 31 de octubre, del 17%; para Geely, del 18,8%; para Saic serán del 35,3% y para otras empresas que han cooperado con Bruselas alcanzarán el 20,7%. Tesla tendrá que pagar el 7,8% y el resto de compañías no mencionadas y que no han cooperado, un 35,3%.

Cabe señalar que los aranceles se aplican a todos los coches eléctricos que se importen a la Unión Europea fabricados en China. No importa la nacionalidad del fabricante -Volkswagen tiene una Joint Venture con Sayc-, ni tampoco el capital de la compañía, lo que determina que el coche tenga más impuestos en el mercado europeo es que haya sido fabricado en China. En esta línea, tampoco se aplican aranceles a coches fabricados en Europa por fabricantes chinos, como podría ocurrir en la planta que Chery ha puesto en marcha en Barcelona.