Se llama Fawzia Amin Sido y, con 11 años, fue secuestrada por las huestes del autodenominado Estado Islámico en las inmediaciones de Sinyar, la localidad del norte de Irak que es cuna de la castigada comunidad yazidí. Sobrevivió a una década de cautiverio en mitad de los escenarios más violentos de Oriente Próximo y su pista, borrada durante años, resurgió hace unos días en la Franja de Gaza. La insólita historia de Fawzia, la yazidí que pasó por Siria y acabó en Gaza, se ha convertido en el último campo de batalla entre los relatos de Israel y Hamás tras un año de guerra.

Según las Fuerzas de Defensa de Israel, Fawzia, de 21 años, fue liberada en una operación coordinada por el ejército israelí y con ayuda de Estados Unidos y “otros actores internacionales”. “A los 11 años, Fawzia fue víctima de trata por el ISIS [Estado Islámico de Siria e Irak, por sus siglas en inglés] y vendida a un terrorista de Hamás en Gaza, que presumiblemente murió durante los ataques de las FDI. Huyó a un escondite en el que fue rescatada en una misión secreta a través del paso fronterizo de Kerem Shalom”, detalla el breve comunicado del estamento militar israelí, difundido por las cuentas del ministerio de Asuntos Exteriores.

“Esta es una prueba más de la conexión entre Hamás y el ISIS, así como de los crímenes contra la humanidad cometidos por la organización terrorista en Gaza. Seguiremos actuando para desmantelar la organización terrorista Hamás-ISIS y liberar a todos los rehenes cautivos de Hamás”, agrega la nota. Desde hace un año, la narrativa de Israel ha tratado de vincular a Hamás con la organización yihadista que tuvo como germen Al Qaeda en Irak y que en 2014 estableció un califato a caballo de Siria e Irak. Los expertos en yihadismo, no obstante, han refutado esta conexión. ““Los israelíes saben que Hamás no es ISIS. No es una organización yihadista transnacional que pretenda crear un califato islámico. Sean cuales sean sus aspiraciones, Hamás es un grupo nacionalista islámico que se originó como el ala palestina de los Hermanos Musulmanes”, señaló hace un año a El Independiente Adam Shatz, un escritor estadounidense de origen judío y editor de The London Review of Books.

Fawzia es miembro de la minoría yazidí, formada por fieles de una fe vinculada al zoroastrismo que mezcla elementos de antiguas religiones mesopotámicas con los credos cristiano y musulmán y a cuyos fieles el IS considera "adoradores del diablo". En agosto de 2014 los adláteres del entonces califa Abu Bakr al Bagdadi firmaron un genocidio contra esta comunidad que aún investiga la ONU, con cientos de fosas comunes, miles de desplazados y unos pueblos devastados. En la montaña de Sinyar unas 6.700 mujeres y niñas yazidíes fueron secuestradas y convertidas en esclavas sexuales, vendidas luego al mejor postor en mercados del extinto califato, que se extendía entre Siria e Irak. Alrededor de 2.600 mujeres y niños permanecen desaparecidos. Activistas yazidíes consideran que cientos siguen vivos. La campaña de exterminio de los yazidíes obligó a la administración Obama a iniciar bombardeos sobre posiciones del IS en 2014 y el establecimiento de una coalición internacional.

Hamás ofrece su versión

Fuentes iraquíes aseguran que la joven fue liberada tras más de cuatro meses de esfuerzos que incluyeron varias tentativas fallidas debido a la difícil situación de seguridad por la ofensiva militar de Israel en Gaza, Esta semana logró reunirse con su familia en el norte de Irak. El Gobierno iraquí llevaba meses en contacto con la mujer. Tras ser trasladada a Israel, viajó a Jordania y desde allí a Irak.

A última hora de este viernes Hamás remitió a este diario su versión de los hechos. Según la organización islamista palestina, que controla Gaza desde 2006, la joven se casó con un palestino de Jan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, “mientras él luchaba con las fuerzas de la oposición en Siria”. “Allí vivía con él y con su madre. Sin embargo, tras la muerte del hombre, la mujer viajó voluntariamente con su madre a Turquía a través de canales oficiales. Después se trasladó libremente a Egipto, también de forma totalmente legal. Después, entró en Gaza y se instaló con la madre de su marido fallecido”, apunta Hamás.

Un combatiente kurdo pasea por las ruinas de la ciudad iraquí de Sinyar. | FRANCISCO CARRIÓN

Fuentes del movimiento palestino aseguran que la joven contrajo luego matrimonio con el hermano de su esposo, que murió en la operación militar israelí. Entonces la mujer pidió que la llevaran a un lugar seguro. “El gobierno respondió a su petición y le proporcionó una habitación privada en una de las instalaciones gubernamentales del sur de Gaza. También le proporcionaron todo lo necesario para vivir, como comida, bebida, ropa de cama y ropa de vestir, bajo la supervisión de un equipo gubernamental especializado, como parte de sus esfuerzos de protección, similares a la protección proporcionada a muchos extranjeros que se enfrentaron a duras condiciones durante el genocidio en curso”.

Hamás asegura que la joven tiene 25 años y que, en mitad de los bombardeos, pidió contactar con su familia en Irak y ser evacuada. “Su familia se puso en contacto con el gobierno jordano, que coordinó con la ocupación para facilitar su salida por el paso fronterizo de Kerem Shalom. A continuación, la mujer yazidí abandonó ella misma las instalaciones gubernamentales para dirigirse al cruce, con el conocimiento de la familia de su difunto esposo y del gobierno palestino. La ocupación no la 'rescató', como afirmaron falsamente en su engañosa declaración”, apuntan.