Lleva semanas recorriendo capitales europeas junto al ex primer ministro israelí Ehud Olmert. Un compañero de periplo que conoció hace unos meses y al que le une la convicción de que es hora de que palestinos e israelíes sellen la paz, por puro sentido del pragmatismo y la necesidad imperiosa de salir de una vez por todas de la espiral de violencia y agonía que marca el último siglo en Oriente Próximo. "O nos matamos o nos aceptamos. No hay otras alternativas", sostiene Nasser el Kidwa, ex ministro de Asuntos Exteriores palestino, en una entrevista con El Independiente.
El Kidwa (Gaza, 1954) acaba de pasar por Madrid para presentar en sociedad el plan que ha pergeñado junto a Olmert y que establece el fin de la guerra en Gaza; la partición del territorio en disputa; y el control compartido de Jerusalén. Sobrino de Yaser Arafat, reconoce haber nacido en el seno de Fatah, con cuya dirigencia actual mantiene una relación difícil. En abril de 2021 creó la Asamblea Nacional Democrática, una facción escindida de Fatah, y más tarde unió fuerzas con Marwan Barghouthi, encarcelado de por vida en Israel, para establecer la lista "Libertad" y desafiar a Abás en unas elecciones que el aún hoy presidente canceló indefinidamente.
Pregunta.- En mitad de esta escalada regional, ¿es un plan viable?
Respuesta.- No es un plan mágico pero es importante plantearlo. La insistencia de Netanyahu y su gobierno en la guerra y en utilizar el poder militar para conseguir cosas hace que la situación sea muy difícil. Pero también estoy seguro de que, con el tiempo, ambos bandos empezarán a ver sus realidades y buscar alternativas. Esta es la alternativa viable. Este es el único camino a seguir. Por ello, resulta importante ponerla sobre la mesa y hacerla comprender a la opinión pública. Llevará tiempo, requerirá esfuerzos y un serio impulso por parte de todos los implicados.
P.- ¿Cuál será el punto de inflexión que la hará imprescindible?
R.- No puedo leer el futuro, pero yo creo que será en un futuro no muy lejano. A pesar de todo el alboroto y el ruido, Netanyahu y su ejército no están logrando lo que buscan. No hay nada llamado victoria total. Al fin y al cabo, utilizar únicamente la fuerza militar sin visión política es algo que no va a tener éxito. Asistiremos a un punto de inflexión y al comienzo del cambio de la situación.
P.- ¿Es posible con Netanyahu en el poder?
R.- No. No creo que sea posible avanzar mientras Netanyahu esté en el poder. Tiene un interés personal en que la guerra continúe, porque así estará seguro. Así seguirá siendo primer ministro. Es básicamente su interés personal el que dirige toda esta situación.
El fin de la violencia entre palestinos e israelíes llegará por pragmatismo. O nos matamos o nos aceptamos. No hay otras alternativas
P.- Pero parece que la estrategia le funciona en términos de apoyo popular, al menos desde el inicio de la campaña contra Hizbulá...
R.- No lo creo. Al principio podría parecer que sí gracias gracias al uso de conocimientos tecnológicos superiores, el asesinato de Nasralá y acciones por el estilo, pero ahora las cosas han empezado a cambiar de nuevo. Las últimas encuestas muestran que el Likud retrocedió los dos escaños que ganó la semana pasada. Así que esto no es estable. Y obviamente, como dije antes, la apariencia de ganar no es ganar.
P.- Quienes están en el poder en Israel se muestran convencidos de ganar y destruir a Hamás y Hizbulá e incluso de cambiar el orden regional...
R.- Pero no es posible. Una vez más, esto es dejarse intoxicar por la imagen de los logros y por la ineptitud de la comunidad internacional, para serle franco. Netanyahu y quienes están a su alrededor intentarán conseguir lo que quieren por la fuerza bruta, pero no va a funcionar.
P.- ¿Destruirán por completo a Hamás y Hizbulá?
R.- No. No se puede destruir una idea. Yo personalmente he dicho en repetidas ocasiones que, por supuesto, pueden debilitar a Hamás, pero eliminarlo es simplemente ridículo. ¿Cómo se puede hacer eso?
P.- ¿Le preocupa que la reacción de Hamás sea radicalizarse?
R.- Aún no hemos visto el final de la historia. Habrá un Hamás debilitado y quizá incluso un Hamás transformado. Siempre he dicho que podríamos ver un nuevo Hamás transformado. [¿En qué sentido?] Más pragmático y más abierto, como parte de una nuevo contexto político palestino. Es algo que harán sus miembros, no yo. Ya veremos. Sólo intento leer la situación política y esperar lo que pueda ocurrir.
P.- Tanto usted como Olmert insisten en que para ejecutar su plan se necesita la presión de la comunidad internacional. Israel ha tenido hasta ahora el apoyo incondicional de la administración Biden...
R.- En realidad, la administración estadounidense está harta de Netanyahu. Pero hay que ver la diferencia entre el compromiso de Occidente, en general, con la seguridad y el bienestar de Israel como Estado, y el hecho de que este Occidente esté harto del comportamiento o la mala conducta del actual gobierno israelí. Son dos cosas diferentes. Y esto es probablemente también parte de lo que algunos palestinos no entienden. No ven la diferencia entre que este Occidente no dudará en acudir en ayuda de Israel si es necesario, independientemente de lo que digan o de lo que hagan o dejen de hacer con respecto al propio Netanyahu. Así que lo primero es que todo el mundo está harto de Netanyahu y que Israel está perdiendo por ello. Pero lo segundo es que Occidente no dudará en salir en defensa de Israel si es necesario.
P.- Con las elecciones estadounidenses en el horizonte, ¿Existe alguna diferencia entre Harris y Trump en la posición hacia Israel?
R.- Las elecciones estadounidenses son un asunto que incumbe al pueblo estadounidense. Algunas de las cosas que dijo Trump son realmente preocupantes. Realmente preocupantes. No es que si gana Harris vaya a ser un avance revolucionario, pero creo que hay una diferencia.
P.- El Gobierno español reconoció en mayo el Estado palestino. ¿Es un paso suficiente?
R.- Nunca es suficiente, pero es muy importante. Nunca he visto el reconocimiento como un apoyo, una autorización o un regalo para la parte palestina. No es así. Es básicamente crear hechos políticos para el país que reconoció a Palestina y hechos que son vinculantes para esta parte, y también crear hechos políticos para que sean vistos claramente por algunas partes, especialmente el gobierno israelí y también el gobierno estadounidense.
P.- Pero, a la par del reconocimiento, el Gobierno español sigue comprando material de defensa de empresas israelíes. ¿Son acciones compatibles si se busca presionar para el acuerdo político?
R.- No es el buen camino. Permítanme decirlo de esta manera. Por supuesto, esta contradicción es algo que se puede decir de todos los países occidentales, porque estos gobiernos siempre intentan encontrar formas de demostrar que no están en contra de Israel, que no son anti israelíes. Eso puede hacer las cosas realmente ridículas y complicadas.
El nuevo Hamás será más pragmático y abierto, como parte de una nuevo contexto político palestino
P.- Tras décadas de conflicto, ¿alberga aún alguna esperanza en la comunidad internacional?
R.- Tengo esperanza, pero también he aprendido algunas lecciones como resultado de la asombrosa ineptitud de la llamada comunidad internacional. Sin duda, la necesitamos y necesitamos su presión, pero también necesitamos aumentar la contribución de las dos partes directamente implicadas, con la esperanza de lograr esta combinación entre ambas, es decir, nuestro trabajo y el apoyo general. Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar a la comunidad internacional, y no podemos al mismo tiempo ignorar a la comunidad internacional como si no existiera.
P.- Su plan, en parte, retoma recetas del pasado. ¿Por qué ahora va a funcionar si en el pasado no funcionaron?
R.- En primer lugar, no recoge todas las ideas. Algunas de ellas sí. No inventamos nada. Reconozco que no estamos en la pasión de la belleza. No nos importa. Es más, aunque a algunos no les gusten los autores, el señor X y el señor Y, no pasa nada. No, olvídense de los autores. Lo importante es la sustancia. ¿Por qué funcionará ahora lo que no funcionó en el pasado? Por la guerra, por el dolor y por el terrible precio infligido en ambos bandos por la guerra. Eso podría hacer que los pueblos de ambos bandos empiecen a pensar de forma diferente y reconozcan que no hay otra alternativa.
P.- Hubo muchas guerras en el pasado que han terminado alimentando un ciclo de violencia y agonía sin fin...
R.- Sí, pero tal vez el enfoque en el pasado no resultó muy acertado. Se necesita una visión realista. Yo, personalmente, no busco restaurar el amor. Busco restaurar la respetabilidad y la aceptación de las otras partes. En resumidas cuentas, tenemos que aceptar al otro lado y encontrar una manera de existir. De lo contrario, será una guerra continua. O aniquilamos al otro bando o aceptamos su presencia.
P.- Ambas sociedades siguen conmocionadas. Los israelíes tienen fresco el recuerdo del 7-O y los gazatíes sufren aún la operación militar... ¿Es el momento?
R.- No es para hoy. Es para mañana. Pero el mañana tiene que empezar ahora. Tiene que empezar hoy. Hay que empezar a prepararse. De lo contrario, podría ser demasiado tarde cuando llegue el momento.
P.- Uno de los elementos para propiciar ese cambio es la opinión pública de ambas partes...
R.- Así es, pero también fluctúa continuamente. Así que sigue cambiando. Tengo que admitir también que parte de la razón es la ausencia de un buen liderazgo en ambos bandos, porque el liderazgo cuenta. Los líderes moldean la opinión pública, y los líderes no ayudan. Al contrario, en realidad, están empeorando mucho las cosas. Tienes esta ausencia de liderazgo, y tienes lo que ha sucedido y la falsa imagen de los logros. Es la receta para la catástrofe. Pero esto, de nuevo, no es estable, y sigue cambiando, y seguirá haciéndolo y seguirá el camino correcto.
P.- ¿Cómo romper la ceguera y cambiar la percepción pública?
R.- Se romperá. Habrá una solución política. Si no es el resultado de la magnanimidad y el entusiasmo va a ser el resultado de la desesperación y la incapacidad de ambas partes para manipular a la otra. Ese es el resultado final. O violentas al otro o coexistes con el otro. Será más pronto que tarde. No va a ser muy rápido, pero no va a ser en un futuro lejano.
P.- Hablamos del israelí. Es el turno de abordar el liderazgo palestino...
R.- Son pésimos. Aún peor que los israelíes.
P.- A su juicio, ¿quién es Mahmud Abás?
R.- Es un anciano que tiene que irse. Aunque no queramos entrar en detalles y en lo malo que fue su periodo, 19 años son suficientes. Es parte del problema. La negativa a organizar elecciones, la negativa a irse, la insistencia en concentrar todos los poderes en la mano de una sola persona. Definitivamente ésta no es la forma de proceder. Esta no es la forma de preservar la democracia ni de luchar contra la corrupción ni de evitar la opresión de tu pueblo.
P.- ¿Y la Autoridad Palestina?
R.- Tiene que cambiar. Necesitamos establecer la democracia. Tenemos que celebrar elecciones. Tenemos que cambiar el equipo. Necesitamos volver a separar los poderes. Necesitamos que se respeten los derechos del pueblo.
P.- Pero ya cambió el Gobierno recientemente...
R.- Éste no es un nuevo gobierno. Es una broma. Conozco personalmente al primer ministro, Mohamed Mustafa, y no es mala persona. Pero es un pequeño empleado de Abás. Esto no sólo no es un cambio de la situación; es atrincherarse en la vieja situación y conceder a Abás más poder y más autoridad sobre su gobierno.
P.- Uno de los escenarios es Cisjordania, donde podría vencer Hamás...
R.- Lo dudo. Aunque la regla parece ser que cuanto más te alejas del centro del conflicto, más apoyo obtendría Hamás. El centro, por supuesto, es Gaza, así que tienen más apoyo en Cisjordania e incluso más apoyo en Jordania. Pero al fin y al cabo, tenemos que construir una situación política diferente en Palestina. Tenemos que crear nuevas tendencias, nuevas corrientes políticas, nuevos partidos políticos que piensen de forma diferente. La situación actual es inviable. Las facciones palestinas hemos perdido la mayor parte del apoyo popular. Así que no es una elección. Es algo que debe suceder. Debemos transformarnos. Debemos replantearnos nuestra actitud y nuestro enfoque hacia todo por este hecho y por otros también
P.- ¿La reconciliación de las facciones palestinas también es una broma?
R.- Sí. Estoy hablando de la necesidad de cambiar las cosas, la reconciliación es ridícula. La prueba es lo que ves ahora. La última reunión fue en El Cairo, y antes en Pekín, y antes en Moscú o Argel, sin resultados. No puede haberlos porque ambos, Fatah y Hamás, se odian. No hay confianza en absoluto. Así que siempre hay dudas sobre las intenciones. Y, por supuesto, hay diferentes objetivos e ideas que no pueden conciliarse.
P.- Usted procede de Fatah...
R.- Más que eso. Casi nací y crecí allí. Es una parte importante de mi vida, por supuesto. Yo me considero el verdadero Fatah, no Abás y sus compinches. Ellos no son Fatah.
P.- Unirse con Olmert para buscar una salida al conflicto no sé si le ha granjeado el insulto de “traidor”...
R.- Traidor, no, porque creo que también se me considera un tipo serio que defiende los intereses nacionales del pueblo palestino. Pero, por supuesto, mucha gente piensa que éste no es el momento ni el camino a seguir. Algunos piensan que hemos vencido y que conseguiremos cosas. Entonces, ¿por qué queremos comprometernos ahora de nuevo? Es ridículo. Pero si quieres referirte al debate interno, se trata más bien de política interna.
Los actuales líderes palestinos e israelíes no van a ayudar a resolver el conflicto; son la receta para la catástrofe
P.- ¿Es usted una amenaza para la gente que quiere mantener el status quo?
R.- Sí, interna y externamente. En Ramala, por supuesto. Esto es natural. Están allí ilegalmente. Quieren mantener el status quo, y yo quiero cambiar el statu quo interno y en términos de la relación israelí-palestina. No estoy intentando recrear un amor perdido entre israelíes y palestinos. Esto no tiene sentido. Estamos sufriendo. El otro día perdí a un amigo, casi un hermano para mí en Gaza en uno de los últimos bombardeos. Es una situación muy dolorosa. Intento encontrar una solución. Cómo podemos servir a los intereses nacionales del pueblo palestino, cómo podemos reconstruir la situación palestina, tener un futuro mejor para nuestros hijos, mejores escuelas, mejores hospitales, cómo podemos poner fin a esta terrible guerra en Gaza. Estas son las preguntas serias a las que hay que responder, no limitarse a soñar con una victoria que quizá nunca llegue.
P.- Apuesta por el pragmatismo y está dispuesto a perdonar...
R.- Tengo voluntad de superar, no de perdonar. Porque puedes conservar tu dolor y puedes conservar tu odio aunque sea por un tiempo. Porque con suerte, a la larga, las cosas empezarán a cambiar. Pero hasta entonces, tenemos que encontrar soluciones pragmáticas para seguir adelante.
P.- Ya sabemos en qué está de acuerdo con Olmert. ¿En qué no lo está?
R.- He intentado no ampliar el debate por el hecho de que no estamos en el poder. No tenemos derecho a presentar un plan completo. También por el hecho de que podríamos estar en desacuerdo. Lo que acordamos es muy importante pero limitado. Acordamos tres cosas: básicamente, cómo lograr la solución política global en forma de dos Estados; cómo poner fin a la guerra en Gaza rápidamente; y cuál será el estatus de Jerusalén.
P.- ¿Es Olmert consciente de cómo vive un palestino en Cisjordania ocupada?
R.- Creo que sí. Sin embargo, no es un pacificador. No se le puede llamar un tipo despreocupado que quiere crear amor y paz y cosas así. También busca el interés del pueblo israelí, tal y como él lo ve.
No aspiro a recuperar el amor perdido entre palestinos e israelíes; simplemente intento buscar una solución
P.- En estos momentos, ¿quién está más dispuesto a llegar a un acuerdo político? ¿la dirigencia o la opinión pública?
R.- El liderazgo de ambos lados no va a ayudar. Es el apoyo público, unido al apoyo de algunos gobiernos relevantes de la región y también a nivel internacional.
P.- ¿Sigue confiando en los países árabes?
R.- Sí. [¿En países como Emiratos o Marruecos?] Sí, porque durante toda mi vida política, cuando no estoy de acuerdo con alguien, lo digo tal cual. No intento camuflarme.
P.- ¿Se siente abandonado por "los hermanos árabes"?
R.- No. Ni siquiera han abandonado la causa palestina. Siempre tenemos que buscar nuestra responsabilidad. La actual situación palestina es el mayor problema. No podemos no hacer nuestro trabajo y luego culpar a los demás. Primero tenemos que hacer nuestro trabajo. Me habría encantado que los árabes ayudaran a cambiar la situación palestina, pero ¿por qué deberían hacerlo Hay que aprender a discrepar y también a ser positivo.
P.- Me pregunto si no tiene a veces la sensación de que algunos países árabes usan la causa palestina en su propio interés...
R.- ¿Quién no hace eso en política? Todos los gobiernos buscan asuntos que puedan utilizar para promover sus propios intereses. ¿Qué hicimos nosotros como palestinos? Esa es la cuestión.
P.- Madrid fue el escenario de la conferencia de paz que precedió a los Acuerdos de Oslo. ¿Cuán responsable es el liderazgo palestino del fracaso de todo el proceso en los 90?
R.- Asumimos parte de la responsabilidad, pero creo que la mayor parte de la responsabilidad recae sobre los hombros israelíes, porque son la parte más fuerte. Permítanme darle un ejemplo. Cuando los israelíes pasaron por encima de Oslo, reocuparon toda Cisjordania, destruyeron la seguridad, el aparato de seguridad palestino, e incluso mataron a Arafat. Después de eso, hubo un cambio de rostros en el lado palestino. En aquel momento, se negaron a volver a lo que era la situación previa. Desde entonces, lo que tenemos no tiene nada que ver con Oslo. Eso explica muchas cosas.
P.- ¿Hubo una oportunidad real de resolver el conflicto?
R.- Cuando era primer ministro, Olmert negoció seriamente con Abás. Por desgracia, no llegaron a ninguna conclusión. Puede que fuera imposible. No lo sé. Pero quizá tampoco lo intentamos lo suficiente.
P.- ¿Se aprendió alguna lección de aquellos fracasos? Sobre el terreno no lo parece...
R.- Los líderes no van a cambiar de página. Mientras Netanyahu siga en el poder, no va a pasar nada. Lo mismo podría decirse de Abás y la Autoridad Palestina. No será lo mismo después de Netanyahu porque no habrá solo un interés personal. Probablemente veremos algunas diferencias.
P.- ¿Es la solución de los dos estados la vía?
R.- Nunca he utilizado el término solución de dos Estados. Hablo del concepto de la idea de dos estados, la idea de dividir la tierra en dos estados. ¿Por qué? No estoy en desacuerdo con el contenido de que queremos dos Estados basados en las fronteras de 1967. Pero el término es problemático por dos razones: uno, está vinculado en el cerebro del público con el llamado proceso de paz fallido, con negociaciones seguidas de negociaciones, seguidas de negociaciones que no conducen a nada. La segunda razón es el deterioro o la erosión de las posiciones occidentales que se ha producido. Hasta que llegamos al punto de que, por ejemplo, la UE utiliza el término de forma diferente: hablan de la solución negociada de dos Estados. La solución negociada de dos Estados significa dar a la parte más fuerte, Israel, el poder de veto sobre el asunto. Debe ser un proceso paritario. Estamos luchando por nuestro derecho a la autodeterminación y a la independencia nacional en el actual Estado de Palestina.
P.- Cuando el plan propone incluso porcentajes de la cesión mutua de territorio subyace la idea de los dos Estados...
R.- No necesariamente, porque incluso con el actual estado de Palestina, podemos tener intercambio. Para resolver la mayor parte del problema de los asentamientos y los colonos.
P.- Así que podría ser un estado binacional....
R.- No existe. No hay nada llamado solución de un solo Estado. Es una bestia no existe por la contradicción del término entre un estado y una solución. Solución significa compromiso, significa aceptar al otro, mientras que un Estado significa la victoria de una parte sobre la otra. Si la parte palestina logra la victoria total, habrá una Palestina democrática. Desmantelarán las instituciones israelíes y tendremos algo diferente. Si gana el bando israelí, habrá el Gran Israel...
P.- Es sobrino de Yaser Arafat. Me pregunto si se imagina lo que podría decir él hoy si estuviera vivo...
R.- Fue un líder diferente. En el pasado puede que tuviéramos algunas diferencias, pero en retrospectiva, creo que fue un gran líder. Puedo decirte una cosa: si él viviera, no habríamos estado en esta situación para empezar, especialmente a nivel interno, porque lo habría rechazado. Habría luchado. Se habría esforzado. Se habría ido a Gaza, por ejemplo.
P.- ¿En qué punto se posiciona hoy entre el pesimismo y el optimismo?
R.- Siempre soy optimista. Siempre soy optimista, y esto forma parte del éxito de cualquier político. Hay que mantener el optimismo, pero también hay que entender los hechos sobre el terreno y cómo se superan las dificultades.
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