Desde que Israel invadió el Líbano el 1 de octubre, sus fuerzas han disparado repetidamente contra las posiciones de la UNIFIL, así como contra los médicos y los equipos de emergencia. La ONU ha denunciado que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dispararon contra la misión de paz de las Naciones Unidas en Líbano (UNIFIL). La comunidad internacional ha condenado los ataques, que han sido calificados por la propia UNIFIL como “escandalosos”.

El jefe de las fuerzas de paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix, dijo el lunes que cinco Cascos Azules habían resultado heridos en los últimos días y que la ONU había protestado por ello ante Israel. El Estado hebreo ha exigido que las fuerzas de paz evacuen la zona, lo que en realidad neutralizaría a la fuerza, y afirma que la UNIFIL no ha logrado mantener a Hizbulá fuera del sur del Líbano.

La creación de la UNIFIL

La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL, por sus siglas en inglés) fue creada por el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas. Surgió en un contexto en el que Oriente Medio estaba sumido en unas divisiones étnicas y religiosas que estallaron con la invasión israelí de la frontera sur del Líbano en 1978. Fue entonces cuando se estableció la UNIFIL mediante las resoluciones 425 y 426 para confirmar la retirada de las fuerzas israelíes del país, restablecer la paz y la seguridad internacionales y ayudar al gobierno libanés a recuperar su autoridad efectiva en la zona.

Desde su establecimiento, es el máximo órgano de toma de decisiones de la ONU. El Consejo de Seguridad ha renovado y ampliado su mandato en repetidas ocasiones. 

La UNIFIL volvió a ser necesaria en 1982, cuando Israel lanzó la operación Paz en Galilea para expulsar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) del Líbano, ya que ésta funcionaba desde allí. Las fuerzas israelíes llegaron a aislar Beirut y consiguieron su objetivo, pero mantuvieron la operación hasta 1985. A su vez, el vacío de poder que dejó la salida de la OLP facilitó el auge de Hizbulá. Esta organización islamista chií se convirtió en la principal fuerza de resistencia contra la invasión de Israel. Finalmente, las fuerzas israelíes ocuparon el sur del Líbano hasta 2000, cuando Hizbulá consiguió expulsarlas del país.

La Línea Azul

A raíz de esta retirada de las tropas israelíes del Líbano, la ONU creó la Línea Azul. Se trata de una frontera de facto entre el Líbano e Israel, de 120 kilómetros de longitud establecida para garantizar la retirada completa de las fuerzas israelíes. Esta Línea Azul se basó en la geografía de la región y en las fronteras reconocidas por las Naciones Unidas, en particular las fronteras entre el Líbano y Palestina durante los mandatos francobritánicos, antes de la fundación del Estado de Israel en 1948. 

El establecimiento de la demarcación duró varios meses y su vigilancia quedó a cargo de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano. Además, dejó en el lado israelí tanto los Altos del Golán sirios, que Israel ocupa desde 1967, como las Granjas de Sheeba libanesas, territorios considerados por la ONU como ocupaciones israelíes. Sin embargo, la Línea Azul no es una frontera oficial y permanente, sino que se suceden las incursiones de ambos países, siendo las de Israel aéreas y las de Hizbulá de lanzamiento de misiles.

El objetivo de la UNIFIL

Las labores encargadas a la UNIFIL han tenido obstáculos desde el principio, sobre todo en la guerra de 2006 entre Israel y Hizbulá, cuando la milicia libanesa asesinó y secuestró a varios soldados israelíes e Israel respondió bombardeando el sur del país y Beirut, y con una nueva invasión. A raíz de este conflicto, la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano quedó encargada de supervisar el cese de las hostilidades, acompañar a las fuerzas libanesas en el sur y ampliar la ayuda para el acceso humanitario a la población civil y el retorno de las personas desplazadas. 

Si bien la UNIFIL tiene como misión el mantenimiento de la paz, las tropas pueden usar la fuerza en determinadas circunstancias, incluida la legítima defensa, para proteger a los civiles ante la amenaza inminente de violencia y salvaguardar las instalaciones y el equipo del personal de las Naciones Unidas.

Actualmente, la UNIFIL está compuesta por 10.000 efectivos llamados “Cascos Azules”, formada por 50 países y cuenta con el apoyo de unos 800 civiles. Indonesia es el mayor contribuyente, con más de 1.200 efectivos uniformados, seguida de Italia (1.068), India (903), Nepal (876), Ghana (873) y Malasia (833). España es el siguiente en la lista, con un total de 676 efectivos y con el general español Aroldo Lázaro Sáenz como jefe de comisión y comandante. Asumió el cargo en febrero de 2022 y hasta febrero de 2025.

La implicación de España

Las Fuerzas Armadas españolas han estado desplegadas en el Líbano desde 2006, operando en la base Miguel de Cervantes, ubicada cerca de la localidad de Marjayún, del sector Este de la UNIFIL. 

El contingente español que forma parte de la  Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano ha llegado a contar con hasta 1.100 militares en su momento de mayor presencia, aunque desde 2012 se mantiene con un despliegue de entre 600 y 700 efectivos, con 676 en la actualidad. El trabajo que realizan es extenso y variado: patrullan a pie y en vehículos a lo largo de la Línea Azul, establecen observatorios y participan en operaciones conjuntas con las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF) para garantizar la seguridad y el cumplimiento de la Resolución 1701 de Naciones Unidas.

Ante la escalada en las hostilidades entre Israel y Hizbulá en el Líbano, 16 ministros de Defensa de la Unión Europa han mantenido este miércoles una videoconferencia para evaluar la situación, especialmente la de la UNIFIL. Margarita Robles ha remarcado a la salida de la reunión a puerta cerrada que “es esencial que UNIFIL continúe”. Además, la ministra de Defensa española ha querido lanzar un mensaje al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que hace días pidió la retirada de la misión: “Tiene que quedar muy claro que solo y exclusivamente el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas puede tomar decisiones en relación con esta misión”.

Robles ha aprovechado la ocasión una vez más para mostrar su “orgullo” hacia el contingente español desplegado en el sureste del país árabe y ha valorado que la misión es “esencial para la desescalada del conflicto y la ayuda a la población civil”.

La presencia del contingente español en el Líbano está muy bien valorada por la población civil, especialmente aquellos que viven en las inmediaciones de la base Miguel de Cervantes, según fuentes militares. La permanencia de la misión, por tanto, resulta importante para mantener una “presencia” y cierta “reputación” de Naciones Unidas en medio del conflicto. En el contexto actual de máxima tensión y en el que las bases de la ONU son blanco de ataques, los militares pasan buena parte del tiempo en el interior de los búnkeres.