“¿Qué más podrían hacer [los israelíes] de lo que han hecho ya? Quienes afirman que el pueblo palestino está agotado son un minúsculo puñado de oportunistas. El pueblo está dispuesto a sacrificarlo todo por su orgullo, dignidad y santidad”, sostiene el protagonista de La espina y el clavel, la novela que Yehia Sinwar escribió hace más de dos décadas en una cárcel israelí y que sus adláteres fueron extrayendo clandestinamente por capítulos de prisión. Su asesinato el miércoles por una patrulla de soldados israelíes mientras se movía entre edificios carcomidos por doce meses de guerra ha sacudido los cimientos de Hamás, huérfana de un plumazo del que sus enemigos tildan de “despiadado y cruel” líder y sus acólitos de “hábil y heroico” comandante en jefe.
La liquidación de Sinwar, el “enemigo número uno” de Israel desde los ataques del 7 de octubre de 2023, es el último de una sucesión de golpes que ha enterrado a parte de la cúpula del movimiento que ha gobernado durante 17 años la Franja de Gaza. En enero fue Saleh al Arouri en Beirut y a finales de julio su hasta entonces líder político Ismail Haniyeh en Teherán, a quien sucedió Sinwar. “Su asesinato es un acontecimiento extremadamente simbólico para Israel. Ha sido la encarnación del mal para la mayoría de los israelíes. Ciertamente ayuda a Netanyahu ahora a construir su narrativa de victoria”, señala a El Independiente Andreas Krieg, profesor titular de la Escuela de Estudios de Seguridad del King's College de Londres.
Resiliencia a prueba de historia
Un triunfo táctico jalonado de una sucesión de golpes contra el establishment de Hizbulá, otro de los apoderados de Irán en la región, que -matiza Krieg- “no necesariamente rompe la resistencia”. En plena reconfiguración, desde Hamás abonan este relato. “Parece que Israel considera que matar a nuestros dirigentes significa el fin de nuestro movimiento y de la lucha del pueblo palestino. Pueden creer lo que quieran. No es la primera vez que lo dicen. Repitieron esas mismas declaraciones cuando mataron al jeque Yasin, al doctor Rantisi y al comandante Shehadeh (el primer jefe de las Brigadas Al Qassam), pero Hamás cada vez se hizo más fuerte y más popular”, replica a este diario Basem Naim, jefe de relaciones internacionales del movimiento islamista palestino.
Mataron a otros de nuestros líderes en el pasado y Hamás se hizo cada vez más fuerte y popular
¿Es el golpe definitivo? “La historia nos confirma que la eliminación de los dirigentes de Hamás no significa el fin de la organización. Israel ha matado a dirigentes de Hamás como Ahmed Yasin, Abdel Aziz al Rantisi, Ahmed Jabari e Ismail Haniyeh, y el grupo sobrevivió”, asevera en declaraciones a este diario Joe Truzman, investigador del think tank estadounidense Foundation for Defense of Democracies. “Además, se puede argumentar que Hamás se hizo más fuerte tras el asesinato de sus líderes. Un ejemplo perfecto es el ascenso de Yehia Sinwar. Creo que éste es un argumento que escucharemos de los líderes de Hamás y de sus partidarios cuando esbocen el futuro de Hamás”, agrega.
La organización fundada a finales de la década de 1980 en abierta hostilidad contra Fatah, la hasta entonces hegemónica organización palestina, pierde a su principal activo, a quien ha moldeado la estructura interna del grupo desde su liberación en 2011 fruto del canje del soldado isralí Gilad Shalit por 1.027 prisioneros palestinos. “Aunque supone otro duro golpe para Hamás en pocos meses, resulta muy poco probable que afecte a su estrategia a largo plazo. Israel ya ha conseguido muchas veces decapitar al movimiento”, señala a este diario Azzam Tamimi, periodista palestino-británico y autor de Hamás: los capítulos no escritos.
“Sin embargo, Israel no ha conseguido debilitar su voluntad y mucho menos aplastarlo. La lista de altos dirigentes eliminados desde la aparición de Hamás en la escena palestina a finales de la década de 1980 es bastante larga. En ella figuran altos dirigentes, entre ellos el fundador del movimiento, el jeque Ahmad Yasin, el 21 de marzo de 2004, y su sucesor, Abdelaziz al Rantisi, el 17 de abril de 2004. El máximo dirigente del ala militar de Hamás, las Brigadas Izzeddin al Qassam, Ahmad al Jaabari, fue asesinado el 14 de noviembre de 2012. Más recientemente, los israelíes asesinaron al líder adjunto de Hamás, Salih al Arouri, el 2 de enero de 2024, y al máximo dirigente político del movimiento, Ismail Haniyah, el 31 de julio de 2024”, enumera Tamimi, experto en el grupo que ha regido los designios de la Franja de Gaza desde su victoria electoral en 2006.
La guerra continúa en Gaza
Un año después del inicio de la operación militar israelí en la Franja, Hamás mantiene cierto poder. Fuentes israelíes consultadas por este diario reconocen que el brazo armado del grupo mantiene activos hasta 20.000 hombres en un territorio reducido a escombros y sometido a intensos bombardeos, con más de 2 millones de desplazados internos y más de 42.500 muertos. “La muerte de Yehia Sinwar no significa el fin de Hamás. El grupo mantiene su base en Gaza y sigue contando con el apoyo de la población local”, admite Truzman. “Además, sus líderes están dispersos por distintos países y seguirán dirigiendo el grupo. Puede que Israel consiga desmantelar la infraestructura militar de Hamás en Gaza, pero el grupo sobrevivirá. Su futuro en Gaza sigue siendo una incógnita”, agrega. Varias fuentes israelíes coinciden en que el movimiento está lejos de ser derrotado. Vaticina que las tropas israelíes necesitarán “al menos otro año” para “limpiar de elementos de Hamás la Franja”.
Varias fuentes israelíes consultadas por este diario coinciden en que el movimiento está lejos de ser derrotado
El escenario más probable es que Hamás se adapte a la coyuntura y empuje a las tropas israelíes hacia una guerra de guerrillas costosa y larga. “A pesar de la pérdida, el martirio siempre ha sido una poderosa herramienta de reclutamiento. En la cultura palestina, como en la islámica, el martirio no es una pérdida sino una ganancia. Sinwar, como todos sus predecesores asesinados por Israel, será celebrado por mucha gente como un gran mártir que pereció luchando contra los invasores”, reseña Tamimi a propósito de un relato que durante décadas ha servido de granero y aldabonazo a nuevas generaciones de combatientes y dirigentes.
“La resistencia es, en gran medida, una actividad en red. Así que lo que probablemente veremos es que las distintas células de Gaza seguirán resistiendo”, aventura Krieg. Hamás podría optar por un liderazgo temporal, probablemente en la figura de Jaled Meshaal, que -desde su exilio en Qatar- tendrá que lidiar con una nueva ronda de negociaciones para firmar un alto el fuego a cambio de la liberación de los 101 rehenes israelíes en Gaza.
“Es probable que exista cierto vacío de liderazgo. Eso hará que la negociación sea extremadamente difícil, y también hará que sea muy difícil avanzar en términos de lograr los objetivos de la guerra, que era recuperar a los rehenes. Lo más probable es que veamos más resistencia y un conflicto prolongado en Gaza. Netanyahu dirá que al menos ha diezmado a Hamás para centrarse en sus dos prioridades ahora: la defensa en la frontera norte o la movilización de fuerzas y capacidad en el sur del Líbano y, obviamente, la preparación para un ataque contra Irán. Es un pequeño triunfo táctico para Netanyahu también en términos de su supervivencia política, porque puede reconstruir la imagen de ser el tipo que hace las cosas”, añade el analista británico.
El sucesor
A juicio de Truzman, “Hamás cometió un error estratégico al elegir a Yehia Sinwar para dirigir el grupo”. “Comprendieron que probablemente tenía los días contados, ya que se encontraba en Gaza y el ejército israelí le estaba persiguiendo activamente. Sin embargo, esta vez, creo que los dirigentes de Hamás en el exterior y sus socios elegirán a un líder que viva fuera de Gaza. Tras perder a Haniyeh y Sinwar con pocos meses de diferencia, los dirigentes de Hamás necesitan estabilizar la organización. Necesitarán un líder que pueda desempeñar sus funciones con eficacia sin la presión de estar sometido a constantes bombardeos del ejército israelí. Hay dirigentes de Hamás en el extranjero, como Jaled Meshaal, Jalil al Hayya y Mahmud al Zahar, que son posibles sustitutos. Sin embargo, será difícil para cualquier candidato probable alcanzar el éxito que Sinwar logró dentro de Hamás”, desliza el experto. Entre ellos, existen diferencias reseñables: Al Hayya es más cercano a Teherán que Meshaal, quien llegó a apoyar el levantamiento suní contra el presidente sirio Bashar Asad, pieza clave del Eje de la Resistencia iraní, en 2011.
El elegido para heredar los restos de Hamás tras el asesinato de Sinwar deberá tratar de mantener cierta comunicación con la Franja, con la figura del hermano de Sinwar como probable comandante en jefe, y hacerla compatible con los posicionamientos de sus dirigentes en el extranjero. “Está claro que no han sido eliminados ni política ni militarmente. Siguen siendo el grupo político preeminente en Gaza y muchos actores mundiales los consideran claramente un actor importante en cualquier proceso de negociación. En cuanto a su resistencia armada, siguen lanzando cohetes contra Israel y luchando contra las fuerzas israelíes en Gaza. Han sido mermados y debilitados militarmente, pero no eliminados”, resume Muhannad Ayyash, profesor de Sociología de la universidad canadiense de Mount Royal.
Para Naim, uno de los dirigentes de Hamás en la diáspora, la historia vuelve a repetirse cíclicamente, como una espiral sin fin: “Todos los líderes que perdimos se convirtieron en un icono para que las generaciones futuras continuaran el camino hacia una Palestina libre. Hamás es un movimiento de liberación dirigido por personas que buscan la libertad y la dignidad, y esto no puede eliminarse. Creemos que nuestro destino es una entre dos cosas buenas, la victoria o el martirio”.
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