Yehia Sinwar asoma por la ventanilla de un autobús. Está pletórico. Su sonrisa y dos dedos de su mano derecha dibujando un signo de la victoria lo certifican. Es 18 de octubre de 2011. Sinwar, con cuatro cadenas perpetuas en Israel, está a punto de recobrar la libertad tras pasar 22 años entre rejas. Es el preso más destacado entre los 1027 que son liberados en el canje con el soldado israelí Gilad Shalit. Apostado frente ese autobús preparado para enviarle de vuelta a la Franja de Gaza está Shalom Ben Hanan, uno de los agentes de la Shin Bet, la agencia de seguridad israelí, que ha pergeñado el histórico y azaroso intercambio.
Desde entonces a Ben Hanan le ha perseguido aquella imagen de un Sinwar triunfante y las que le sucedieron en Gaza, donde el gerifalte de Hamás fue recibido con honores de héroe y ascendido seis años después a máximo líder del movimiento islamista en la Franja. “Sinwar y todos los terroristas iban en el autobús con banderas de Hamás y esbozando el signo de la victoria, sin miedo a provocarnos”, rememora el hoy ex jefe de División del Shin Bet en conversación con El Independiente. “No teníamos otra opción que verlo y entender que era parte del trato. Sabíamos que volverían a las calles de Gaza como héroes y vencedores de la lucha militar. Tuvieron éxito. Por un soldado nuestro ellos consiguieron liberar a más de un millar de personas, muchas de ellas encarceladas de por vida, con mucha sangre de ciudadanos judíos e israelíes en sus manos”, agrega.
Amagó con desbaratar el canje hasta el último minuto
El ex espía israelí, con 27 años de servicio, no ha olvidado aquellas conversaciones agónicas que se prolongaron durante cinco años y en las que Sinwar actuó como mediador desde la celda en la que se hallaba desde 1989. Durante su cautiverio siguió dirigiendo Al Majd, la agencia de inteligencia de Hamás que había creado para perseguir a espías palestinos a sueldo de Israel. “Era uno de los enemigos más duros, quizás el más duro. Muy brutal, frío, carismático y con mucha capacidad de mando y liderazgo, y muy radical; también muy radical y convencido de la ideología de Hamás”, narra Ben Hanan. “Su liberación en 2011 ayudó a Hamás a reclutar nuevos operativos, terroristas y a imponer su visión en la sociedad palestina. Nos resultó muy difícil verles salir victoriosos de la cárcel después de muchos años en los que mis compañeros y yo mismo les perseguimos y nos esforzamos por meterlos en la cárcel”.
13 octubres después, el día 16 de este mes, Sinwar fue liquidado por una unidad de soldados israelíes que patrullaba entre edificios en el sur de Rafah. Los uniformados detectaron la presencia de tres hombres que se movían entre inmuebles carcomidos por doce meses de operación militar y abrieron fuego. El líder de Hamás -considerado el cerebro de los ataques del 7 de octubre de 2023, la jornada más sangrienta de la historia de Israel- se refugió en la segunda planta de una de las viviendas. Sus últimos segundos con vida, grabados por un dron israelí, captan la actitud desafiante con la que sus enemigos describen su carácter: herido y sepultado por el polvo, Sinwar arroja un bastón de metal al dron.
Sinwar era uno de los enemigos más duros, quizás el más duro. Muy brutal, frío, carismático y con mucha capacidad de mando y liderazgo
Un temple que Ben Hanan también evoca en las negociaciones para liberar a Shalit. “Fue un proceso muy duro de cinco años. Sinwar quería, por supuesto, liberar a todos los prisioneros de las cárceles israelíes. En el último minuto se negó a cerrar el acuerdo porque Israel rechazó incluir a uno de sus mejores amigos, Hasan Salameh, un comandante de Hamás responsable del asesinato de decenas de ciudadanos israelíes. El acuerdo estuvo a punto de saltar por los aires por ese nombre. Sus camaradas de Hamás le convencieron de que debía aprovechar la oportunidad para liberar a más de un millar de terroristas. Le juraron que no sería el último acuerdo. Él mismo juró a Salameh que sería el responsable de su liberación”.
No fue la única condición que hizo peligrar el canje hasta el último instante. Sinwar rehusó firmar un documento redactado por las autoridades israelíes. “Estaba presente con él en la habitación. El gobierno israelí quería que todos los terroristas firmaran el documento de que no volverían a realizar actos terroristas. Aunque todo el mundo sabía que aquello no serviría para persuadirlos, tenían alguna importancia legal. Sinwar se negó a firmar el documento. Incluso cuando le amenazamos erróneamente con que haría fracasar el acuerdo, él dijo: 'Adelante, estoy dispuesto a romperlo y a hacerlo explotar pero no firmaré este documento'. Al final, fueron liberados sin firmar la carta. Fue él quien exigió al resto de compañeros de Hamás que no lo rubricaran”, admite el ex agente, hoy analista de lucha antiterrorista del Instituto Internacional de Lucha contra el Terrorismo de la universidad Reichman.
Cuando le amenazamos erróneamente con que haría fracasar el acuerdo, Sinwar dijo: 'Adelante, estoy dispuesto a romperlo pero no firmaré'
- 13 años después, ¿su ocaso es para tí una suerte de vendetta?
- Creo que los profesionales no debemos hablar en términos de venganza pero no voy a mentir y ocultar que estoy satisfecho. Está bien que esta persona haya sido removida de la faz de la tierra. Tal vez eso nos ayude ahora a terminar esta guerra y a llegar a un acuerdo con los rehenes. Incluso después de su muerte, estamos hablando de un acuerdo con un precio muy alto, pero hoy existen más posibilidades de alcanzarlo. Para mí, la importancia de su asesinato es su eliminación. Él era el principal obstáculo en esta triste y desafortunada guerra.
Los últimos días de Sinwar
Dos octubres, el de 2011 y 2024, que marcan la biografía de Sinwar, nacido un 29 de octubre de 1962 en el campo de refugiados de Jan Yunis. De su liberación y su retorno a Gaza, agasajado por sus adláteres, a su óbito, tras un año escapando de las tropas israelíes y de su cacería por los servicios de inteligencia israelíes. En el momento de su liquidación, Sinwar se movía por la superficie de Gaza escoltado por dos acólitos. Llevaba un fusil AK-47 y un par de pertenencias, entre ellas, un rosaria, un cortauñas y una pastilla de jabón. Durante meses, funcionarios israelíes le imaginaron agazapado en la red de túneles de Hamás y rodeado de rehenes a modo de escudos humanos.
“No me sorprende en absoluto las circunstancias en la que murió. Siempre dije que actuaría como un fugitivo, especialmente en los últimos 5 o 6 meses, en los que ha estado desconectado incluso de su organización”, apunta Ben Hanan. “En mi experiencia personal, los fugitivos se mueven siempre con una o dos personas más. Sin dispositivos digitales, escondidos entre la gente y cambiando siempre de lugar. Siempre me opuse a ese relato de que estaría constantemente bajo tierra y rodeado de rehenes. Debía moverse ligero y rápido y tomar decisiones en cuestión de minutos. Si lo hubiera hecho con 5 o 10 rehenes todo el tiempo, hubiera sido difícil. Es cierto que parte del tiempo estuvo con rehenes. Los rehenes también lo conocieron por lo que han contado la gente que regresó. Así que no me sorprende. Alguien así no confiaría en más de una o dos personas muy cercanas a él”.
Esa desconexión -que incluía los rostros de us círculo más próximo, como su hermano Mohamed- se produjo en un momento en el que Sinwar fue designado líder absoluto del grupo, tras el asesinato de Ismail Haniyeh en Teherán a finales del pasado julio. Su ascenso al liderazgo es cuestionado por el ex agente israelí. “Aquella declaración anunciando su elección fue falsa. Era para demostrar a todo el mundo que todo Hamás está detrás de él. Era para despejar cualquier duda sobre su liderazgo en tiempos de guerra. Pero lo cierto era que ni siquiera a los dirigentes de Hamás en Qatar les gustaba porque los apartó de los puestos de poder y se convirtió en el dirigente más influyente de Hamás”, comenta. “Sinwar eliminó a todos los veteranos que podían hacerle sombra como Jaled Meshaal. Para exhibir unidad, le declararon temporalmente jefe del buró político, un cargo que debe ser fruto de unas elecciones internas que no se celebraron. En su situación no podía realmente dirigir y gestionar la organización. Fue sólo por necesidades políticas e incluso necesidades de propaganda. En el último mes se dedicó a huir en condiciones muy difíciles. Y aunque tardamos un año en llegar hasta él, no vivió muy bien durante ese año”.
No me sorprende cómo murió. Lo hizo como un fugitivo, especialmente en los últimos 5 o 6 meses, en los que ha estado desconectado incluso de su organización
A pesar de los esfuerzos que Israel dedicó a su caza, su hallazgo fue fortuito. De hecho, la unidad de soldados que le tiroteó mortalmente ni siquiera podía imaginarse entonces su identidad. Fue el jueves, un día después, cuando en una inspección del lugar y los tres cuerpos su enorme parecido activó la identificación a partir de ADN y el cruce de sus registros dentales. “Hasta ahora el 99% de las muertes de dirigentes de Hamás habían sido en asesinatos selectivos, en operaciones muy precisas. En este caso, fue por azar, pero los soldados no estaban allí por casualidad. De hecho, el ejército concluyó su trabajo en este territorio hace mucho tiempo”, advierte Ben Hanan.
“La cosa es que teníamos información de inteligencia procedente de varias fuentes apuntando a que existía la posibilidad que Siwar estuviera en esta zona. Parte de esa información fue publicada y otra parte sigue siendo secreta”, detalla. El ADN de Sinwar fue hallado en un punto de un túnel situado a unos cientos de metros de donde se localizaron los cadáveres de seis rehenes israelíes hace seis semanas. “Se encontró en otro túnel cercano. Para nosotros, era un indicativo de que podía estar rondando por allí. La decisión fue destinar esfuerzos a este territorio, sitiarlo, y luego ir a una búsqueda de casa en casa, de túnel en túnel, creando más inteligencia sobre lugares sospechosos y tratando de encontrarlo”, desliza.
Ben Hanan reconoce públicamente que existe poca distancia entre el túnel donde aparecieron pistas sobre la presencia del cabecilla de Hamás y su guarida final. “Ambos puntos no están muy lejos. Debía estar por esa localización desde hacía una semana. Hay que tener en cuenta que es un entorno urbano, muy concurrido, con un sinfín de edificios. Es una actividad muy lenta y muy pesada. Lleva su tiempo”, arguye. En estrechar su cerco, confiesa, han participado informantes gazatíes. “Lo demás lo dejo a su imaginación”, dice sonriente.
Un puñado de soldados, apoyados por tanques, hallaron y liquidaron a Sinwar. El fuego cruzado fue breve, confirma Ben Hanan. “Duró unos minutos. Les dispararon, ellos intentaron responder, escaparon y acabaron con ellos. Los eliminaron en las casas con los disparos de los tanques”, precisa. En las imágenes que han circulado desde el jueves, el cadáver de Sinwar -entre los escombros del edificio donde trató de camuflarse- presenta heridas de consideración en la cabeza y las piernas.
"Hamás no está derrotada"
- ¿Cuál es hoy la presencia de Hamás en Gaza?
- Desgraciadamente siguen teniendo medios suficientes para sobrevivir y luchar, aunque sea una guerra de guerrillas. Mantienen entre 10.000 y 20.000 terroristas armados. Aún tienen rehenes y aún pueden lanzar cohetes. Aunque sólo sean unos pocos cohetes cada vez, todavía tienen esas capacidades. A pesar del asesinato de Sinwar, la organización aún no está derrotada.
- ¿Es posible derrotar a Hamás?
- ¿Es posible derrotar a un ejército en una guerra? ¿Fue posible derrotar a Al Qaeda? ¿al ISIS? Fueron derrotados. Por supuesto, no desaparecieron. Es muy difícil eliminar una idea. Pero se puede derrotar a la organización y a las personas que están detrás de la idea. Alemania fue derrotada en la Segunda Guerra Mundial. Muchos países fueron derrotados en guerras e incluso conquistados y hasta cambiaron todo su rumbo. Es lo que puede hacer Hamás después de la derrota.
- La historia, como dice, demuestra que se persiguió a Hamás antes y la organización fue capaz de recuperarse...
- Si llevamos a Hamás a la situación de Al Qaeda, para mí sería suficiente. El problema es la amenaza sobre el estado de Israel. Cuando los estadounidenses eliminaron la amenaza de Al Qaeda, no desaparecieron como idea, y la organización sigue operando incluso en un marco muy pequeño y con actividades muy pobres, pero sigue viva. Nunca se puede eliminar del todo.
El ex agente vaticina que la operación militar israelí en Gaza, que ha segado más de 42.500 vidas y reducido a escombros la Franja, podría prolongarse otro año. “Es una cuestión de decisión. En mi opinión, si quieres eliminarlo todo, si quieres derrotar a la organización, si quieres que se rinda, se necesita no menos de un año más”. Camino de los 13 meses de contienda, el ejército israelí ni siquiera ha desmantelado íntegramente la telaraña de túneles construida en el subsuelo de Gaza.
“Nada está totalmente destruido. Digámoslo así. Nada está terminado. Pero vamos día a día. Y cada día tenemos logros, y cada día cumplimos algunos de los objetivos de la guerra. Y al final de ella, todos esperamos que sea una derrota completa o una victoria completa”, apunta Ben Hanan.
Atacarlos allí donde se encuentren
- Quedan 101 rehenes israelíes en Gaza. ¿Dónde están?
- Es la pregunta del millón. He dicho que Sinwar estuvo parte del tiempo con rehenes. No todos los rehenes están en manos Hamas. Hay rehenes que están en manos privadas, y hay rehenes en manos de la Yihad Palestina. E incluso los que están bajo el control de Hamás están divididos para que nos resulte difícil encontrarlos. De vez en cuando, recibimos información sobre ellos e incluso realizamos algunas operaciones de rescate. Pero creo que si queremos liberar a todos los rehenes, tendremos que llegar a un acuerdo.
Fuentes estadounidenses consideran que la mitad del centenar podría haber muerto en un territorio sometido a bombardeos diarios. “Tal vez. Parte de ellos fueron llevados muertos el 7 de octubre y parte de ellos fueron ejecutados en cautiverio”. Ben Hanan defiende la necesidad del acuerdo en lugar de arriesgadas operaciones militares tras un año en el que no todos los rescates han resultado en final feliz. “Pusimos 9 o 10 ofertas para un acuerdo en el último año. Queremos un acuerdo. La presión militar es para llegar a un acuerdo. Es un medio, una herramienta para llegar a un acuerdo. No es para conquistar la Franja de Gaza y ocuparla”, alega.
Quizás deberíamos hacer con el cuerpo de Sinwar lo que los estadounidenses hicieron con el de Osama bin Laden
Un acuerdo que, según han denunciado las familias de los rehenes, no ha sido la prioridad del Gobierno de Benjamin Netanyahu. En julio una operación del Mossad liquidó a Haniyeh, el líder de la oficina de Hamás en Qatar y su principal negociador en las negociaciones indirectas dirigidas por Doha y El Cairo. “Hamás ha declarado como líder temporal a Jaled Meshaal. No es menos brutal y cruel que Sinwar, pero quizás sea más fácil estando en el extranjero. Porque esperar cada vez a la respuesta de Sinwar que estaba desconectado y de otros miembros del personal era muy problemático para dirigir las negociaciones. Habrá que esperar y ver”.
El exespía, sin embargo, no es partidario de detener la persecución de la élite de la organización islamista. “Es una cuestión que compete a quienes toman las decisiones. En mi opinión, no debe haber líneas rojas. Creo que todos los dirigentes de Hamás que participaron en el 7 de octubre deberían vigilar su hombro de vez en cuando. Es posible atacar en todas partes, en Gaza, Turquía o Qatar. Todo es posible, midiendo las implicaciones de hacerlo. A veces no tienes elección. Creo que los líderes de Hamás deben pensar en sí mismos, que están viviendo bajo un gran peligro desde el momento en que decidieron participar en la masacre del 7 de Octubre. Espero que no haya perdón ni misericordia para ellos”.
- ¿Les desea el mismo destino que a Sinwar?
- Sí, pero no es mi decisión la que importa. A veces los que toman las decisiones pueden tomar otros caminos como hicieron con Sinwar en el pasado. Espero que no sea el caso esta vez.
Sobre las incógnitas que aún sobrevuelan el ocaso de Sinwar, figura el paradero final de su cuerpo, trasladado a Israel. “No lo sé, pero para mí no tiene ya sentido. No creo que sea una carta en la negociación. Quizás deberíamos hacer con él lo que los estadounidenses hicieron con el de Osama bin Laden [arrojarlo al mar]. Así no tendremos una tumba que se convierta en un símbolo”. El hombre que aún guarda el fotograma de Sinwar victorioso dice respirar aliviado. Ha cerrado 13 años de espera. “Fue visto como un héroe en el pasado. Será despedido también como tal por su gente. Por lo que a mí respecto, prefiero un héroe muerto que uno vivo”.
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