Es la primera mujer que se sienta en el Consejo de Ministros de Italia. Cuando hace dos años Giorgia Meloni (Roma, 1977) estampó su firma ante el presidente de la República, Sergio Mattarella, en el documento que acreditaba su cargo de jefa del gobierno, muchos temían que Italia se inclinara hacia las tendencias iliberales de países como Hungría bajo la batuta de Viktor Orbán.

Posfascista en su juventud, Meloni estaba considerada como una paria populista que suponía una amenaza para los sólidos principios europeístas de Italia. Dos años después, Giorgia Meloni se ha convertido en una superstar de la derecha europea, una líder a quien la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, mira con respeto. Para la izquierda europea es, sin embargo, la artífice de la política de externalización de migrantes a países terceros que otros quieren emular, y el azote de ecologistas y el colectivo LGTBQ. Lo que nadie duda es lo que ha dicho al celebrar su segundo aniversario en el gobierno: "No escatimo esfuerzos". Su popularidad resiste: cuenta con un 44% de apoyo, según un sondeo de Ipsos para el Corriere della Sera.

"El balance de dos años del gobierno es exquisitamente político. Y por eso, para la derecha todo marcha estupendamente y la acción del gobierno es muy positiva; para la izquierda lo ha hecho todo mal. Lo que es seguro es que, a pasar de los juicios políticos, el nivel de agradecimiento del pueblo italiano hacia la presidenta Meloni (más todavía de su gobierno) permanece muy elevado", señala Marco Damiani, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Perugia. 

Pragmatismo a la italiana

La clave de su éxito internacional, sobre todo entre los dirigentes conservadores occidentales, estriba en su pragmatismo. "Es una líder más lista de lo que les parecía a muchos. Si tiene que poner de lado a la ideología para defender los intereses del país, lo hace. Hoy por hoy es la líder conservadora más importante del mundo occidental", señala Andrea Betti, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontifica Comillas. 

Giorgia Meloni, que en su autobiografía se presenta como Giorgia a secas, logró que su partido, Fratelli d'Italia, pasara de un 4% de apoyos en 2017, a ganar con el 26% de los votos en las elecciones del 25 de septiembre de 2022. Confiesa en Io sono Giorgia qu al ser mujer y de pequeño tamaño, siempre le han infravalorado y eso ha jugado a su favor.

Fratelli d'Italia sobrepasó tanto a Fuerza Italia de un ya desmejorado Silvio Berlusconi, que murió un año después, y a la Liga de Matteo Salvini. Las tres fuerzas conservadoras se aliaron para formar gobierno. Meloni siempre se ha reivindicado como conservadora, en la línea de Margaret Thatcher. Fuerza Italia es un centro liberal y Salvini se ha escorado hacia posiciones cada vez más extremas. Salvini es realmente el ultra del gobierno.

Continuidad en la UE y la OTAN

"En sus dos años de gobierno ha alternado ideología y pragmatismo, no ha sido una líder disruptiva. Ha sido pragmática sin renunciar a su ideología conservadora. En Italia hay continuidad en las relaciones con EEUU y la OTAN. Italia se ha desvinculado del proyecto One Belt One Road de China, al que se sumó cuando el Movimiento Cinco Estrellas gobernaba, y ha sido coherente en su apoyo a Ucrania", apunta Andrea Betti.

Meloni ha sido menos radical debido a que la situación internacional obligaba a un país como Italia a mantenerse fiel a sus alianzas tradicionales"

ANDREA BETTI, UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS

Según Betti, "Meloni ha sido menos radical de lo que muchos esperaban debido a que la situación internacional obligaba a un país como Italia a mantenerse fiel a sus alianzas tradicionales. Para salir de la crisis energética, la guerra, la pandemia, necesita a sus aliados. No tiene fuerza para actuar unilateralmente".

La incógnita es qué hará Meloni si gana Trump en Estados Unidos el 5 de noviembre. Meloni ha mantenido una buena relación con la Administración Biden, pero es claramente favorable a Trump. Recientemente, Elon Musk, gran patrocinador de Trump, le entregó recientemente el premio del Atlantic Council a Meloni. Incluso tuvo que salir a desmentir que hubiera una relación romántica entre los dos, dada la cercanía que se vio en las imágenes.

Para Matteo Re, historiador y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos, "Meloni en Europa se acerca a los populares y se distancia de los más radicales. Ha logrado que Von der Leyen elija a Raffaele Fitto como vicepresidente de Cohesión y Reformas [pendiente de ratificación] y es el único conservador, pues el resto son populares, socialistas o liberales". Re afirma que Fitto procede de la Democracia Cristiana, de las esfera berlusconiana.

El modelo albanés de Meloni

En política migratoria, Meloni ha sido fiel a sus planteamientos ideológicos. Defiende la externalización de los migrantes que lleguen al país y aspiren a solicitar asilo. Ha llegado a un acuerdo con Albania con este fin, pero ha chocado con los tribunales. Para vencer sus objeciones el Consejo de Ministros ha ampliado la lista de países seguros por decreto, así ha incluido Egipto y Bangladesh, de donde procedían los primeros trasladados a Albania.

En Egipto la represión está denunciada por ong internacionales. Italia se estremeció en 2016 con el caso del estudiante Giulio Regeni, torturado y asesinado en sospechosas circunstancias cuando investigaba sobre los sindicatos egipcios.

"Meloni no es la única que defiende las políticas restrictivas en migración. Hemos visto cómo el canciller alemán, Olaf Scholz, ha recuperado los controles fronterizos en el espacio Schengen. En Polonia, Donald Tusk ha pedido que se suspenda el derecho de asilo. Fuera de la UE, el laborista Keir Starmer se ha interesado por la propuesta de Meloni. Es una política compartida por muchos gobiernos occidentales con pocas excepciones como el gobierno español", indica Betti.

En realidad, esta idea de delegar la gestión de los migrantes países terceros ya la aplicó la Unión Europea en 2016, a instancias de la canciller alemana, Angela Merkel, que al final del verano de 2015 sí aceptó la entrada de un millón de refugiados que huían de la guerra de Siria y Afganistán.

Curiosamente Italia, y otros países europeos, defienden esta política restrictiva con la migración cuando las entradas van a la baja, como Frontex ha confirmado en su último informe, y cuando su demografía está en caída libre. "La presión migratoria va a seguir. Tiene una evolución demográfica pésima. Lo que debería hacer Italia es diseñar policial para integrar los migrantes en los sectores de la economía que más lo necesitan", señala Betti. 

Salvini, más a la derecha

Con su política migratoria, ha logrado hacerse con un tema que estaba en la agenda de Matteo Salvini. "El problema interno de estabilidad del gobierno puede venir por parte de Salvini, que se escora cada vez más a la derecha. Meloni en Europa se acerca a los populares y se distancia de los más radicales, mientras que Salvini hace lo contrario", señala Matteo Re. Las recientes elecciones europeas, en las que se impuso claramente el partido de Meloni, avalan la estrategia de la primera ministra italiana.

Ni siquiera Renzi, cuando aprobó la ley de uniones homosexuales, se atrevió a dar el paso de permitir la adopción"

MATTEO RE, UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS

Aún así, Salvini, que va a la baja en los sondeos, se tiraría un disparo en el pie si se le ocurriera dejar caer el gobierno. En política doméstica, también Meloni ha sido fiel a sus principios al prohibir la gestación subrogada en Italia y fuera del país. También ha impedido que los homosexuales adopten. "Pero ni siquiera Matteo Renzi en 2015, cuando era líder de la izquierda y aprobó la ley de uniones homosexuales, se atrevió a dar el paso de permitir la adopción, a lo que se opone la Iglesia y muchos votantes", indica Matteo Re.

Los problemas más acuciantes, que Meloni no ha podido acometer, son la reforma del sistema sanitario y la reforma educativa. El país está endeudado, como otros en Europa como Francia, pero la ocupación ha mejorado, aunque la queja es que el empleo que se crea es de poca duración y de ingresos bajos. "Acabó con la renta de la ciudadanía y muchos ahora tienen empleos por los que reciben ingresos solo un poco mayores", señala Re.

Según Marco Damiani, hay riesgos para el futuro del gobierno. "La ley sobre la autonomía diferenciada (que podría llevar a un norte siempre más rico y un sur del país siempre más pobre), la reforma constitucional hacia un fuerte reforzamiento del jefe del gobierno (elegido directamente por el pueblo), la reforma de la justicia (hacia la supuesta separación de las carrera entre magistrados y jueces) son cuestiones arriesgadas".

Giorgia es Giorgia, no Orbán

¿Ha riesgo de deriva autoritaria en Italia con Meloni? La izquierda denuncia su dominio de los medios y su encontronazo con los magistrados. "En España hace pocos meses el presidente del gobierno dejó de trabajar cinco días por lo que había hecho los jueces con su mujer. Lo que hace Meloni es un choque con los jueces a lo que estamos acostumbrados en Italia. Hay una parte de la magistratura muy de izquierdas. No es tan elevado el enfrentamiento. No se están reduciendo libertades", explica Matteo Re.

Italia es una democracia consolidada con una tradición democrática muy fuerte pero la democracia sustancial podría registrar un parón repentino"

MARCO DAMIANI, UNIVERSIDAD DE PERUGIA

Marco Damiani afirma desde Perugia que no ve un peligro deriva autoritaria en Italia. "Está claro que hay políticas muy conservadoras, sobre todo en tema de inmigración y de derechos individuales, pero Italia es una democracia muy consolidada con una tradición democrática muy fuerte". Sin embargo, añade que "el peligro más concreto es un proceso de vaciamiento democrático, de contenidos democráticos, como escribía Colin Crouch al principio del siglo XXI. La democracia formal puede resistir a las transformaciones económicas y políticas contemporáneas, es la democracia sustancial la que podría registrar una fase de parón repentino".

A juicio de Andrea Betti, "Meloni puede tener tentación de controlar a los jueces pero el sistema político constitucional italiano aguanta mejor que el húngaro. Gracias a la Corte Constitucional, la Presidencia, el sistema político fragmentado, es difícil que haya una mayoría grande. El sistema en Italia aguanta más el desafío populista. El sistema político italiano tiene más contrapoderes".